Bueno este capítulo no estaba preparado para ella, pero con algunas modificaciones espero que sepa leer entre líneas la fuerza del amor. Es para tí Miri, malagueña. No te obsesiones mirando el sol que ya se marchó, sin duda alguna en el brillo del cielo de la noche, encontrarás tu propia estrella.
…
_ No puede ser cierto, díme que es una broma, y por cierto de muy mal gusto.
_ Puedo repetírtelo una y otra vez y siempre será lo mismo. Ella llevaba un anillo de compromiso, y cuando vio que me quedé observándolo, fue la misma Bella la que me lo hizo saber.
_ Si eso es cierto y no se está marcando un farol tiene que existir una causa.
_ ¿Farol?, lo dijo delante de Petter, de Alice, del propio Edward e incluso de Lyonel.
_ No alcanzo a comprender, llegó hace nada y se apodera de lo que es mio. Si no me equivoco esa perra ha utilizado las artes más viejas conocidas, lo ha atrapado con un embarazo y Edward idiota y ensimismado la ha creído. Va a convertirla en su esposa y probablemente no será cierto.
_ Yo no utilizaría la palabra ensimismado Marlena, sino más bien enamorado. Sus ojos lo dicen todo.
_¿Y se puede saber cual es tu interpretación de esas miradas?, los hombres sois todos iguales, no apreciais el esfuerzo, la dedicación de toda una vida de la mujer que teneis a vuestro lado, ni los intereses que unen a las familias. Un día aparece una cualquiera, una mujer de mundo que os arrastra a cometer las locuras más impensables, y os rebajais colocando el mundo a sus pies.
_ Creo que tu ira te está cegando y deberías empezar a aceptar la situación.
_ ¡Nunca! óyeme bien, presta atención porque si es cierto que puede estar embarazada y que ese es el motivo de su compromiso, ese bebe no nacerá. Te dije en una ocasión que la derrotaría, que Edward sería mío, y no me importará cuantos tengan que caer para conseguirlo.
_La que no se está oyendo a sí misma eres tú. No tienes idea del alcance de tus palabras y espero que no lo éstes, porque de ser así, el juego para mí ha acabado. Tendrás que seguir tú sola Marlena. Puedo unirme a ti para asustarla, para apartarla de Edward, pero jamás participaré en lo que estás pensando.
_ Eres un co...
_ ¿Cobarde?, ¿es eso lo que ibas a decir?. Quizás tengas razón, pero por otros motivos Marlena. Desde un principio debí parar esto. No debí consentir que llegaras tan lejos, tenía que haber intentado convencerte que uno no siempre gana, y que tú no perdías nada puesto que Edward jamás fue tuyo ni lo será.
Escuchame e intenta entender, está enamorado de ella, no se trata de un capricho, Edward moverá cielo y tierra porque Bella sea suya para siempre. Aún estás a tiempo de retirarte, no tienen ni idea de como hemos actuado, de lo que estás planeando, de lo que intentas conseguir, de tu venganza.
_ ¿Dejarlo?, tú eres el que no sabe lo que está diciendo.
_ Marlena creo que todo lo que tenía que advertirte, que intentar hacerte ver, de prevenirte está sobre la mesa. No me quedan palabras porque no quieres entenderlas. Deberías intentar olvidar y ser feliz, tienes todo y más de lo que una persona necesita para serlo.
_ ¿Significa eso que ya no lucharás a mi lado?
_ Significa que no juego con determinadas armas, que para mí hay limitaciones, que no pienso poner en riesgo mi futuro ni el tuyo por que te hayas vuelto loca escudriñando en los errores del pasado, en remendar dolores que no te pertenecen. Tu mundo está lleno de caminos por elegir, todos y cada uno de ellos diferentes y tu te has ofuscado de tal manera que solo ves el mismo, el único. Y te repito, esa no es la salida. En él podrás perderte una y otra vez. Cada vez será más complicado dar marcha atrás. Cuando quieras darte cuenta de donde te encuentras, estarás sola. Marlena piensalo despacio, yo... yo.
_ ¿Tú qué?, ¿puedes calmar mi odio?, ¿puedes ofrecerme lo que persigo?.
_ Estaría dispuesto a ello si me dejaras.
_ Jajajaja,¿ puedo saber cuando te nació el interés por mi?. Vamos James los cuentos de amor, las historias de sueños para siempre, las familias maravillosas no existen más que en las mentes de los débiles.
Escucharla decir aquellas palabras era una prueba más de que jamás podría hacerla desistir de sus intenciones. Cejada, esa era la palabra, cejada por el odio, la ira, el rencor, la venganza. Sin darse cuenta se había armado de aliados fuertes pero nada certeros, porque no la dejaban ver.
_ ¿Te callas?, eres de los que sueñan James y en mi mundo los sueños no son nada, pertenecen al mundo irreal. Cuando despiertas no existen, forman parte del olvido. Mi madre no dejó nunca de soñar que mi padre volvería con ella, que la amaría de nuevo. ¿Donde crees que la llevó eso?. Mi padre soñó que su amante, se convertiría en su nuevo amor, y ¿donde está ahora?. Mi hermana sueña con una vida familiar, al lado de un hombre que la adore. Jajajajaja, y es una inútil que espera y espera y se olvidará hasta de sus sueños viendo como éstos nunca se hacen realidad.
Yo no soy igual que ellos, mi mundo se mueve entre realidades, intereses, negocios y momentos de placer. Eso es todo. ¿Felicidad?, soy feliz cuando todo lo que me estorba desaparece, cuando nadie se interpone en mi camino, cuando lo que no me es necesario puedo extinguirlo.
_ Determinados sentimientos se volverán contra tí. Aún así quiero que sepas que estaré aquí, aunque solo sea para recoger tus retos.
_ Tanta compasión me desborda James.
Sus palabras fueron como un eco chocando sobre sus propios labios. Lo miró con desprecio, los hombres débiles le daban asco y James era demasiado débil, pero aún necesario. Encontraría la manera de convencerlo.
….
Entró en aquel vestíbulo asombrada de su amplitud. Arropada en Edward, vió a todos sonriendo esperando el momento de saludarla y darle la bienvenida a ¿su casa?. Era un lugar hermoso, todo lo que le dejaban ver sus ojos, todo lo que le rodeaba era alegre, pero nuevo para ella.
Alice la besó sonoramente en la mejilla y no pudo contener una sonrisa. Todos y cada uno de los días que había permanecido en el hospital le había llevado millones de regalos. Hermosos camisones, bombones, flores, libros y revistas. Había atendido todas y cada una de sus necesidades y mucho más, pero lo más importante, es que había llenado sus vacios de memoria. Le había ido contando como era su vida desde que se conocieron, todo lo que estaban compartiendo, su historia de amor con Emmet. Siempre lo hacía a escondidas cuando Edward se iba a atender sus negocios por cortos espacios de tiempo. Edward, ¡su esposo!. Había permanecido noches enteras vigilando su sueño, negandose a que otro miembro de la familia pudiera sustituirlo. Siempre protector.
Un sentimiento poderoso y mágico nacía cada vez que estaba a su lado. Cada tarde cuando aún los rayos de sol iluminaban la habitación, Edward la tomaba en brazos levantandola de la cama y se sentaba en un espacioso sillón para que éste la calentara. La sostenía en su regazo. Depositaba pequeños besos sobre su pelo, mientras que su mano entrelazaba los dedos de su pequeña mano. Creyendo que no se daría cuenta, ejercitaba sus dedos abriendo y cerrando con mucha delicadeza su mano poderosa, y la entretenía hablando de los lugares donde solía viajar, lugares donde deseaba llevarla. Esos momentos eran los mejores del día. Algunas tardes no eran necesarias las palabras, el calor de esos pequeños besos, el juego de sus manos, o simplemente estar recogida entre sus brazos era suficiente, más que suficiente para sentir que pertenecía a alguien.
Salió de sus pensamientos cuando un hombre afable se acercó a ella tendiendole la mano.
Miró a Edward quien entendió su pregunta.
_ Es Lyonel, ha estado en casa siempre nena, y su afecto por tí es sincero.
Le dedicó una tímida sonrisa, no sabía de que otra manera podía recompensar su interés.
Eran demasiadas cosas las que tenía que recuperar, tantas como el deseo de hacerlo pronto. Por mucho que le repitieran que no había prisas, por tantas veces como le aconsejaran que se lo tomara con calma, el ganarle la batalla al tiempo parecía su máximo objetivo. Se sentía como si le hubieran robado una vida, su vida.No sabía cuantas cosas podía encontrarse en ella, pero eran suyas.
_ ¿Estás cansada?
La voz de Edward la trajo de vuelta. Siempre ocurría de la misma manera. Estaba presente hasta en sus pensamientos, era como si puediera leerlos.
_ Si, pero solo de estar acostada.
Lo dijo en tono burlón y mirando a Edward con algo de sarcasmo.
Las risas se expandieron por todo el vestíbulo. Quedó muy claro que si la intención de Edward era llevarla al dormitorio y tumbarla para que reposara, más clara había sido su negativa.
_ Tú mandas, siempre que sepas donde están los límites, sino es así te llevaré a la cama a rastras y no me importarán todos los sarcamos que emplees.
Esta vez fue ella quien sonrió ampliamente. Su esposo, (aún le costaba trabajo emplear mentalmente esa palabra, asumirlo era aún más complicado), era un hombre increíblemente cumplidor en todas y cada una de las instrucciones que le habían sido recomendadas para su recuperación. Tendría que buscar la manera de cambiar eso. Comenzaba a entenderlo, a presentir cuales serían sus respuestas, sus impulsos, sus reacciones. Algunas veces sentía deseos de mostrarse, de pedirle que le hablara de la relación que mantenían, de rogarle respuestas, pero él parecía desviar su atención con otras cosas. Sin querer eso le hacía sentirse insegura, como si Edward tuviera miedo a que descubriese algo que no le gustara, y sin embargo entre medio de tanta duda, él era el único con el que sentía la fuerza necesaria para recuperarse cada día.
Se acercó a su oído y como un secreto pronunció estas palabras
_ No pienses demasiado, aún no es el momento.
Otra vez era capaz de leer dentro de ella. ¿Siempre sería así?, ¿podría tener ella alguna vez algun secreto?.
_ No para mí.
Bella comenzó a reir, de nada servían las palabras o los silencios, Edward estaba en todas partes de ella.
…
Para Edward las horas siguientes habían sido al principio interminables. See habían trasladado todos y desde allí Edward pudo hacer las llamadas que necesitaba viendo como Alice no había cerrado la boca ni un segundo. Emmet le había estado informando de todas las investigaciones que Lara había hecho en su ausencia. Sin dejar de mirar a Bella ni un solo instante, había oído cada palabra que Charli o Petter le habían dirigido con intención de hacerle recordar. Pareciera que nadie comprendiera que antes que la memoria, Bella debía recuperarse fisicamente. El más que nadie deseaba estar a solas con ella, entregarle la pequeña caja que segun Bella contenía un cuento hermoso para ambos, un cuento que sería la solución a parte de su olvido, y sin embargo aguardaba el momento oportuno. Cumpliría con el acuerdo, lo haría cuando ella estuviera recuperada, cuando Bella pudiera llevar una vida normal, aunque se muriera de ganas de hacerlo.
En varias ocasiones incluso llegó a pensar que no lo haría, que dejaría que ella recordara, que su memoria volviera a la velocidad que quisiera. No quería que a la vuelta Bella se encontrara con miedo a Marlena, a James, no quería que recordara esa parte, no si podía evitarselo.
La vió levantarse del sillón y dirigirse hasta él despacio. Ahora si parecía cansada, sus ojos nunca le habían engañado, pero esta vez esperaría a que ella se lo pidiera.
_ Ahora si necesito ese descanso, pero no sé como pedirlo, parecen todos tan entusiasmados. Me hablan todos a la vez y apenas si puedo contestarles.
_ Esfuerzate un poquito más en pedirme que te salve de las garras de los curiosos nena.
La sonrisa que dibujó su rostro era más que suficiente para que Edward hubiera ordenado a todos que los dejaran solos, pero esperó su respuesta.
_ Tú eres el que das las órdenes, no has dejado de hacerlo en estos días.
Quería más, quería que fuera capaz de pronunciar su nombre, de mirarlo a los ojos y con ellos sin palabras, pedirle intimidad para los dos. ¿Era eso demasiado?
Acarició con los nudillos suavemente su rostro y paso muy despacio la yema de sus dedos por sus ojeras. Estaba cansada. Un gesto de ternura se dibujó en su cara y Bella respondió a éste inclinando su cabeza y apoyandola sobre la palma de Edward.
¡Ahí estaba!, sin palabras. Todo lo que Edward necesitaba, un gesto de complicidad. Pero lo que no esperaba también llegó con las siguientes palabras.
_ Me he acostumbrado a tus frases lentas, a tu olor, a refugiarme en tus brazos, a compartir tu calor, todo ésto así de repente, es demasiado para mí.
Edward iba viviendo con cada palabra. No había perdido ni un solo minuto con su paciencia, con su ternura por recuperarla. Ella había asimilado cada uno de ellos de la misma manera que él los había entregado.
La acercó a su cuerpo y sus brazos la rodearon por completo. Bella apoyó la cara sobre su corazón, ese que había oído cada día desde que despertó. Ese que llenaba de música el suyo sin saber por qué,el que se acompasaba a su mismo son. Sintió los labios de Edward sobre su pelo, como tantas veces. Ese gesto ya era familiar, ya era suyo. Comprendió entonces que sin darse cuenta lo esperaba cada día. Su mano derecha subió hasta el rostro de Edward buscando el roce de su barba incipiente sobre las yemas de sus dedos y levantó la cara para mirarlo.
_ Te falta muy poco para llegar a casa princesa, aunque no lo creas tú sola estás encontrando el camino.
No pudo evitarlo, por mucho que lo había intentado, por encima de todo lo que se había impuesto, su boca bajó hacia la de Bella para beber algo de esos labios tiernos que echaba tanto de menos.
Nunca pudo imaginar que el impacto en él fuera tan demoledor.
Hay veces que el desierto recibe la lluvia como alimento, que las tierras áridas se convierten en algodon para empaparse de ella, pequeños momentos que se vuelven milagros.
Al llegar la noche algunos creen que el día acabó, otros piensan que uno nuevo ha comenzado, y la vida de Edward comenzó en ese momento nuevamente. La sintió temblar entera bajo su pequeño toque, bajo su roce y no pudo dejar de besarla. Lento probando lo que para el había sido una eternidad, besos sin presiones, besos llenos de luces, luces para Bella. Sus labios fueron entregando el calor de su corazón, el fuego retenido, la necesidad guardada. Un pequeño gemido de Bella ahogado en su garganta, tan sútil, tan mínimo, le hizo despertar cada partícula de su cuerpo. Su boca semiabierta lo invitaba a volver a probar las delicias antes compartidas. Apretó sus párpados fuertemente para sentir aún más todas aquellas sensaciones que de tan hermosas, casi dolían. Su lengua atacó ladrona la boca de Bella sin que ésta se negara, un bucanero que al asalto busca tesoros, pirata de una nueva conquista. ¿Cómo podía negarse?. ¿Donde estaba su control?. Quiso parar ese momento cuando sintió la mano derecha de Bella acariciar su cuello hasta llevarlo a su nuca y asirse a su pelo, atrayendolo más hacia ella. El pecado, la tentación y el fin del control. La meta, saborear la dulzura de su boca. Bella temblaba sin parar entre sus brazos, pidiendo, exigiendo más, acercandose a su cuerpo ahora ardiendo. Esos besos aún eran mejores. Sin dejar de llenar su boca, sin darle tregua a su lengua, mordiendo suavemente sus labios, fue bajando sus manos hasta sus caderas, en una caricia interminable. Sus manos repetían una y otra vez sus movimientos, perfilando sus curvas, deteniendose en lugares tan familiares para él. Su mente recordando cada momento a solas con su mujer.
Un nuevo gemido lo hizo despertar de ese sueño real y separarse unos milímetros de ella, mirar en sus ojos y ver la misma necesidad que tenían los suyos.
Bella suspiró sobre sus labios calentandole el alma, derritiendo el hielo, el frío, el miedo, el tiempo de la espera. Más que aliento sonó a una petición para continuar y si lo hacia estaba perdido, como siempre perdido en ella.
_ ¿Sabes lo que me estás haciendo?
No hubo respuesta, solo otro gemido.
_ Me estás haciendo el amor con tu boca, me estás volviendo loco, porque por mucho que beba de ella, siempre estaré sediento.
Y Bella sintió que ese hombre al que acaba de conocer, era su principio y su fin, el ayer y el ahora.
_ Besame, besame otra v...
No la dejó terminar la frase. No había vuelta atrás. Su princesa se sentía viva al calor de sus besos y el podía quemarla, abrasarla, derretirla con ellos y arder en sus brasas. Sabía que ese fuego siempre estaría encendido para los dos.
Una mano es su cintura acercandola, otra en su nuca aprisionandola, un beso maldito, porque tendría que acabarse,nació en ese instante. La ternura tranformandose en pasió, los labios un fruto para devorarlos, los dientes enjaulando su lengua, la saliva suvizando los encuentros, los gruñidos de Edward estallando en el silencio. Una guerra de Edward por demostrarle a aquella mujer, que aunque no recordara los de antes, a partir de ahora no los olvidaría.
Bella se entregaba a sus besos, devolviendo en pasión desconocida, la lujuria de Edward. Cada segundo un mundo nuevo que compartir con él. Sus labios sonaban al besarse, al degustarse. Pequeños ruegos dentro de su boca.
_ No pares Edward, no pares por fa...
Palabras que se ahogaban en la boca de Edward que ya no recordaba la palabra freno.
Dirigió sus manos hacia su carita, abarcandola y acariciando con sus pulgares su fina mandibula, su cuello, cuando notó como Bella se dejó caer contra su cuerpo, apoyandose en él.
Bella se sintió sus rodillas quebrarse ante tanto placer, sus muslos temblar, la humedad de su intimidad, y su vientre convulsionar, y no pudo más que contonear su cuerpo frotandose contra el de Eward. No le importó notar su virilidad contra su bajo vientre, duro como el acero, no tenía miedo, solo a dejar de sentir lo que parecía que su cuerpo recordaba desde el principio de los tiempos.
_ Nena,nena, para mi amor, ¿sabes donde estamos?
Junto a su boca sin separse de él.
_ No... no y no me importa. Estoy contigo.
Sus manos siguieron reteniendo su mejilla separandola escasamente para ver sus ojos. Su rostro dibujó una preciosa sonrisa, que le dedicó solo a ella. Bella la sintió hasta el fondo de su corazón.
Fue a tomarla en brazos para llevarla hasta el dormitorio cuando un apurado Lyonel entraba para anunciar una visita nada agradable.
Fue entonces cuando observó el salon vacio, no sabría decir cuando todos se habían retirado.
_ Disculpeme señor, no sabe cuanto lamento la interrupción.
Bella llevó las manos a su rostro sintiendo como sus mejillas ardían. ¿Qué había ocurrido?, ¿en que momento se había vuelto una conquistadora y una descarada? Agachó la vista hacia el suelo, jugando con la punta de sus zapatos. La verguenza la invadió en ese instante y Edward la observó con una ternura entendible hasta para un niño.
La asió por la cintura y delante de Lyonel besó su boca suave, lento y breve. Claro, quería que quedara claro ante cualquiera que pudiera verlo junto a Bella, que ella era lo más importante en su vida, que ella no tendría que sentir verguenza de nada ni nadie, que ella era su mujer y todo lo que tenía valor en su mundo.
Rozó al terminar el beso, su nariz contra la de Bella en una caricia que se sumó al beso sobre su frente.
_ Tranquila princesa, no pasa nada. ¿Qué ocurre Lyonel?
_ Señor, la senorita Marlena ha llegado hace unos instantes, preguntaba por la señorita Alice, pero se ha marchado junto al señor Swan y su hijo.
_ ¿ Y mi padre?
_ Se retiró a su dormitorio para descansar.
_ Bien Lyonel no ocurre nada, atiendela, sirvele lo que se le ofrezca, dame algo de tiempo y enseguida estaré con ella.
_ ¿Quién es Marlena?
_ Princesa, no tengo tiempo de explicarte ahora demasiadas cosas, pero confía en mi, alguien que debe estar lejos de nuestras vidas. Te prometo que cuando estés mejor te explicaré muchas cosas.
Bella lo miró con una mezcla de curiosidad, incertidumbre, asentimiento.
_ Nena sé cuantas dudas tienes, los deseos de saber que te invaden, el esfuerzo que estás haciendo por recuperar tu vida, nuestra vida, pero de nada sirve adelantar bruscamente lo que llegará sin duda alguna. Ahora vas a hacer lo que te diga, ¿de acuerdo?.
Espero su respuesta y todo lo que obtuvo fue un asentimiento con su cabeza. La veía tan vulnerable, tan dependiente de él, tan indefensa, que más aún la amó, “toda su fuerza nacía de su fragilidad”, la protegería del mismo infierno, aunque tuviera que hacerlo solo.
_ Quiero que me esperes aquí, en cuanto yo me encuentre con Marlena, Lyonel vendrá a estar contigo, no estarás sola y no tardaré te lo aseguro. Antes de qué te des cuenta estaré de vuelta.
Volvió a asentir con la cabeza y apoyó ésta sobre el pecho de Edward. Como a quien le cuesta una despedida, besó su cabello y se fue alejandose con rápidez.
Esperar, todo lo que podía hacer ahora era esperar, encontrar una cara, un gesto,un olor, un recuerdo. Era tormentoso vivir esperando, buscando entre sus recuerdos. ¿Qué recuerdos?, todos eran de hace escasamente diez días. Suspiró para acallar su desolación interior. Miró a su alrededor, cada objeto bellísimo, perfectamente colocado.Fue recorriendo el despacho examinandolo detenidamente, ….si tan siquiera algo pudiera hacerla recordar... Cuadros, pequeños objetos de decoración, la mesa de despacho, la silla, el inmeso ventanal. Se acercó a él para abrirlos, sentía necesidad de notar la brisa en su cara, de comprobar que había detrás de las cortinas.
Despació descorrió el hermoso tejido y oyó un ruído pequeño, como una arañazo en la tela. Miró hacia el suelo viendo un trozo blanco de cartulina de tamaño similar al de una mano. Se agachó hasta el suelo para recogerlo y al prenderlo en tre sus manos le dió la vuelta.
Sintió como su cuerpo se sobrecogía ante la visión. Su primer recuerdo. Su primera cara conocida del pasado. Esa imagen ella la había visto antes, pero ¿donde?. Miró el extremo izquierdo de la fotografía y vió una serie de números. ¿Qué signifiaría aquello?
Se llevó su mano junto a la foto hasta su pecho, ¿sería alguien importante en su vida?, y si lo era ¿donde había estado todo este tiempo?. Volvió a retirar la foto para mirarla, aquel rostro no le ofrecía seguridad, no...no, ese hombre no era bueno para ella, pero ¿por qué?. Sintió un sudor frío sobre su frente, y en las palmas de sus manos y buscó con la vista un lugar donde sentarse y descansar. Quizás todo era producto del cansancio, si con seguridad eso sería lo que le estaba sucediendo. Edward tenía razón, necesitaba recuperarse y ella lo haría, quería estar fuerte y enfrentarse a todo lo que estuviera por llegar.
Oyó abrirse la puerta y entrar casi sin hacer ruido a Lyonel y como en un acto reflejo tapó entre su vestido y la palma de su mano la fotografía.
_ Señora Cullem, ¿desea aque le prepare una de esas infusiones que a usted le agradan tanto?, ya sé que el café es su especialidad, pero el señor Cullem me mataría si fuera usted misma quien lo preparara.
_ No se preocupe Lyonel, haremos una cosa, usted me prepara eso que no sé que tanto me agrada y así evito su muerte. A cambio de ese favor, me indica donde está mi dormitorio. ¿Sería mucho pedir que me lo sirviera alli mismo?
Se lo dijo con tanta dulzura, que Lyonel le dedicó una tierna sonrisa.
_ No sería una petición señora Cullem, sería un placer. Acompañeme.
Sentada sobre la enorme cama de aquel dormitorio, descalza con los pies sobre el suelo, miraba sin descanso la fotografía de aquel individuo, intentando a toda costa encontrar algun rasgo en su cara que la hiciera recordar.
Sintió abrirse la puerta del dormitorio y escuhó a Edward...
_ Ya me tienes solamente para tí nena.
La vió con los pies descalzos apoyados en el suelo y miró su rostro algo desencajado, en el había más dudas aún que cuando la dejó en el despacho, miedo, ¿eso era miedo?. Sus ojos estaban abiertos, redondos, brillantes pero ahogados. ¿Su princesa tenía miedo?, ¿de qué?
_ ¿Qué ocurre?, ¿qué tienes?.
Se acercó en tres zancadas aceleradas junto a ella, agachandose y colocando sus pies sobre un almohadon. Fue entonces cuando vió como arrugaba con fuerza algo entre una de sus manos. Con mucha delicadeza y sin dejar de mirarla fue abriendo uno a uno sus dedos hasta ver que contenía dentro de ella. No había observado aún el rostro que enmarcaba aquel trozo de papel arrugado cuando oyó la voz de Bella...
_ Lo he visto antes Edward, estoy segura de ello. Sé que lo he visto, pero no se donde.
Flexionó sus piernas y se colocó sobre la cama encogiendo las rodillas y acercandolas a su cuerpo.
_ Edward ese hombre me da miedo, no sé por qué, pero me da miedo.
Edward miró nuevamente el rostro de la fotografía percibiendo ahora el número que aparecía al margen de la foto y lo comprendió al instante. Era él, ese era el hombre que atentó contra su princesa. En un acto reflejo su mandivula se contrajo y sus fosas nasales se abrieron simultaneamente. Suspiró fuerte y en su cara se reflejó la furia que ahora sentía su corazón. Dejó la instantanea sobre la mesilla de noche y se sentó juntó a Bella.
_ Nadie va a volver a hacerte daño jamás, nadie corazón.
La estrechó entre sus brazos y la acunó contra su pecho que ahora latía demasiado rápido, demasiado alterado.
_ Edward ¿qué me hizo ese hombre?...
Nota.: Miri todo ha sido escrito para tí, pero aún hay más, solo un poquito, y ésto último no es una historia de ficción, es algo que a mi me ayuda cada día. Me gustaría que fuera para tí como esa bocanada de aire fresco que nos acaricia la cara cada mañana al abrir la ventana y nos hace sentir que seguimos tremendamente vivos.
“El sol de enero”
Enero... mes de cambio, de buenos propósitos, de planes, de olvidar, de empezar.
Otra oportunidad.
Ir al gimnasio, adelgazar, dejar de fumar, aprender inglés, acabar la carrera... olvidar un viejo amor, encontrar uno nuevo... hacer un viaje, independizarse,volver a casa...
Es un momento para la ilusión, para los sueños, para la positividad, para las ganas... Un momento del año en el que uno confía más que nunca en sí mismo y en la eficacia de sus planes. Algunos cuentan el año que pasó como “uno más”... sin embargo lo ven como “uno menos”...
Los comienzos siempre tienen algo de mágico... aunque en el fondo... todos seamos los mismos y las cosas que hacemos iguales, pero todo parece diferente cuando comenzamos algo.
Como cuando estrenamos ropa, escribes la primera hoja de un diario. Así hay cosas cotidianas que convertimos en especiales por ser las primeras. El primer día de cole, la primera bici, el primer exámen, el primer suspenso, la primera peli en el cine, el primer fin de año, la primera copa,el primer beso, el primer amor, el primer día de facultad, la primera vez que jodiste el coche...
Quizás es por eso que el sol de Enero tiene esa luz especial...
Todos lo miramos como si fuera la primera vez. Y algo tan cotidiano como es que salga el sol... se convierte en la excusa perfecta para pensar que las cosas pueden ser distintas, como las primeras.
Hay quien acabará el año pensando que el siguiente sería otro día... y que el sol saldrá como siempre. Yo, hace tiempo que me acuesto pensando, que el sol saldrá mañana como nunca.
Anitina.
Genial, me ha facinado, trajiste lo último que Bella había investigado sobre el Mesero y que no le había dicho a Edward, wao ha quedado increible, me encanta el amor que Bella esta sitiendo por el nuevamente. Muero porque llegue el sábado para el próximo capitúlo.
ResponderEliminarSaludos desde Panamá.
wow! madre mia me ha encantado el capitulo!como siempre! me encanta el amor que bella siente por edward sin recordar nada de el! se nota que estan destinados a estar juntos! espero que edward le enseñe pronto el video y asi se todo mas facil! no me gusta que bella tenga miedo!!! y odio a marlena con todas mis fuerzas!!! estoy deseando leer el proximo!
ResponderEliminarun besitoooooo!
HOLA Ani ,me has dejado sin palabras corazon un capitulo lleno de icentidumbres y una Bella muy perceptiva q todavia tiene recuerdos q estan bien guardados pero seguro q poco a poco se leos acordara,edward tiene tanta paciencia y amor por ella q yo desde aqui lo siento tan inteso ese amor .lo de marlena ya me esta sacando de quicio lo opseciva q es es me da ganas de estrangularla pero me imagino q asi la historia es mas interesante y por eso me aguanto.q puedo decir de ti ,solo cosas buenas porsupuesto ,de verdad te dico q no creo q exista nadie con un talento como el tuyo ,eres unica .un beso enorme gracias por existir
ResponderEliminarGenial me as dejado sin palabras y llena de tantas emociones,me encanto,sigue asi nena...Besos...
ResponderEliminarme gusta, me gusta que aunque no recuerde nada todavía le ame, el amor es cuestión de piel, y eso no se olvida, se siente, se vive. Muy bonito Ani, y la verdad, aunque sea mala malisima me atrae Marlena, es un buen personaje. Besos.
ResponderEliminarani me encantan los pensamientos del final sirven para reflexionar, en cuanto al capitulo lindo, hermoso, increible, esa ternura, ese amor desbordante, esa pasion, todo sigue ahi un poco distorsionado o no comprendido por bella pero ahi esta, ella lo siente aunque no lo recuerde y ed sabe que ella estara bien, pero me intriga la arpia que fue a hacer ahi??? que queria??? ya no tiene a su mas fiel aliado, el ya la dejo, entonces que hara?? sabe que ya estan casados??? ahora tengo dudas jajaja todo era tan lindo sin la metomentodo de la arpia, alice me encanta y su relacion con emmett tambien, y como todos van contandole su vida dia a dia, y ya empieza a recordar, menos mal que ed ya vio la foto, todo debe empezar a esclarecerse, pero si es rapido nos quedamos sin historia, he empezado con mis predicciones y sacado conclusiones de lo que lleva la trama y si va a la mitad como dices entonces hay mucho mas que contar, pero no los vallas a separar no me gusta tanto drama, que lo que les pase seaa juntos y vallan derribando sus muros uno a uno los dos con todo el respaldo de sus familias y lara y su equipo detras de ellos, otra cosa cuando aparecera la famosa esme??? y que papel jugara en la trama??? ves ani ya empezo mi cabecita a darle vueltas a todo, a imaginar y crear jajajaja, besos guapa tq!!!
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