CAPITULO 11°

Capítulo 11

Para Luciaten, la chica que tendrá que traducir todo este enjambre de palabras unidas, para poder entender algo de lo que escribo, la chica palomitas en portugues.



...Edward la había escuchado casi sin respirar, la comprendía y le agradecía enormemente que hubiera dejado las puertas de su corazón abiertas para él, pero al mismo tiempo esperaba que ella también aceptase su manera de ver las cosas, su manera de sentir. Tenía que buscar la manera de expresarle, que si bien ella necesitaba tiempo, que no dudaría en darle, él también tenía intención de manifestar sus sentimientos, de no ahogarse en lo que llevaba dentro.



Edward: Bella preciosa, yo también necesito expresarme, decirte lo que siento. Es cierto que yo no dudo de mis sentimientos, que no los puedo condenar a palabras porque éstas serían insuficientes Hasta hace muy poco yo no formaba parte de tu vida, pero te he encontrado y no voy a renunciar a ti. Pides tiempo y lo tendrás, el de esta vida y el de otra si fuera necesario; quieres que nos conozcamos y lo haremos; necesitas confiar en mi y haré todo lo que esté en mi mano para no defraudarte. No puedes ponerle rejas al agua, y eso es lo que es para mi tu amor nena, agua que me entra por todas partes, agua que me da la vida. No puedes impedir que yo te quiera. Soy impotente para renunciar a ti. ¿Quieres marcar el ritmo?, hazlo. ¿Quieres poner nuevas reglas? Ponlas. ¿Quieres darme afecto o amarme?, dame lo que quieras, lo que puedas, pero al menos concedeme la oportunidd de demostrarte lo que seríamos juntos.

Ahora atiende. Hace unas horas yo miraba a través de la ventana de mi despacho algo que tú no veías. Decirte ahora, en estas circunstancias lo que se presentó ante mis ojos, sería una locura, pero confía en mí.

No encontrarás jamás a un hombre que te ame como yo, a ninguno que esté dispuesto a estregarse como yo, no habrá otro que esté dispuesto a renunciar a todo por tí. ¿Me entiendes Bella?. No me preguntes por qué lo sé. No intento entender lo que no tiene explicación, tú nunca podrías ser un rival para mi, porque sin saberlo ya me has vencido. Lucharía contigo en cualquier guerra pero a tu lado no contra ti. Sin querer lo que tienes, lo que sé que puedes darme, es más de lo que he llegado a imaginar jamás, más de lo que un ser humano puede pedir. Todo esta ti Bella todo en tí.

La oyó gemir, morderse los labios, cerrar los ojos y llevarse una mano al pecho, la otra la dirigió al corazón de Edward. Sonrió y en su cara solo se vislumbró una pequeña mueca tan delicada como ella misma.

Edward permaneció inmóvil como cuando un niño teme hacer demasiado ruído o romper algo valioso y ser regañado, castigado por ello. Necesitaba a toda costa una señal, una respuesta, un camino que tomar con su aprobación. Aceptaría cualquier cosa, lo que fuera para poder estar a su lado, cerca de ella siempre, sabía que el resto vendría después. Había probado lo que era sentirse vivo y no quería volver a la oscuridad de antes.

...Bella volvió a toser...



Bella: No me hagas daño Edward.



Suficiente para él, agarró su mano y la atrajo hacia sí. Más que un abrazo fue una caricia, nada de prisas, la mimaría, la cuidaría, la protegería con su vida, la amaría con tanta dedicación con tanto cuidado que ella dejaría atrás todos sus miedos.

Bella suspiró en su pecho, buscando su cuello, subió la cara para esconderse en él. Había tomado una decisión. Iniciaría el camino junto a él. Tenía miedo mucho miedo a no conseguirlo a ser



arrastrada, a no ser suficiente, a rezagarse, a no amar a la misma altura.

Edward le acarició la espalda con tanto cuidado como se abriga a un niño dormido para que no despierte arropándola con su cuerpo, cobijándola en sus brazos fuertes, cubriéndola con todo su ser. No dejaba de golpear en su cabeza una sola palabra “despacio” “despacio”....

Su cuerpo, el de un hombre hecho, maduro fuerte y viril se tornaría de piedra para protegerla, de paciencia para escucharla, de hielo para no arder. Rió cuando pensó en el hielo. Eso sería lo que iba a necesitar para calmar otras partes de su cuerpo.

Besó su frente susurrando su nombre.



Edward: Bella es tarde, y ha sido un día muy largo para los dos.



Bella escuchó la frase como entre sueños. Allí, albergada en su cuerpo sintiéndose a refugio de sí misma, de su desasosiego, de sus inquietudes, se encontraba amparada.

Despegó la cara del hueco de su cuello, quedando su olor en ella y lo miró a los ojos. No se cansaría nunca de mirarse en ellos, azules, profundos, ojos que eran capaces de mirar a otros con frialdad y sin embargo solo eran calidez para ella.

Enredo sus dedos de manera sosegada en su pelo, que docilmente fue ajustándose a su mano. Fue una caricia tímida que dulcificó aún más la mirada de Edward, adentrandose en la suya para hablar en silencio, esos silencios que no son necesarios llenar con palabras, porque se encuentran repletos de magia.









….Pero estos momentos mágicos no eran los únicos que se estaban desarrollando. En la casa de los Brenan, el ambiente era bien diferente. Marlena entraba en su dormitorio estampando los tacones contra la pared, y rugía a la vez, palabras inconexas que su mente escupía para tratar de lograr sus propósitos.

Sacó su móvil del bolso y buscó el número de quien sería su primer aliado. Marcó , un tono, dos, se oyó descolgar al otro lado



Marlena: No tengo tiempo ahora para darte explicaciones, así que no hagas preguntas. Mañana necesito que nos veamos. Cancela cualquiera de tus citas, ésto es muy importante. A las 7 en tu casa.



Y colgó, todo estaba en marcha. Su hermana se acercó a ella queriendo colaborar, ser parte del castigo.



Dorothy: Espero que cuentes conmigo.



Marlena se volvió en un suspiro, y con voz desafiante le contestó.



Marlena: ¿Contigo?. No has sido capaz de pronunciar una sola palabra enla cena, en toda la noche. No has levantado la cara para mirar a ninguno de los que estábamos allí, ni tan siquiera cuando Edward me ha ofendido con sus palabras. ¿Qué crees que puedo esperar de ií?. ¡Márchate solo eres un estorbo!



Dorothy no era como su hermana, pero si tenía que ponerse de parte de alguién, lo haría de su familia, aunque ni su padre ni su hermana contasen con ella casi para nada.













….. A la mañana siguiente Bella consultaba con Lara unos documentos para su archivo, cuando Edward salió del ascensor. Sin esperar esta vez señal alguna lo siguió hasta su despacho. El pasó abriendo la puerta y espero a que Bella pasase dentro, cerrando tras de ella.



Edward: ¿Dormiste bien nena? Bella: No, no mucho.

Edward: Pues espero que uno de los dos lo consiga pronto.



Rodeó su cintura con sus manos y la besó en los labios, despacio y corto. ¡Dios!, sabía a gloria. Tuvo que aunar gran parte de sus fuerzas para no continuar.



Edward: Hoy necesito verdaderamente un esfuerzo por tu parte princesa. Tengo dos reuniones esta misma mañana y otra esta tarde. Intentaré llamarte para comer juntos, pero si no lo he hecho sobre las 13 horas, no me esperes. Necesito que traduzcas estos contratos y que los mandes a los correos que están indicados al final de cada documento. Deberán estar listos y enviados antes de las 6 horas. El viaje ha sido cancelado y pospuesto para dentro de dos semanas.

¿Crees que podrás hacerlo y además echarme de menos? Bella miró los contratos, revisó los correos y sonrió....

Bella: Puedes contar con ello, antes de las 6 estará todo listo, no tienes por qué preocuparte. Edward: ¿Y sobre lo de echarme de menos?

Bella: Eso debes darlo por hecho, sobre todo porque si sigues coqueteando conmigo no llegarás a las reuniones, no terminarás a la hora del almuerzo, y no nos veremos hasta la noche.

...Edward la miró con una sonrisa canalla.. Edward: ¿Alguna sugerencia para esta noche?

Bella: Te invito a cenar en casa.



Edward abrió los ojos con cara de asombro y algo en su interior se iluminó, ella estaba dando pasos, pasos junto a él, pasos que los unían a los dos.



Bella: No te pongas tan contento hasta saber mis condiciones. Yo compro las provisiones, tu cocinas.

Edward: ¿No sabes cocinar?

Bella: Es una de mis peores habilidades y puesto que la desconocías antes de decirme cuanto me amas, no lo tendré en cuenta si quieres dar marcha atrás.



Edward explotó en una carcajada que resonó fuera del despacho.



Ewdard: Nena, llevo con hambre desde que te conocí. Te comería viva y ni te darías cuenta. Bella:Muy bien pues esa clase de hambre tendrá que esperar. Se bueno, no hagas rabiar a los otros niños, gánate el sueldo y vuelve pronto.





Dicho ésto se dio la vuelta para salir del despacho con su trabajo contra el pecho y una sonrisa en los labios. Le gustaba jugar, tener ese ambiente distendido de total confianza, de complicidad. Edward la miró dirigiéndose a la puerta, contoneándose, casi bailando con sus caderas. Una simple falda estrecha, justo por encima de las rodillas de color negro, una blusa blanca, demasiado transparente para su gusto, y unos tacones negros altísimos. Sacudió la cabeza como si quisiera desterrar esa imagen de su cabeza. No quería ni pensar lo que podría hacer con ella allí mismo.



Edward: Creo que se te olvida algo nena.



Bella no volvió su cuerpo, solo giro su cara, una mirada muy picara se reflejaba en su rostro.



Bella: Si te refieres al beso de despedida, sólo te lo daré cuando esta noche me confirmes que has sido bueno, sino hueles a perfume de otra mujer y si cocinas algo que pueda comerse.



Y dicho ésto se volvió y abrió la puerta moviendo sus caderas un poco más; antes de cerrar lo miró y le dedicó un beso al aire mirándolo a los ojos y guiñándole un ojo.

Edward estaba feliz, nunca había tenido encuentros tan dulces por la mañana; su humor era distinto desde que la había conocido. Era increíble como un poco de espacio, hacia que Bella se sintiera libre. El problema era otro ¿como podría quererla cada día más y no parecer ansioso? y sobre todo ¿como se presentaba dentro de diez minutos en la primera reunión son su polla clamando trabajo dentro de sus pantalones?. Miró su entrepierna esperando que la susodicha dejara de pedir demasiadas cosas.

Se concentró en los datos que figuraban en su ordenador, tenía que conseguirlo, separar ambas cosas trabajo y placer.

Bella se puso manos a la obra, sería rápida y lo haría bien, en realidad era su primer trabajo para

Edward.

El se marchó del despacho una hora más tarde de lo previsto para su segunda reunión, así que todo claro, ¡no habría almuerzo juntos!

A las dos de la tarde, cuando tomaba algo ligero con Lara en una cafetería, llegó el primer mensaje.



Edward para Bella

Lo siento nena, sigo con hambre y esto no acaba nunca. He sido bueno, lo prometo.

Voy acumulando besos.



Sonrió y devolvió el mensaje

Bella para Edward

¿Qué quieres cenar?

¿Qué debo comprar?

Yo también los estoy contando



Cuando Edward recibió el mensaje, se rió en medio de la reunión. Contestar lo que quería sería una locura, pero era lo único extraordinario y loco que había hecho en toda la mañana después de dejarla en el despacho.



Edward para Bella



A ti.

¿Algo de ropa interesante? Y con éste irían cuatro?



A Bella le entró hipo de la risa, siempre le pasaba igual. Bebió agua y levantó la vista; vio a Lara mirarla con curiosidad. Sabía que tarde o temprano por muy prudente que fuera Lara le preguntaría que había entre ella y Edward. No le gustaba mantener secretos así que se aventuró a responder a una pregunta silenciosa.



Bella: Si Lara, es Edward. No sé como explicarte lo que somos, supongo que la mejor forma de decirlo es que nos estamos conociendo, que hay cosas muy fuertes entre nosotros y que como yo no tengo mucha experiencia en relaciones, pues lo tomamos con calma.



Lara: Me alegro mucho por Edward. Es una buena persona Bella, es honesto y en todo el tiempo que llevo trabajando aquí jamás lo había visto así de feliz; jamás ha sido él el que diera un paso al frente para elegir a una mujer, así que realmente debe estar interesado.

Bella: ¿Puedo hacerte una pregunta Lara? Lara: Claro, lo que quieras.

Bella: ¿Qué hubo entre Marlena y Edward?

Lara: Por parte de Marlena un sueño que no se cumplirá jamás, por parte de Edward nada o mejor dicho, el recuerdo de una imprudencia que le perseguirá para siempre como un fantasma. No podría hablarte mal de Edward nunca Bella, el me ha demostrado ser un hombre de verdad al igual que su padre. Sin embargo si te diré algo que puede serte útil, cuidáte de Marlena, no es buena, es una mujer malcriada con dinero a su disposición y ansias de poder. Si por ella fuera la accionista del despacho sería ella y no su padre, es ambiciosa y no se pone límites a la hora de conseguir sus fines.

¿Sabe ella que estaís juntos?

Bella: Ninguno de los dos le ha dicho nada, pero por la manera de actuar de Edward, creo que le ha quedado claro.

Lara: Entonces debes poner doble cuídado Bella y no le ocultes a Edward nada de lo que te diga o si ves cosas raras.

Bella: ¿Cosas raras?

Lara: Si Bella, esa mujer hace cosas extrañas, se relaciona con gente poco adecuada y te repito, la ambición la pierde.

Bella: Lo que quieres decirme es que tendré que tener ojos en la espalda y esquivar las puñaladas. Lara:Suerte tendrás si es solo eso Bella. En cuanto ella tenga claro que podéis tener algo serio y con futuro juntos, su interés por Edward aumentará y tú seras su blanco perfecto.





Bella se quedó pensativa intentando ordenar toda la información que Lara le había dado, Ambición, ansias de poder, gente poco adecuada, cuéntale todo a Edward....

Bella: ¿Por qué tendría que preocupar a Edward con un asunto tan insignificante como las tonterías y los celos de Marlena hacia mi?


Lara: Bella, házme caso, Edward sabe manejarla. Dime que lo harás, porque si no lo haré yo cada vez que vea algo extraño.

Bella: Está bien, pero no quiero que te preocupes por nada. ¿de acuerdo?

Lara:Bella permíteme un consejo, aunque se que harás lo que quieras. No le preguntes a Edward nada de su madre a no ser que sea él quien lo haga, con el tiempo iras enterándote de cosas, pero yo no soy quien debe instruirte en ellas.





Bella reflexionó sobre todo lo que habían hablado, quizá Edward también tenía lugares donde ella no debía llegar, al menos de momento.

A las cuatro terminó el trabajo y envió los correos, mando un mensaje a Edward.



Bella para Edward

Todo bajo control
Enviado y confirmados los correos.

A las 5 horas salgo y compraré lo que necesito para tu experimento culinario. He perdido la cuenta ¿cuántos van?



Edward leyó el mensaje y esta vez fue algo más íntimo lo que experimentó. Su pecho se hinchó y pudo volver a respirar. Había pensado que el último mensaje había sido demasiado atrevido y ella se había sentido incómoda. Pensó que solo en unas horas podría estar con ella. Contestó





Edward para Bella

Eres muy eficiente, podría acostumbrarme a todo esto. Prepárate princesa, muchos van muchos.

No creo que sepas contar tantos.