capítulo 54
... comienza el espectáculo...
tenemos, no damos valor a lo que nos rodea a lo que es
nuestro; parte del resto del tiempo,lo empleamos en
lamentarnos de lo que no conocemos. Desperdiciamos tantos
momentos,que la felicidad que aparece durante segundos, se
nos escapa.
…
_ Creo que debería parar de dar vueltas y mirar el reloj
nena, el tiempo no correrá más deprisa porque lo hagas.
_ Quiero pensar que todo está bajo control.
_ Y lo está princesa. Alice está preparada y Lara no dejará
que nada se escape. El equipo ha tomado todas las medidas
necesarias para que la marcha de nuestro plan funcione a
la perfección. La casa está limpia y no tardaremos nada en
llamar a James.
_ También me preocupa él. No sabemos cuántas artimañas
utilizará Marlena. No debemos subestimarla, nunca la he
considerado una rival fácil y cuánto más desee alcanzar
su objetivo, más dificultad tendremos en medir sus
movimientos.
_ Me pides que confíe en él y ahora eres tú la que tiene
dudas. Cálmate cariño. En tu seguridad está nuestra
fortaleza. Mantente firme y lo conseguiremos. Marlena no
tiene ni tu inteligencia ni tu temple y mucho menos gente
dispuesta a darlo todo.
Esas palabras en Edward me hacían sentir una vez más que
él y sólo él eran mi guía, el mástil que soportaba el
peso de mis miedos e inseguridades, de todo los pasos que
calculadamente habían sido ejecutados para terminar con el
enemigo. Puede que mi fuerte fueran las estrategias, pero
una vez las exponía, Edward no dejaba nada al azar.
_ Te necesito, lo sabes.
_ Tanto como yo a tí, pero todo va a salir bien.
Alice interrumpió nuestras autoconfirmaciones de confianza,
siempre risueña y segura de sí misma o inconsciente del
riesgo, no o sé, a veces me hacía dudar. Pero sin duda era
la única en esos momentos que se ceñía a los planes sin
tner dudas.
_ Bien estoy preparada, lo único que creo que no sabré
controlar, es que sólo tengo ganas permanentes de reírme.
Es como cuando antes de una actuación en el instituto me
daban ganas de saltar.
_ Alice, no sé cómo repetirte que ésto no es un juego.
_ Estoy convencida de ello Bella, pero creo que esta vez
te confundes. Si dejas que el miedo al riesgo que corremos
esté siempre presente en tí, se volverá contra nosotros.
Creo que si le dieras unas cortitas vacaciones a tus
nervios, todo marcharía como la seda.
_ Por una vez he de darte la razón.
_ Vaya, quien lo iba a decir. Edward Cullem de parte de
su hermana. Vamos Bella, de alguna forma que desconozco
siempre me salgo con la mía. Relájate en confia. Eres buena
muy buena planeando, organizando y planificando todos los
movimientos, te diría incluso que la mejor. Ninguno de
nosotros duda de tu capacidad.
_ Algo podría fallar.
_ La única con ese pensamiento princesa eres tú. Mira a tu
alrededor, somos un ejército esperando tus órdenes y todos
sabemos que nos llevarás a la victoria.
Me escondí en sus brazos, como si mi corazón necesitara
escuchar el suyo para saber que todo estaba bien. Y como
siempre lo que encontré fue la respuesta que necesitaba. Un
ritmo sereno y tranquilo y una paz más allá de todo lo que
pudiera imaginar. Mi vida en un abrazo.
Sin mirar a sus ojos podía sentir lo que me decían.
... La creencia en el ser humano, en uno mismo, es un
acto de fe grandioso. Es lo que define nuestras vidas por
la capacidad de elección que tenemos, por la entrega o
la voluntad que regalamos a cada convicción. Es algo que
aunque a ciegas nos hace temer y a la vez ser fuertes.
No podremos tocarla jamás, sin embargo está presente en
nuestras vidas, con tanta fuerza, que nos lleva a ser parte
de quienes somos...
Tenía junto a mí a un ejército incondicional, que por
muchas condicionantes que pudieran suceder y con el único
fin de vivir en paz, me había otorgado su fe ciega,
quedarse a mi lado, sabiendo incluso que si algo no salía
como esperábamos, jamás habría un reproche.
¿Qué más podía esperar?
Ser líder en aquellos momentos no debería costarme ningún
trabajo, si no fuera porque temía las víctimas.Por mucho
que lo intentara, por mucho que deseara que al acabar
no hubiera vencidos ni victoriosos,los habría y para ser
sincera mi conciencia no tenía en cuenta de qué bando
pudieran ser.
Algo ocurrió justo en esos instantes en los que mi mente
recorría cada uno de mis sentimientos a flor de piel, y
quizá fuese precisamente por eso, porque todo en mí era
sensibilidad, que pude apreciar como llegaba un sentimiento
de esos que andan dormidos pero que siempre se hacen
presentes.
MI MADRE
Nunca vi a nadie con una capacidad de lucha mayor y más
grande. Su enfermedad había ido consumiendo todas sus
posibilidades e incluso a pesar de ello, siempre la había
percibido como una heroína. Probablemente porque nunca se
rindió, porque jamás escuché una queja siendo consciente
de que su rival sería ganador. Porque a pesar de todo
quiso estar preparada para lo que llegaría y más aún quiso
preparar a los que no marcharíamos con ella.
Y su ejemplo como siempre se hizo sentir con la fuerza
necesaria para que tomase justo en esos momentos las
riendas de la situación. Una vez más, ella era la pieza
que lo anclaba todo, que me mostraba el camino y que no me
abandonaría jamás.
Y ahora sí, sin temor y sin dudas que oscurecieran mis
ideas, apoyada en el cuerpo del otro bastión de mi vida,
comenzó todo.
_ Bien Edward comencemos. Llama a James y que este
espectáculo no termine hasta que hayamos conseguido vivir
en paz.
_ Antes quiero que sepas algo nena, algo que todos pensamos
aunque no sepamos como decirte. Es un honor luchar a tu
lado.
Sus palabras fueron el eco del sentir de mi madre, todo
lo que necesitaba para sentirme invencible por dentro y
notar como mi cuerpo se estiraba por fuera y me hiciera más
grande. La sonrisa de Alice la confirmación y el movimiento
de los demás la voz sin palabras que me indicaba que todos
estarían atentos y en sus puestos.
Quizá nunca llegarían a saber que el honor era mío, pero
quizá también más tarde,en otro momento, pudiera llegar a
expresarles todo lo que suponían para mí. Tenía toda una
vida por delante para demostrárselo a todos y cada uno de
ellos.
…
Estaba tumbado boca abajo y desnudo en mi cama, consciente
o al menos comenzando a estarlo después de haber ingerido
la cantidad exacta de aloperidol que me ayudaría a poner
en marcha nuestro plan. La voz de Marlena hablando por
teléfono me indicaba que ella estaba junto a mí, pero lejos
de sentirme incómodo me sentía satisfecho.
El que ella pensara que todo había vuelto a la normalidad,
el aceptarme como el hijo pródigo, la oveja descarriada que
pedía a gritos ser aceptada en cada solo era parte de lo
establecido y por otra parte, nada tenía que temer.
Tuve que contener mi sonrisa al pensar que mi cuerpo no
hubiera aceptado órdenes de nadie bajo ningún concepto.
Centré toda mi atención en la conversación que mantenía,
sobre todo por saber quién era la persona al otro lado del
auricular además de intentar conocer los movimientos que
Marlena daría.
Su carcajada me puso en alerta, sobre todo cuando se
levantó de la cama y se dirigió al baño como intentando
reservar parte el contenido de sus palabras.
Agudicé todo lo que pude el oído, si era así como lo
imaginaba sería algo importante y estos detalles podían ser
precisamente lo que nos importaba para mantenernos siempre
por delante.
_ No puedo creer que lo hayas convencido tan pronto, pensé
que mi padre era algo más duro. Jajajajaja.
_ Querida vine con una intención firme y mis años han de
servir para algo.
_ No me entiendes, no dudé nunca de que lo consiguieras,
pero sinceramente, esperaba que se hiciera rogar un poco
más.
_ Ya sabes como pienso, no hay nada que una mujer no pueda
conseguir si se lo propone. Y por cierto ¿cómo te va a tí?
_ Podría decirte que duerme como un angelito, que en estos
momentos come de mi mano y que hará lo que yo le pida.
_ Por lo que veo no podríamos estar mejor posicionadas.
Espero que ahora sepas mover las cuerdas a tu antojo. Atalo
en firme pero no seas demasiado brusca, no lo asustes otra
vez. Procura ir con calma James no es tu padre.
_ Esta vez lo haré delicadamente, jajajaja. Esperaré que
sea él quien de los pasos sin que se de cuenta que camina
por donde quiero que lo haga.
_ Exactamente es como tiene que ser. Dale a un hombre
una orden y no conseguirás nada, muéstrale algo de tu
persuasión, intenta convencerle de que es él quien manda, y
ya es tuyo.
No te preocupes estoy aprendiendo mucho de tí.
_ Jajajajajaja, en poco tiempo serás mi alumna más
aventajada.
No podía escuchar las palabras del otro lado, pero tenía la
sospecha que por las respuestas, era Esme la que provocaba
aquellas risas.
Una parte de mí se sintió liberada de la presión cuando
escuché que Marlena se lo tomaría con más calma. Si era
cierto bastaba con interpretar al resignado y arrepentido
que tímidamente intentaba formar parte nuevamente de su
vida y de toda la mierda que Marlena almacenaba a su
alrededor. Eso me daría tiempo, nos daría tiempo a todos.
Justo en el momento en que la oí colgar y dirigir
nuevamente sus pasos al dormitorio, desperecé mi cuerpo sin
abrir los ojos.
_ Querido, estás despierto.
Abrí los ojos lentamente y esbocé una tierna y falsa
sonrisa.
Marlena era un animal visceral convertido en monstruo de
siete cabezas, pero no era demasiado inteligente y ahora
más que nunca sería el momento de aprovechar esa carencia.
_ No exactamente, me han despertado tus risas y me
alegro aunque no así mi cabeza que me retumba en todas
direcciones.
_Era Esme, no tienes ni idea de lo deprisa que se mueve esa
mujer.
_ No no tengo el gusto de conocerla tanto como tú.
_ Jajajajajaja, pues debería hacerlo.
_ Por favor te lo pido, sé feliz pero no te rías demasiado
fuerte.
_ Lo siento de verdad, pero es que todo empieza a ir sobre
ruedas querido.
Se tumbó sobre mí besando mi frente y mi rostro, buscando
como una loba hambrienta mi boca, y rozándose contra mi
cuerpo. No se de donde saque las fuerzas para soportar cada
una de las insinuaciones de su cuerpo. Le había perdido el
respeto y era más de lo que podía aguantar.
Mi teléfono sonó y ni tan siquiera dí crédito a las
siguientes palabras. Indiscutiblemente existían los
milagros.
_ James te necesitamos, Alice está enferma y parece
bastante urgente.
_ Enseguida estoy allí Edward, no tardaré.
_ ¿Qué ocurre?
_ Parece que Alice está enferma y Edward me pide que acuda
urgentemente.
_ Definitivamente hoy es nuestro día de suerte cariño. Los
Cullem te necesitan.Será una oportunidad estupenda para que
nos sirvas de ojos y oídos ya que nos han alejado de su vida.
Tuve que echar mano a todo mi control para que no pareciese
que más que acudir al encuentro de los Cullem huía de su
lado.
Me vestí todo lo rápidamente que pude, tomé mi maletín,
guardé el móvil y el busca del hospital, deposité las
llaves en el bolsillo y me quedé en medio de la habitación
parado, no quería ser el primero que diese el siguiente
paso. Dubitativo y expectante era así como me encontraba
cuando de repente una ídea atravesó mi cerebro como un
rayo. Jugaría fuerte lo suficiente como para estar a su
altura.
_ No he debido ser un acompañante demasiado entregado.
_ James querido, no tengo ninguna queja, tú siempre das la
talla y superas todas mis expectativas.
¿Me estaba diciendo que habíamos mantenido relaciones?.
Sería buja... Lo que ella no sospechaba es que bajo ningún
concepto habría sido conmigo. Pero si prefería que me lo
creyese, la tendría contenta.
_ Lo que me pidas querida, siempre lo que me pidas.
Ví su sonrisa dibujada en el rostro, así como también
estirarse sobre mi cama envuelta en mis sábanas y supe
que lo que necesitaba en esos momentos era regodearse en
la sensación de posesión y poder sobre mí. Bien que lo
pensara. Mi corazón latía por otra persona muy distinta a
ella, a la única que quería no sobre mi cama o sobre mis
sábanas, sino dentro de mi alma.
_ Si la consulta se dilata te iré llamando.
_ No dejes de hacerlo, pero preferiría que volvieras pronto
querido, tenemos cosas pendientes. Te mantendré caliente la
cama.
Pues que la calentara todo lo que pudiera hasta que se
quemara... Sería estupendo verla ardiendo.
…
_ Alice a partir de ahora depende de tí. Tendremos
aproximadamente unos minutos para informar a James y que
el haga lo mismo con nosotros. Después ya sabes, llega
tu momento de la gran actuación y de la reclusión en el
hospital.
_ Estoy más que preparada Bella.
_ Sé lo que te va a costar pero es importante.
_ No hay problema, Emmet me hará compañía todo el tiempo y
papá nos mantendrá informados.
_ Emmet, Alice no debe pasar a solas ni un sólo segundo. El
que los hayamos alejado de nuestro hogar, de nuestra vida,
no quiere decir que no intenten acercarse a ella ahora que
está fuera de casa.
_ No te preocupes Bella, confía en mí.
Por mucho que lo intentaba eran demasiadas cosas a tener
presente, a no olvidar. Cada pieza encajaba en una especie de rompecabezas y si perdíamos alguno no podríamos sustituirla.
Edward seguía con la mirada cada uno de mis movimientos, el
frotar de mis manos, compulsivamente acariciar mi cabello o
pasear alrededor de su mesa, sabía que controlaba incluso
el tono de mi voz.
No pude evitar sobresaltarme cuando el timbre de la puerta
sonó. Era James, todo empezaba, no había tardado, estaba
con nosotros y seguro que aportaría una luz nueva a toda
esta maraña.
_ Aquí estoy, listo y preparado para lo que decidais.
_ Gracias James.
Fue la voz de Edward la que pronunció esas palabras antes
que las nuestras. Él, al que le había costado tanto trabajo
devolverle la confianza, era el que nos demostraba una vez
más con su aceptación que estábamos en el camino correcto.
Y como un resorte todo mi cuerpo fue a buscarlo a
agradecerle con lo que tenía en esos momentos, que nadie
sabía calmarme y llenarme como él. Mi regugio y mi fuerza.
Sus brazos se abrieron para mí antes incluso de que llegara
a ellos.
Para mi hambre, mi pan.
Para mi sed, mi agua.
Para mi frío, mi abrigo.
Para mi ahogo, mi aire.
Para mi dolor, mi remedio.
Para mis conquistas, mi guerrero.
Para mis sueños, mi conquistador.
Para mis ansias, su amor sin límites.
Ese era Edward.
Abrazarlo, mi casa.
_ James tienes que ponerme en antecedentes. Tendrás que
explicarme que efectos debería simular.
_ Alice de momento algunos generales, dolor de cabeza,
fatiga y cansancio. Te someteré a pruebas sencillas,
análisis de sangre, rayos nada que debas temer. Digamos que
tengo pensado que podríamos fingir una alergia desarrollada
en las últimas semanas y que nos llevara algún tiempo
descubrir.
_ Como tú digas, estoy en tus manos.
_ Gracias, es importante para mí.
_¿Cómo te ha ido James?
_Aparecisteis no se cómo en el momento oportuno. A partir
de ahora creeré en los milagros.
_ Jajajajajaja. Hazlo si lo deseas pero creo que esta vez
se lo debes a la tecnología James.
Las palabras de Lara entraron por mis oídos aclarando mi
mente.
_ Por instrucciones expresas de Bella, en las horas que
estuviste ausente de casa, no solo la cuidadmos James,
dejamos algunos regalos para vigilarla, para cuidar de tí
cuando no tengas escapatoria. Espero que me entiendas.
Miré a James más que orgullosa algo avergonzada. Era una
intrusión en su intimidad, pero no se me había ocurrido
nada más efectivo para controlar a Marlena y darle un
respiro a James. Pero la respuesta de sus ojos me hizo
creer que no estaba equivocada y que él se sentía muchos
más protegido de esa forma. No hubo palabras, pero pude
percibir tanto su aprobación como sus gracias sobre mí.
…
Tan solo habían trascurrido unos 30 minutos desde que
dejamos a Alice en la confortable habitación de la clínica
privada, acompañada de Emmet y Petter, sabiendo que James
la atendería personalmente.
Intentaba concentrar mis ideas en otro lugar para calmar
por dentro el desenfreno alocado de mis pensamientos,
procurando que Edward no fuera consciente de mi
nerviosismo. Pero fue inútil. Mucho antes de presentir
su mirada ya estaba a mi lado. Tomó mis brazos para
extenderlos sobre mi cabeza y deslizar un suave camisón
para cubrir mi cuerpo. Fue tan delicado que sentí una
caricia. Me tomó en sus brazos y se dirigió hacia la cama.
Apoyó su torso contra el cabezal de la misma, dando cabida
a mi cuerpo entre sus piernas. Adelantó mi espalda y sus
manos fueron un bálsamo para mi cuello y mis hombros,
mientras que sus palabras lo eran para mi corazón.
_ No fallará nada. Voy a protegeros a las dos. Descansa
nena, piensa solo en nuestra pequeña princesita, es lo único que debe importa ahora.
_ Edward, tengo miedo.
_ Shhhhh. Tú nos has sido jamás una cobarde y todos
sentimos ese miedo del que hablas, es más que lógico dadas
las circunstancias. Sabemos que alguien atenta contra
nuestra felicidad, gente que se disipa entre nosotros
porque han formado parte de nuestras vidas, y ésto princesa
lo hace aún más complicado. Yo tampoco quiero víctimas
nena, no me gustaría tener que llegar a ciertos extremos
pero parte de nuestro camino juntos, el compartirlo con
quienes amamos, está en manos de quienes solo desean
destruirnos. No puedo consentir, no puedo permitir que nos
arrebaten lo que nos pertenece.
Sentí el cuidado, la dedicación, la ternura, la protección,
la determinación, la necesidad,el deseo y los sueños de dos
personas que formaban solo una.Edward y yo erámos uno, dar
un paso y unirlo al siguiente para ir haciendo el camino.
Mis labios hablaron solos.
_ Edward, te amo.
Fue casi un suspiro que nació y murió en su boca.
Sentí su pierna y su rodilla volverme y arroparme en su
regazo, acariciar mi pelo y mi cara.
_ Eso nena, es lo único que de verdad importa.
No sé cuantas veces pude sentir sus manos acariciar mi
espalda y mis brazos hasta que el latido de su corazón se
convirtió en la única música entendible, en el único son
capaz de regir el mío y caí rendida.
Perfecto,comenzo la batalla, son unos luchadores que no se dejen de esas arpias de Marlena y Esme. me encanto este capitulo, te felicito Nena.
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