Capítulo 33 “La gata y el ratón”

Rafael de Leon

Dedicada al amor imposible de su amigo José González Marín

“Pena y alegría del amor” 

Mira como se me pone Cuando por la noche a solas Ayer, en la Plaza Nueva 

la piel cuando te recuerdo me quedo con tu recuerdo vida no vuelvas a hacerlo 

derribaría la pared te ví besar a mi niño, 

Por la garganta me sube que separa nuestro sueño, a mi ñoño el más pequeño, 

un río de sangre fresco rompería con mis manos y como lo besarías, 

de la herida que atraviesa de tu cancela los hierros, ¡ay Virgen de los Remedios! 

de parte a parte mi cuerpo. con tal de verme a tu vera que fue la primera vez 

Tengo clavos en las manos tormento de mis tormentos. que a mí me distes un beso. 

y cuchillos en los dedos Y te estaría besando Llegué corriendo a mi casa 

y en mi sien una corona hasta quitarte el aliento alcé mi niño del suelo 

hecha de alfileres negros. y luego qué más me daba y sin que nadie me viera, 

quedarme en tus brazos muerto. como un ladrón en acecho, 

Mira como se me pone de su cara de amapola 

la piel ca vez que me acuerdo Nuestro amor es agonía, mordió mi boca tu beso

y que soy un hombre casao luto, angustia, llanto, miedo, 

y sin embargo, te quiero. muerte, pena, sangre, vida, ¡Ay que alegria y qué pena 

luna, rosa, sol y viento. quererte como te quiero! 

Entre tu casa y mi casa Es morirse a cada paso 

hay un muro de silencio, y seguir viviendo luego Mira pase lo que pase, 

de ortigas y de chumberas, con una espada de punta aun cuando se hunda 

de cal, de arena, de viento, siempre pendiente del techo. el firmamento, 

de madreselvas oscuras aunque tu nombre y el mío 

y de vidrios en acecho. Salgo de mi casa al campo lo pisoteen por el suelo, 

Un muro para que nunca solo con tu pensamiento y aún cuando la tierra se abra 

lo puedo saltar el pueblo para acariciar a solas y aún cuando lo sepa el pueblo 

que anda rondando la llave la tela de aquel pañuelo y ponga nuestra bandera 

que guarda nuestro secreto. que se te cayó un domingo de amor a los cuatro vientos, 

¡Y yo se bien que me quieres! cuando venías del pueblo, sigueme queriendo así 

¡Y tú sabes que te quiero! y que no te he dicho nunca tormento de mis tormentos 

Y lo sabemos los dos mi vida, que yo lo tengo. y que aprendan a quererse 

y nadie puede saberlo. Y lo estrujo entre mis manos los que se aman en silencio. 

lo mismo que a un limón nuevo 

¡Ay pena, penita, pena y miró tus iniciales ¡Ay qué alegría, y qué pena 

de nuestro amor en silencio! y las repito en silencio quererte como te quiero. 

¡Ay qué alegría, alegría para que ni el campo sepa qué pena, penita, pena 

quererte como te quiero lo que yo te estoy queriendo de nuestro amor en silencio. 

Este poema es muy especial para mí. Cayó en mis manos en momentos muy difíciles. Una mujer especial y única para mí, mi madre, estaba a tan sólo tres semanas de morir de un cáncer, contra el que luchó, sin dejarse vencer durante 13 años. 

Una tarde de tantas en las que hablabamos de lo importante, de lo de verdad, ella me indicó que tomara su joyero. Esos de los de antes, de los que guardan secretos, y en un cajón simulado, que parecía de cuero, sacó un saquito de tela donde se guardaban misterios. 

Una docena de cartas atadas en cinta de fieltro, escondían bajo ellas, un amor de recuerdo que aún hoy conservo. 

La puso en mis manos, y en su carita preciosa observé algo de miedo. Un amante prohibido le mandaba en aquella carta este poema de amor en silencio. 

Tantos años esperando, para contarlo bajito y con mucho esmero, como si de algo se arrepintiera, como si yo la fuera a juzgar por ello. 

Con la edad de 20 años fue encerrada en casa, sacada a rastras del pueblo, y por no tenerlo cerca, no la encerraron en un convento. 

Diez años más tarde, aquel precioso amor había muerto y conoció a mi padre, del que guardó también sus recuerdos. 

Anitina. 

Para Paolita32, mi pequeña ratoncita, de quien me enamoró su precioso corazón. A quien siempre podré sentir como si estuviera en casa. Quien es capaz de transmitir su serenidad y su luz a través de sencillas palabras y quien puede entender como pocas una historia de amor. 

… 

Un estallido de de tintes de colores dando saltos de alegría en la mente de Edward, convertidos en temblores repartidos en su cuerpo. Escalofríos en su cuello resbalando por su espalda, hasta llegar a sus pies. Un cuerpo fuerte y pesado, sometido a los instintos, abandonado al placer que le venía como un regalo. Todo en Bella, siempre en ella. 

Los gestos de su cara, el tiritar de sus labios y el rugido en su garganta, escondidos en su boca, robando su aliento. Su sangre, lava caliente recorriendo por sus venas a la velocidad que marcaba un corazón valiente por su conquista. Sonrisa en su interior, calma,sosiego y serenidad. Su casa, estaba en casa teniendo a Bella entre sus brazos. 

Sin dar tiempo a sus pensamientos su cuerpo respondía en movimientos calculados, esperados y precisos. Haciendo el amor en la mañana, teniendo a la luz por testigo de la vuelta y la unión de los dos. 

_ Edward, por favor no pares. 

_ No pienso hacerlo nunca nena. Muevete conmigo... Ufff, dios no, no te muevas. 

_ Quiero hacerlo, necesito hacerlo. 

_ Princesa si sigues así yo no podré soportarlo, para nena para. 

_No quiero, no puedo. 

_ Quieta, quieta, espera solo un segundo. 

Bella en reposo, sometida a la voluntad de Edward, esperando nuevamente una sola orden, una señal para comenzar el delirio que había sido desatado y detenido. 

Salió de ella dolido en su interior por tal acto, a regañadientes con su cuerpo, llorando, implorando nuevamente enterrarse en ella. 

_Date la vuelta, así eso es, de costado nena. 

Nuevamente muy despacio la tomó desde atrás, espaciando unos segundos los movimientos para poder respirar. Por mucho que su voluntad intentara retrasar el momento, todas y cada una de las partes de su cuerpo bramaban por una liberación inmediata. 

Una de sus manos acariciando sus senos, la otra tomando furiosa su clítoris, mientras su cuerpo hacia el resto. Ojos cerrados y prietos, controlando lo inevitable. 

Los gemidos de Bella en su contra, el olor de su pelo su enemigo, el sudor de su piel arrastrandolo. 

_ Princesa no puedo más, nena...nena. 

Sintió el cuerpo de Bella agitarse de manera deliciosa contra el suyo, y como quien entiende las señas, se dejó llevar por la necesidad. 

Gruñendo en cada estoque, profundos y lentos. Bella oyendo sus respiraciones hondas. Sus ojos contemplando a la bestia más hermosa de todas. Pétalos sus roces, hierro su miembro, nubes y claros en sus sentidos, risa y llanto conduciendolos a la desesperación,fuego intenso. Dos amantes generosos calmando un hambre insaciable. Dos prisioneros ahora libres, dos cautivos del amor ya sin miedos. 

Y el encuentro final, como siempre, como nunca. 

Recuperando el oxigeno sintiendo sus corazones al unísono volviendo a la calma. 

Momentos perfectos en los que los amantes comparten aún algo más inmeso, sus intimidades. 

Instantes en los que aparecen las respuestas sin hacer preguntas. 

Miradas a los ojos que confirman las emociones sentidas. 

Roces de piernas como caricias cansadas y perezosas. 

Besos que se escapan junto a palabras gentiles. 

Confidencias teñidas de complicidad sobre sueños y situaciones irrepetibles y constantes. 

Promesas firmes de lo que vendrá más tarde. 

Una súplica. 

_¡Edward! 

_Lo sé nena, lo sé. 

_ ¿Era así siempre? 

Una sonrisa en su rostro entre consentida e insinuante. Besó su nariz, hablando entre los dos un solo lenguaje. 

_ Siempre princesa, siempre. 

_ No quiero dejar de ser quien era, ¡quiero vivirlo!. 

_ Shssss, Shssss. Nunca dejarás de ser para mí lo primero, lo más importante,lo único. 

Como quien quiere restar profundidad a los pensamientos de una niña asustada, inició una conversación sensual. 

_ Creo que necesitas un pequeño repaso aquí. (Tocó su entrepierna) 

Unos ojos asombrados y a la vez risueños, contestaron balbuceando las palabras. 

_ Lo haré mañana. 

_ No nena no, creo que no lo has entendido. Eso es parte de mi trabajo, de mi placer. 

Nuevamente sus ojos aún más abiertos y una risa nerviosa. 

_ Dime que no es cieerto. 

_Jajajaj,jajaja. Pues podría decirte que ver tu cara, fue.. no sé como definirlo. 

Tapó su boca con los dedos, no podía seguir escuchando sin que su rostro se volviera de color amapola. Agachó su carita para poder decir las siguientes frases. 

_ ¿Cuántas cosas más me estoy perdiendo?, ¿qué más hemos compartido?. 

Levantó su barbilla. Estaba preciosa, tanto que su corazón se encogía con solo mirarla. 

_ Princesa ahora te llevo ventaja, pero te aseguro que recuperarás el pasado entero, completo. Si fuera necesario lo repetiré todo para tí. Cada instante, cada momento , cada día. 

Un beso saciado en los labios, de esos en los que por mucho que se traza la línea de lo acontecido y lo que queda por venir, se detiene la estabilidad manteniendo el equilibrio. Besos colmados de otros, donde los labios hinchados solo se rozan para seguir conectados y no lastimar. Besos salados y dulces, besos de mar y de cielo. 

Besos azules. 

_ Estás preciosa princesa. 

_ ¿Así me ves? 

_ Siempre, pero cuando descansas en mis brazos, después de hacer el amor, aún más. 

Escondió su rostro en su cuello, sintiendo como Edward besaba su frente y su pelo. No se cansaría jamás de sentirlo. 

Las manos en movimientos mágicos seguían recorriendo lugares antes explorados, suspiros entrecortados llenando de música divina el espacio. 

_ Nena debes descansar. 

_¿Debo? 

_ Debemos descansar. Después del almuerzo tenemos una reunión princesa, y quiero que estés presente, quiero que vuelvas a encontrarte con todo el equipo de personas que cuida de nosotros. ¿Entiendes?. 

_ Haré lo que me pidas Edward. 

_ Eso está bien, porque juntos otra vez nena conseguiremos librarnos de todo ésto. Ahora durmamos un poco princesa. 

La notó colocar su cuerpo suave sobre su costado y con su mano abrazarse a él. 

… 

Edward se despertó a solas.Con toda la prisa que le fue posible, se vistió con unos vaqueros y una blusa, calzó sus zapatos y bajó las escaleras, alisando sus pelos con sus manos. 

Oyó unas risas que salían del despacho, y una palabras suaves de su padre. Pudo notar su respiración alterada, tomar de nuevo el ritmo acompasado. Bella no estaba en peligro, ni sola pensando como resolver sus vacios para recuperar lo olvidado. 

Entró sin hacer ruido, más sin embargo su presencia fue presentida por Bella, quien volteó la cara, con una sonrisa mágica..No cabía la menor duda que Bella sentía de la misma manera que él lo hacía. 

_ Edward ven mira. 

_ No entiendo como lo hace hijo, tres partidas seguidas y sus movimientos son tan precisos que no he podido ganarle ni una sola vez. 

_ Jajajaja, en cualquier otro momento tuve que saber jugar. Te aseguro que no se cómo ni por qué se mueven mis dedos más rápidos que mi cerebro, pero cada movimiento es conocido para mí. Ven, ven, hazlo tú ahora. 

_ Te aseguro que no voy a ser nada condescendiente contigo. 

_ Eso espero vamos, te reto, vamos, jajajaja. 

… 

Y comenzó la partida. Quería probar sus estrategias, hasta donde podía llegar su memoria intuitiva,no se dejaría ganar. Uno tras otros los movimientos se fueron sucediendo rápido, precisos, casi sin pensar. Bella era muy buena, muy muy buena. Lo fue acorralando hasta casi vencerlo y antes de darle el toque de gracia, lo miró a los ojos. 

_ Espero que no hayas sido tú mi maestro, porque abandonaría la partida ahora mismo. 

_ No corazón, no lo fuí, pero quien te instruyó lo hizo a la perfección. 

Las risas de Petter resonaban como un eco de alegría por toda la habitación, incluso salían suspendidas al resto de la casa. Éste llegó a pensar que una situación como la que estaba sucediendo, en manos de Bella, era capaz de transformarse, de convertirse en alegría. Bella era la vida en cualquier lugar y su hijo había sido afortunado de encontrarla. Quizás todo su sufrimiento solo sería el preludio de una felicidad compartida, de una familia, de un sueño no conseguido por él. Sintió por primera vez que las heridas del alma tienen cura, que el mundo no cambia su rumbo por nada y que por lo tanto, todo vuelve a su lugar de inicio, a su comienzo. Su hijo era feliz,muy feliz y era todo lo que había pretendido siempre. 

_ No quisiera ser indiscreta Edward, pero he estado buscando a Alice y no consigo encontrarla. 

_ Y no creo que lo logres. Cuando llegamos de regreso a casa, se marcho con Emmet a pasar unos días fuera. Creo que lo necesitan. 

_ ¿Y Charlie está solo? 

_Nena tu padre tiene un negocio que atender,vio como te recuperabas y ha estado llamando cada día. Emmet y Alice están con él. 

_ Me gustaría verlo, quizás estando cerca de cosas de mi pasado, recupere antes mi presente. Simplemente pienso que podría funcionar, podría saber quien me enseñó a jugar así al ajedrez y otras cosas. 

_ Princesa, no hay cosa que desearía más que cumplir tus deseos, pero éste no es el momento. La seguridad que tenemos se vería repartida. Nena te prometo que muy pronto disfrutaremos juntos de todo lo que quieras. 

_ Perdona Edward, a veces lo olvido. Lo siento. Lo olvido, que paradoja ¿verdad?. 

Perdón, le pedía disculpas. El destino era a veces muy extraño. Ahí estaba Bella, ante un mundo de oscuridad, intentando ver la luz a través de las cosas de su presente, y pidiendo disculpas por las cosas que no conocía, por lo que iba recordando por sus propias iniciativas. La tenía recluída y le pesaba. Era como una losa sobre su conciencia. ¡Quería tantas cosas para ella al mismo tiempo!. Tenía la sensación permanente de no estar ayudandole lo suficiente. Era dar un paso hacia delante y retroceder varios más. 

No quería seguir pensando en cosas que le producían impotencia. Bella le había dejado muy claro, que en su ausencia tomara las riendas, que se apoyara en los conocimientos de Lara, que contara con sus instintos, y que la protegiera. Y eso haría con todas sus fuerzas. 

… 

Los suaves masajes en su mano se vieron interrumpidos por el aviso de Lyonel. 

_ Señor, están todos aquí, y como me indicó los he conducido al salón. ¿Desea que los atienda para disponer de unos minutos más?. 

_ No Lyonel, está bien. Bella y yo acudiremos en seguida. 

La miró a los ojos buscando en ellos fuerza, tenía que contar con ella, tenía que conocer hasta donde podía hacerla despertar, pero sobre todo, era necesario que la investigación siguiera adelante. 

_ ¿Estás bien nena?, ¿serás capaz?, quiero que si no te sientes con fuerzas, si notas que te hace daño y no quieres escuchar, si... 

No lo dejó acabar la frase. 

_ Edward, que no recuerde, no significa que esté enferma. Estaba enferma, ya no lo estoy. Solo me siento incompleta, eso es todo. Vamos, hagamos juntos lo que es necesario. 

La tomó de la mano y se encaminó junto a ella hacia el salón. Todos presentes de nuevo. Vió como Lara le dedicaba una amplia sonrisa y se dirigía hacia ella con pasos diligentes. Bella no se movió, pareciera que aquella mujer le resultara familiar o al menos amigable. 

_ Bienvenida de vuelta Bella.Me imagino que este impresentable, (lo dijo mirando a Edward y apoyando su mano sobre su camisa), no te habrá dicho que en dos ocasiones me acerqué al hospital para ver como te encontrabas. En las dos dormías, y su mirada significó mucho más que una orden. Claramente me indicó “no se la puede despertar”. Tuve que cumplirlas, pues si no, hoy no seguiría trabajando para él. 

Bella miró a Edward casi condenando su actuación, y al mismo tiempo comprendiendo su carácter. Luego miró a Lara y se acercó para besar su rostro. Rápidamente su naríz se impregnó de un olor conocido y agradable. Algo en su memoria le produjo templanza, bienestar. Le sonrió de frente y ambas mujeres se reconocieron entre sí como amigas, pertenecientes al mismo bando. 

La voz de Edward sonó para seguir con sus propósitos. 

_ Bella, todos los miembros que están presentes corresponde a nuestro equipo de seguridad y de laboratorio, puede que tengas que hacer un esfuerzo, pero a partir de este momento necesito, quiero, que te sientas segura con ellos. 

Todo el tiempo que Edward estuvo hablando, no perdió detalle de sus palabras sin dejar de mirar un rostro, marcado, señalado, pareciera que la llamaba para que se acercara. Y sin dudarlo lo hizo abstraída completamente en sus pensamientos. 

Una sola señal de Edward hacia aquel componente del equipo, indicandole que no se moviera, que no se retirara, que no articulara palabra alguna, que la dejara hacer. Edward recordaba exactamente la reacción que Bella tuvo la primera vez. 

De igual manera que ocurrió en un principio, Bella llevó su mano derecha hacia la cara de aquel hombre tocando, rozando delicadamente su cicatriz. Sin saber el motivo sonrió y meció dos veces su rostro para observar su tez desde otro ángulo, mientras sus dedos seguían dibujando las huellas de la herida. No habló hasta que estuvo totalmente convencida, pero cuando lo hizo, acaparó la atención de los asistentes, y toda la convicción de Edward, quien estaba esperando justamente lo ocurrido. 

_ Yo le conozco, sé que lo he visto antes. Usted me protege ¿no es así?. Su cicatriz es hermosa para mí, porque es un recuerdo agradable. No espero que lo entienda, pero significa mucho, mucho. 

Se abrazó a su cintura, intentando agradecer de alguna manera su resguardo, su protección, el que añadiera un eslabón más de esa cadena que parecía interminable de conquistar. 

Edward indicó nuevamente con la vista que correspondiera a su abrazo, que le transmitiera una parte de la seguridad que todos estaban dispuestos a brindarle. 

Verla tan vulnerable, tan pequeña, tan exquisitamente delicada, como una muñeca en los brazos de aquel gigante, lo hizo darse cuenta aún más de su fragilidad. Sintió la mano de su padre reposar en su brazo y hacerle comprender, que allí dentro, en ese momento, su ejército estaba dispuesto a hacer todo lo necesario para que todo acabara, para que nada pudiera perjudicarles. 

Lara comenzó haciendo un pequeño resumen para Bella, recordandole a grandes rasgos todos los movimientos que se habían realizado. Hasta que mostró nuevamente la foto que ella había localizado justo al regresar del hospital el día anterior. 

_ Edward sabemos quien es, y lo hemos localizado. 

Su rostro se tensó, aunque una pequeña mueca dejó ver su satisfacción. 

_ Como nos indicaste no hemos actuado aún, pero sabemos donde vive, y cual viene siendo su rutina. Todo ha sido observado sin dejar ninguna pista, ni tan siquiera pedir información externa. Es un delincuente reincidente, con condenas que no han llegado jamás a ser cumplidas en su totalidad, hurto, falsificación de documentos, abuso de poder en menores, tráfico de estupefacientes, todo ello en medida tan límite para la ley, y tan conocida para él, que la justicia no ha podido aún cargarle una condena merecedera. 

_ Quiero que lo lleveis hasta la oficina, me dan igual los medios. 

Bella mordía una de sus uñas en actitud extremadamente atenta. 

_ Edward, perdona ¿puedo intervenir? 

_ Me asustas nena, ¿qué estás pensando ahora? 

_ Verás ésto es como un juego. ¿Qué hace el gato para cazar al ratón?. Tendamos el queso, pongamos la trampa,hagamos que el roedor se desespere. Somos muchos gatos. 

_ Me encantaría seguirte, pero me perdí con tantos animales Bella. 

_ Prestarme atención un momento. Lara ¿podemos jugar un poco sucio?, dime que sí por favor. 

_ Te diría que sí ahora mismo, que tanto como ellos lo están haciendo, pero todo depende de Edward, él da las órdenes. 

Lo miró entrecerrando los ojos, enfocando los suyos dentro de ellos, revolviendolos para encontrar respuesta a su pregunta. Se encontró de vuelta como en un espejo con la misma mirada. 

_ ¿Qué estás pensando preciosa? 

_ Solo quiero jugar un poco. Sabemos donde vive, pongamos a prueba su paciencia, su temple. Entremos en su casa cuando no esté, revolvamos sus cosas, al igual que él ha revuelto nuestras vidas. Si es lo que pensamos, tuvo que percibir algo a cambio. Hagamos que parezca que lo estamos reclamando, que lo estamos buscando, que pertenecemos a su mundo, que hemos visto un cambio en su forma de vida, y que perseguimos su recompensa. Este tipo de gente, vive permanentemente escondiendo lo que obtiene de manera fraudulenta. Seamos inteligentes, divertamonos un poco, veamos como mueve ficha. Si se siente amenazado cambiará de domicilio, comenzará a relacionarse con menos personas y en el mejor de los casos, puede hasta que nos conduzca a su pagador o sus pagadores. 

_ Brillante, Bella no sé como explicarlo. 

_Oh no, aún queda más, no he terminado. Seguiremos jugando un poco más. 

_ Espera nena, creo saber por donde vas. ¿quieres meter al enemigo en casa?. 

_ Bueno al principio solo quiero que se acerque, luego lo atraparé, lo engatusaré, lo haré miembro de nuestro equipo, hasta que sea uno de nosotros. Sabe todo lo que tenemos que conocer para llegar al núcleo de este feo asunto. 

_ ¿Te has vuelto loca? 

Mordió sus labios antes de contestar, para a continuación levantarse y caminar por el salón. Bella era muy inteligente, comenzaba a conocer a Edward nuevamente, a saber como suavizar su carácter, a llevarlo a su terreno. 

Sus movimientos de caderas sensuales, generosos y delicadamente femeninos, desenfadados y sensiblemente disimulados, captaron toda su atención. 

_ Puede que me esté volviendo loca, pero (se volvió para mirarlo ahora con la libido en sus ojos, jugando a ser lasciva, erótica), muestra a un hombre tu mejor cara, atráelo,finge sumisión (se fue acercando a él, insinuandose, provocandolo, amenazando su tranquilidad, hasta quedarse a escasos centímetros), hazle creer que nunca estará mejor que a tu lado (se lo dijo con voz suave, lamiendo sus labios), que es imprencindible para tí, (aún más cerca). 

Cuando lo tenía completamente subyugado, cuando supo que en los ojos de Edward, solo se veía a sí misma, cuando su sonrisa le demostró que para él en ese momento no había nadie más, prosiguió. 

_ ¿Ves?, cazamos al raton. 

La sonrisa de Charlie, Lara y algunos de los miembros de seguridad se expandió ahogada, quedando claro lo que había ocurrido en ese instante. El ratón había sido llevado irrevocablemente a la ratonera y el gato estaba saboreando su aperitivo. 

Edward la atrajo hacia sí acercandose hasta su oído. 

_ Ya te diré luego quien se comerá a quien, chica lista. 

La sonrisa de Bella fue inmediata y su rostro color fresa iluminó aún más los ojos de Edward. Los silencios dijeron más que las palabras y sus cuerpos respondieron a sus llamadas. Por mucho que quisiera seguir sumergido en esa burbuja, había que continuar. 

_ Lara ¿algún inconveniente para seguir las pautas marcadas por Bella? 

_ Ninguno. 

Un gesto a un par de hombres fue suficiente para saber quienes habían sido los elegidos para tender la trampa. 

_ Mantenme informado de todo. 

_No tengas la menor duda. Bella quiero decirte algo. Quizás pienses que te quedan muchas cosas por recuperar, pero te aseguro que las verdaderamente importantes, siguen en tí. 

Lara miró a ambos, Edward seguía conectado a Bella como si nada hubiera roto el hechizo que los unió. 

… 

_ Tengo que agradecerte preciosa que hayas querido pasar unos días aquí conmigo, con nosotros. Sé que todo ha salido bien, pero creo que Charlie debía estar acompañado. 

_ No tienes de qué preocuparte. Este lugar es diferente, se respira tranquilidad, Charlie es estupendo y me siento a gusto contigo. 

_¿Cómo de a gusto? 

Alice, buscó un lugar entre los brazos de Emmet, quien la rodeó inmediatamente acercandola y atrayendola hacia sí. 

_ Emmet, cualquier sitio es hermoso si estás conmigo, si estoy contigo, si podemos compartir lo que tenemos y ser nosotros mismos. Han sido días difíciles para todos nosotros, duros diría incluso. Todos necesitamos un descanso, pero sobre todo Bella necesita espacio. Hay algo que me gustaría que Edward comprendiera y espero que tú como hombre lo hagas entrar en razón. A mi, jajaja, no me escuchará, cree que estoy loca, que soy infantil. Pero soy mujer Emmet, y si algo conozco de mi género te diré que Bella se siente prisionera. Edward tiene que comprender, que por mucho que quiera protegerla no puede tenerla encerrada en casa, esta convirtiendo su espacio en una jaula. Esa niña necesita respirar. 

_ No la he oído quejarse. 

_ Por dios Emmet, ni lo hará. Bella es muy prudente, delicada en sus formas.El ser fuerte no implica que deba soportar los miedos de Edward. Debe tener una vida fuera de nuestra casa. 

_ Para, para muñeca. Tu hermano ahora tiene miedo, como lo tendría yo, no por él, sino por ella. Bella está ahora más vulnerable que nunca. Podría fiarse de cualquiera y de nadie, ¿no lo crees asi?. Tendría que ir a cualquier parte vigilada. Edward cree más conveniente recuperar lo que han vivido, lo que están teniendo, su confianza, antes que cualquier otra cosa. 

_ Creo que estoy pretendiendo algo que no entenderás jamás. No digo que Bella viaje, ni tampoco que salga sola, y mucho menos que vuelva a trabajar de momento. Lo que intento explicarte, es que no se puede encontrar nada desde la oscuridad. 

Emmet se que quedó pensando en las palabras de Alice, sin duda alguna aunque estaba conforme en proteger a Bella, los razonamientos que acababa de escuchar no estaban equivocados. 

No puedes ver la luz, sino abres las ventanas. 

Nota: 

Esta dedicatoria final está escrita desde el martes día 13/12/2011, era toda enterita para mi sol.Pero el destino, que a veces me sorprende, me llevó al chat de este blog el día 15/12/2011. Mimix me escribió entre líneas, que su amiga Alicia, necesitaba de todas nosotras un pequeño empujón. Es por ello que como mi sol es increíblemente dulce y generosa, sé que no le importará compartir con ella estos pensamientos locos que acaban con unas frases de “Alicia en el país de las maravillas” y que lleva por título 

“Camino” 

Hay períodos de nuestra vida, en los que nos sentimos solos, abatidos, decepcionados, hundidos, indignados, incluso desamados y heridos. Momentos en los que la soledad, el cansancio, la tristeza, el ahogo, la furia, el vacio y el dolor, nos hacen estar perdidos. 

Son surcos en el alma, pequeñas o grandes marcas, heridas abiertas, fisuras, roturas, incluso a veces pérdidas que producen desolación. 

Para los surcos, nada mejor que la tierra, aferrarse, para las marcas preciosos maquillajes, a las heridas, fisuras y roturas, grandes costuras de remiendo, y para las pérdidas, la mejor medicina, el tiempo. 

Sí, ya sé, no siempre es fácil esperar para curar, para sanar, para volver, o regresar de donde jamás quisimos estar. Pero ello también forma parte del camino. 

Yo suelo en esos momentos, abrir los ojos más que nunca, respirar hondo, sentir el aire fresco bajar hasta mi pecho, llenarlo, inundarlo de cosas nuevas e ir desechando en cada respiración honda todo lo que me ahoga. 

Dar pequeños pasos hacia adelante, olvidarme de las huellas que no volveré a pisar, dedicarme algún abrazo, quererme, consentirme, y después de cada caída, volverme a levantar. 

En ese camino que construímos dejamos risas, llantos, logros, amores, vida, solo a cambio de saber que dirección tomar. 

Anitina 

-¿Quieres decirme por favor, qué camino debo tomar para salir de aquí? 

_Eso depende mucho de a dónde quieras ir-(respondió el gato) 

_ Poco me preocupa a dónde ir (dijo Alicia) 

_ Entonces, poco importa el camino que tomes (respondió el gato) 

Alicia en el país de las maravillas 

(Lewis Carroll)