sábado, 8 de octubre de 2011

CAPITULO 23 " INTENTO FALLIDO "



Para Elenita, la chica que siempre me deja preciosos comentarios sobre el fic, la que se queda con ganas de más, y la que siempre manifiesta deseos de tener un Edward como éste, bueno creo que hay un montón de chicas que se encuentran también en lista de espera de un hombre así, describirlos es bastante fácil, porque responden a nuestros sueños, encontrarlos en la realidad es muy complicado pero posible, coincido con el dicho que “cuanto más entregues más recibirás”, así que ya sabes, a por todas. 



…. Y el timbre de la casa de Bella sonó y esta vez no era Edward. Las chicas dieron un bote todas juntas, excepto Bella, que se miraba en el espejo con miedo y sonrisa. Su cara reflejaba el amor por todas partes, sus ojos brillaban como ascuas encendidas, esas que solo Edward era capaz de llevar hasta las llamas, su rostro tintado de rosa, el que mostraba constantemente su calor interior, su pasión y su hambre a las caricias de Edward, su boca ahora húmeda y levemente pintada, dejaba ver unos labios carnosos que la transportaban a la boca de Edward, su sabor, su temperatura, su su suavidad, su ternura y otras veces su desesperación, su cuello erguido y esbelto dejaban a la vista sobre su escote, la estrella de su dueño. Su pelo, esa noche recogido muy flojo sobre su nuca, le hacia sonreir, parecía conocer su destino en cuanto Edward estuviera a solas con ella, sus manos dignas de un mago, desprenderían su pasador hasta dejarlo caer sobre su espalda para más tarde enredar sus dedos en él. Sintió desde su cuello hasta su baja espalda, ese escalofrío que el cuerpo, anticipandose a las sensaciones, no es capaz de controlar, era recordarlo y sentirlo por todas partes, su toque, su aroma, y una especie entre necesidad, ansia, anhelo y una desvergonzada adicción, se unían para provocar en ella un maravilloso estado, regalo marca Edward. 

Alice entró a sacarla de su estado con su charla rápida y sin sentido, pero cuando la vio se quedó sin palabras. Se tapó la boca con la mano y con la otra hizo una señas a las chicas para que se acercaran hasta el baño. Y las tres como un pelotón detrás de Bella, parecían contener la respiración para no turbar nada de lo que estaban viendo. Fue como siempre la que rompió el silencio. 

_ Oh Oh, ¿bueno quieres que te diga lo que sucederá o prefieres sorprenderte? 

Bella sabía ya por experiencia que si Alice enumeraba uno por uno los detalles del encuentro entre Edward y Bella no se equivocaría en nada, y como si un mecanismo de defensa ante su nerviosismo se hubiera apoderado de ella, sonrió a la imagen del espejo y luego rompió en suaves carcajadas. 

_ Voy vestida de rojo Bella, no es un color muy discreto para desmayos, paradas respiratorias o cardiacas. Solo tengo un hermano y aunque a veces es un verdadero plasta, no puedo elegir otro. Tampoco es un color para pasar desapercibida, no podré esconderme en ninguna parte cuando pierda su control delante de todo el mundo y te bese como un poseso. A veces creo que no tienes la más mínima consideración con su vida, y que por eso te castiga tanto. 

_¿Podremos alguna vez enterarnos de qué tratan esos castigos? 

Alice y Bella se miraron, mejor que no, las chicas no estaban preparadas aún para ello, y pensarían que estaban a medio camino entre perversas y brujas. 

_ Ya habrá tiempo para explicaciones, ahora lo importante es abrir la puerta a Emmet, no creo que se ponga muy contento cuando vea que aún no hemos terminado. 

Alice fue la que se adelantó, si había algún castigo para ella, quería recibirlo a solas. Bajó con un pellizco en el estómago, el que siempre que lo veía aparecía sin permiso, al que se había acostumbrado porque le encantaba sentirlo, tenía ganas de verlo, de que la viera, si Emmet estaba más atractivo que con la ropa que llevaba habitualmente, sería ella la que sufriría el primer síncope de la noche. Abrió la puerta después de reprenderse así misma y aparentar tranquilidad, no quiso mirar directamente a sus ojos, así que retuvo la mirada hacia las solapas de la chaqueta de Emmet. 

_ Ni se te ocurra decir que no te gusta como me veo, me tuviste toda una mañana dando vueltas para encontrarlo y fuiste tú la que lo elegiste. 

_ No claro que no, te ves, te ves bien. 

Seguía sin mirarlo, con lo que había visto tenía más que suficiente, los zapatos, el pantalón y más de medio cuerpo enfundado en el traje ya hablaban por sí solos. No quería imaginarse, ni sus hombros poderosos que eran capaz junto a sus brazos de envolverla y acercarla a su cuerpo hasta perderla, y mucho menos en sus ojos, que podían atravesarla y llegar hasta el fondo de su alma. 

_ Ya que tú no piensas mirar más arriba hoy, te diré que estás preciosa, que nada me había preparado para ésto, y que estás mucho más hermosa cuando callas. 

No dejó tan siquiera que fuera ella quien alzara la vista, tomó su cara entre las manos y el primer beso fue un roce tan sencillo y suave en los labios, que Alice pensó que sus tacones no soportarían el temblor de su cuerpo. La abrazó estrechandola muy lentamente acercándola a su torso caliente, tenerla cerca era el placer más exquisito del mundo, y si además ella no se resistía era como tener autorización para gozar en el cielo,. Su boca tierna, y con sabor a carmín le hizo querer aún más, pero sabía que si no paraba a tiempo, desearía cosas en las que aún no debía pensar. 

_ Si ésto es lo que me espera esta noche, si todos tus besos saben de esta manera, me volveré loco irreversiblemente. 

Le costó trabajo decirlo pero lo dijo. 

_ Pues si todos tus besos sabe asi esta noche no seré yo quien le ponga fin a los mismos. 

_ Alice no me tientes, en mi cabeza hay muchas cosas que no son simplemente besos, podría hacerte una relación interminable de la cantidad de formas de acariciarte y amarte que se me ocurren sin pensar demasiado, aunque si prefieres no lo hago por escrito y te las voy enumerando lantamente en tu oído. Fue acercandose al mismo con el fin de deleitarse solo un poquito, solo lo que ella le permitiese. 

_ Creo que lo primero que haría cielo, sería quitarte ese vestido y mirarte, solo eso, mirarte de tal manera que todo tu cuerpo reclamase el mio, que me pidieses toda la atención del mundo. Es muy probable que mis manos quisieran acariciar tu cuello y bajar por el valle de tus senos hasta hacer que se entregaran a mis caricias, y en ese momento seríamos los dos los que temblaríamos. 

Alice permanecía con los ojos cerrados, no tenía ni idea de que era lo que ocurría dentro de ella, pero no había nada en ese momento que deseara más que seguir escuchando a Emmet. 

Sonrió muy cerca del lóbulo de su oreja y le regaló algunas palabras más. 

_ Eres tan suave, que podría deslizar mi lengua por toda tu espalda, viendo mi saliva prendida en ella, y luego recorrer a traves de tus muslos, tu vientre, tu ombligo. Creo que se me olvida algo ¿verdad amor?, si también recorrería tu entrepierna por encima de tus braguitas para oler esa parte de tí, que hace que tenga que recurrir a todo mi control para no hundirme en tí sin aviso previo. 

Tomó su mano y la llevó sobre su pantalón rozando con ella su polla. 

_ Sienteme muñeca, ésto es solo lo que siente mi cuerpo, ahora sube la mano hasta mi pecho, ¿oyes como late?, es la música que tu le haces, la que solo tú sabe poner en él. 

Y fue la primera vez que Alice supo que cuando Emmet iniciara la mitad de las cosas que estaba diciendo, ella no tendía nada que hacer, excepto entregarse. Abrió sus ojos para ver los suyos, y ahi estaban las verdades de Emmet, las vió con tal claridad, que hubiera podido comenzar cualquier cosa en ese momento con él. 

_ Preciosa no me mires así, ahora no, no me mandes ese mensaje claro de entrega. No sabes hasta que punto estoy luchado por mantenerme donde estoy. Es muy pronto para tí. Quiero que conozcas más cosas sobre mí antes de hacerte mía. He vivido demasiadas cosas, demasiado rápido, y tú te mereces lo mejor, te mereces descubrir conmigo todo lentamente, quiero descubrir en tí lo que otras me mostraron sin pudor, sin verdadera entrega, solo por el placer de sentir un cuerpo. Tú eres diferente Alice, ¿me entiendes?, no eres para mí mujer de una noche, ni de una semana, mirame. Quiero que tengas muy claro que nunca he sentido algo como ésto, que tú eres verdaderamente importante para mí, que quiero recorrer un camino bastante largo contigo, que quiero llegar a casa, y que esa casa eres tú. 

Alice volvió a cerrar los ojos, retener esas palabras sería lo más hermoso que tendría en la mente esa noche, su casa ella era la casa para Emmet. Aún la había hecho sentir más ansias. 

_ No tengas la menor duda que seré la casa que tu desees, y qué estoy en tus manos Emmet, que deseo estar preparada, que nunca me he sentido con más ganas de aprender en toda mi vida, que no me quejaré del tiempo que tardes, ¿por qué has tardado tanto tiempo en llegar?. 

Emmet vovió a besarla esta vez posesivamente, su boca se estrelló contra los labios de Alice, en un choque violento, esa mujer era una bomba en sus manos, nada hasta ese momento lo había hecho reaccionar de esa manera, nunca había sentido tantas ganas de una mujer. Su lengua invadió su boca, recorriendola por todas partes, buscando la lengua de Alice y bailando danzas conocidad. Pero los momentos mágicos no duran siempre y éste fue interrumpido por Thelma. 

_ Alice,Bella te necesita un momento, creo que tiene un ataque de nervios y está pegada al suelo. 

La comprendía perfectamente, a ella le ocurría lo mismo. 

Fue a moverse pero lo hizo Emmet. 

_ Quedate aquí muñeca, yo subiré a calmarla, quizás en este momento como hombre y como hermano pueda darle la confianza que necesita. 

Fue hacia su encuentro y la vio de cara a la puerta, con las manos entrelazadas una contra otra, como si estrecharlas la calmaran.La recordó igual que cuando era una niña, pero ahora lo que se erguía delante de él, era una preciosa mujer, la mujer de Edward y sintió celos por entregarsela. Edward era un hombre extraordinario, pero desde su punto de vista Bella se merecía al mismo Dios. Orgullo era la palabra que definía lo que sentía en ese momento al verla, amor al contemplar la mujer en la que se había convertido. Se acercó a ella viendola tan frágil en ese instante, que sus pasos fueron lentos, comedidos y separó sus manos escondiendolas entre las suyas. 

_ Mamá, eres igual a mamá. Muy pocas cosas bellas podran igualarte esta noche. Para quienes te amamos y te conocemos siempre serás un tesoro, para Edward eres su mundo y hoy te aseguro que podrás demostrarle al mundo entero que no hay nadie mejor que tú para ocupar ese lugar. 

Bella dibujó una risa en su cara pequeña y suave, la misma que Emmet besó. 



… Edward estaba impaciente, deseoso de verla, de tocarla, de besarla, de estrecharla entre sus brazos y sentirla suya al igual que horas antes lo había hecho por teléfono. Aún recordaba la sensación de sentir su voz y su excitación como pólvora entre sus manos. Bella era todo lo que podía esperar y desear, cumplía ampliamente con todos sus sueños y cada día que pasaba se filtraba más deliciosamente en su sangre, se asentaba tan dentro, que nadie jamás podría arrancarla de su alma. La sentía más segura, con más ansias de entrega y eso le hacía feliz muy feliz. Su mirada fija en la entrada y sus pensamientos en ella. 

Su padre observaba sus ojos fijos en el punto en que Bella tenía que hacer su entrada, sabía lo que estaba sintiendo Edward, el había experimentado lo mismo años atrás, había amado a su esposa con la misma dedicación, con la misma fuerza, con la misma necesidad, pero ella jamás le había , correspondido.Amar a Esme había sido doloroso y trágico, el error más grande de su vida. Tanto tiempo perdido pensando que su amor era suficiente, que ella cambiaría, que en cualquier momento le mostraría su afecto. Nada de eso ocurrió, no solo su aamor no fue suficiente, sino que a través de los años que compartieron juntos, los días fueron pasando uniendose entre sí para acumular dolor, un dolor que aún pesaba en su corazón roto. Ni tan siquiera sus hijos, la habían hecho cambiar.- Sus hijos.- Si suyos, porque ella había elegido a otro para engrendrar a Alice, para herirle aún más de esa manera. Incluso a través del tiempo, no entendía como se puede desear tener un hijo solo para infligir un castigo, y después abandonarlo. El mundo podía cambiar su giro, no volver a rodar jamás, pero él no podría dejar de amar a Alice aunque fuera de otro, nadie le podría decir que no era suya por falta de amor. 

Volvió a mirar a Edward, el no correría esa misma suerte. Bella era una mujer excepcional, lo amaba con la misma intensidad, podía verlo en la cara de su hijo, era un hombre feliz, completamente satisfecho, entregado en la misma medida que era correspondido, hambriento de dar y recibir más, esos eran los ingredientes necesarios para una vida completa. 

Salió de sus pensamientos cuando la imagen de Edward se iluminó, no había duda, Bella había llegado. En sus ojos un brillo inconfundible, la luz; en su boca una preciosa sonrisa, el gozo, el deleite; en sus manos abiertas la dicha, el mundo; en su espalda recta y amplia, el soporte; en su cuerpo entero la búsqueda de quien llenaba todo su mundo. 

Miró a Bella, y sintió en lo más profundo de su corazón como un alma es capaz de escapar de una persona para acudir hacia su gemela. Ella estaba tan cálida y hermosa, tan serena y llena de amor, que cualquiera hubiera podido albergarse en sus ojos. 

Ewdard caminó hacia ella con pasos largos, seguros y lentos, nada en medio de ese trayecto hasta ella existía. Los mundos ajenos a ellos dos habían desaparecido por completo. Inmersos en sus miradas, perdidos uno en el interior del otro, sin que ya importaran las esperas. Sintió el latido de su corazón en fiesta, tan fuerte e intenso que era igual que sentir latir la propia vida. La había imaginado muchas veces, de muchas maneras, su mente era demasiado ligera para inventar a Bella y volverla a reinventar, pero en ese momento pensó que su imaginación se había quedado lejos. Su princesa lo era de verdad. Vestida de blanco, con una exquisita sencillez, desnuda de joyas excepto por su estrella, su rostro casi sin maquillar, sus ojos dos lunas, su boca en esa sonrisa de tentación que le hacía ser más animal que human, y su pelo.... Sus manos se cerraron en puños para no soltarlo y enredarse en él. En ese momento solo una necesidad, estar a solas con ella, poder hacerla suya lentamente, hacerle el amor más allá de las palabras para luego perder la razón y devorarla. Su entrepierna le avisó, su polla ya estaba en preaviso, lista para tomar las armas y atacar, pero la mente de Edward viajaba aún más rápido. Todo el cuerpo de Bella lo llamaba como en un canto de sirenas, siempre sería un hombre hechizado. 

Frente a frente, apenas separados por unos centímetros y la observó temblar sutilmente, ella estaba sintiendo como Edward le estaba haciendo el amor con el alma en sus ojos y ella contestó con su cuerpo,a todas y cada de sus caricias. Todo su ser le pertenecía sin reserva alguna. 

Edward acercó una de sus manos hasta su carita, acariciando suavemente con el pulgar su mejilla sin dejar de mirarse en sus ojos. Bella inclinó su rostro hacia su mano, apoyandolo sobre ésta. Edward acercó su boca a sus labios, y en un beso de ángel, tan ligero como el aire, unió sus labios a los de Bella intentando salir ileso del choque de placer que experimentó. Tomó con la otra mano totalmente su cara y comenzó a depositar pequeños besos en sus labios tiernos, suaves, calientes, con un sabor dulce y envolvente pasando la lengua por los mismos, humedeciendolos de su propio gusto. Cada beso distinto, cada uno de ellos embrujàndolo, tentandolo a continuar, cada uno de ellos una leccion de entrega de pedir y dar mas, cada uno de ellos grabado en sus sentidos. Fue a tomarla hacia sí, a acercarla contra su cuerpo necesitado de perderse, de sentir como podía deshacerla en sus brazos, cuando escuchó un carraspeo de su padre seguido de otro de Emmet, pero ninguno de ellos correspondía a la charla que oyó. 

_ Me parece que no será necesario que presentes a Bella, todo el mundo sabrá quien es después de este despliegue de amor, pero sinceramente creo que está preciosa y podrías dejar que la disfrutaramos todos un poco. 

Sin dejar de mirar a Bella contestó a Alice. 

_ Es mía. 

_ Claro, y nadie lo pone en duda, toda tuya como tú lo eres de ella, a estas horas todo Londres lo sabe, pero me refiero a que el resto de las cosas que, teneís pendientes, lo diré así suena mejor, podríais dejarlas para después, no sé si me entiendes, no creo que el resto de los invitados haya acudido para ver una película tremendamente erótica y sensual, cuyos protagonistas sois vosotros dos. ¿Crees que me entiendes Edward?. 

Petter y Emmet agacharon la cabeza para que sus risas no fueran tan evidentes a la vista. La cara de Edward era de no comprender. Fue Bella la que con sus pequeños dedos, limpió el resto de carmín de los labios de Edward, hablandole lentamente. 

_ Te prometo que yo seré la primera en pedir que continuemos exactamente por donde lo hemos dejado ahora mismo, más tarde, cuando tú y yo estemos solos, cuando solo seamos un hombre y una mujer sin testigos, pero ahora cientos de ojos nos miran entre curiosos y esperando mucho más. 

Edward se reprochó así mismo con un gesto de su rostro, no haber tenido el suficiente control para parar a tiempo. De no ser por su familia, sabe dios hasta donde hubiera llegado. 

Miró a su alrededor y agarró la mano de Bella llevandola hasta su brazo, no quería ninguna duda. Sus ojos fueron recorriendo rápidamente todos los rostros masculinos de la estancia. El mensaje estaba claro - completamente mía.- La condujo hasta su padre y éste besó su frente con lo que quiso dar a entender su aceptación y no hubo más señales. Caminaron los tres iniciando la comitiva hasta el gran salón donde se comenzaban a servir los primeros aperitivos. Edward fue acercandola a cada grupo de invitados a quienes el consideraba amigos o conocidos afables, y Bella tuvo para cada uno de ellos palabras de cortesía. 

Nada podía hacer pensar que otro dispositivo se había puesto en marcha. 



Y los minutos fueron sucediendose entre presentaciones de familias relacionadas con la Empresa, asi como conocidos asiduos de Edward. En ningún momento éste se separó de su lado, unas veces entrelazados sus dedos, otras pegados sus cuerpos, incluso durante la cena no apartó los ojos de Bella, pendiente en todo momento de sus deseos. Instantes sutiles de cruce de miradas que hablaban de espera, de tiempo por transcurrir hasta el encuentro, roces, toques medidos a la perfección para bajar defensas, para rendirla a la anticipación, besos suaves sobre sus manos, sus hombros, cerca de su oído descargando su aliento lento sobre ella, su piel impregnado sus sentidos, formando parte de su piel, sus miradas hablando cada vez insistentemente de lo que estaba por llegar. No había planes en la mente de Edward, excepto una obsesión, complacer cada uno de los sentidos de su princesa con su boca, con su respiración y sus gemidos, con su cuerpo. 

Y todo se intensificó en la pista de baile, dos enamorados cuerpo a cuerpo llamados a amarse en cualquier parte, de cualquier forma.Bella como una adolescente encendida y deseosa, Edward como un animal sensual abriendose paso entre el pudor las miradas de la gente. Sus cuerpos subyugados al deseo, sus manos viajando escondidas para calmarlos. 

_ Princesa estoy rendido, ¿no me ves?, galopo hacia tí sin medida, sin descanso. 

Palabras dichas en su oido rozando su cuello con labios húmedos, calientes. 

_ No se como soportar este tormento, sentirte tan mio, ser consciente que soy de tu propiedad, desear tan fuerte tenerte dentro. 

_ No habrá tregua para tí esta noche, voy a convertirte en lava ardiendo, voy a incendiarte y a quemarme contigo, voy a amarte de tantas maneras que no descansarás entre cada una de mis caricias. Esta noche será la primera en que te oiré decir que me detenga, y escuchame bien nena, no lo haré, sentirás llegar a la locura recuperandote de la anterior y yo llegaré contigo, esta noche inventaré contigo nuevas formas de amar, te lo aseguro. Hay lugares sin explorar aun en el universo y tú y yo comenzaremos esta noche a conocerlos. Nos costará tanto volver de ellos como soportar esta espera. 

La mirada de Edward profunda, perdida en sus pupilas, hablandole a su interior, la respuesta de Bella, un jadeo bajito que elevaba su pecho sosteniendo el aire en sus pulmones. Todo su cuerpo respondiendo sin control a la llamada de su hombre y la bestia preparada para la lucha, reclamando su territorio, rugiendo sin medida y sin contención. 

Edward la estrechó por la cintura, uniendola contra sí, haciendole notar su erección. 

_ Nunca habrá descanso amor, nunca, siempre querré más, todo para tí. 

Bella cerró los ojos a camara lenta, sus párpados pesados y dormilones sus ojos, acompañados de una pestañas que sombreaban su preciosa carita. Edward los besó una y otra vez con dulzura exquisita, ojos que no mentían, ojos que buscan, ojos que muestran un alma, ojos que luchas, ojos ilusionados, ojos de presente y futuro, los ojos de una niña, los ojos de su princesa, su luz. Se prometió así mismo que jamás habría en ellos tristeza, esos ojos solo conocerían lágrimas de felicidad. Pondría el mundo que poseía a sus pies, igual que estaba su corazón. 

Sintió una mano sobre su hombro y volvió la vista. 

_ Edward, disculpa la interrupción pero tu padre, el Sr. Brenan y otros accionistas han decidido reunirse en la sala de juntas. 

Se separó con desagrado de Bella, su calidez invadía su cuerpo, la sentía fluyendo por el suyo sin medida. 

_ Nena, te prometo que no será por mucho tiempo, intentaré convencer a los más viejos de que esto es trabajo suyo, les hablaré de su experiencia y los halagaré un ratito, inflaré su ego. No pierdas nada de lo que tenemos ahora, mantente así de preparada para mí. 

_ Sal corriendo y haz pronto lo que tengas que hacer, regalales los oídos, yo no iré a ninguna parte, nada cambiará hasta que vuelvas, excepto mis ganas de tí, serán muchas mas. 

Edward sabía a lo que se refería. Se alejó con Lara dandole instrucciones de vigilarla sin ser descubierta. 

Marlena la observó de lejos por un instante. Había llegado el momento. Desde una zona muy concurrida y bien camuflada entre los invitados, dirigió su mirada hacia James, y éste entendió con claridad el mensaje.Hora de dar la señal. Tomó su móvil y desde el jardín marcó el número. 

_Todo listo, ha de ser ahora , ya sabes cuales son las instrucciones, dos minutos y estará dispuesta. No utilices demasiadas palabras, solo lo acordado, tampoco la mires fijamente, recuerda breve, limpio, rápido y fuera. 

Bella se dirigió hacia el balcón de la terraza, demasiado calor en su cuerpo, desde allí podría observar a Alice bailar con su hermano. Sonrió, era imposible que ellos intentaran ocultar sus sentimientos ante nadie. ¿Se vería ella con Edward de la misma manera?, su risa se estiró aún más, si era así que dios tuviera piedad de los dos, porque parecían estar haciendo el amor con solo mirarse. Volvió la vista hacia otro lugar del salon, en realidad hasta ahora no se había fijado más que en Edward. Las luces en tonos calidos, las lámparas magnificas de lágrimas de cristal prendidas de techos altísimos, la estancia tan espaciosa con suelos que simulaban el hielo le daban la sensación de estar volando, o mejor aún de estar apoyada sobre el agua. Era un sueño, y en él ella era la princesa de Edward. Volvió la vista hacia la escalinata que conducía al jardín, y como si algo llamara su atención, siguió el perfume de la dama de noche, un olor peculiar en su infancia. Una pequeña alfombra de piedrecitas de colores miel, dibujaban un sendero entre laberintos de flores. El sonido del agua en los pequeños estanques y la música de fondo. Miró el cielo, y un manto cubierto de estrellas como testigo de su amor. Cogió entre sus manos la suya, la estrella de Edward. Descendió por los peldaños con cuidado de no estropear los tacones de sus zapatos y oyó pasos a sus espaldas. 

_ ¿Srta. Isabella? 

Bella se volvió. 

_ Un caballero me solicita que le entregue esta rosa y que le ofrezca este maravilloso coctel mientras le espera, está exclusivamente preparado para usted. 

Bella sonrió al camarero que tan educadamente se dirigía hacia ella, observando en lugar de su cara, la preciosa rosa que había depositada sobre la bandeja. Una rosa roja, cargada de la misma pasión de la que ella ardía por Edward. Tomó la copa y la rosa al mismo tiempo, sin embargo fue la rosa la que llevó hacia su rostro para oler su aroma y sentirse embriagada no solo de su perfume, sino de felicidad que sentía al comprobar que Edward no la olvidaba ni un instante. 



… Al mismo tiempo que ésto sucedía, Lara y su acompañante no perdían ni un solo detalle del entorno de Bella. Sonó su teléfono. 

_¿Lara le ha llegado mi mensaje? 

_ ¿mensaje?, ¿te refieres a una rosa y una copa Edward? 

_ ¡¡NO!! 

Fue instintivo. Lara comenzó a caminar con agilidady rapidez entre los invitados, seguida por el sombra. Ni una palabra entre ellos, el tono que había escuchado a través de la línea teléfonica de Edward y su olfato le decían el estado de preocupación de Lara. 

Esta procuró controlarse antes de acercarse a Bella, ella seguía oliendo la rosa con la carailuminada. Bendito amor, pensó. Hizo enormes esfuerzos por controlar su corazon y comenzar una conversación libiana y entretenida para distraer su propia preocupación. 

_ Edward está en todo, ¿no es así querida? 

_ Lara no sabría como contestarte, todo ésto es tan hermoso para mí. 

Disimuladamente retiró la copa de sus manos. 

_¿Me permites un pequeño consejo? 

_ Claro. 

_ No creo que debas beber nada más querida. Hay un hombre muy desesperado esperando por tí esta noche. Tu cara me dice que ha hecho muchas promesas y que además las piensa cumplir. Creo que deberías demostrarle que le costará trabajo satisfacerte por completo. A veces se merecen eso y más. 

Las dos comenzaron a reirse, Bella un poco avergonzada, el acompañante de Lara las observaba no queriendo ser testigo de una conversación intima entre mujeres. 

Lara miró la copa y se la entregó al sombra, indicandole con los ojos cual era el precedimiento y acompañando el gesto con una frase cargada de mensaje. 

_ Todo para tí con amor de Edward, entre tanto nosotras vamos a retocarnos, hay que terminar la fiesta impecables, igual que la empezamos, intactas y perfectas. 

Mientras ambas se marchaban, su hombre de seguridad saco una pequeña tira de papel color pergamino hasta su centro y tabaco hasta el final. Introdujo la parte mas clara del mismo en el contenido de la copa y esperó unos segundos. No hubo duda cuando el tono aumentó, algun tipo de narcótico había sido diluído en la bebida. Acto seguido se dirigió fuera del hotel de la parte trasera, abrió la puerta de una furgoneta y la entregó a una segunda persona. Volvió sobre sus pasos, esperando cerca del área del vestíbulo. Lara y Bella salieron a su encuentro, pero Edward se adelantó. 

_ Edward, (la mirada de Lara fue un aviso de control), por lo que veo has controlado bastante bien la situación y has dejado la reunión. 

La entendió a la perfección. Lara había cumplido sus órdenes con tanta naturalidad, que Bella no sospechaba nada, ni vigilancia, ni control sobre ella, ni siquiera se había enterado de que Edward no era quien la había agasajado con la flor y la copa. Carraspeó fingiendo una sonrisa temblorosa y fue hacia Bella para abrazarla. 

_ ¿Que ocurre cariño?, pareces no sé ¿preocupado? 

_ No princesa, aburrido de estar entre tanta gente, con ganas de estar solo para tí, cansado de estar entre hombres preocupados por sus acciones y de algo mas de dinero en sus cuentas. 

_ Pues si, no suena muy divertido. 

Edward la acercó a su costado encaminandola hacia el saló junto a Alice y Emmet, que charlaban relajadamente con un grupo de jóvenes donde también se encotraban Thelma y Dana. Fugazmente pensó que Bella podía entretenerse estando segura con Emmet, mientras podía ponerse al tanto de lo ocurrido. 

_ Emmet la dejo bajo tu cuidado unos instantes, espero que la cuides y vigiles lo que es mio, no le está permitido a ningun caballero seducirla en mi ausencia. 

_ ¿Estoy incluído en esa orden?, me apetecería bailar con ella, hace tiempo que no lo hacemos y es buena en eso. 

_ Estás autorizado siempre que le hables bien de mí. 

_ No será complicado. 

Se la entregó a Emmet, deseando conocer los pormenores, al menos eso pensaba, de lo que había sucedido en su ausencia. De alguna manera estaba deseando dar por concluída la noche con espectadores. 

Se dirigió hacia Lara marcandole con un gesto de la cara un lugar más privado y se encaminaron por un pasillo a uno de los salones colindantes. 

No tuvo que preguntar. 

_ La copa ha sido retirada de sus manos sin que ella llegara a oler su contenido. 

Miró a seguridad y su cara se lo dijo todo. 

_ Edward, intenta controlarte al oir lo que tengo que decirte. La bebida contenía alguna sustancia que está siendo examinada en estos momentos. 

La cara de Edward cambió tan intensamente que Lara tuvo que intervenir rapidamente. 

_ ¡Edward! no necesito ahora tu furia sino tu control. Todo ha sido como lo habíamos previsto en todo momento. Bella no sabe nada, nadie excepto nosotros somos conscientes de lo sucedido. Incluso quien o quienes lo hayan planeado no sabrán ahora mismo que es lo que está ocurriendo, eso juega a nuestro favor. 

La mandivula de Edward se crispó, sus ojos fijos en el aire se dirigieron hacia la pared, donde estrelló un tremendo puñetazo. 

_ Eso está fuera de toda lógica Edward, no sabemos nada aún, tardaremos tan solo unos minutos, danos tiempo, calmate. 

Lara tomó sus manos entre las suyas y miró sus nudillos, acariciandolos con ternura. 

_ Estas mismas manos son las que cuidan y acarician a esa maravillosa mujer, mantelas perfectas, fuertes, delicadas y firmes. Jamás he dudado de tu hombría, de tú saber estar, ella necesita ahora mucho más de todo eso. Manten el control Edward, control, control, no dejes de repetirlo en tu cabeza. Los demás haremos el resto del trabajo. 

Sus ojos volvieron en sí y miró a Lara. Ella siempre usaba las palabras adecuadas en los momentos precisos, siempre entendiendo donde estaban sus límites. 

_Como siempre tienes razón. 

_ No Edward no siempre, pero este es mi trabajo y el tuyo es amar a esa mujer. Hazlo bien, no dejes que nadie se interponga entre vosotros. Sea quien sea quien está detrás de todo esto lo averiguaremos, te doy mi palabra. 

_ Una última cosa, prepara para mañana una reunión con Emmet y Petter, hazlo para la hora que sea posible, cuanto antes mejor. No quiero que sea en el despacho, ella no debe enterarse de nada, no sabemos que alcande tiene todo ésto, ni tan siquiera, quien puede ser el artífice. 

_ Será un placer, haremos las cosas bien, y todos estaremos al tanto de lo que ocurra. 

Edward salió del salón con un solo pensamiento, proteger a Bella. En el camino hacia el salón, se encontró con Marlena. 

_ ¿Aún aquí?, (disimuló tras la voz todo lo que pudo su asombro) 

_ La noche es perfecta Marlena, sobre todo para quien está con la persona adecuada. 

_ ¿Y Bella?. 

Edward se lo indicó con la mano. Al final del salón su preciosa princesa bailaba con Emmet, con una sonrisa de niña en la cara, nada le había hecho sospechar lo que podía haberle ocurrido, y él le evitaria todo peligro, todo miedo. Haría todo lo que estaba en su mano por ocultarle esa verdad que a él le carcomía por dentro. Alguien quería hacerle daño a su mujer, a su vida. No lo permitiría costase lo que costase. 

La cara de Marlena se desencajó, no podía estar viendo a Bella tan feliz en los brazos de ¿quién era ese hombre?. ¿Bella?, ella en esos momentos tenía que estar con dolores intestinales y problemas respiratorios, y a la Bella que miraba estaba radiante y feliz, sonriendo juguetona a su acompañante, mientras se deslizaba por la pista de baile con una maestría inusual. 

Algo había ido mal, no mal, el plan había sido un desastre. Tenía que hacer daño, sin pensarlo dos veces. 

_ Por lo que veo se divierte sin tí. Es muy atractivo su acompañante. Quizás no seas tú quien se canse de ella, sino ella de tí. ¿No o habías pensado?. 

_ Me agrada reafirmar que tus disculpas y tu estado de ánimo y felicitación por nuestra relación era solo fachada Marlena. Hay quienes no cambian jamás y tú eres una de ellas. No debería darte explicaciones puesto que no las mereces, pero ese hombre que ves, por cierto extraordinario y al que considero tambien de mi familia es su hermano, Emmet Swan, a quien no tendré el gusto de presentarte porque no mereces ese honor. 

Fue a marcharse pero se detuvo un instante y se volvió. 

Con los ojos de un animal a punto de atacar a su presa, apretandose los dientes, con los puños cerrados, estirado su cuerpo pareciendo aún más grande, pronunció lentamente. 

_ Mantente alejado de ella porque aún no conoces mi furia. 

Se dió la vuelta y comenzó a caminar con pasos largos pero lentos, observando a su niña, eso era en ese momento, una niña en su primer baile, gozando tranquila en brazos amigos, en brazos conocidos, seguramente compartiendo recuerdos. Se quedó parado observandola, dar vueltas como una pequeña veleta, frágil y libiana, oyendo sus risas que inundaban su corazón. Le había hecho promesas de amor, locuras de amantes, lugares de los dos, toda la noche y lo cumpliría, le demostraría que no había nada por encima de ella. El destino la había puesto en su camino y el resto lo recorrerían juntos. 

Se acercó hasta ellos y miró a Emmet, éste aflojó los brazos y se la entregó a Edward. Bella le dedicó una sonrisa tan inocente y tan radiante, que Edward tomó aire para llenar algo más que sus pulmones. Por primera vez desde su segundo encuentro volvía a respirar sin pensar en nada. Ella tenía ese poder, el poder de calmar su alma, el poder de acelerar su corazón, el poder de satisfacer a su bestia. 

_ Están tan bonita que no debo mirarte, eres como un sueño y temo despertar. 

_ No es un sueño lo que están tocando. 

_Jajaja, solo envuelvo en mis brazos tu cintura. 

_ Pues tus brazos aprietan como ataduras y mi cintura debe estar muy baja. 

_Jajajaja, ven aquí. 

La acercó aún más a su cuerpo. 

_ Estó es tenerte cerca, lo que vendrá luego es tenerte atrapada y no quiero esperar más. Vamonos a casa. 

La besó en los labios tan ligeramente que casi no rozó sus labios. La noche había sido muy larga y ahora tocaba olvidar. 



… Edward la tomó en brazos para traspasar el umbral de la puerta mientras escuchaba las risas de Bella. 

_ Te gusta hacerlo todo a lo grande. ¿Qué pensaran si nos ven? 

_ Que estoy loco, y es cierto, loco por tí. 

_ ¿Se supone que yo también lo estoy?. 

_ Si no lo estás aún dame esta noche, dejame volverte loca, dejame perderme en ti. 

La besó con rabia, con una rabia incontenida, demasiados nervios, demasiada preocupación. Tenía que olvidarse de todo, esa noche tocaba adoración, demostrarse así mismo, que él era suficiente, que nadie sería capaz de hacerle daño. La depositó en el suelo del dormitorio, del que ya ambos eran los dueños, espacio de secretos, de gemidos, de pasión, con olor a los dos, algo familiar y único, envuelto en calor, en magia y descontrol. Si pudiera describir las sensaciones en un color sería el del fuego y las llamas. 

_ Hoy jugaremos lento, muy lento. Pienso hacerte la noche larga muy larga. 

Dessbrocho la cremallera de su vestido desde delante, rodeandola con sus brazos sin dejar de mirarla, sin pestañear. Solo el sonido al bajar por su espalda como fondo. Dejó caer hasta el suelo la prenda rozando su precioso cuerpo. Se quitó la chaqueta y tocó sus pechos, viendo en ellos su inmediata reacción. Acercó sus labios hacia uno de sus pezones, y lo impregnó de su saliva, fue hasta su boca y envolvió su lengua con la de Bella, bajó hasta el otro pezón repitiendo la magia del anterior. La piel de Bella quebrada, alerta, todos sus poros clamando por más. Se quitó la lazada del cuello y desabrochó los primeros botones de su camisa. Apoya tus manos sobre mi pecho nena, quiero sentirte. Bella lo hizó com si tocara un ángel, ansiaba sentir su tacto, tocar su cuerpo fuerte. Su palma fue deslizandose lentamente por su pecho hasta sus hombros en busca de sus brazos fuertes. Edward mantenía los ojos cerrados y su rostro en paz. Solo una caricia y le había devuelto la paz. Disfrutó de sus caricias, tan sutiles y grandiosas a la vez, notó respabalar su camisa por su espalda oyendo la respiración de Bella cerca de su boca y sintiendo el calor de su aliento en su cara. Las manos de Edward fueron guiadas por la pasión, como quien guia a un ciego a través de la oscuridad hasta su nuca, sin abrir los ojos soltó su cabello y enredo sus manos en él, acercando su rostro y oliendo su esencia, llenandose de ella hasta el final de sus sentidos. La oyó gemir. 

_ No tengas prisa amor, toda la noche tuya y mía. 

La sintió erizarse, temblar por todas partes, su princesa y la debilidad ante sus palabras. Bendita mujer. Sus manos rodaron por su estrecha cintura hasta afirmarse en sus caderas, masajeando y amasando sus carnes prietas y firmes y un gemido gutural, nacido desde lo más hondo se escapó de su boca. 

_ Termina de quitarme la ropa, lento cariño muy lento. 

Bella llevó sus manos hasta su fajin y lo desenrrolló con total maestría dejandolo caer al suelo, sus dedos jugaron con los botones de su pantalon mientras besaba sus labios, mordiendo la comisura de los mismos. Chupaba y soltaba su labio inferior saboreandolo. Termino con sus botones y agachó su cuerpo para bajarlos hasta el suelo, levantando sus pies para terminar de sacarlos. Vió sus calcetines y sonrió, en Edward todo era tremendamente sensual. Los fue enrollando despacito hasta dejarlo descalzo, y una vez que sus pies tocaron el suelo se arrodillo en él y miró hacia arriba. Edward la miraba extasiado, como quien no sale de un sueño, como quien se niega a abondar la gloria. Fue a decirle algo y Bella lo interrumpió. 

_ Ssss..... ssssss.... no digas nada, dejame adorarte como se adora a Dios. 

Bajó los labios hasta sus pies depositando pequeños besos sobre sus dedos, sus talones, acariciandolos con sus pequeñas manos, siguió besando sus fuertes piernas, firmes al suelo, besando sus rodillas, mientras deslizaba las yemas de sus dedos por sus pantorrillas. El bello de Edward acariciaba sus manos produciendole un cosquilleo de infinita suavidad. Sus muslos tensos, separo con una de sus manos sus piernas y acercó su boca a la bestia, lamiendola, abriendo la boca para ella por encima de su boxer, viendola responder con pequeños latidos a sus lamidas. Fue bajando el tejido hasta descubrirla por completo, gloriosa, de acero, tan suave como la seda, tan caliente como su cueva. Subió los ojos hasta él y abrió su boca sin dejar de mirarlo, tragando, envolviendo, lamiendo, chupando, hasta hacerla desaparecer por completo. 

_ Dios mujer, ¿qué me estas haciendo? 

No hubo respuesta. Su lengua había adquirido experiencia, subía y bajaba por su polla recorriendo mil caminos de delirio hasta llegar a su glande y rotar en círculos rápidos, para volver a tragarla por completo. 

_ Si yo te he enseñado todo esto castigame por ello. 

Y lo hizo, todo lo mejor que su boca sabía, todo lo mejor que su instinto le decía, todo lo mejor que sus ganas le empujaban, todo lo que su mimos placer le permitían. 

Sintió sus venas inflamarse contra las paredes de su paladar y retrocedió despacio. 

_ No me hagas esto, no pares, me estas matando. 

_ Sssss....ssssss. 

Subió lentamente su cuerpo restregandolo sobre la piel de Edward y tomó su mano llevandolo hasta la única silla del dormotorio. Con un movimiento en el hombro le indicó que se sentara, se separó de él un solo paso hacia atras, y fue ella misma esta vez la que agarrando la tela de sus braguitas las desgarró de un solo tirón. Las puso sobre su boca, viendo como Edward comía de ellas su olor, y se sentó a horcajadas sobre él abriendose como una flor. Las plantas de sus pies apoyados en el suelo, dandole el poder de movimientos que necesitaba para volverlo loco. 

_ Levantó cuerpo y apoyo la entrada de su coño sobre su polla rabiosa, acercó su boca a la de, Edward sin rozarla, sus pezones rozando su cuerpo, bailando sobre la piel de su torax 

_ Has dicho lento, ¿está bien así?, puedo hacer lo que quieras, ¿recuerdas?, todo lo que me pidas. 

Fue bajando su cuerpo hasta que la polla de Edward se perdió dentro de ella, mientras que sus bocas se abordaban sin aviso, salvajes, devorando a su paso cualquier rastro de paciencia. 

Edward clavó sus manos en sus caderas y ella se apoyo sobre las suyas. Hora de comenzar el gran baile, hora de ir al unísono, hora de parar el tiempo, hora de sonidos del alma, hora de amar. 

Lentos, al mismo compás, el sonido de sus caderas al chocar,carne contra carne, Bella contra Edward, el placer de sentir, el miedo a acabar. 

_ Nena, nena, te amo. 

Volvió a besar su boca, allí estaba su oasis, en cualquier lugar donde su amor estuviera, su casa. 

_ Edward, ahh, no... no quiero que acabe, no no. 

La tomó en brazos tal y como estaba y la llevo hasta la cama, salió despacio de ella. 

_ No te muevas, no te toques y espera. 

Salio hacia la cocina y tomo algo de hielo del frigorífico. 

Volvió a su lado llevando un trocito de hielo hasta su coño, lo paso suave por su clítoris, luego lo arratró lento hasta la entrada y lo hundió con sus dedos notando como su calor lo derretía convirtiendolo en agua para sus manos. 

_ Princesa estas tan caliente. Todo es por mí, todo es mio. 

Pasó hielo ahora por sus pezones, viendolos elevarse hacia el cielo. Los mordió y chupó el agua que se desprendía de los mismos. 

Bella ser retorcía sobre la cama, no lo soportaba más, su cuerpo pedía el final enojado, reclamando lo que le pertencía. 

_ No puedo más, no puedo aguantarlo más. 

_ Dime cariño, ¿lo quieres ya?. 

Volvió a enterrarse en ella, esta vez sin miramientos, una sola estocada, tan fuerte que tuvo que sostener sus hombros para no separarse de ella. Anclado en su interior, metido entre sus piernas, oyendola gritar por recibir su premio. Asustado por sus sentimientos, tembló una dos veces dentro de ella, y llegó su climax bañando su interior, regando su vagina de lava ardiente, sintiendo como Bella chillaba en ese mismo momento y contraía su vagina aprisionando su polla con fuerza. Esta vez no cerró sus ojos, quería mirar, ver todo lo que tenía que proteger, armarse de valor para luchar contra quien quisiera arrebatarsela. Nada sería más fuerte que el amor que sentía. Si estaba hermosa mientras disfrutaba de su viaje, más aún lo estaba cuando venía de vuelta. Su cara, sus gestos, su saciedad pintaban su cara con su nombre. El estaba en ella por todas partes. Apenas su respiración se normalizó, la tomó en brazos y la llevó hacia el baño, volvió a colocarla sobre el lavabo. Bella lo miró sabía lo que aquello significaba, ¿hora de la depilación?. Ese hombre la mataría. ¿No se había respuesto aún y ya pensaba en continuar?. 

_ Te dije que no pararía, esta noche la palabra final es solo el comienzo para tí.Podría estar amandote hasta morir, pero ninguno de los dos lo haremos. Abre las piernas nena. 

Abrió el grifo del agua y comenzó a bañar sus coño con pequeños chorros entre sus manos, Bella miraba como mientras lo hacia Edward miraba su coño idolatrandolo de una manera pagana, mordiendodose los labios, lamiendoselos con la lengua, como si esos gestos fueran dedicados a ella. Tomo la cuchilla entre sus manos y comenzó despacio, como un ritual de arriba abajo, una vez y otra, agua, nuevamente una vez y otra, y otra mas. Volvió a enjuagarlo y sin avisar separó con los dedos los labios de su coño golpeando con la palma de su mano su clítoris. Bella saltó impaciente sobre el mármol y Edward bajo su boca para morderlo, primero sin ejercer apenas presion, esperando la orden, sabía que la habría, chupó, lamió y mordió de nuevo, y entonces la oyó. 

_¿Quieres atormentarme?, ¿quieres jugar?, pues demuestrame que es lo que sabe hacer tu boca. 

No hubo espera, mordió más fuerte mientras sus dedos entraban en su coño sin piedad. 

_ Eso es princesa pide, pide lo que quieras. 

_ Lo que quiero es que no pares, que tu boca me lleve al infinito, que tu lengua entre rapido en mi coño hasta sentir en mi vientre el placer que me prometiste. 

Y Edward lo hizo, su princesa se había marchado, y la furcia había vuelto,esa que le hacía perder la cordura, esa que sabia a miel picante, esa que olía a sexo duro, la que agarraba con fuerza su cabeza para no dejarlo escapar. Su lengua la arrastro hasta sentir electricidad por todo su cuerpo y de pronto el apagón. Punto muerto, tregua a los sentidos, manos flojas sobre su cara, y su exquisito elixir en su boca. 

_ ¿recuerdas?, el final tu comienzo, abrió sus piernas y empujó hasta el fondo de su vagina. Su polla invadiendo nuevamente aquel coño cada vez mas sedoso. 

_ Oh.. Oh si, si, sientes como sabe donde esta su lugar. Voy a averiguar cada uno de tus secretos, voy a saciarme de tí, podría emborracharme con tu licor y volverme alcoholico si me lo pidieras. 

Llevó sus manos a la garganta de Bella, sintiendo los latidos de su corazón en las palmas, como un jinete que huye de una persecución, su corazón marcaba un ritmo que el seguiría con su polla. 

_ Así zorra, escuchalo, juntos ¿los oyes? 

Bella no oía más que la voz de Edward entrando en sus oídos y curiosamente haciendo estragos en su coño. 

_ Hablame Edward, hablame. 

_ ¿Solo eso nena?, ¿solo hablarte?. 

Comenzó a retirar la polla de su interior y Bella lo acorraló con sus piernas. 

_ ¡¡NO!! 

_ Me has dicho que te hable golfa, dime que quieres de verdad 

_ Hablame, follame, tomame como quieras, no pares ¿me oyes? no pares. 

_ Eso me gusta, ¿quieres todo?, yo también, y vas a tenerlo, voy a tenerlo nena, y hoy no va a ser una prueba. 

Volvió a tomarla en brazos y la dejo delante de la cama. Abrió el cajón de la mesilla y tomó un pequeño bote de vaselina. Bella miraba con atención, siguiendo cada uno de sus movimientos, tan caliente que comenzó a tocar su clítoris sin poderse contener. 

_ Estate quieta, eso lo harás después. 

_ ¡Edward!. 

_ Date la vuelta, ponte de rodillas y apoya tus manos sobre la cama. 

Tiró de ella acercandola al filo de la cama. Bella sintió como un liquido espeso y fresco se derrama por su espalda baja, y las manos de Edward abrian su culo, mientras que el líquido se iba deslizando. Luego sintió sus dedos lubricarse e introducirse lentamente en su culo, no había dolor, solo presión. 

_ Zorra te aseguro que no te dolerá, estas tan caliente, tan húmeda que va a ser muy fácil. Pega la cabeza contra la cama, y lleva tus manos a la espalda. Oh sí nena, esa postura me vuelve loco. 

Agarró con una de sus manos las muñecas de Bella y fue introduciendo su polla en su culo lento, abriendose paso, notando esa presión que podría elevarlo de una sola estocada. Miró su cara, no había dolor y gimió solo de pensar que podía seguir, seguir hasta atravesarla. 

_ ¿Quieres que te hable ahora nena?. Voy a contarte lo que veo. Tu culo recibe a mi polla y yo me derrito sintiendote, golpeó su culo, voy a morderte nena, a dejar marcas sobre tu cuerpo, marcas que indican que eres mia, marcas del placer que me das. 

Seguía hundiendose dentro y fuera despacio pero sin detenerse. La vió moderse los labios, y luego lamerlos con su lengua. 

_ Me gusta lo que estás pensando gata, se lo que quieres. 

Sacó la polla de su culo y la metió en su coño, ahí fuerte, con impaciencia. 

_ Esto es lo que quieres ¿verdad?. Tu mandas. 

Un nuevo gesto de su cara y volvió a cambiar. Bella pidió a su mente orden, pidió que le indicara donde, cuando, como lo quería, pero no obtenía respuesta, solo el placer que su cuerpo recibía. 

_ No pienses, solo sienteme. 

Y las envestidas fueron convirtiendose en un acto de pasion y parada, placer y juego, haciendo el acto tan largo como arrasador. Sintió a Edward desplomar su cuerpo sobre su espalda y acercar su boca a su oído. 

_ No te mueva. Ahora voy a ordeñar tu preciosa perlita. Así eso es, tiemblas nena, y eso me dice que no aguantarás mucho más. Joder, joder, no estreches tu coño o no llegaremos a ninguna parte. 

Sacó la polla de su coño y volvió a su culo. Le introdujo dos dedos en su interior y comenzó amoverlos follando su coño con ellos, mientras que con su pulgar rozaba su clítoris. 

_ Edward, Edward. 

Sus gritos eran de desesperación. 

_ Grita nena, grita todo lo que quieras para mí. 

Gritó tan alto que se avergonzó y mordíó las sábanas para no hacer ruído. Verla así encendió a Edward de tal manera que sus movimientos aumentaron el ritmo hasta llevarla casi a la pérdida de la consciencia. 

No hubo más, Edward se clavó en ella una sola vez más y se vació por completo. Soltó sus manos y cayó sobre su espalda para inmediatamente acunarla en su costado. Quietos, abrazados, sus pieles ardiendo, sudando, sus respiraciones luchando por encontrar el aire que necesitaban. Sintió besos sobre sobre su cabeza, sobre su frente, sobre sus hombros. 

_ Te amo más de lo que jamás llegaras a imaginar, incluso a soñar. Te has convertido en mi realidad y en mis sueños, en mi aliento, eres parte de mi sangre. Princesa no me dejes nunca. 

Bella subió su cara para mirarlo, ¿dejarlo?, ¿de qué estaba hablando Edward?, ¿como se podía dejar de respirar?. Toco su rostro y llevó sus dedos a su boca. Edward los besó uno a uno. 

_ Nunca, nunca, nunca........ 

Y el sueño llegó como quien llega a la tierra prometida después de una larguisimo éxodo, de una odisea mítica, produciendo una diaspora entre sus cuerpos y sus mentes. 







7 comentarios:

  1. wow!! madre mia!! me ha encantado!! me ha dejado sin palabras!! como haces para escribir tan bien??? es que no lo entiendo!! yo lo unico que se es que casi me consumoooo! son increibles! muchas gracias por dedicarme este capitulo! te lo agradezco!!
    estoy deseando leer el siguiente capitulo!! siguela!!
    un besooooo!

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  2. omg...me ha encantado! eres increíble
    Espero con ansias el siguiente cap
    besitos!!! y síguela por favorr

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  3. Madree miia anii !!
    cada dia te superas mas
    ya estoyy esperando el siguiente
    besooss

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  4. omg omg omg
    ¡¡capitulazo!! El mejor de todos, cada día te superas más cielo.
    Qué monos Alice y Emmett, me enactan. Yo soy Alice y me dicen lo de él y vamos...en el primer sitio. ajajaj
    Bueno y de los tortolitos ni hablemos.
    Ahora a ver que hace Marlena, no creo que se quede con los brazos cruzados.... y conociendote miedo me da!!!

    Sigue así guapisima, besitossss y nos leemos en el siguiente.

    pd: Han me encanta el nuevo diseño

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  5. OMG me ha encantado por Dios Ani esto esta super cada dia lo haces mejor no veo la hr de leer el siguiente capitulo sigue asi... Un beso... =D
    Robceel

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  6. odio a marlena no lo habia dicho nunca??????????pero le salio el tiro por la culata

    ay ani que capitulo y yo diciendo que el anterior era hot pues esta anda queeeeeeeeeeeeeee

    ahora voy a hacer unas cosillas despues retomo la lectura

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  7. ani que capitulo yan lleno de pasion, amor y entrega, me encanto y mas porque a la arpia no le salio el plan como queria y te dije ese ejercito de proteccion encabezado por lara estaba al tanto y no iban a permitir que le pasara nada ahora solo falta que descubran al culpable aunque como es ficcion debe haber mas drama hasta encontrarlo, me encanta tambien que los capitulos ahora tengan titulo como que nos dan una idea de lo que tratara aunque en el pasado yo pense otra cosa jajajajaja, ani me encanta la historia ya no se ni que decir me has atrapado y llevo creo que 3 dias leyendo y cada vez me acerco mas a la actualizacion, ale me voy al siguiente capitulo, un besote guapa tq

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