Para Leyla, la chica que se bebió casi todos los capítulos de una vez. Espero que lo que escribo, te siga emocionando.
… Lo vió salir del baño tumbada en la cama, en muy poco tiempo se marcharía. El recuerdo de los dos la noche anterior, y en su mente la ausencia por dos días. Sonrisas cortas se dibujaban en sus caras ahuyentando el momento de la despedida.
_ Te llamaré un millón de veces.
_ Y yo te prometo atender todas y cada una de tus llamadas. No sigas Edward, dejame ayudarte.
Se levantó de un salto y enrolló su cuerpo con la sábana, (era curioso, aún no se había marchado y ya sentía frío).
_ Déjame vestirte.
Tomó de una orilla la toalla que cubría su cuerpo desde su cintura y la dejó caer al suelo. Se arrodilló en el mismo y secó, con exquisita delicadeza sus pies subiendo por sus fuertes piernas y sus muslos duros. Acarició con la toalla su polla y su vientre y rotó a su alrededor hasta llegar a su espalda. Fue frotando lentamente el lienzo de tela, mientras apoyaba su cara en ella. Los músculos de Edward marcados al sentirla. Sus manos se convirtieron en alas, en plumas tocando sus brazos, los adoraba, en ellos sentía que jamás nadie podría dañarla. Volvió a estar de frente. Tomó su ropa limpia y fue colocandola sobre su cuerpo, ese que comenzaba a conocer tan bien. Si los ojos hablaran, si las caricias pronunciaran palabras y el amor pudiera verse, hubiera sido un momento para no olvidar jamás, algo que dejar guardado en una parte de la mente, esas partes que hacen que la balanza de lo eterno, siempre se mantenga en equilibrio, que fluya sin interrumpirse. Tomó su corbata y se la colocó lentamente subiendola hasta el cuello de la camisa, dejándola suelta sin llegar a ejercer ningún tipo de fuerza.
_ Nunca te presionaré, pero no dejaré de demostrarte todo lo que significas para mí.
_ Voy a disfrutar con todas y cada una de esas demostraciones, te lo aseguro, pero ninguna de ellas son necesarias princesa, soy completamente tuyo.
Hora de hacer que las palabras fueran más livianas, que las frases fueran juguetonas, que el aire dejara de ser tenso, si seguían por el camino de la nostalgia, despedirse significaría dolor, y probablemente tendrían que hacerlo muchas veces.
_ No entres en la cocina.
_ Te he dejado a tí ese territorio.
_ No quiero que estés sola, llama a tu hermano y a Alice, y Thelma y Dana podrían venirse a dormir contigo.
Compartir la cama con sus amigas, ya no era divertido, ni tan siquiera permitido, pensar en alguien que no fuese Edward compartiendo su espacio en la intimidad de su dormitorio, se hacia extraño, increíblemente extraño.
_ Edward, no quiero en mi cama otro cuerpo que no seal el tuyo.
La entendía a la perfección, como siempre la conexión entre ellos era infinita, el mismo al decirlo se había arrepentido.
_ No me gusta marcharme y pensar que no habrá nadie contigo.
_ Vivía sola antes de conocerte.
_ No voy a insistir más, no quiero discutir.
_ Pues no lo hagamos.
_ Cómo tu jefe no está, ¿has pensado llegar tarde?.
_ No se me había ocurrido pero es una buena idea.
_ Ven aquí.
Bella se pegó a su cuerpo. Olor que conocían sus sentidos, manos que se apoderaban de cada trocito de su piel.
_ Las niñas buenas están en la cama antes de las 12, cierran la puerta con llave, (le señalo con un gesto la mesilla de noche), no dejan entrar en casa a desconocidos y sueñan con “su cariño”. Lo dijo riéndose y rozando su nariz con la de Bella.
_ Las niñas buenas hacen muchas más cosas.
_ ¿Cómo qué?
_ Ya te las iré contando cuando me llames. Desaparece cuanto antes o no te dejaré marchar, París puede esperar.
Y esa mañana no hubo beso tierno, la marcó en la boca para recordarle de quien era, a quien pertenecía.
No quiso mirar como se alejaba, demasiado trabajo tenía ya su corazón aguantando su angustia. Nuna había pasado por ésto con un hombre. Jamás se había sentido presa de este tipo de emociones. Se abrazó a sí mismo y pensó que todo era un maravilloso desastre.
… Edward llegó al aeropuerto y sin pensarlo dos veces se acercó a una floristería. Su padre lo observaba en silencio. Su hijo había cambiado, estaba feliz gracias a esa mujer, lo sentía vivo hasta en sus ausencias.
Adquirió un bellísimo ramo de flores, flores diferentes, amapolas y margaritas que hablaban de sencillez, rosas que expresaban exquisitez, delicadeza y aroma, nardos que olían a Bella, espigas que contaban días de luz, y en el centro de todas ellas, un ramito de gardenias de las que prendía un mensaje: “Si las flores puedieran hablar, si pudieran decirte lo que te quieo, sería un jardinero asesino, las cortaría todas para tí. Ya te extraño. Tu cariño.”
Dió la dirección de la oficina, quería que Bella lo encontrara al tiempo de llegar.
Ya en el avión tomó su ordenador mandando informes a Lara.
(Estaré de vuelta el miércoles a media día. Asegurate que no está sola en ningún momento. Si es necesario contrata vigilancia para ella. Mantenme informado.)
La contestación de Lara no tardó en llegar.
(Edward está vigilada desde que me repartistes todas las instrucciones y debe ser muy eficiente puesto que tú tampoco lo has advertido. Dejálo todo en mis manos, no tienes de qué preocuparte, incluso yo mismo me volveré en su sombra).
Edward sonrió, Lara siempre había sido su apoyo, incluso en los peores momentos, en esos que significaban enfrentamientos con su madre. Nunca le había fallado.
Tomó el teléfono y mandó un mensaje a Bella.
Edward a Bella
Cuando llegues al despacho conecta mi ordenador.
Si me conoces lo que espero adivinarás mi contraseña.
Te quiero.
Bella recibió el mensaje de camino a la oficina. Lo leyó y no pudo contener la sonrisa. Edward había estado el sábado en el despacho firmando documentos ¿qué habría en su ordenador?, ¿cual sería su contraseña?, tenía que ser algo que ella conociera. Fue organizando en su mente cada conversación con Edward, sucediendose las frases, las palabras. Anotó mentalmente algunas, Azor, nena, princesa.... algunas demasiado cortas, ¿qué había permanentemente en ellas?, amor, demasiado evidente, ¿alguna promesa?. Y entonces lo supo “ahora y siempre”. Esa era, sin duda alguna.
Llegó al despacho y Lara se señaló la mesa. Allí estaban las flores.Caminó nerviosa hacia la misma y tomó el ramo, lo acercó a su cara y olió las flores, sus sentidos quisieron cambiar ese aroma por el olor de Edward. Abrió la nota y la leyó. Su hombre la mataría, aún sin estar presente seguía haciendole el amor con las palabras, con los detalles. Dos pequeñas lágrimas de felicidad contenida asomaron a sus ojos. Amaba a Edward con toda su alma, y aunque su boca se negara a pronunciar esas palabras, su corazón ya era incapaz de resistir por más tiempo la fuerza del mismo.
Dejó su bolso, las flores y la nota y entró al despacho de Edward. Se sentó frente a su ordenador e introdujo las palabras “ahora y siempre”, y ese pequeño milagro de la informática, ese milagro que ella esperaba se realizó. Un mensaje apareció ante sus ojos que recorrieron ávidos las palabras escritas.
… ¿Recuerdas el día que nos conocimos?, yo miraba a través de la ventana. Lo que ví fue el aviso de tu llegada. A través del cristal vi volar un ave con sus alas extendidas, fuerte y poderoso surcando el cielo, mientras tu cuerpo avanzaba y se acercaba hacia mí, era tu reflejo. Eras tu princesa. Nada de lo que hubiera intentado me habría separado de tí...
Bella se llevó sus manos al pecho que crecía de tal manera, que su magnitud no cabía en su cuerpo. Cada palabra de Edward era una lección de amor, un camino al que ella se había estado negando, pero que ya no tenía retorno. Eran palabras difíciles pero muy hermosas. Palabras que se merecían una intimidad, no las escribiría en un mensaje. Cuando volviese pensó, cuando volviese se las diría mirandolo a los ojos.
Pero todas las cosas, todas las personas, todos los momentos no son grandiosos y espectaculares. Mientras Bella se encontraba en el despacho de Edward, Marlena llegó a la oficina. Aprovechando que Lara no se encontraba en su despacho, que estaba sola aprovechó esos momentos y como hacen los buitres oteando a la presa, observó el ramo de flores y el mensaje sobre la mesa. Se acercó a la mesa de Bella y leyó las palabras escritas de Edward, palabras escritas para su amada. Su odio estalló dentro de su interior más ansioso cada instante por alcanzar con éxito sus propósitos. Tan solo tres días y el plan comenzaría a tomar forma. Su deseo por arruinar la vida de Bella iba creciendo a pasos indescriptibles, y la finalidad de tener libre a Edward para ella, parecía cada vez más cercana. Se repetía una y otra vez aguanta, aguanta.
Se marchó sin ser vista, como lo hacen los ladrones en la sombra, esperando no haber sido vistos.
Bella salió del despacho de Edward con el corazón henchido, a ese día solo le habría bastado la presencia de Edward para definir la felicidad. Su cariño le había dejado una despedida preciosa y la ausencia sería insoportablemente llevadera.
Sonrió para sí, ¿por qué trataría de justificarse a sí misma la carencia que sentía?, ¿cómo era posible que lo extrañase tanto si hacia escasamente dos horas que se había marchado?. Era imposible intentar comprender el amor, un sentimiento casi fuera de toda lógica, era sentirse viva, grande por lo que recibe, pequeña por lo que no se es capaz de dar, eterno por lo que significa, breve porque una vida de entrega no es suficiente.
Encendió el ordenador, llevó las flores al baño y buscó un recipiente donde ponerlas. Las tendría en su mesa, recordando en todo momento lo que Edward la amaba, dandole fuerzas para decir de la manera más hermosa que supiera, que ella lo amaba, que su alma había vencido a su miedo, que aceptaba ese reto desde Ahora y para Siempre. Se lo diría tantas veces que Edward se cansaría de escucharlo.
Sonó el teléfono.
_ Hola Bella. Hace breves instantes he recibido instrucciones muy precisas de un hombre desesperado y tremendamente enamorado. Lo siento, pero además de amiga he de hacer de niñera. Comeremos juntas y después esperaré a que termines en la oficina. No te soltaré hasta que llegues a casa. Tengo muchas cosas que contarte y....
_ Alice, despacio por partes, ¿lo estás leyendo o te salen las palabras a esa velocidad?
_ Jajaja, lo tenía todo ensayado. No seas tonta, la cotorra ha vuelto.
_ ¿Qué significa eso? ¿Has decidido que no lo intentarás con Emmet?
_ No, muy al contrario, creo que me he arrojado sola a los leones, pero sé que puedo salir invicta. Ahora no está conmigo, por lo que mis palabras han vuelto. Solo me quedo muda cuando estoy con él.
_ Estoy segura que Emmet sabrá llevar bien esos silencios hasta que te acostumbres a él.
_ ¿Tu crees?, porque no soy nada dada a escuchar, más bien solo hago escucharme a mí misma.
_¿ Te espero en el despacho o vienes por mí?
_ Mis instrucciones son muy precisas, ¡pégate a ella!, ¡no la dejes ni un instante! ¡hazla reir!, bueno claro esta con otras palabras.
_ Jajaja....AhAhJaja... Alice creo que vas a tener mucho trabajo.
_ No creo que sea muy complicado, las dos primeras son fáciles, la última va en el lote, ya sabes que soy una payasa. Te recogeré al medio día. Besos princesa, jajajajaja
_ ¿Cómo me has llamado?
_ ¿No es así como te llama Edward?, Ves casi no notarás que no está.
Alice colgó al otro lado, Seguro que sería imposible no notar la ausencia de Ewdard, pero tenía a Alice, y a Thelma, a Dana, a Emmet, a Charli, a Lara, la lista no era nada pequeña.
…. Otro espacio y el ambiente era completamente diferente, el aire se espesaba junto a Marlena.
_ James ¿has encontrado ya al individuo que mencionaste?, espero que lo tengas todo bajo control, no podemos fallar.
_ Marlena está todo listo, justo como tú has diseñado el plan. Ya he contactado con él, incluso ya ha sido hecha la reserva de habitación en el hotel del acto. Está todo preparado incluso su disfraz de camarero, será muy sencillo, solo tendremos que encontrar el momento perfecto, un momento en el que ella esté sola. Le será servida una copa, con las palabras indicadas para que piense que ha sido Edward quien se la envía, no notará nada extraño en el sabor, soy médico ¿recuerdas?, y no pasarán ni 10 segundos antes de que todo sea oscuridad para ella.
_ Suena tan perfecto que me alegras el día, pero solo es por seguridad, no quiero errores, no quiero que recaigan sospechas sobre ninguno de nosotros, ni incluso que pudieran relacionarnos.
_ Y nos los habrá, ¿te he defraudado alguna vez?
_ Mejor que no lo hagas.
Colgó el teléfono. Se iría de compras, era un buen día para elegir algo hermoso, hermoso como su plan.
...Sonó el teléfono de Alice.
_ Buenos días. Preciosa, ¿estás ocupada o puedes dedicarme algo de tiempo?
_ Ho...Hola Emmet. Tengo tiempo hasta la hora de comer. He quedado con tu hermana. Edward tuvo que salir de viaje y me ha encargado su custodia.
_ Bien eso es estupendo, de esa forma os tendré a las dos para mí. ¿Podríamos vernos antes?
_ Pues depende.
_ ¿De qué depende Alice?.
_ Sigo en pijama, no he tenido tiempo de nada más. Llevo más de una hora hablando por teléfono, este bicho no para de sonar. Primero mi hermano, luego mi padre, después llamé a Bella y ahora tú. Al paso que voy ya estaré lista para dormir otra vez esta noche.
_ Jajaja....jajaja. Te propongo algo. Vistete con algo cómodo, me gustaría llevarte a buscar sitios que digan algo, lugares que poder fotografiar, me gustaría que me ayudaras.
_ Bien, pero no sé si seré de mucha ayuda, me suelen gustar cosas extrañas.
_ ¿Cómo yo?
Lo soltó de una manera irónica, sabía que eso la pondría a la defensiva, algo aturdida,y le encantaba que se mostrara de esa forma. Esa era la Alice que le sorprendía, la que era capaz de tener respuestas para todo incluso para él.
_ No pienso dejar que me intimides, aunque sé que lo intentarás constantemente,como también se que algunas veces lo lograrás, pero estoy dispuesta a defenderme.
_ Me gusta eso también Alice, creo que será aún mejor de lo que pensaba.
_ ¿Cuánto tiempo me das para arreglarme?
_ Sorprendeme, pero desearía que no fuera mucho Alice, estoy bajo tu ventana.
Miró por ella. Este hombre era un extraordinario incordio, una trampa perfecta para ella, un...un...sonrió mirándolo, un hombre increíble que la hacía extremadamente feliz. Le hizo una seña con la mano indicandole que sería muy poco tiempo. Se lavó los dientes, la cara y cepilló su pelo. Se vistió con vaqueros, camisa y una cazadora. Botas de cuero, teléfono al bolsillo. ¿Qué más podía necesitar?. Miró en torno a su habitación, eso sí, gafas de sol, sería mejor que no viera sus ojos, brillaban demasiado. Bajó corriendo las escaleras, hoy no había tiempo ni para un café. Abrió la puerta y lo vió incorporarse de la moto. Cruzó la calle acercandose a ella, estaba magnífico con pantalón de cuero a juego con su chaqueta. -No pienses Alice, no pienses- una vocecita interna se lo repetía muy lejos. Pero conforme los pasos de Emmet se iban acercando a ella, la voz se alejaba y su estómago parecía tener miles de alas de mariposa revoloteando dentro de ella. Llegó hasta estar de frente a ella y se quedó quieta mirandolo a través de sus gafas. Inmediatamente él se las quitó.
_ Mejor así, no es justo que no pueda verte realmente. Tus ojos siempre hablan más que tú. Si no puedes decir nada pequeña, miráme y eso será suficiente.
Alzó despacio su cara hacia Emmet y su sonrisa le encantó, pero las mariposas revolotearon mucho más insistentemente. ¿Sería siempre así?, porque su estómago y su corazón, latiendo a un ritmo nada usual, parecían haberse puesto de acuerdo para hacerla perder el equilibrio.
_ ¿Serviría de algo decirte que yo siento lo mismo?
_ Creo que no porque no tendría donde agarrarme.
_ Ven aquí.
La acercó hacia su cuerpo, estrechandola sin presionarla demasiado.
_ Te mereces un premio por no hacerme esperar casi nada. No hubiera podido contener más tiempo mis ganas de besarte.
Y lo hizo, lento y suave, dandole a entender con ese beso cual hubiera sido la continuación del día anterior. Pasó a cámara lenta su lengua por sus labios trémulos y la sintió temblar. Le estaba costando un verdadero esfuerzo no asaltar su boca. Alice la abrió y su aliento a menta le inundó los sentidos. La lengua de Emmet buscó la suya, primer contacto, dulce y mentolado, como un caramelo que lo arrastraba a seguir probando. Volvió a buscar su lengua, y esta vez acompañado por sus brazos, que la estrecharon más hacia su cuerpo. Lo oyó gemir muy bajito en señal de curiosidad ante tal caricia en su boca. Si ese era su primer beso consentido con Alice, no quería pensar lo que provocarían en él los demás. Apoyó su mano en su nuca, atrayendola, uniendo más sus bocas. Era imposible dejar de besarla, puro iman, una fuerza que le impedía pensar.
_Buenos días Emmet, nadie me habría saludado así jamás.
_ Y espero a partir de ahora ser el único, a no ser que prefieras que me enfrente con todo Londres.
Sonrió avergonzada y confusa. Ella ¿con otro hombre?, pero si apenas podía con el que tenía delante.
_ No será necesario.
_ Empecemos a buscar esos sitios mágicos, aunque no serán tan bonitos como tú.
_Si sigues diciendo esas cosas no nos moveremos de aquí, te aseguro que a mis piernas no les importaría, están clavadas al suelo.
Emmet rió a carcajadas haciendo que su cuerpo vibrará junto al de Alice.
_Me alegra pensar que causo ese efecto en tí.
_ Y yo Emmet, ¿qué efectos te hago sentir?
_ ¿De verdad quieres saberlo?, ¿estás segura?
_ Sí
Una sola palabra, no dijo más, quería saber si él sentía algo parecido, si las sensaciones del cuerpo se transmitían, si era capaz de hacerlo temblar aunque fuese por dentro, lo mismo que ella lo hacía por fuera.
_ Eres demasiado pequeña para conseguir de mí reacciones tan grandes. No sé que trucos estarás empleando, pero tampoco me interesa conocerlos. Sé de antemano que ésto será mejor cada vez.
Besó la punta de su nariz y tomó su mano, entrelazó sus dedos a los suyos y caminaron hacia la moto. Subió en ella y colocó un casco en su cabeza, tomó del manillar otro similar para Alice y se lo colocó con mucha suavidad, abrochando la correa bajo su barbilla.
_ Agárrate fuerte a mí, me gusta sentirte cerca, muy cerca.
Y Alice lo hizo, y aún yendo a su espalda lo sintió en todas partes. Abrazada a él sin que nada más que la ropa mediara entre ellos. Iría a buscar lo que el quisiera, dejaría que la llevara a cualquier parte. Todo era nuevo y demasiado excintante, pero a la vez imparable.
… Emmet y Alice pasaron a recoger a Bella tras varias horas de estar a solas. Habían compartido momentos en los que se habían conocido hablando de su pasado,como quien expone su vida, esperando mas adelante dar mas explicaciones. Habían comenzado a plantar un campo que poco a poco daría sus frutos.
_ Mira quien viene conmigo.
_ Emmet, ¿tú también vendrás a comer?.
_ Será un placer si quereís que os acompañe.
_ Pues claro tonto, hace demasiado tiempo que no compartimos tiempo juntos. Alice tengo que pedirte un favor. ¿Podrá Emmet venir también a la fiesta de la Empresa?.
_ Ya me lo había pedido Bella.
_ Eso es genial.
_ Lo verdaderamente estupendo es en calidad de lo que voy.
_ Callate, si no quieres que retire la invitación.
_ Voy siendo su pareja.
_ Oh Alice ¿en serio?, ¿vaís a daros una oportunidad?, tengo que contarselo a Edward.
_ Ni se te ocurra, ya buscaré yo la manera de hablar con él, no quiero que monte de todo ésto un circo riéndose de mí y hablando de am..am..., bueno de esas cosas.
_ Esas cosas preciosa, como tú las llamas, son importantes para mí.
_ Emmet se supone que tu deberías estar un poquito de mi parte.
_ Jajaja
Emmet la tomó por el hombro y la acercó a su costado, besando su sien. Le gustaba que le pidiera cosas, incluso que le regañara de esa manera en la que parecía jugar con él.
_ Bueno vayamos a comer, tengo hambre de dos o tres días.
_ ¿ Siempre tienes hambre?, qué bueno que sabes preparar la comida.
_ Sí, siempre tengo hambre, y últimamente mucha más, y no tendré inconveniente en hacer para los dos.
La cara de Alice era un arcoiris, Bella lo entendía, Edward era igual que su hermano, siempre queriendo decir la última palabra, siempre haciendola reaccionar. Miró a Alice, esperaba que ella no se amilanara, quería verla tal y como era, contestataria y rebelde.
_ Bueno creo que ya los has visto todos, ¿qué color en mi cara te hace sentir mejor?
_ En tí me gustan todos.
_ Eso es muy positivo Emment porque variaran constantemente y además no tendré que pelearme con medio Londres.
Y Emmet sonrió, se la había devuelto de la misma manera. Iguales, eran iguales, no habría posibilidades a medias para ninguno de los dos.
Salieron hasta el restaurante. Se instalaron en una mesa y pidieron el almuerzo. El tiempo fue pasando de manera rápida. Hablaron de los preparativos de la fiesta, del trabajo de Edward en París y sonó el teléfono. Bella se levantó buscando algo de intimidad.
_¿Edward?.
_Hola princesa, París sería precioso si estuvieras aquí.
_ París siempre es precioso, no seas mentiroso.
_ No te miento nena, sin tí nada es lo mismo. Acabo de salir del primer encuentro con Entidades Financieras y futuros accionistas. Esto es un infierno sin tí.
_ El cielo dejó de existir para mí cuando te fuiste.
_ Repite eso nena.
_ Jajaja … no pienso repetirlo, no quiero que te lo creas demasiado.
_ Te amo.
Tuvo que morderse los labios o hubiera contestado sin dudarlo. Tenía que esperar, quería enfrentarlo, enfrentarse a su primera vez siendo valiente y observar los ojos de Edward cuando lo oyese de sus labios.
_ Quiero que le pases el teléfono a Alice.
_ ¿Ya te cansastes de mí?
_ Espero que digas eso en broma, mi vida no sería nada si tu no hubieras entrado en ella. No quiero siquiera que lo pienses.
_ Edward,Edward para, solo jugaba contigo.
_ No lo hagas nena, no lo hagas. Estoy sufriendo tu ausencia como si fuera una condena, no me acostumbro ni me acostumbrare a no verte, a no olerte, a no poder tocarte, a no ver en tus ojos que me deseas como yo a ti. Nada de lo que me rodea es importante, es como si todo se viera entre niebla, nada está en primer plano, excepto tu imagen en mi mente. ¿Me oyes nena?
_ Si cariño.
Cariño, cada vez que se lo decía algo se incendiaba en su corazón, algo que lo arañaba dulcemente.
Bella paso el teléfono a Alice, que la miró con cara de asombro.
_ ¿Alguna orden nueva?, las anteriores ya las estoy cumpliendo.
_ Alice escucha atentamente y no hagas ningún gesto que pueda delatarnos.
_ Ajam
_ El sábado, mientras estabaís de compras, fue a la joyería de siempre, ya sabes, en la que tú haces todas tus compras. Elegí algo para Bella, una pequeña estrella, con una cadena finísima. No puede llevarla conmigo porque quería que le hicieran una inscripción. Necesito que la recojas por mí, el viaje no me ha dejado hacerlo, y además me gustaría que al llegar esta noche a casa, se la encontrara. No sé como podrás hacerlo, pero también sé que buscaras la manera.
Otra cosa, debes conocer su alergía al alcohol, el menú de la fiesta deberá ser modificado si fuera necesario, Bella no puede tan siquiera probarlo, ¿me oyes Alice?, es muy importante, debes hacerlo, o ella sufrirá mucho. Haz todo lo que sea necesario. He estado a punto de olvidarlo, no quiero ni pensar en ello. ¿Lo harás Alice? ¿Harás todo lo que te he pedido?
_ Puedes estar seguro de ello Edward, no te fallaré en nada, ¿sabes?, te quiero.
_ Yo también a ti, y ahora si nos dejamos de sentimentalismos maravillosos, ¿podría hablar con esa princesa que me está volviendo loco?.
_ Jajajaja...jajajaja
Pasó el teléfono a Bella.
_ Es todo tuyo.
_ Edward, ¿pasa algo?.
_ No princesa, ahora ella te lo explicará, no ocurre nada que no debas saber. En unos minutos paso a comer con Petter, mi padre también está agotado, presiento que cada vez le cuesta más trabajo lidiar con estos viajes. ¿Me has echado un poquito de menos?
_ No
_ ¿No?
_ No Edward no ha sido un poquito. Ha sido más de lo que debería, más de lo que pensé, más de lo que me gustaría soportar.
_ No me alegra precisamente saber que tú de alguna manera también sufres este castigo, pero quiero que sepas princesa que no hay un solo segundo que deje de pensar en tí.
_ Lo sé cariño.
Esa palabra le estaba dando la vida en una mañana de trabajo complicado y aburrido. En medio de momentos que no quería compartir sin ella.
_ Me tengo que marchar nena, pero luego hablaremos tu y yo, ¿de acuerdo?
_ ¡Edward!
Fue a decirlo, quería decirlo, pero nuevamente penso en esperar, sería mejor mirarlo a los ojos.
_ Dime princesa.
_ Ahora y siempre.
Como un lince sus ojos se estrecharon en su rostro, como un trueno su corazon golpeó su pecho, como en un grito de alegría su boca perfiló una triunfante sonrisa. Ahí estaba, la conocía a la perfección. Esta vez Ahora y siempre se había convertido en te amo, Bella quería decirlo, pero estaba aguantando sus ganas, y él a kilometros de distancia lo había recibido.
_ Nena, cuida mi corazón, cuidalo princesa.
Y colgó. Bella estrechó en sus manos el teléfono,como si pudiera mantener aún cercanas sus palabras. Inmóvil y refugiada en esa frase “cuida mi corazón”, que Edward cuidara también del suyo porque lo había entregado en completa rendición.
_ Bella, ¿por qué no me hablaste de tu alergía alcohol?.
Las palabras de Alice la sacaron de su reflexión. Fue Emmet sin embargo, el que contestó, contandole con todo lujo de detalles las veces que había tenido reacción y la gravedad de las mismas.
_ Es horrible, pero no te preocupes, haré un par de llamadas y asunto solucionado. En cuanto a las bebidas no hay problema, preparan cantidad de cockteles sin rastro de alcohol, ¿cómo crees que yo sobrevivo en esas fiestas interminables?. Además Bella te van a encantar, las adornan con montones de frutas, cerezas, guindas, piña, coco....
_ Eso está muy bien, a Bella le encantan.
_ Ya vale, ya vale, parece que voy a un cumpleaños infantil.
Los tres rieron a la vez.
….La tarde trasncurrió tranquila para Bella, no para Alice y Emmet que tuvieron un montón de trabajo pendiente que cumplir.
_ Ahora viene lo difícil, ¿como metemos el regalo en casa?
Emmet sacó un juego de llaves de sus pantalón.
_ Preciosa, sería mago si me lo pidieras.
_ No lo he dudado ni un segundo.
_ Mentirosa.
_ Es en serio, se que puedes hacer magia, la haces cada vez que me be... be...
Se callo, sentía verguenza un poco mas y lo hubiera soltado.
_ ¿A sí?, ny ¿crees que soy bueno en eso?
_ No sé de qué me hablas.
Y se lo recordó. Emmet tomó su cara con amabas maos y rozó su nariz con la de Alice, y le habló rozando su boca.
_ Pequeña, aún no te he besado como verdaderamente me gustaría, pero si lo hago aquí, ahora, podría perderme.
_ No quiero que te pierdas, no soy buena buscando, pero me gustaría que me volvieras a besar.
Siempre lo soltaba todo, tenerlo así de cerca era igual a no pensar, a no controlar lo que estaba diciendo, a ver como desaparecía la cotorra y aparecía la bruja. ¡Dios se estaba volviendo una bruja!
Y Emmet cumplió sus deseos. La besó en la boca, esta vez sin lentitud, mordiendo sus labios con una precisión infinita, consiguiendo que la boca de Alice se abriera para él, invitándolo. Nuevamente su sabor lo envolvió. Alice era caramelo puro caramelo y el se había vuelto adicto a los dulces.
Su lengua buscó intrépida y la timidez de Alice se evaporó en un instante. Rodeó su cuello, hciendolo prisionero de su abrazo y avanzó su cuerpo hasta apoyarlo al de Emmet. una sensación de estremecimiento los recorrió a ambos, pero fue él, quien estrechó ahora su cintura y aprisionó con una mano su nuca. Podría aparecer la noche y sorprenderlos, bañarlos de oscuridad, pero la luz estaba dentro de ellos. Gruñó dentro de su boca y sintió a Alice temblar, pero ésta no se asustó, muy al contrario, agradecía y aceptaba cualquier invitación, todo lo que el estaba dandole. Sus labios y sus lenguas se movían buscando un lugar de empate, sin que ninguna encontrara la paz. Fue Alice la que rompió despacio el beso.
_ Emmet, ¿tú castigas?
_ ¿A qué te refieres cielo?.
_ Bella habla de ellos, dice que Edward la castiga.
La risa de Emmet reverberó en todo su cuerpo, mientras Alice lo miraba con los ojos completamente redondos, curiosa y a la vez dolida, ¿por qué se estaba riendo de ella?
_ Debo parecerte tonta ¿verdad?
_ No muñeca, solo inocente y creo que eso se merece un maravilloso castigo.
La tomó en brazos, como si no pesara nada y la sentó en la moto. Abrió sus piernas y se posicionó entre ellas. Besó sus ojos, su nariz, bajó por su cuello lamiendolo despacio, se acercó a su barbilla y rodeó con su lengua la boca de Alice. No la besó.
_ Entiendo Emmet, entiendo lo que significan los castigos y te aseguro que voy a ser muy mala.
Bajó de la moto, quitó las llaves de sus manos y se dirigió a la puerta de la casa de Bella. Miró hacia atrás, y vió a un Emmet clavado en el suelo, fijo sus ojos en ella, roto, destrozado por esa extraordinaria impertinencia.
_ Vamos ¿qué ocurre?, no soporto que siempre vayan por delante de mí, a veces me gusta mandar y sobre todo me encanta tirarme un faron de vez en cuando.
Si le hubieran dicho que una mujer pudiera congelar el infierno lo hubiera creído justo en ese momento. Alice lo había dejado congelado por fuera, devorado por las llamas en su interior. O empezaba a ser más prudente o esa preciosidad se lo comería vivo.
Alice terminó de colocar el pequeño paquete adornandolo con verdadera devoción y sonrió a Emmet.
_ Mi hermano jamás me había pedido hacer algo así por nadie. ¿Sabes?, no lo hubiera hecho más contenta por alguien que no fuese Bella.
_ Estoy feliz por Bella, Edward se la merece.
_ Vamonos a recogerla, ya es hora.
_ ¿Por qué tanto seguimiento?, Bella desde hace tiempo vive sola.
_ No tengo ni idea, deberás preguntarselo a Edward, solo sigo instrucciones, Edward manda, yo cumplo.
_ ¿Y si yo te pidiera algo?
_ ¿Qué quieres pedir?, sorprendeme.
_ Después de la fiesta, unos días, tú y yo solos, en cualquier lugar que tú elijas. Solo quiero tener tiempo para que nos conozcamos sin nadie alrededor, no pienso forzarte a nada cielo, solo lo que tu quieras darme.
Alice fue pensando detenidamente todas y cada una de las palabras, no quería contestar aún, no se veía preparada para algo así, pero lo deseaba, tenía necesidad de saber que clase de hombre era Emmet con ella, como la trataría, como controlaría su deseo, hasta donde era ella misma de llegar, además de reconocerse así misma, que iría con Emmet a cualquier parte.
_ Depende.
_ ¿De qué?
_ De qué sigas siendo un caballero, de qué me hagas sentir especial como hasta ahora, de qué me trates con tanto cuidado que sientas que no quieres romperme, pero sobre todo si en el lugar donde vayamos haya escoba.
_ ¿Una escoba?
_ Si Emmet, pienso ser tan mala contigo que me convertiré por las noches en una bruja. Te obligaré a castigarme una y otra vez.
Su cara lo dijo todo, vencido lo había vencido sin tan siquiera rozarlo, solo con esas palabras de cotorra que ella había sacado esta vez de la manga. Esos días serían el paraíso.
… Y llegó la hora, Bella llegó a casa cansada de soportar la ausencia de Edward, era luchar contra algo que no veía, contra algo que no quería. No habían pasado ni 24 horas y todo su cuerpo le dolía reclamandolo. ¿Qué sería de ella si algún día le faltara?.
Un nudo se formó en su garganta y recordó aquellos días de muerte. Sus manos fueron en un impulso a su garganta, un ahogo la inundó. Las lágrimas, esas que no sabía derramar delante de los demás, a riesgo de ser seguidas de muchas más. Y como si su alma lo hubiera estado necesitando desde hacia años, rompió a llorar tapando su boca, no quería escucharse, no quería ser escuchada ni por el silencio. No quería autocompadecerse, no quería recordar, revivir, solo olvidar. Inició el camino hacia su dormitorio. Se refugiaría allí, en la penumbra, junto a las cosas de Edward, eso la calmaría. Al entrar observó su cama llena de flores, las cuales dibujaban un enorme corazón que en su centro parecía latir vivo manteniendo una cajita.
Hay veces que el corazón salta y notamos como una sensación nueva de vaivén, parece como si cayeramos, como si la respiración iniciara un nuevo ritmo, como si el mundo comenzara a girar del otro sentido.
Tomó la cajila entre sus manos. La abrió. Una preciosa cadena de oro blanco sostenía una pequeá estrella de brillantes, casi tan hermosa como Venus. Sus manos temblaban sosteniendola entre sus dedos, y sus lágrimas quedaron cristalizadas como si de joyas se trataran. Le dió la vuelta a la estrella y lo leyo, una vez más ¡Te amo!
En ese mismo momento sintió deseos de correr, llegar junto a Edward y gritarselo delante de Dios. No había más verdad que una. Ella lo amaba de la misma manera que el lo hacia.
Se lo había dicho muchas veces y ella, tan cobarde no había sido capaz de pronunciar esas palabras, ni una vez, ni una sola vez.
Sonó su teléfono y lo sacó con manos torpes. Era él, el hombre al que amaba, el que se lo entregaba todo sin exigir, el que le daba tiempo, el que le enseñaba que el amor era imposible reterner. Era su mundo, su todo.
Se observó paralizada mirando el teléfono, como quien espera que todo se haga solo.
Descolgó.
_ Nena ¿ya estás en casa?
_ Si, (lo dijo conteniendo las lágrimas)
_ ¿Qué ocurre?, ¿Estás llorando?
No podía ocultarle nada, siempre se daba cuenta de todo.
_ Tú me haces llorar.
_ Princesa es solo un regalo, solo quiero decirte que eres mi luz, que no importa cuantas estrellas contenga el cielo, porque la mía eres tú. No puedo soportar que llores, no puedo pensar que no estoy allí para beberme tus lágrimas. Te necesito mi amor, tanto que duele cada segundo. Nena aunque nos separan muchos kilómetros estoy allí, ¿no me sientes?.
Y Bella lo sentía, lo sentía tan dentro, tan en todas partes que lo gritó.
_ Edward, te amo.
Y fue como un grito de liberación, una verdad tan grande que su tristeza, su melancolía, su ausencia se unieron para dar paso a una alegría incontenida.
_ Te amo, te amo, te amo....
_ Nena, lo sé. Repitemelo cuantas veces quieras, no voy a cansarme de oirtelo decir, pero no llores.
Y Bella lo repitió una y otra vez, conviertiendo sus lágrimas en sonrisas, campanas que llenaban los oídos de Edward, uniendo el eco de sus voces en una oración.
Fue una noche corta, una noche de susurros hasta que Bella calló, las promesas de Edward, su voz meciendola, sus palabras envolviendola, sintiendolas como un abrazo, hicieron que esa noche Edward la invadiera, pero no su cuerpo, sino su corazón.
OMG ANI Q LINDO Y Q TIENO EL ED LO AMO QUIERO UNO PARA MI AJJAJAAJAJA ESPERO CON ANSIAS EL RPOXIMO CAP ANI ERES UNICA ESPERO CON MUCHAS ANCIAS EL PROXIMO CAP ANI CUIDATE BESOS BYE NOS LEEMOS CARI
ResponderEliminarse supone que en el proximo capi llega edward no??
ResponderEliminaral final bella le dijo que lo amaba caris ni que fuese tan dificil el edward estaba ,as contento que unas castanuelas
bueno me parece que alice pronto va a perder su virgunidad
una pregunta ani si bella tiene seguridad quiere decir que aunque la senorita ponpelmo se haya ido sin ser vista en realidad la vigilancia de bella la deberia de haber visto,no???
wow!! me ha encantado!!! yo quiero un edward asi!!! donde los venden?? jajajaja! me encanta la pareja que hace emmett y alice! tan monos!!!
ResponderEliminarestoy deseando que llegue edward!!!
siguela!! un besoooo!
bueno esperemos que la copa que le manden esos dos tontos sea con alcohol, asi nuestra bella no morderá el anzuelo sabe que su bestia enamorada no le va a mandar al infierno...veremos que paa...
ResponderEliminarsigue asi anii
ResponderEliminarencontre tu fic hace dos dias y me enganche a ella , me la he leido de un tiron.Me encanta y espero el siguiente capitulo con ansiedad. Muchos besos por hacernos pasar un buen rato leyendote y sigue asi. Para reyes ya se que pedirme un Edward como este del fic, como me gustaaaa.
ResponderEliminarcada capítulo te superas, enhorabuena!
ResponderEliminarohhh ani me mato este capitulo, si cuento los que me han dejado asi creo que ya no abria mas yo para comentarte, ame todo, desde la despedida hasta ese te amo, aaaa yo sabia que ella lo sabia, jajajaja y se lo diria es dificil guardarse algo tan intenso, por otra parte ya estan poniendose en marcha los planes de la arpia pero los estan contrarestando con la vigilancia y me encanto el detalle de que no hubira alcohol en la cena, es su manera de cuidarla, pero algo me dice que no todo sera miel sobre hojuelas, pero no importa el amor que sienten superara todo, yo lo se, y ya estoy a un poco mas de 10 capitulos de alcanzar la actualizacion, ani me encanta la historia, llevo todos los comentarios diciendolo y no me cansare de hacerlo, vale me voy a leer, un beso guapa tq!!
ResponderEliminarestoy deseando que llegue Edward,hasta yo lo echo de menos.
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