CAPITULO 5°

Este me gustaría que lo aceptara Loli, eres romántica muy romántica, como normalmente somos las mujeres, las que solemos soñar con que existen hombres todavía capaces de decir cosas verdaderamente importantes, espero que te guste....

Había premura y ansia en su voz, ¿Isabella?, ¿la había llamado Isabella?. Extrañamente le gustó a pesar de que eso no estaba permitido.....rió en su interior, lo aceptaría,.... contestó....

Bella: Sr.Cullen, no lo haré, estaré allí a la hora acordada. Thelma y Dana la miraron.

Dana: El taxi está en camino, se buena, no cometas errores, recuerda todo lo que te dijimos y cualquier cosa que pase nos llamas

Thelma: Sí, llámanos y Bella, ¡comete al ogro!, tú puedes.

Ja, ¿ella podía?, estaba siendo devorada por una sola frase …...”Isabella no llegues tarde, me oyes, ni un segundo tarde”...., ¿y ella podía?

Sonrió a sus amigas, más por calmarlas que por lo que sentía en su interior, se pintó los labios, las miró. Asintieron las dos confirmando que estaba perfecta, y Bella se marcho.

Minutos después se encontraba esperando frente al ascensor que la llevaría ante las puertas del cielo y del infierno. A su espalda lo sintió, cerca sin tocarla, dándole calor, una frase, sólo una frase y daría con su cuerpo en el suelo.

Edward: ¿Sientes cómo te estoy tocando Isabella? Bella: Sí …. pudo decirlo con voz entrecortada....

Edward: Puedo tocarte así cada vez que lo desees, ¿lo aceptas Isabella? Bella: Sólo llámame Bella

Edward pronunció ese diminutivo en sus labios Bella, Bella mi pequeño halcón.

Bella se estremeció, él sintió su temblor y lo hizo suyo, algo dentro de él gritó; su voz una caricia, su aliento calentándole el cuerpo.

Edward: Esto será como morir Bella, un precioso morir. Bella: No, esto será poder vivir cada día.

Edward se acercó un poco más aún sin tocarla. 

Edward:¿Estás segura?

Bella:Lo estoy

Edward: Dime qué necesitas Bella:Bella:A tí,sólo a tí.

Edward: Me tienes entero, todo, aunque no quisiera. Si te dijera que esto es sólo deseo ¿lo aceptarías?

Bella: No me está permitido pedir amor. El amor se entrega, se regala o se gana, igual que el respeto. El deseo es sólo un impulso, algo que a veces no se puede contener, pero sólo a veces.

No me interesa el amor, demasiado esfuerzo, demasiado sufrimiento, demasiado riesgo, dolor mucho dolor.

Edward lo entendió enseguida, ella no estaba dispuesta a amar fácilmente, ella no se daría, no amaría sin pelear, miedo, miedo a la invasión completa de su corazón y de su alma, así que decidió seguir el juego, despacio muy despacio.

Edward: Eso es Bella, mi deseo entero es tuyo, lo demás.....

Ssssss...... lo interrumpió, ella no estaba preparada para amar, ni para recibir un amor. Era cierto que sabía que no tenía escapatoria, pero en el tiempo podría prepararse, quería estar fuerte para la entrega total. Entrega, ¿y qué tenía ella que entregar?. No tenía nada, ni experiencia si quiera, sólo tenía valor, …. Sí, pensó, eso sería suficiente, todo el valor del mundo.

Las puertas del ascensor se abrieron y ella entró disparada, sólo los dos, en una jaula, doce pisos llenos de deseos controlados. Miró hacia abajo, no quería ver su cara; él se colocó justo delante de ella y comenzó a hablar muy bajito, ella sólo oía un murmullo, su mente no quería escuchar, no quería pensar.

Edward: ¿Me oyes Bella? Bella: No

Edward: ¿esa es la técnica? dime, ¿No escuchar?. A mí no me es válida

Bella, sólo tú presencia, tu proximidad y ya no soy yo mismo.

Bella entendía, sabía exactamente como se sentía.

El ascensor llegó a la planta doceava y las puertas se abrieron. Bien fin del asalto. Edward no se movió, ella tuvo que rodearlo, salir de aquella caja y respirar. De dirigió como una bala hacia Lara. Tras saludarla, ésta le indicó su mesa. Se dirigió hacia ella, justo cuando Edward la miró y con un gesto de la cara le señaló la puerta del despacho. …. Oh, sí, tengo que entrar detrás de él. Otro asalto, ¿quién aguantaría a este ritmo?, lo siguió, cerró la puerta tras de sí. No esperaría a que él comenzara de nuevo, tenía que ganar tiempo.

Bella: Edward, todo esto está muy bien, pero se nos está escapando de las manos. Un día, sólo un día y ya nos hablamos de una manera tan familiar como desconcertante, cualquiera que nos viese podría pensar que …... Edward: Y ¿qué es Bella? dímelo

Bella contenía la respiración, no sabía cómo explicarlo, y de repente no puedo contenerse, algo en su interior le gritaba sin parar ….¡a la mierda las reglas!.....

Bella: ¿Quieres sinceridad?, ¿Quieres que te diga lo que siento?, pues bien escucha lo que tengo que decirte. Tú eres el culpable de que yo no sea quien era. Tú has conseguido en un solo día que mi mundo no sea redondo, que tenga tantas aristas que no pueda rodar, lo has parado. Tú me has hecho tener miedo a perder lo que no tengo, por tí sonrío sin saber por qué, por tí tiemblo, en tus ojos puedo verme, me haces fuerte y frágil, me siento más mujer de lo que jamás me había sentido, y tengo ansias, hambre, algo que no sé cómo controlar.

Dicho esto se dejó apoyar contra la puerta y expulsó el aire para después volver a respirar. Lo miró detenidamente, fijamente, examinándolo, no sabía en ese momento describir su cara, ¿qué sentía?, ¿qué expresaba?, pero sin saber cómo sintió calor, un calor que llenaba su cuerpo y sus sentidos, sus miradas fijas, mantenidas.

Edward: ¿Quieres que te diga lo que yo siento Bella?, ¿Quieres oírlo?

Y sin esperar respuesta se lanzó a abrir parte de sus murallas, dejando caer todas sus fortalezas.

Ayer era un hombre sólo, hoy estás tú, nunca más me sentiré perdido. Ayer no había nada demasiado importante, hoy lo eres tú. Ayer sólo existía el trabajo y cosas vánales, carentes de significado. Has invadido mi espacio, mi aire, mi tiempo, mis sueños. Sin tocarte, sólo con desearte he llegado a sentir un orgasmo que jamás imaginé que podría sentir. Cuando no te tengo te invento. Las horas se paran, no pasa el tiempo, no llega el momento de volver a verte. ¿Hablas de hambre?. Un día sólo, un día y te comería entera un millón de veces.

¡Edward!, el nombre le salió en grito ahogado, silencioso y corrió hacia él. Edward la vio correr hacia su cuerpo, y como quien espera un milagro, sus brazos abiertos, los ojos brillantes, perdidos los dos en los sentidos, y de pronto el impacto lo golpeó sobre su pecho. Notó sus brazos rodearlo, estrecharlo y esconder la cabeza en su cuello. Sintió su perfume inundar sus sentidos, como si fuera algo completamente familiar, su aliento, su boca pegada a su cuello su respiración agitada, su corazón latiendo rápido, notó su miedo al momento que estaban viviendo y también percibió su tristeza, tristeza por la derrota de ambos, alegría por su entrega. Y como una red sus brazos la estrecharon tan fuerte, con tanta necesidad que temió hacerle daño, pero ella no se quejó, sólo se apretaba más y más a su cuerpo como si quisiera fundirse con él, nunca había percibido tanta cercanía con nadie. Bajó la cabeza y le dijo con voz ronca, entrecortada, tan varonil que Bella sintió su poder

Edward: Nena,te necesito

Y eso fue suficiente, fue todo lo que Bella esperaba para desarmar su cuerpo por completo.