domingo, 13 de mayo de 2012





La línea recta
capítulo 49

…”verdades”...

Verla despojada de fuerza, entregada a su abrazo que la sostenía sin reservas, con sus ojos cerrados, la mordida en sus labios segundos después del caos que sigue al éxtasis, el pelo revuelto y sus mejillas sonrojadas, era más de lo que cualquier hombre enamorado podía soportar.

Aún dentro de ella, sintiendo los últimos estremecimientos de su placer, del de Bella, su cuerpo aún evocaba un temblor exquisito al que no estaba dispuesto a renunciar.

Aquel cuerpo felino de loba, había luchado hasta la extenuación por complacerlo, por rendirlo y lo había conseguido con la primera palabra.

Entre la satisfacción absoluta que sentía y la preocupación que ocupaba su mente, al saber que Bella lucharía hasta las últimas consecuencias, que no se rendiría ante nadie, y aún más que eso, su estado era de excitación completa. La conocía demasiado bien.


Todas las palabras dedicadas a explicar su comportamiento en la fiesta, no eran más que el anticipo de lo que estaba por llegar. El huracán que llevaba dentro se había despertado y no volvería a estar en calma, hasta que todos los que amaba estuvieran a salvo. 

Salió de ella despacio, como si no quisiera despertarla de su letargo y todo su cuerpo se resintió por ello. La apoyó sobre la pared con mucho cuidado.

- No te muevas, aguanta solo un poco.
- Edward.
- Shhhhh, yo te cuidaré.

Se arrodilló en el suelo y quitó cada uno de sus zapatos. Aquellos tacones daba vértigo solo con mirarlos. Sus fuertes manos masajearon sus pies con caricias de sus ágiles dedos, que con movimientos circulares y haciendo presión sobre sus tobillos, casi la hicieron desfallecer.

Y sus manos siguieron la forma de sus piernas, como si fueran gemelas, simulando ambas el movimiento de la otra, subiendo por sus pantorrillas y más arriba. Un ascenso hacia ese punto de céntrico que la hacía sentirse derrotada, desmadejada y tan relajada, que parecía que el sueño se había convertido en el aliado de su contendiente.

Un suspiro de su boca, le hizo comprender que Bella no estaba dormida, sino que era demasiado consciente de sus caricias. Aquella gatita estaba resucitando de su estado de somnolencia y como el ave fénix venía de nuevo para dar el golpe final.
Una sonrisa y un gesto curioso asomó a su rostro. Si le gustaba entregada, más aún guerrera y aquella noche sería larga y estaba seguro que tendría la oportunidad de disfrutar de ambas.

No tardó en comprobar cuanto tenían de ciertos sus pensamientos.

Las manos de Bella se enrollaron en su pelo, tirando de él para acercar su boca a su vientre, y a continuación levantar su rostro.

- Si piensas que aquí acaba todo estás equivocado. Esta noche te has rendido una vez ante la persona equivocada y eso merece un largo castigo.

Tomó su mano y entrelazó sus dedos guiándolo hasta el baño y ahora fue Bella quien lo apoyó contra la pared.

- Ahora amor mío quiero que observes lo que voy a dedicarte, me siento extremadamente generosa. Necesito que prestes mucha atención. Esos ojos tuyos que continuamente persiguen cada uno de mis movimientos, tienen un trabajo muy duro por hacer. ¡Ah! y se me olvidaba, quieto, muy quieto Edward, solo tienes que mirar.

Lo vio tragar saliva y unir sus dientes dando un aire de fiera contenida a su rostro. Este juego de adultos, de desquicio consentido lo estaba alertando a acogerse a todo su control.

Una vez más sabía lo que ella pretendía, poderlo ver en sus ojos, esos que amaba, esos que no guardaban nada, los mismos que podían llevarlo al infierno y a la gloria, podían oscurecerse de lujuria y ser la luz del sol. Esos ojos, llevaban escritos un mensaje y él entendía ese lenguaje.

Sus pies se posaron sobre la bañera y acto seguido abrió el agua dejándola caer fría sobre su cuerpo aún caliente. Como un río en primavera gota tras gota fue empapando su piel, escurriéndose atrevida por cada rincón sin dejar ninguno a la invención o el olvido. Su pelo húmedo se esparcía sobre su rostro y sus hombros, brillantes y tensos , y sus manos acariciaban su cuerpo de forma tan sensual que estuvo a punto de gritar su nombre.

Si Bella era deseo cuando el la tocaba, cuando lo hacía así misma conociendo todos sus secretos, esos que el ambicionaba poseer, era una locura.

Abrió sus piernas para apoyarse firme contra el suelo, no sabía si mirar esos ojos que lo hipnotizaban y delataban anticipadamente cada uno de sus movimientos, o las manos que Bella con destreza paseaba por su cuerpo proporcionándose todo lo que él deseaba darle.

Como una lluvia lenta, las gotas de agua descendían por sus pezones, que como una madre parecían amamantar todas y cada una de las partes de su cuerpo, y ésta se deslizaba por su ombligo hasta llegar a su entrepierna, arremolinándose en su centro, como si una catarata se abriera paso, y allí su mano se escondía buscando un tesoro que gozaba de demasiados privilegios.

Sus dientes mordieron sus labios, era él, él el que debería estar entre sus piernas con su lengua, sus manos, su polla. Solo él mordiendo, chupando, lamiendo, poseyéndolo todo. Y su cuerpo se iba calentando más allá de lo que veía de lo que imaginaba, de lo que necesitaba amarla. Placer de mirar, placer de sentir sin ser tocado, placer por anticipación al saber que sería, luego en minutos, solo suya.

Sus manos en un acto reflejo iniciaron un camino hacia su polla dura. No importaba como ni cuando hubiera acabado la primera contienda, Bella siempre conseguía hacerlo sentir preparado, listo para ella.

-Edward quieto, solo mirar cariño, solo eso. Pero si necesitas acariciar algo, ven aquí, tócame, con tanta suavidad que tus manos no aceleren mi placer.

Extendió sus manos para recibirlo y los pasos grandes de Edward le indicaron el punto de su deseo. Quería satisfacerlo y a la vez hacer que la deseara hasta el infinito.

- Lento amor, lento, tanto que con cada caricia me consuma deseando la siguiente. Sígueme.

Y acarició sus manos recias pero suaves anudándolas a las suyas y acercándolas hasta su coño, despacio, lento, casi sentenciando la caricia final a un inicio. Una y otra vez cerca y lejos, sintiendo como su vientre se contraía cada vez que los dedos de Edward delimitaban su clítoris.

Ahora como una gata hambrienta de todas las caricias, las suyas, las de Edward, tomó los dedos de él y los introdujo en su coño para luego llevarlos a su boca y saborearse.

Celos, celos de su boca era lo que Edward sentía y sin dar tiempo a pensamientos que interrumpieran sus deseos volvió a meterlos dentro de su coño con un movimiento tan preciso que la hizo convulsionar, para dejarlos moverse lentamente, sabiendo que ella esperaba más. No había consuelo en aquellas pequeñas caricias que lentamente iban encendiendo, haciendo arder su deseo.

Solo un gemido por respuesta cuando Edward sacó sus dedos para alimentar su boca, todo era la gloria y era poco. Repetir los movimientos hasta que el cuerpo de Bella se tensó como un arco, apoyando su espalda contra su torso y dejando su cabeza en reposo sobre su hombro.

Su aliento agitado y ligero sobre el rostro de Edward parecía pedir por si solo más en cada suspiro, sus ojos cerrados y sus párpados apretados, mientras sus dientes mordían sus labios hasta blanquearlos. Ni una palabra de petición, esa que Edward esperaba para entrar en ella con la única consideración de alimentarlos a ambos. Pero no había palabras, ella era fuerte como una roca, podría soportar cualquier caricia. Horas antes, Bella se había condecorado como general de sus tropas y no estaba dispuesta a sucumbir. Tuvo total certeza cuando ella se apartó lentamente de su cuerpo soportándolo junto a la pared del baño y comenzó a acariciarse con movimientos en los que ya no habría marcha atrás. Y volvió a entenderla... contigo o sin tí caminaré hasta vencerlos...

Lo había sabido siempre, ella estaría al frente en todas las batallas, por mucho que quisiera protegerla, ella abriría las alas para resguardarlos de las armas, del frío y las volvería a extender para ofrecerles la luz. Aquella mujer, en apariencia una frágil mariposa, era una diosa que pedía a toda costa que su ejército no la abandonara, pero que fueran justo detrás de ella.

Solo tuvo que mirar sus ojos adormecidos por el placer, oscuros como la noche, profundos como el silencio. Ver sus temblores, esos que hacían que sus pezones, erguidos en crestas, duros y arrugados gritaran ante el balanceo de su cuerpo. Sus dedos en un movimiento firme dentro y fuera de su coño, mientras que el resto de su cuerpo dibujaba ondas de ola sobre la pared.

¡Cuántas veces había dicho que no podría soportar tanta belleza!. Siempre había más.

Para él sin un roce, su cuerpo le pedía el final. Su polla parecía estallar gritando por una liberación que acababa de contemplar en aquella mujer. Dejó caer sus manos contra la pared, a ambos lados de la cara de Bella, pronunciando tan solo su nombre ahogado en un gemido.

- Bellaaa, ahh.

Y ella se deslizó entre sus piernas para acercar su boca a la polla de Edward y algo tan hermoso como el roce de sus labios, hizo el resto. Un solo movimiento de su boca para culminar aquella espera.


… Si una mujer puede sentirse poderosa, fuerte, deseada y amada, completa, puede que ese fuera uno de los momentos en que cada uno de esos adjetivos se unieran para hacerla sentir invencible...


Pero no hay alma sensible que se jacte del orgullo, del poder, sino siente a la vez como su otro yo siente la necesidad de su abrazo.

Y acudió sin reservas a los brazos de Edward para buscar su refugio y disfrutar juntos de aquellas pequeñas victorias que no hacían más que unirlos en cada minuto.

Esos brazos en los que ella siempre vería el lugar más hermoso del mundo, los mismos que podían levantarla, arroparla del frío y guarecerla de cualquier ataque. Esos que eran capaces de abrazarla con ternura y resultar demandantes y exigentes, los flancos donde dormía y las alas que la acunaban.

Ahora la fiera era un cachorro que ronroneaba bajito en su oido, que le hacía estremecer sus entrañas. Lo repetiría siempre...nada después de ella...



Tomó una toalla para envolverla y secarla con sumo cuidado. Arrancó una sonrisa de su cara y no pudo evitar preguntarle.

- ¿Por qué sonríes?

La respuesta como siempre sorprendente.

- Tus manos son más suaves.

Dejó caer la toalla y tomó aceite para masajear dulcemente su cuerpo.

Bella supo entonces el alcance del amor de aquel hombre. Pediría a todos los ángeles del cielo, no tener que enfrentarse nunca a lo que más amaba.


La noche había estado cargada de sueños hermosos. Sonreía sin parar delante del espejo después de una ducha rápida. Había despertado feliz y con una sola premisa... salir de cada cuanto antes... Quería acudir al encuentro de James, saber si Marlena lo había llamado y qué excusa le había dado éste. Por otra parte no le interesaba ver a Esme tomando posesión de su hogar.

No tardó en repetir aquella palabra...hogar..., había dejado de serlo justo en el momento en que su madre había fallecido. Como en un estado de alerta y permanente ruina éste se había mantenido no sabía cómo. Ella había sido relegada durante tanto tiempo, más incluso que eso, ignorada.

Ahora cualquier lugar donde James la llevara sería su casa, el único sitio donde poder ser ella misma, una mujer amante de un hombre que la hacía sentirse con valor, que amaba lo que era.

Oyó su teléfono sonar y fue rápidamente para atender la llamada y que nadie pudiera percibir su conversación.

- Espero que estés despierta y preparada.
- ¿Preparada?
- Es importante que me escuches atentamente preciosa. La noche ha sido bastante tensa.

Si creo en lo que pienso y he podido conocer algo a Marlena durante tantos años, ella sospecha lo nuestro. No hables y haz lo que te diga. Apresúrate en tomar de casa lo que necesites, si ves que es demasiado complicado, sal de casa ahora mismo con lo puesto. ¿Me oyes?

- James, James, ¿qué ocurre?

- Ni una palabras, no pierdas tiempo, sal de ahí ahora mismo, antes de que utilice sus artimañas y con mentiras te enrede, o lo que es aún peor, quiera hacerte daño. Cariño no hagas preguntas y confía en mí, si me he equivocado no pasará nada, por el contrario si no es así, te mantendré a salvo cueste lo que cueste. Te espero, ya sabes donde, no tardes, usa la llave no esperes fuera y observa si alguien te sigue. Dime que lo harás ahora mismo, vamos dímelo.

- Ahora James, ahora.

Solo pudo oir un suspiro fuerte entre alivio y desesperación.

- Quince minutos es todo lo que voy a tardar en encontrarme contigo. No te entretengas, no tardes.

- No lo haré.

Y el otro lado de su línea quedó mudo. James estaba alterado y muy preocupado. Tenía que saber que había ocurrido aquella noche. ¿Maleta?, nada de eso. Salir así de casa sería dar pistas de su huida si es que ésta era necesaria.

Tomó su bolso y comprobó que contenía todo lo necesario, el teléfono, la cartera con sus tarjetas, la llave de la casa que compartían. No podía dejar ningún rastro, nada que hiciera pensar, al menos durante horas, que si eran ciertas las predicciones de James, ella no volvería. Tomó las llaves de su casa, no querían que sospechasen nada.

Se miró al espejo con ojos de asombro pero con una fortaleza que jamás se había visto.

Acudía al encuentro con un hombre que la hacía sentir mujer, a un hombre que la protegería, pero sobre todo acudía junto al único hombre que la hacía sentirse viva.

Curiosamente no sentía miedo en esos momentos, era muy probable que éste apareciera después, horas después.


La vió salir de su casa y ella era demasiado receptiva. Dorothy llevaba escrito en la cara el asombro, la sorpresa, la duda e incluso el miedo de alguien que esconde secretos.

Se había levantado temprano, aquella noche pareciera que ella fuese la único que no había podido dormir. Ni los brazos de Emmet, ni los acontecimientos que había vivido, la habían agotado lo suficiente.

En su cabeza solo rondaba la idea de conectar con Dorothy sin levantar sospechas. No tenía otra opción. Bella le había pedido ayuda y sabía que un encuentro fortuito sería la excusa adecuada para hablar con ella. Pero había algo que no le cuadraba. Era demasiado temprano para que saliera de su casa como si todo su objetivo fuese acudir a refugiarse.

Si su instinto no le traicionaba, algo estaba ocurriendo.

Pensó unos segundos mientras que la veía tomar un taxi y aprovechó para acomodarse en su asiento y seguirla. Eso haría, saber donde acudía. Quizá tuviera suerte y pudiera comprobar lo que estaba pensando.

Bella le había dicho que Dorothy y James estaban juntos, si tenía la oportunidad de comprobar que iba a su encuentro, Bella estaría en lo cierto.

La vió bajar del taxi y apresuradamente tomar algo de su bolso para dirigirse sin perder tiempo a la puerta de un apartamento moderno, entrar sin perder un segundo y cerrar la puerta tras de sí.

Estaba claro que allí tendría un encuentro con alguien, pero ¿sería James?, y ¿si era otra persona?.

Pero la suerte estaba de su parte y no habían transcurrido unos minutos cuando la figura de éste apareció para entrar con la misma rapidez con la que Dorothy le había precedido.

Ella misma se asombró de sus pensamientos, pareciese que su mente hablase en lenguaje de espía. … Las águilas están en el nido..., sonrió solo al pensarlo.

Dos pensamientos la asaltaron casi sin darle tiempo a recharzarlos. Uno llamar a Bella para decirle que todo lo que pensaba era cierto y que ambos estaban en un apartamento viéndose a escondidas, el otro llamar a la puerta y hacer una aparición triunfal y comprobar que ambos no solo eran amantes, sino ¿qué más podía comprobar?.

La segunda idea le pareció arriesgada pero Alice era eso, una bomba de relojería dispuesta a estallar en cualquier momento. Si todo salía como pensaba Bella no se habría tenido que exponer en absoluto y ella solita podía haber descubierto alguna pista más que aclarase cómo y por dónde tendrían que actuar.

Se dirigió hacia la puerta no queriendo pensar en las consecuencias de sus actos, ni tan siquiera que no lograra sus objetivos. Y llamó dos veces. El silencio por respuesta. Pero ella conocía que aquel apartamento estaba ocupado. Los había visto entrar a ambos, a no ser que aquella estancia tuviera dos salidas, seguían allí dentro. Insistiría nuevamente. Otras dos llamadas insistieron por ser contestadas.

Y la puerta se abrió, dejando ver el cuerpo de James algo alterado. Estaba claro que ninguno de los dos esperaba visita.

- ¿Alice?
- Sí yo misma.
- ¿Qué haces aquí?.

De un modo casi violento la tomó de la muñeca para introducirla dentro del apartamento y cerrar la puerta tras ella.

La reacción de James debería haberla asustado, pero no lo hizo, más bien le pareció una forma de sacarla de la calle, como si la estuviera protegiendo de ser vista. Y las siguientes palabras de James así se lo confirmaron.

- ¿Te ha acompañado alguien?, ¿Te han seguido?

Lo miró con cara de asombro, sin embargo no le extrañó que se lo preguntara. Estaba más que claro que había dado en la diana. Ellos se veían a escondidas de Marlena y querían que siguiera siendo así. Contestó algo aturdida.

- No James, nadie me acompaña.

Fue entonces cuando pensó que era muy probable que algun miembro del equipo de seguridad la hubiera seguido, pero optó por omitirlo. Si algo sucedía, fuera lo sabrían.

- En cuanto a si alguien me ha seguido no me ha parecido ver nada fuera de lo usual. No he visto coches conocidos ni personas, excepto a Dorothy, ella era mi único objetivo.

James frotó sus manos al oir su nombre. Hasta ese momento pensaba que podía ocultarla. No había pensado que Alice la hubiera visto entrar. Quiso pensar con rapidez para protegerla, pero la silueta de Dorothy apareció casi entre las sombras dulce y lenta, en silencio hasta situarse junto a James. No fueron necesarias más preguntas, ésta las aclaró todas.

- Alice, no solo vosotros estáis en peligro, creo que nosotros también.

Por qué no le sorprendía aquella respuesta era todo un misterio, no sabía como actuar en ese momento, pero sin duda había alguien que si sabría hacerlo, y las siguientes palabras llegaron solas.

- Bien dejarme hacer una llamada, quizá sean necesarias dos. Hablaré con Bella y con Lara. Será cuestión de segundo, pero necesito saber si este lugar es seguro, si algo le ocurriera a Bella, Edward me mataría y como no tendría suficiente, acabaría con vosotros también.

- Alice creemos que lo es, tan solo hemos estado en él un par de veces. Hemos sido cuidadosos a la hora de movernos, pero tú has conseguido encontrar a Dorothy, no puedo garantizar nada en estos momentos.

- Bien llamaré a Bella para ver que piensa ella.

Tomó el teléfono y mandó un mensaje. Solo era cuestión de tiempo que Bella lo recibiera y le contestara. Solo era cuetión de tiempo, se repetía y ella mientras tanto podría saber que estaba ocurriendo. Por una vez que llevara ventaja, no pasaría nada.


Abrió los ojos y la luz de la mañana entraba en la habitación iluminando parte de la misma. Los brazos fuertes de Edward la envolvían en una calidez perfecta. Oír los latidos de su corazón era la música ideal para despertar. Levantó su carita para mirarlo. Edward estaba profundamente dormido, como un niño que tenía sueños hermosos.

No quería despertarlo. Se habían amado durante la noche con sus cuerpos, con sus palabras, y Edward siempre la había dejado vencer. Ese hombre ahora profundamente dormido era todo su mundo y el único maravillosamente responsable de la vida que ahora crecía dentro de ella.

Se deshizo de su abrazo muy despacio, tomó algo de ropa y su bolso. El día se presentaba lleno de espectativas junto a Alice. ¿Estaría dormida aún?

Se dirigió al cuarto de invitados para darse una ducha rápida y vestirse. Fue al tomar su teléfono cuando advirtió el mensaje. No tardó en llamarla.

- Ya estabas tardando demasiado aunque he tenido tiempo para conocer la verdad.
- ¿Dónde estás Alice?
- Aunque te lo diga no lo creerías. Llama a Lara y busca un sitio seguro donde podamos encontrarnos.
- Me estás asustando.
- No tienes por qué, no hagas más pregunts y confia en mí. Espero vuestra llamada.

Sin perder un segundo se comunicó con Lara. ¿Cómo le explicaría lo que estaba sucediendo si ni ella misma sabía de qué se trataba?

- Lara te necesito.
- Bella siempre me tienes, ¿qué ocurre?.
- No estoy muy segura pero Alice necesita que nos reunamos en un sitio seguro con ella, esas han sido sus palabras.
- Bella ¿en qué estáis metidas?, ¿sabe Edward algo de todo ésto?.
- No puedo mentirte, no sabe nada.
- Me estoy jugando algo más que mi puesto Bella, y es mi confianza.
- Lo se Lara pero no puedo explicarselo ahora. Más tarde, te aseguro que más tarde no le ocultaré nada.
- Bien, no podría negarme si es un asunto de mujeres y sobre todo si eres tú quien lo dirige. Pero por favor explícame algo.
- La noche de la fiesta ocurrieron cosas, cosas que me hicieron pensar que Dorothy no es partidaria del juego de su hermana y más interesante fue comprobar que James y ella están enamorados.
- ¿James y Dorothy?
- Sí, se que pareceimposible, pero me guío por mis sentimientos, por lo que veo, y puedo asegurarte que entre ellos hay algo muy fuerte. Si todo fuera como lo pienso quizá ninguno de los dos sean enemigos nuestros. Le pedí a Alice una reunión con Dorothy, no se como lo ha hecho, pero me ha llamado pidiendo un lugar seguro para vernos, no tengo ni idea de donde llevarlas Lara.
- Déjame eso a mí. No quiero que conduzcas, espérame a que llegue a recogerte e iremos a mi casa, Alice sabe donde vivo, nadie sospechará que estaremos allí el tiempo que sea necesario.
- No se como agradecertelo Lara.
- Espera a que todo salga bien y Edward no haga picadillo conmigo. Luego hablaremos de agradecimientos.
- ¿Llamo a Alice para decirle donde tiene que reunirse con nosotras?.
- No, déjame hacerlo a mí mientras me dirijo a tu casa. No hay demasiado distancia desde donde me encuentro Bella.
- Bien como digas.

Colgó el teléfono algo nerviosa y terminó de vestirse. No quería tardar demasiado y darle tiempo a Edward a despertar. No tendría tiempo ni de tomar un café y además tendría que inventar una escusa para Lyonel, no quería preocupar a nadie.

Lo vio salir del despacho con una bandeja de desayuno y frenó en seco. ¿Sería Edward que se había despertado?. Intentó disimular su curiosidad.

- Lyonel voy a salir con Lara, Alice nos espera, necesitamos hacer unas compras. Por favor avise a Edward de mi marcha y dígale que llevo el teléfono, que me pondré en contacto con él en cuanto me sea posible y no olvide decirle que no tardaré.

- Muy bien señora Cullem.
- ¿Es Petter quién está en el despacho?
- Si señora, ha decidido trabajar en casa.
- Entonces no le molestaré, será mejor que no haga esperar a Lara.

Salió sin precipitarse, no quería llamar la atención, si todo iba bien, a la vuelta Edward sería informado de todo lo sucedido. No quería pensar que algo se saliera de los planes. Ella solo quería hablar con Dorothy, confirmar con palabras lo que sus ojos habían visto. Si todo salía como pensaba habría un enemigo a restar al menos, quien sabe si incluso dos. Vio el coche de Lara y se dirigió hacia él.

- Buenos días Bella. Actuar a espaldas de Edward no ha sido nunca mi estilo, pero si te sirve de algo te diré que no me siento mal por ello. Las mujeres a veces tenemos más instintos que los hombres.

- Lara, no sabes cuanto te agradezco que acudas a mi llamada, no sabría por donde empezar, y no creo que lo sepa incluso cuando lleguemos al encuentro de Alice.
- Todo a su tiempo, veremos que tiene que contarnos.
- ¿Tardará mucho en llegar a tu casa?
- No debería. No me ha dicho donde se encontraba pero su respuesta ha sido más que suficiente para saber que no estaba muy lejos.
- Espero que todo salga bien y que las noticias que tenga para nosotras sean satisfactorias.
-Esto espero Bella, se que las medidas que estamos tomando son seguras pero no demasiado rápidas pero es mejor así. Edward me repitió hasta la saciedad que todo debería ser escrupulosamente estudiado, que cada paso que diéramos no dejara huella, que no quería daños colaterales si estos no eran necesarios, pero sobre todo que nada absolutamente nada hiciera cambiar tu forma de vida y la de Alice.
- Lo se Lara y no me quejo por ello, pero a veces es necesario un punto de inflexión, estoy cansada de que mi vida por mucho que lo intente no sea la que ambos deseamos.
-Esto ha pasado de ser un juego a una amenaza y te aseguro que nadie amenaza a mi hijo.
-No puedo dejar que nada se nos escape.
- No quiero ni pensar si todo ésto se complicara en qué se convertiría la vida de Edward.
Bella eres lo único que importa en su vida, tú y su hijo.

Quiso bromear ante una premisa tan importante, podía notar en Lara la preocupación al hablar en ese sentido.

- Ni se te ocurra llamarle niño, creo que eso si que no te lo perdonaría, no hace más que pensar en una pequeña princesita, sin querer me ha destronado.
- Jajajajajaja. Si Edward quiere una niña lo será Bella,no he visto a nadie como él, siempre consigue lo que quiere.
- Lara por mucho que pretenda elegir el sexo de un bebe no está en su mano.
- Y por lo que veo tu prefieres un niño.
- No voy a discutir por algo así, quiero que nuestro bebe sea sano, pero si te soy sincera pensar en un niño parecido a Edward, pero sobre todo con su corazón, sería el mayor regalo.

Llegaron y aparcaron el vehículo para seguidamente entrar en el apartamento de Lara.

- Preparare café la espera se hará menos densa.
- Gracias Lara, no he tomado nada al salir de casa, no quería que Edward se despertara y me sorprendiera en plena marcha.
-¿Puedo pedirte algo?.
- Claro.
- No nombres a Edward hasta que sepamos para y con quien vamos a tener un encuentro, cada vez que lo haces tiemblo solo al pensar como podrá reaccionar.
- Algo de lo mismo siento yo, sin embargo déjame a mí el trabajo de aplacarlo, no discutas ni te enfrentes a él.
- No pensaba hacerlo.

Las dos rieron nerviosas, y el timbre sonó haciendo que ambas dieran un pequeño salto y sus rostros cambiaron.

Lara abrió la puerta puerta y sus caras volviron a cambiar la expresión. Alice, Dorothy y James, entraban en el domicilio sin perder tiempo.

Los cinco en el vestíbulo se miraban unos con caras de asombro, otros de curiosidad, excepto Alice que los observaba a todos pareciendo ser la única que entendía que estaba ocurriendo, y así lo hizo notar. Su voz saltarina comenzó a sonar dando explicaciones sin ningún orden pero con total sentido de lo que estaba ocurriendo.

Lara quiso ordenar cada una de las frases que Alice iba soltando, mientras que los ojos de Bella se encontraban con los de Dorothy mientras escuchaba de forma lejana una y otra frase. Todo lo que tenía que ver lo observó en su mirada. Aquella mujer estaba asustada y el gesto de James acercándose a ella y acomodándola a su costado le dijo el resto.

- Alice por favor para, no tan deprisa.
- Espero que háyais entendido algo de lo que he dicho, sería muy difícil volver a repetirlo.
- Será mejor que nos sentemos. Deberías quitarte el abrigo Dorothy y ponerte algo más cómoda, Lara hará cafe para todos pero si deseas algo que te relajo un poco puedes pedirlo.
- Estoy bien Bella, ahora estoy bien.

Aquella frase siguió proporcionándole pistas de lo que estaba ocurriendo. Pero necesitaba oírlo de sus labios.

- No es necesario que comiences a hablar si no estás preparada , podemos esperar el tiempo que sea necesario.
- Bella hace tiempo que debería haberlo hecho. Si me atreví en la fiesta con aquellas breves palabras, solo fue porque vi todo lo que necesitaba para comprender cuanto amas a Edward y el a ti. Una pequeña parte es lo que yo estoy sintiendo ahora por James.

Lo miró a los ojos, quería que él también fuera partícipe de aquellos sentimientos y de todo lo que tenían que contar.

- Bella, Dorothy solo quiso advertiros al igual que yo, que todo lo que parecía ser un juego, perdona la palabra, algo peligroso es cierto, se ha convertido en una venganza sin sentido. No puedo decirte hasta que punto ella estará dispuesta a llegar, pero no es nada bueno que haya unido fuerzas a Esme y mucho menos que siga insistiendo en que forme parte de su plan, aunque solo sea por conseguirle la mano de obra que pueda llevarlos a cabo.

La mano de obras..., sin duda se refería a las personas que ejecutaban las órdenes de Marlena, los planes que había trazado para no verse involucrada.
Estuvo tentada en confesarle que al menos uno, si es que había más, ya estaba en poder del equipo de seguridad, pero quiso saber cuántos podían formar parte del enemigo.

- ¿Cuántos son James?
- ¿A quienes te refieres?
- Cuánta mano de obra.
- Solo una, un individio que conocí prefiero no recordar cómo hace años. Se dedica a hacer pequeños encargos, alguien de poca monta, pero con un historial bastante largo.
- ¿Llamas poca monta a intentar envenenar a Bella?
- ¿Envenenar?, no tengo idea de lo que me dices Lara.
- Claro, desconocíais que ella es alérgica al alcohol James, si Bella hubiera probado solo un sorbo de aquella bebida es muy probable que hoy no estuviera aquí, que todo hubiera acabado ya.
- No tenía ni idea Lara, puedes estar segura.

Miró hacia Bella decepcionado consigo mismo, hasta entonces no había pensado en la importancia de aquellas palabras. Era médico y por encima de todo había hecho el juramento de salvar vidas humanas. El conocer determinados fármacos le había ayudado hasta entonces en aliviar dolores a enfermos que padecían grandes enfermedades, y no llegó jamás a pensar que seguir el plan de Marlena podría haberle traído consecuencias desastrosas. Se sintió avergonzado y soltó las manos de Dorothy, se levantó y se encaminó hacia la ventana. Mirar a través del cristal sin ver nada, excepto un enorme caos dentro de sí mismo.

- Si me lo permitíis aquello ya paso, no quiero restarle importancia al asunto, pero lo que está por venir, lo que Marlena calcule, lo que quiera llevar a cabo es lo que nos importa. Se con total claridad Bella que es muy difícil que puedas confiar en nosotros, pero si eres quien y como creo, tendrás en cuenta que aunque tarde estemos aquí, contigo.

Su voz era serena y en ningún momento titubeó al pronunciar aquellas palabras. Era sincera y Bella lo sabía. Aquella mujer aunque sintiendo miedo, lo sentía más por lo que pudiera pasarle a otros que a ella misma. Estaba hecha de su misma pasta.

- Creo que eres consciente de que si hablas de los planes de tu hermana, no estarás a salvo junto a ella. Tan siquiera tenemos la seguridad de que alguien no os haya seguido hasta aquí.
- Eso podemos solucionarlo rápidamente.
- ¿Cómo?.
- Alice aunque no lo sepas hay instrucciones estrictas de Edward, no os podéis mover sin que alguien de seguridad os siga. Esta mañana desde que saliste de casa habrás tenido alguno de nuestros miembros que te habrá seguido a todas partes, debe estar ahí fuera. Es uno de los mejores hombres, si cualquiera hubiera ido detrás de ti él me habría informado. No obstante voy a ponerme en contacto con él.

El rostro de James se relajó, de alguna forma sabría si Marlena seguía la sombra de Dorothy.

- James no es momento para esconder los pensamientos, si quieres que deposite mi confianza en ti, este sería un buen momento para que hablaras, ¿no crees?.

Y James se dirigió nuevamente junto a Dorothy, y comenzó a narrar desde el principio todo lo que sabía, lo que había vivido los últimos meses sin dejar ninguna sospecha, ningún pequeño detalle hasta el momento en el que Dorothy y él comenzaron a conocerse.

- Puedes creerlo o no Bella, pero no puedo hacer nada por cambiar el pasado, hasta donde tuve participación en lo que pensé en un principio no sería nada importante.
Sinceramente creí conociendo a Edward que serías solo un capricho, nunca lo había visto enamorado, y con ello sería suficiente para que Marlena dejara de intervenir en vuestras vidas. Pero no ha sido así y ahora entiendo... (miró a Dorothy).

No pudo seguir hablando.Depositó sobre los labios de Dorothy un dulce beso, quería que ella sintiera algo de calma en aquella marabunta que acababa de estallar.

Bella vio aquel beso y su sonrisa apareció sola en su preciosa cara. No había la menor duda que nadie puede medir el amor, o decir cual es mejor o peor. 


Dorothy y James estaban enamorados y al igual que Edward, solo pretendía protegerla. Para ella estaba muy claro, otra cosa sería convencerlo para que les ayudara, porque sin lugar a dudas Dorothy necesitaría protección.

Algo muy distinto tenía pensado para James, si quería recuperar la confianza de Edward y hacer que ella mediara en ello, algo acababa de pasar por su mente, que sería difícil, pero
decisivo...

3 comentarios:

  1. Nena: cada vez te superas más a ti misma, realmente hermoso, esta trama esta buenisima y cada vez más interesante, no sabes cuanto ansío que lleguen los domingos para leer que sigue y me quedo esperando una vez terminado de reeleer, para el nuevo.
    Te Felicito.
    Saludos desde Panamá

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  2. muy deacuerdo con gem eres unica nena,felicidades y sigue asi....

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  3. Anitina, que buen capítulo!!!
    Es balsámico; el amor, la confianza, el procurar hacer lo correcto...
    En verdad, Edward comenzó de bajo perfil y Bella muestra no sólo su fortaleza sino su carácter...tal como anunciaste en esta etapa.
    La conexión entre Edward y Bella sube otro escalón. La escena entre ellos, llena de erotismo, apasionada y "con poesía"... La otra escena entre Dorothy y James, buenísima... la entrada en escena de Alice, sin mencionarla, pone al lector en acción.
    Por otro lado, la historia engancha ¿qué van a hacer las diablas, cuando descubran la nueva composición de lugar? (porque van a descubrirla si Dorothy se desaparece de su casa, cierto?)¿qué papel va a jugar Peter, Lyonel, Lara? ¿y Edward, cómo va a procesar la cosa? Seguro, vas a sorprendernos!
    Adelante, que aquí estoy estrujándome las manitos, :-)
    Saludos desde Caracas

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