Bueno Patrisanto te tocó. Esta semana ha sido tu cumpleaños, poco más que no sean mis palabras, mis renglones o mis risas compartidas, puedo regalarte. Ya sé que no es gran cosa y que te mereces mucho más, quizá pueda incluso leerte un trocito, con esa voz sexosa que tanto te llama la atención. Espero que lo disfrutes corazón.
…
_ Creo que deberías descansar un rato Bella, si Edward vuelve después de tantas horas y nos ve en el mismo lugar me colgará por no tener cuidado de tí.
_ Emmet, Edward es un ogro a veces, pero te aseguro que se como calmarlo. Yo me preocuparía más por Alice, jajajaja, no creo que con lo que le gustan las compras vuelva pronto.
_ He perdido la cuenta de los mensajes que me ha enviado, está realmente feliz, me asusta que sea tan infantil con todo lo que está sucediendo.
_ No es infantil Emmet, te lo aseguro. Estos últimos días para ella no han sido nada fáciles, que digo, más bien debería pensar que han sido horrorosos, lo único que está haciendo es evadir un poco todo el dolor que siente, con la única alegría que parece que compartiremos todos. Por cierto, esta noche llamaré a Charli, no se como decirselo.
_ ¿Y por qué no esperas y vamos juntos para contarle todo?
_ No, no, y no. Emmet nunca, escuchame bien, nunca pondría en peligro ese lugar y mucho menos a Charli. Ninguno de los que nos amenazan debe conocer el único sitio donde en un momento podríamos refugiarnos, espero al menos que ellos no lo hayan descubierto ya. No sabemos a qué nos enfrentamos y no quiero poner en riesgo a papa. En cuanto a contarle algo que no esté referido a la boda, me niego completamente. Charli ya sufrió demasiado, la muerte de mama, el superar su alcoholismo, el empezar una vida solo con mucho esfuerzo, todo eso es más que suficiente para él. No quiero nada que me distraiga Emmet, nada, somos capaces y estamos dispuestos a todo.
_ ¿Cuántos secretos os estais contando?
Se acercó a ella con una amplia sonrisa en la cara, estaba ilusionado, había o al menos pensaba que había encontrado el anillo más hermoso para su princesa. Las horas que habían pasado desde que la dejó en manos de Emmet y Petter se habían hecho eternas. Pensar que en días sería su esposa lo llenaba de una satisfacción que no sabía explicar, pero que sentía por todo su ser. Pensar en ello parecía aliviarle el agrío sabor del peligro que corría Bella y su familia. Besó sus labios con hambre de horas, nacida de la necesidad de protegerla, de envolverla en sus brazos y asegurarse de qué nada podría sucederle jamás.
_ Umm,Umm. Tus besos me dicen cuanto me has echado de menos, creo que me alejaré de tí algunas horas cada día.
_ Voy a perdonarte lo que dices, porque estoy feliz, creo que lo que he encontrado, es perfecto para tí.
_ Quiero verlo, quiero verlo.
_ No tan deprisa. ¿Has comido?, ¿y la medicación?. Emmet dime que ha descansado algo.
_ Lo siento Edward, es terca como una mula, lo he intentado, pero ya ves yo no tengo tus armas.
_ Preciosa tu solas te has castigado. No hay anillo hasta que no comamos, me encargue de tu brazo y descanses.
_ Esto no es justo, verlo seguro que me relajaría mucho más.
_ ¿Otro chantaje?, no te funcionara esta vez.
Lo miró seductora, poniendo cara de niña entre enfadada y melosa. Sus ojos se cerraban lentamente cubriendolo con el baño de sus pestañas para abrirlos nuevamente y mirarlo dulcemente.
_ Te aseguro que eso tampoco funcionará en este momento. Tendrías que esforzarte mucho más.
Volvió a besarla, la boca de Bella lo envolvía en una dulzura exquisita, tantas veces iniciaba un solo beso sin intenciones de ser vencido como tantas caía en sus redes. Se apartó de su boca sintiendo necesidad de más.
_ Lo siento, esta vez gano yo. Arriba princesa, vamos a pedir que nos preparen algo y luego veré si te mereces o no este regalo. Emmet quedate con nosotros, me imagino que Alice no volverá hasta haber cerrado todos los comercios de Londres.
_ Petter está en la biblioteca, creo que repasando las cuentas de la Empresa. Me permití sugerirle, no se si hice bien, que tuviera todos los números y operaciones de estos dos últimos trimestres disponibles. Me gustaría saber, si alguno de ellos ha podido invertir o hacer algún movimiento extraño con capital derivado.
_ Bien pensado nena, pero es algo que yo reviso casi mensualmente y te aseguro que no hay nada digno de mención. No obstante creo que tenerlo entretenido con algo que además sabe hacer muy bien, es beneficioso. Eres una niña muy aplicada y muy mandona.
_ ¿Eso significa que puedo ver mi regalo ahora?.
_ Jajaja, no de eso nada.
Se acercó a su oído y antes de hablar pasó su lengua por el lóbulo de su oreja, humedeciendolo e impregnándose de su olor. Pan, era su alimento, Bella olía a tantas cosas necesarias para él, el olor de su cuello en ese momento era su hambre, su calor, el mismo que le hacía sentir solo al acercarse a ella.
_ Podría comerte ahora mismo, no me sigas tentando, no juegues a ser fuerte porque te aseguro que me estoy controlando más de lo que quisiera. No habrá nada hasta que estemos solos tú y yo.
La sintió temblar de los pies a la cabeza, vió su piel teñirse de frío cuando sus palabras fueron recorriendo sus sentidos. Sopló entonces sobre su nuca,mientras que uno de sus dedos recorría su hombro. La respuesta inmediata casi lo desarma. Pensar en ella respondiendo de esa manera a sus caricias era perderse y en su mente ver la única imágen que lo hacía ser diferente, hundido en ella.
…
_ Dime que es verdad y no me he imaginado el número de compras que ha hecho Alice. ¿Qué puedo hacer yo con todo eso?, no voy a usar ni la mitad.
_ Yo me atrevería a decirte que mucho menos de la mitad nena, si por mi fuera después de la boda, te tendría desnuda para mí durante una larguísima luna de miel.
_ Edward,
Corrió hasta él estrellandose contra su pecho, en sus brazos, los únicos para ella capaces de hacerle olvidar el resto del mundo.
_ Sé que nunca tendré frío si estoy a tu lado, que nunca tendré miedo si estoy entre tus brazos, qué nunca me sentiré vacia si estás dentro de mí.
_ Has empezado muy bien, si sigues así pronto será tuyo el anillo, vamos nena sigue un poco más, estoy deseando que me rindas.
_ Nada de lo que pronuncie mi boca podrá superar tu promesa cariño, nada.
Llevó sus brazos hasta sus hombros mirando los ojos del amor,ese que no miente, el que no guarda nada, el que solo es luz en medio de toda la oscuridad, ese que de la misma manera que calma tempestades, es capaz de despertar volcanes. Se perdió en ellos, era incomprensible haber entrado tantas veces en ellos, y seguir desorientada cuando miraba en su interior.
_ Desnudate para mí, hazlo despacio, quiero verte antes de hacerte el amor tantas veces que me pidas parar.
La besó con furia, de una manera salvaje, no dudó jamás que era su mujer, que de alguna manera no era él quien había elegido, sino ella la que lo había salvado de una vida monótona. Su lengua incesante y despierta buscando la de Bella en un barrido constante de su boca, saboreando su interior,comiendo la miel que le ofrecía, sus labios siempre dispuestos, tiernos, cálidos, húmedos, carnosos. Sus manos se enrollaron en su pelo, como cadenas aprisionandolos a sus dedos. No había ternura en ese momento, solo posesión, demostrarse así mismo cada vez que la tocaba, que era el dueño de lo más hermoso que tenía. Sentirla sin resistencia alguna era más de lo que podía soportar. Bajó una de sus manos a través de su espalda hasta sus nalgas uniendola a su cuerpo, haciendo sentirle el grado de su excitación. Ningún animal salvaje podría lamentarse jamás de ser en esos momentos tan poseído por una mujer, por la llamada constante y permanente de un cuerpo por unirse al suyo.
La vió bajar uno de los finos tirantes de su simple vestido, para ver como caía luego el otro, hasta sentirlo caer al suelo. Solo unas pequeñas braguitas cubrían ese cuerpo hecho para el placer, su placer. En alerta todos sus sentidos. La piel de su princesa lo llamaba sin voces entendibles y su olor lo embriagaba de manera letal.
Se retiró de ella para verla a una pequeña distancia. Dos lunares perfectos en el valle de sus pechos, esos que lamía cada vez que la poseía, esos que parecían dibujados para ser adorados.
Bella llevó sus dedos hasta la orilla de sus braguitas para terminar de desnudarse para él, el pudor tan lejos como la reserva. Nada entre ambos, sólo el deseo permanente de ser uno.
_ No lo hagas, dejalas donde están, concedeme ese privilegio, hoy quiero ser quien las quite, mi boca quien las rompa y mi nariz quien se impregne de lo que solo tú puedes darme.
Sonrió a su hombre viendo en él,el hambre que toda mujer necesita para ser valiente, para ser más cada vez, para no rendirse ante cualquier petición. Coqueteó con sus ojos, con sus labios y arrastró su cabello con sus manos alejandolo de su rostro para llevarlo hasta su espalda. Como una preciosa heroína de la Edad Media que se entrega a su señor.
_ Quizás no lo entenderías en millones de años, pero nunca estaré preparado para tanta belleza.
Sin dejar de mirarla desabrocho su camisa con una rapidez tan torpe como su deseo en esos momentos de poseerla, para continuar con sus pantalones. Desnudos enfrentados sus cuerpos, con el mismo ansia, rozandose sus carnes trémulas, sobresaltadas y palpitantes por la espera.
La tomó en brazos para llevarla a la cama, su cama, de los dos, donde no existen principios ni fin, donde todo son confidencias, donde cada quien puede ser uno mismo sin temor a ser juzgado, donde los juegos de amor, no tiene límites, donde uno es preso y libre al mismo tiempo, donde se puede volar sin red sin tener miedo a la altura.
Su preciosa princesa le estaba quemando con la temperatura de su piel, pensar en su coño caliente le consumía. Su polla latía al ritmo de un corazón agitado, nervioso buscando paz. El hada de los cuentos más hermosos unida a la bruja más hechicera y poderosa de todas las leyendas, lo aclamaban sin detenerse. Se separó de ella para recoger una pequeña cajita de terciopelo negro y la depositó junto a la almohada.
_ Aún no nena, aún no.
Arrancó sin ninguna piedad sus bragas tirando con ambas manos de ellas y las llevó hasta su boca, lamiendo con su lengua la tela que aún quedaba.
Ese gesto excitó a Bella hasta los límites de gemir sin reservar y llamarlo con deseperación. Oirla, música para sus oídos.
_ shshsss, shshss, no querrás princesa que nadie sepa lo que va a pasar ahora aquí.
Bella tapó su boca con una mano y lo miró sabiendo lo que vendría. En ese momento leyó en sus ojos todas y cada una de las peticiones que le estaba haciendo. Sería imposible soportar en silencio tanto placer, tanta agonía. Su respiración acelerada y violenta se lo estaba indicando.
Lo que vió en ese momento la dejó casi sin aliento. Edward agarró la sabana por uno de sus bordes, hasta hacer girones una tira de la misma. El cuerpo de Bella tembló con el sonido de la tela al rasgarse.
Edward tomo el girón entre sus manos y lo llevó hasta su boca, envolviendola y atandola sobre su cabeza, y se acercó a besar su boca por encima de la tela, mordiendo y comiendo con furia.
Se estaba consumiendo por dentro, ver a Edward tan posesivo, tan ardiente la estaba volviendo loca.
_ No sabes hasta que punto puedes hacerme peder la cordura, ni las cosas que sueño contigo, ni lo que desean hacerte mis manos.
Oyendo sus palabras comenzó a pellizcarle un pezón, primero lento,luego más violento hasta dejar la marca de sus dientes, estirandolo y soltandolo, para luego lamerlo suavemente.
Frío, calor, dolor, placer, y vuelta a empezar. La espiral de las sensaciones danzando al unísono, y su cuerpo sintiendo cada una de ellas en la misma medida.
La boca de Ewdard mordiendo ahora su vientre, sintiendo el raspar de su barba arañar suave su piel preparada para tanto deleite.
Bella sentía estar entre dos caminos destinados al mismo final, la gloria, uno lento que le hacía desear, rogar, cabalgar, correr, y otro rápido que solo pretendía concluir, llegar, alcanzar.
Sus palabras ahogadas en un trozo de tela, sus murmullos siseantes en completa rendición.
Sus piernas se abrieron en un ruego y Edward lo atendió como un súbdito cumple las órdenes de su rey. Su boca selló su coño en un beso mordido, su clítoris duro y deslizante envolvió su cara de los flujos de esa mujer que lo tenía perdido.
Se posicionó entre sus piernas abriendolas y cargandolas sobre sus hombros para tener mejor acceso, abrió la cajita y tomó el anillo de su interior. Al mismo tiempo que se introducía en el interior de Bella de una manera tortuosamente lenta, fue colocando el anillo sobre su dedo.
Bella no podía resistir tanto placer y tanta ternura. Como siempre Ewdard era capaz de hacer caminar juntos al equilibrio y la sin razón. Siempre las dos caras de un hombre brusco y tierno, tosco y amable, amante y amado, pero siempre un hombre.
Lo sintió tan dentro como en ese momento sus sentidos se lo permitían, debería estar prohibido que cualquier ser humano pudiera sentir tanto al mismo tiempo.
Movimientos fuertes, persistentes e incansables, la ternura en sus manos, en su polla la impaciencia.
Miró el cuerpo de Bella ondeando, serpenteando sobre la sabana y sus manos sobre su cabeza. Un cuerpo preparado para el poder de la lujuría más exquisita.
_ Sigue así nena, sigue sintiendome en silencio. Eso es, no dejes de moverte para mí.
Miró el anillo brillando en su dedo, frágil y delicado como toda ella, y duro como el diamante, así era Bella.
Ella siguió sus ojos y miró su mano, un precioso aro de brillantes envolvía su dedo. Nadie necesitaba sellar fuera de ellos dos el pacto que ya existía.
Sus ojos se cerraron al notar un nuevo empuje de Edward sintiendo su polla hasta el fondo de su vagina, tocando las paredes de su vientre. Donde el placer ya es inevitable, y retenerlo sería la perdición.
_ Así, así es como te veo siempre. Así es como te siento aunque no estés presente. Pensar en tí es sentir nena, sentirme vivo. Dámelo cielo, dámelo todo.
Y atendiendo a sus peticiones no hubo restricciones, ninguna duda, ninguna espera. Se entregó a todo lo que Edward le daba, le pedía, le rogaba para sí, sintiendo que tenía el mundo a sus pies.
Con mucho cuidado salió de ella quitó el trozo de tela de su boca y la volvió poniendo un par de almohadas bajo su vientre, viendo sus mejillas rojas, retiró el pelo de su cara y mordió su boca.
_ Aún queda nena, no te rindas, queda lo mejor.
Lamió su cara, su lengua arrastrandose a través de su rostro, loco, como un lobo que olfatea y degusta a su presa. Estaba reteniendo lo que necesitaba más de lo que podía, más allá de lo imaginable. Se sintió por ello poderoso, capaz de llevarla hasta límites nunca descritos.
_ Juegos duros nena, dime de quien eres, a quien le perteneces.
_ Tuya Edward, solo a tí.
_ Eso es cariño solo yo, yo el único que puede tomarte de cualquier manera, solo el que puede exigirte y date más de lo que me pidas. ¿ Sientes como estoy por tí?. Siento que muero y sin embargo sigo vivo dentro de tí.
Fue invadiendo su precioso culo con empujes lentos de su polla, desesperado por enterrarse completamente dentro de ella.
No dejó ni un momento de mirar su rostro, controlando su envites para no producir dolor, y comenzó el juego para prolongar el momento.
Nueve envites en su culo, fuera, respiración, uno en su coño.
Ocho envites en su culo, fuera ,respiración, dos en su coño.
Siete envites ahora en su culo, una cuenta interminable, respiración, tres lentos en su coño ardiendo.
Sin parar como quien no acabará jamás de llegar al final que ansia, casi rozando la deseperación, volvió a ver la expresión de la belleza exhausta, pura, nítida como un ángel y se dejó llevar a cualquier parte que ella quisiera llevarlo. Rígido su cuerpo, dura, erecta su polla luchando por capturar por permanecer el mayor tiempo posible presa del placer, hasta derramar dentro de Bella todo lo que tenía para darle.
Dejó resbalar sus manos a través de las curvas de su espalda bañada en sudor. Bella mordía las sábanas presa del nuevo climax al que había sucumbido.
Besó su boca llevando saliva de sus labios a los de Bella, secos por su respiración agitada, besos de calma devastadora, besos de unirse para encontrar de nuevo la paz, besos de clemencia, besos de quien espera que siempre habrá más. Son besos de madrugada, besos que solo oyen los amantes, besos testigos de amaneceres.
La colocó frente a él y acercó la cajita abriendola y mostrandole dos sencillas alianzas.
_ ¿Aún hay más?.
_ Estas son para los dos, las que a los ojos de los demás dirán de quien eres y a quien pertenezco.
_ Bella la tomó en sus manos y vió su inscripcion - ahora y siempre, todo.
El mostró la suya, - en cualquier lugar-
La cara de Bella gesticuló una sonrisa mimosa, esas palabras siempre las llevaría en su corazón, pero ahora en aquel momento se le grabaron en su alma, Edward no dejaría de sorprenderla jamás.
_ No podrías nunca darme nada más, lo tengo todo.
_ No deseo otra cosa princesa, solo eso.
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En muy contadas ocasiones, sentimos que el aire abandona nuestros pulmones, y aún así podemos seguir respirando, el corazón encabritado da un salto, y nuestra garganta es incapaz de tragar, nuestro cuerpo parece carne trémula abandonada. Las lágrimás se reunen agolpandose en nuestros ojos deseosas de salir a la luz, y nuestra mente en fiesta, deja de controlar lo que necesitamos, para solo sentir. La magnitud de lo que experimentamos es imposible de describir y la única referencia que tenemos es que cuando pasa seguimos vivos, es como volver de algún lugar que no visitaremos nunca más, que incluso segundos después no recordamos. ¿ La nada?, ¿el todo?. Yo pienso que es un lugar intermedio, porque no llegamos a perder nada y si ganarlo todo. Y sin embargo necesitamos reternerlo, agarrarnos para no caer. Quienes han sentido alguna vez un ataque de pánico o de ansiedad, podrían sentirse identificados, quienes sienten vacios o soledad también, quienes se mantienen sin esperanzas lo viven cada día, quienes no se arriesgan, quienes no luchan, quienes soportan o resisten lo que no desean, quienes niegan la verdad, quienes defienden sus principios, quienes se implican, quienes se esconden, pero sobre todos los que aman porque ellos sienten pánico, sienten la soledad y la ausencia del otro, saben el alcance del amor, se arriesgan , soportan y luchan y sobre todo se comprometen en pactos para siempre . El alcance , los límites de estos sentimientos se encuentran en el infinito y llegar a él para algunos es el logro de toda una vida, para otros un solo instante.
Para tí mi sol.
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Tres días de duro trabajo, de noches enteras arropada junto a Edward, pensando, esperando, sin rendirse, deseando encontrar un rostro, ponerle nombre, conocer su juego, saber por qué. La voluntad en pie, pero ninguna pista, nada que pudiera alentarla a seguir. Horas sin sueño, cansancio acumulado, y la mente en tensión.
Recordó al pequeño Azor, sumido en la tristeza de su jaula, de su lucha por ser libre, enfrentado entre el juego de volar y sus cadenas.
Siendo tan frágil no se rindió y cuando consiguió adaptarse, surcó los cielos más hermosos, cielos que habían esperado por él.
Sin hacer ruído y con movimientos lentos, se desprendió del abrazo de Edward, se abrigó rodeando su cuerpo con una manta, y salió del dormitorio dirigiendose hacia la bibilioteca.
Ella tampoco se rendiría, tenía una vida hermosa por delante que proteger, un camino para recorrer y lo haría a toda costa.
Su madre tampoco se rendió, ahora lo entendía. Tanto tiempo de dolor solo fue para no abandonarla, para seguir a su lado, para prepararla a caminar, a encontrar su destino en ese camino de doble sentido, la felicidad y el sufrimiento.
Llegó al despacho encendiendo las luces y cerrando las puertas para hacer ese trabajo a solas.
Una a una fue visionando las fotografias que quedaban. Serena,como quien sabe que llegará el momento, que encontrará la solución, la respuesta.
Dos horas después en su rostro una preciosa sonrisa. El esfuerzo y la recompensa. Ahí estaba. Al fin.
Acercó la foto aún mas a la luz, no había duda alguna. Era él, lo reconocería de cualquier manera.
El milagro, curiosa palabra cuando había descubierto a su enemigo, estudió detenidamente su rostro, sus facciones, sus ojos. Quería conocer su interior, saber a quien se enfrentaba, descubrir sus motivos, no dejar nada al azar. Recorrió con las yemas de sus dedos su perfil, y sintió con éstos temblaban. Se repuso intentando controlar todas y cada una de sus emociones, por mucho que doliera pensar que ese desconocido podía arrebatarle su precioso mundo, no era más que un hombre.
Un sinfín de pensamientos en su cabeza para poder cercarlo, para llegar hasta el principio de todo, los comienzos,miles de preguntas.
Sintió frío justo en el momento en que unos brazos la rodeaban bañandola de una calidez conocida. Su olor, sus labios posados suaves sobre su cabeza, su respiración serena, y su fuerza al estrecharla. Abandonó su cuerpo contra su torso, el reposo, el descanso del guerrero había llegado. Ahora durante un tiempo les tocaría a otros, tenía que descansar.
Miró la cara de Edward solicitando en silencio lo que necesitaba. Vió a cercarse su boca como si lo hiciera a cámara lenta, como si sus pies no tocaran el suelo y su cuerpo pudiera levitar. No sintió nada más solo la oscuridad a su alrededor.
Edward se apresuró a tomarla en brazos al mismo tiempo que sentía como su cuerpo se volvía más pesado y se resbalaba entre sus manos.
_ Bella, Bella.
Pero Bella no respondía.
Aturdido, con el alma dañada, casi sin aliento, elevando el tono de sus llamadas, oyó a sus espaldas unos pasos. Se volvió con ella en brazos, su rostro demacrado, sus ojos rebosando un pánico desconocido y el latido de su corazón en una danza desquiziada llena de sombras.
_ Edward, para por el amor de Dios. Dejala reposar en el sofá. Hijo ¿no ves?, es solo un desmayo, no pasa nada, ¡Edward!, ¡Edward mirala!.
Se detuvo a mirar su rostro, sus mejillas pálidas, sus labios entreabiertos apenas húmedos aún mantenían el color rojo de sus besos, sus ojos cerrados. Dirigió su mirada hacia su cuello viendo el latir de su corazón constante y tranquilo. Era igual que tener una hermosa princesa dormida en sus brazos.
Pero su alma, su corazón no entendían en esos momentos de cuentos, su imaginación parecía querer inventar mil excusas para hacerle perder el control despiadadamente.
_ Un aturdido y asombrado Lyonel se esforzaba en recomponer su uniforme para acudir rápido al lugar donde la voz de Edward, al que había casi criado, se oía con desesperación.
Lo vió arrodillado junto al cuerpo tendido de Bella, su rostro lo decía todo.
_ Señor, no hace falta que me de instrucciones.
Y sin recibirlas fue hacia el teléfono para llamar al doctor.Bella era importante para Edward, lo supo en cuanto los vió juntos la primera vez. Sabía que esa mujer, que esa preciosa niña era la vida para él.
Los pasos ligeros de Alice no se hicieron esperar.
_ ¿Qué ocurre?, ¿qué está pasando?.
Miró a su alrededor viendo el rostro de Petter y la imagen de Edward acariciando las mejillas de Bella, cerca muy cerca de ella, casi midiendo su respiración.
Se tapó la boca con las manos en un intento de no hacer ningún sonido que perturbara en esos momentos los sentimientos de preocupación de Edward, y buscó los ojos de su padre en petición de una explicación.
_ Parece que Bella está agotada, no sabemos cuanto tiempo lleva sin descanso intentando llegar a alguna parte en la investigación.
Alice se acercó un poco sin querer contaminar el espacio de intimidad que esos momentos Edward precisaba para estar con Bella.
_ Edward tocala, quizás esté fría y necesite que la arropemos. Incluso podríamos llevarla hasta el dormitorio para que estuviera más cómoda al despertar. Vamos se recuperará pronto y sabes que no le gusta ser el centro de atención en ninguna parte.
Tocó su hombro esperando una respuesta.
Edward levantó la vista mostrando tanto desconsuelo en sus ojos que Alice contuvo las lágrimas para no herirlo aún más. Jamás había visto el rostro roto de su hermano, esos ojos que eran capaces de vencer, pelear, ignorar, lastimas o sufrir en silencio ahora no expresaban más que ausencia.
_ Llevaba al dormitorio Edward, la acomodaremos allí y podremos estar todos mucho más atentos a cualquier gesto.
Edward la tomó en sus brazos como si fueran alas ligeras, las mismas alas que él necesitaba para volar donde ella estuviera en esos momentos.
Un pequeño gesto de su cara y una casi imperceptible mueca de su boca y Edward sintió el impulsó de llamarla.
_ Bella, no hubo respuesta
Un segundo intento .
_ Bella, despierta.
Nada.
_ Princesa estoy aquí, despierta.
La pequeña sonrisa se dibujó en su cara, dando paso al abrir de sus preciosos ojos dormidos, como si acabara de despertar de un prolongado sueño.
Se encontró con esos ojos hermosos que eran el espejo de su amor y sintió la respiración de Edward casi contenida.
_ No vuelvas a marcharte de esa manera nena, no lo hagas.
Su cara mostro curiosidad,no sabía de qué podía estar hablando Edward pero sentía su preocupación en cada rincón de su cuerpo.
La depositó sobre la cama arropandola con las sábanas y cubriendola sobre ésta con el cobertor. Bella estaba fría, sintió su pequeño cuerpo temblar bajo las sábanas.
_ Alice creo que deberíamos abrigarla.
_ Ahora mismo Edward, vuelvo enseguida.
…
El timbre de la puerta no tuvo que sonar. Un atento Lyonel esperaba la llegada del doctor James Scott....
Excelente, me encanta, maravilloso, cada vez más un ca´pitúlo mejor que el otro. Esa Bella fuerte, luchadora, peliando por lo suyo y un Edward protector, amoroso, complaciente. Por favor sigue escribiendo, todos los sábados estoy pendiente del nuevo capítulo.
ResponderEliminarGracias por compartir tu historia, te felicito.
Saludos desde Panamá.
wow!! madre mia ani!! que susto me has dado! pensaba que le habia pasado algo malo a bella!! me ha encantado el capitulo! y que monos que se van a casar! solo se que estoy deseando leer la luna de miel xDxDxD! me ha encantado el capitulooo! y como siempre te digo, quiero un edward asiiiiii! siguelaaaaaa!
ResponderEliminarun besitooo!
dios que susto nos as dado nena por un momento pense lo peor,me encanta cada vez mas esta historia....Besos nena...
ResponderEliminara me encanto el capitulo, pero yo queria la boda, pero que llegue james es sinonimo de problemas lo se, que pasara para que el siguiente capitulo tenga ese nombre???? a que no le pase nada feo a bella y si si que ed no se aleje de ella, ani ya no se ni que decir, tu historia me a enganchado y encantado tanto que me ha dejado ya sin palabras porque como bien dices a veces las palabras sobran para demostrar lo que se siente, hermoso el capitulo y que les diga del hombre ese antes de que esten en mas peligro, besos guapa tq!!
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