CAPITULO 7°

Para Diazis la chica feliz, que cada vez que me ve conectada en el chat siente una alegría que me hace creer que estoy entre la gente que tengo que estar..... 

Quince minutos más tarde, sentada con Alice en una cafetería en la que jamás había estado, se encontraba como si una ametralladora hubiera comenzado a lanzar proyectiles sin parar. Hablaba, o al menos creyó oír Bella de Edward, de su genio, su trabajo, sus amiguitas sin importancia, de la casa familiar, de su padre, de la ropa de la cena de esa noche, de como se había creado el despacho de Abogados, de los viajes de Edward..... un momento ¿de la cena de esa noche? ¿qué cena?. Debió decirlo en alto porque Alice, le contestó: 

Alice: Oh si Bella, esta noche hay en casa una cena, Ruffus Brenan, el padre de las brujas,... lo dijo bajito..., como diciendo una maldad, quiere cerrar un negocio con mi padre. Por supuesto sus maravillosas hijas solteronas y malas, acompañaran a su padre, a fin de cuentas es el que paga todas sus facturas, y además así tendrán la posibilidad de embaucar a Edward, o al menos es lo que ellas piensan cada vez que lo ven. 

Bella la paró de inmediato 

Bella: ¿tiene o ha tenido Edward algo con ella? 

Alice: Bueno,Marlena creo que una noche lo enganchó demasiado borracho, y ahora piensa que tiene derechos, pero Edward creo que ni borracho la tocó, jamás ha estado interesado en ella, y le costó más de un mes desembarazarse del enfado de pensar que había estado con ella. Pero gracias a dios no recuerda nada, y desde entonces casi no bebe, jajaja. 

Pero tengo que advertirte que como Marlena no consigue nada, pues la hermana cree que le corresponde el derecho de sucesión, ya sabes “ahora me toca a mi”. 

Bella: No, no sé Alice 

Alice reflexionó antes de hablar. 

Alice: Bella mi hermano no es ningún santo, tiene 31 años, y ha habido algunas mujeres en su vida, ninguna ha supuesto para él nada demasiado importante, yo diría que lo que ha hecho ha sido aprender con ellas. No obstante nunca ha engañado a ninguna, todas sabían a ciencia cierta lo que el iba buscando, nunca les prometió nada, ni se implicó en sus vidas personales. No las trajo a casa y tampoco las buscaba. Estaba esperando, sin saberlo tú estabas ahí en su corazón y en su mente. 

Bella sacudió la cabeza ¿pero qué cosas estaba Alice diciendo? 

Alice: Sé que es complicado que lo entiendas, pero Edward es un hombre bueno, es honesto, no te hará daño jamás y créeme, ese beso (lo dijo un poco cómplice), ese beso vuestro, oh dios jamás lo había visto ni besar ni mirar así. Bella la interrumpió.

Bella: Alice para. No me importa el pasado de Edward, solo que ésto es demasiado para mí, todo es nuevo y va demasiado deprisa. 

Alice: Bella no te dejes intimidar, y confía en mí, te digo que mi hermano está enamorado de ti, o no mas, mucho mas, esta loco por ti. 

Bella: ¿enamorado? ¿hablas de amor? 

Alice: si Bella amor ¿pero de donde sales tu?. Tu eras la que te besabas con el. Dime que no sentías algo que no se puede explicar. El amor Bella es algo que fluye, lago que hace la vida más intensa, una parte de nosotros que se pierde para que otro la encuentre. 

Bella: Alice, ¿tú estás enamorada? Alice:Bueno no, pero he leído mucho. 

Las dos comenzaron a reir sin parar, definitivamente aquella mujer estaba loca, pero bendita locura. 

Dos horas más tarde seguían hablando, sobre todo de Edward y de otras cosas que el admiraba, de sus gustos, de como se aislaba en una pequeña cabaña en las montañas, de la capacidad protectora hacia los suyos, del afecto y la fidelidad hacia su perro Thor y de sus incansables carreras para descargar sus irritantes nervios. 

Sonó el teléfono de Bella y se alarmó, aún no estaba acostumbrada a las llamadas de Edward, pero sabía que era él, un presentimiento la acogió muy adentro. Miró a Alice un poco incómoda. 

Bella: es Edward, debe estar enfadado, llevamos horas hablando y era el primer día de trabajo, bonito comienzo, huída con su hermana. 

Alice: Dame el teléfono, yo pondré firme a este tirano. 

Bella le pasó el teléfono entre temerosa y picara; quería saber como respondería el ogro ante la voz familiar de Alice; si como había dicho ella, era exigente o condescendiente, y a la vez como Alice podría tratarlo. Le gustaba pensar en el genio de Edward amilanado ante el afecto que sentía por su hermana. 

Alice: si dime Edward. 

Edward: ¿por qué cojes tu el teléfono? 

Alice: Ya sabes, tu querida Bella se asusta solo con ver el número....jajajajaja... no sabe que eres fácilmente domable. 

Edward: ¿qué estas haciendo aún con ella? 

Alice: Bueno nos estamos conociendo. No me extraña que te tenga loco. Ahora mismo está mirándome con los ojos muy abiertos, como un cervatillo asustado y sus manos retuercen, con instintos asesinos, una servilleta de papel que lleva muerta bastante tiempo. 

Edward: ¿y soy yo quien la asusta o eres tu con tu comentarios? Te advierto que como la alejes de mí lo más mínimo, no habrá sitio donde puedas esconderte. 

Alice: En este momento creo que ambos la estamos asustando,el color de su cara pasa de rosa a escarlata en cuestión de segundos. 

Bella tapó su cara con ambas manos; la frase “donde puedo meterme”, se quedaba muy lejos de lo que verdaderamente sentía. Primer día de trabajo ¿Y qué había hecho?, besar a su jefe como una auténtica posesa, para después irse con su hermana de charla. Escuchaba un murmullo de la conversación de Alice y Edward, y las carcajadas de éste a través del teléfono, hasta que Alice le paso el mismo diciendole. 

Alice: No puedes escaparte, quiere hablar contigo. 

Bella hizo señas con las manos, negándole y retirando el mismo. Alice: Tiene tantas ganas de verte que no te regañará. 

Bella lo acercó a su oído nerviosa y al mismo tiempo deseosa de volver a oír su voz. Algo en su vientre se encogió. 

Edward: Nena, ¿estás bien? No hagas caso de nada malo que te cuente ese pequeño duende, a veces es una brujilla demasiado astuta y metementodo. Nena, ¿dime algo? Bella: No te preocupes Edward, por ahora solo dice cosas buenas de ti. Pero hay algo que no se si te gustará. 

Edward: Si viene de ti seguro que si. Cuéntame princesa. 

Bella: Me ha invitado a la cena de esta noche en tu casa, y yo, yo no sé … 

Edward: No me podía imaginar que mi hermana fuese tan sumamente inteligente, aunque claro lleva el apellido Cullem. Serás mi invitada Bella no la suya. Podré disfrutar de ti más tiempo. 

Bella: ¿estás seguro? No quisiera estar donde no deba, importunar, no deseo hacer que alguien se sienta incomodo, o ponerte en una situación no deseada. 

Quiso seguir hablando pero Edward no la dejó. 

Edward: Bella tu sitio está donde yo éste, a mi lado. Desde esta misma mañana, desde nuestro primer encuentro, desde nuestro primer beso, no hay otro lugar para los dos que no sea juntos. ¿Has olvidado ese beso Bella?.Yo no he podido hacerlo ni un solo segundo. 

Bella se sonrojó y sonrió; olvidar ese beso sería imposible. Todavía al recordarlo sentía calor y sus piernas se ceñían una contra otra. Recordaba haber pedido más,¡dios que vergüenza!, ¿qué pensaría Edward de aquello? ¿cómo volvería a mirarlo otra vez a la cara?. 

Edward: Bella dime que no lo has olvidado 

Bella: No Edward, no he podido. 

Edward: Bien, porque no pienso dejar que lo hagas, preciosa voy a recordártelo con mucha practica una y otra vez, voy a saborear tu boca hasta que se quejen tus labios y me pongan una denuncia, voy a comerte despacito, a torturarte, a torturarme como un loco. 

Bella: ¡Edward!, 

No fue un grito, fue un reclamo de quien ansía, de quien no puede contener su necesidad. 

Edward: Si corazón voy a darte tanto que no vas a necesitar pedírmelo. 

Bella dejó caer el teléfono sobre la mesa y Alice acudió a socorrerla, sabía que el ataque de su hermano, había sido implacable. 

Alice: no tengo ni idea de lo que le habrás dicho para hacerla temblar como a un patito muerto de frío, pero escúchame bien Edward, si te atreves a asustarla de esta manera sin estar presente, te aseguro que te las verás conmigo. Controla tus ganas de tenerla contigo y quiero que sepas que de momento estas castigado. No vas a volver a verla hasta esta noche. Ni se te ocurra molestarla más llamándola. No voy a soltarla ni un segundo ¿me oyes? 

Edward: No serás capaz Alice. Necesito tenerla cerca. Alice: Bien pues eso te enseñará, Señor impaciente. 

Y dicho eso colgó el teléfono, se lo devolvió a Bella con una sonrisa y observó como ésta lo miraba. 

Bella no supo que decir, era impensable que ella le hubiera colgado a Edward. 

Alice: Bella a los hombres hay que domesticarlos. 

Bella: yo simplemente quiero aceptarlo como es sin que me arrolle en el intento, como se muestra, lo que tiene de animal salvaje, su premura, su instinto es lo que 

me lleva hacia Edward. No quiero reprimir al ogro que hay en el, quiero aprender a estar a su lado. ¿Cómo querría que fuera de otra manera? 

Alice: Definitivamente Bella, estas hecha para él.