sábado, 10 de septiembre de 2011

CAPITULO 18°

Para mi anon favorita, la perteneciente al club de las maduras, la verdadera abuela del chat, una de las fans mas grandes robsten. GRACIAS POR TUS MENSAJES, ESPERO ACERTAR CON ESTE CAPITULO, Y QUE TE SIGAN EMOCIONANDO MIS PALABRAS.




...La alarma de su despertador sonó como cada día. No podía creerlo ¿cuánto había dormido? Nada, Edward no la había dejado dormir nada. Durante el resto de la noche sus innumerable caricias, los besos suaves en su vientre, su aliento calentándola por dentro y por fuera habían llenado la oscuridad , hasta encontrar la luz del amanecer. No sabía si entre velas de sueño, había escuchado hermosas promesas de amor, promesas de entrega, de necesidad de posesión y pertenencia. ¿habría sido un sueño?. Las palabras de Edward habían estad a punto de arrancarle un “te quiero” o mejor un “yo también” en más de una ocasión pero había luchado con todas sus fuerzas para no oírlo en sus labios. Empezaba a ser más complicado callar que gritarlo, liberarlo y ser valiente.

Edward besó su vientre nuevamente, el cambio de respiración le indicó que estaba despierta Arrastró su mano desde su cadera hasta su hombro, incorporándose sobre ella, agarrándolo de la cintura y volteandola hacia su costado.

_ ¿por qué despierta tan temprano?, hoy no tienes que trabajar, al menos en el despacho.

_ ¿Y pensabas hacerme trabajar aquí?

_ No, pensaba cuidarte.

_ Tu hermana llamó ayer antes de nuestra cita. Ha declarado hoy, día oficial de compras femeninas. Será estupendo para tí, poder descansar, dormir de verdad.

_ ¿Piensas qué eso es estupendo?. No habrá un momento que no te recuerde, que no te extrañe, que no te huela.

_¿Te quedarás aquí?

_ Recogeré el baño, cambiaré las sábanas que tanto te agobian, y si te apetece prepararé cena para los dos, o par todas vosotras. Haré compras y me cambiaré de ropa. Tengo que llegar casa, me gustaría que supieran que sigo vivo muy vivo y además feliz. Pasaré por la oficina firmaré algunos documentos y entre medio de todo eso, te llamaré algunos millones de veces.

_ Las sábanas limpias están en el mismo armario que los preservativos, (lo dijo riéndose)


_ Son ¿cómo los llamaste, globos?


_ Jajajaja, lo de cenar contigo me encantaría, pero deberíamos consultar con las chicas. Creo que entre ellas han preparado un día solo de mujeres; además de compras estoy segura que desearan sonsacarme, me someteran a un interrogatorio digno del fbi, sobre todo tu hermana. Rió en su hombro.


_ Alice es muy insistente, ¿qué le dirás?

_ ¿Qué crees tú que puedo decirles?. Bien chicas anoche vino a recogerme un ángel, que luego más tarde se convirtió en un mortal perverso, para a continuación ser un demonio. Me sometí voluntariamente a sus exigencias, a sus maravillosos castigos y esta mañana, cuando desperté se había transformado en mi ama de llaves. Si te hago así de popular, intentara alejarme de ti a toda costa, eso sin contar por supuesto que tengo en casa mi propio salón de belleza, que me hacen de manera inexplicable la depilación.

Besó su boca, la misma que lo estaba haciendo reír y excitándolo al mismo tiempo.

_ ¿Y a quién prefieres tú?

_ A todos juntos. Eres todo lo que necesito, todo lo que deseo.

La estrechó entre sus brazos. Su princesa hecha mujer por y para él. Sentirla así de cercana compartir esos momentos, pensar en los próximos, saber que lo necesitaba, que lo deseaba La gloria.

_¿Edward

_ Sí.

_ No hay lugar más hermoso en el mundo que estar entre tus brazos.

… El alma se escapa algunas veces de nuestro cuerpo y uno experimenta sensaciones indescriptibles, grandiosas, como si no pesase, como si no fuera necesario tocar el suelo. El corazón se nos hincha de aire y parece a punto de estallar y sin embargo , nada se rompe, solo se siente paz, todo es único...

Edward levantó su barbilla hasta ver su preciosa cara y la boca que había dicho esas palabras la misma que conocía tan bien. Pasó su dedo pulgar por su labio inferior dibujándolo por completo. Pensó... (hermosa boca capaz de matarlo de placer y devolverlo a la vida)... se acercó a ella para comer sus palabras, para llenarse de ellas, ¿quién necesitaba los te quieros?, Bella los decía en otro lenguaje. Afortunadamente el entendía muy bien ese idioma.

_ Vete a la ducha nena o empezaré otra contienda contigo larguísima.

Bella se deslizó perezosamente de su abrazo, se sentó en la cama y miró hacia atrás provocativa.

_ ¿Cada cuánto tiempo se supone que tendré que depilarme?

_ Ese es trabajo únicamente mio nena y digamos que avisará mi boca? Cogió su almohada y se la tiró a la cara y salió corriendo hacia el baño mientras escuchó a sus espaldas además de las risas..

_ Yo también me encargo del material, compraré jabón especial y unas cuchillas adiestradas las tuyas son armas letales.

Entró en la ducha riéndose como una boba, ¿cada cuánto la depilaría?, sería estupendo que lo hiciera cada día. Recordar la imagen de Edward reflejada en el espejo, su cara hundida en su entrepierna, oyéndolo chupar, lamer y gemir. Mejor sería que dejara de recordar esas cosas yo saldría del baño como una gata en celo rabiosa, maullando y rogando un servicio extra otro castigo. Si las chicas pudieran leer ahora mismo sus pensamientos, se quedarían como estatuas.

Se terminó de duchar y secó su pelo. No sabía hasta que hora no lo volvería a ver, así que decidió ponerse ropa interior cómoda, unos vaqueros y camisa blanca y sobre ésta un chaleco sin mangas abierto, le encantaba esa prenda de vestir. Sandalias en los pies, nada de tacones las niñas la llevarían a todas partes. Miró su bolso, móvil, llaves, pañuelos de papel, brillo de labios, tampax, (en dos semanas volvería su regla), y cartera. Recuento completo. Abril la mesilla y cogió los anticonceptivos, lo tragó sin agua, y tomó su tarjeta de crédito. Tenía bastantes ahorros, su padre y su hermano siempre la tenían bien provista y ella no gastaba nada. Hoy haría una grandísima excepción. Elegiría un traje perfecto para la primera fiesta pública a la que asistiría con Edward, estaría a su altura, seguro que Alice y las niñas la ayudarían a elegir bien. Compraría algunos otros vestidos sencillos para la oficina, medias ropa interior, algunos juegos de braguitas y sujetador de esos que hacen parte del trabajo solos, de esos que cuando los llevas puesto y tu hombre los ve, los estudia detenidamente en tu cuerpo, buscando la manera de romperlos.

Sonrió, ¿en qué se estaba convirtiendo?, ¿quién era el demonio?. Cepilló de nuevo su pelo lo recogió alto con un pasador. Quería verse la cara despejada con los trajes de fiesta. Olió café. Edward había vuelto a preparar el desayuno, lo tendría que recompensar, pero eso no le haría devolviéndole el favor preparándole algo de comer. Algo se le ocurriría.

Entró en la cocina.

_ Empiezo a pensar que todo lo que haces es para que caiga rendida a tus pies.

_ No lo dudes.

_ Y cuando lo haga, ¿ya no serás el mismo?


_ Cuando eso ocurra, te mimaré más, serás mi consentida. Voy poco a poco, no quiero asustarte.

Pensó que la mente de Edward trabajaba a otros niveles. Si eso era ir poco a poco, no tenía ni idea lo que podía esperar. Edward la miró de la cabeza a los pies.

_ En tí deberían estar prohibidos los vaqueros y las blusas casi transparentes y las sandalias, las faldas abiertas a los lados, y las medias prendidas al muslo y....

_ Y ¿con qué debería vestirme?.

_ Bueno si me dejaran elegir creo que te envolvería en una túnica y te pondría un pasamontañas.

_ Bonito disfraz, ¿quieres que vayamos a atracar algún banco?

_ Cualquier cosa queda precioso sobre tu cuerpo, y de ladrona estarías muy muy sexy.

Se acercó a él, tomó su cara entre sus manos, besó su frente, sus ojos, sus labios. Corto muy corto ese beso.

_ Probemos ese café, seré justa y te diré si es mejor que el mío.

_ Seguro que no, tu café el primer día sin probarlo consiguió muchos más puntos que éste.

Comenzaron a reír los dos sin control. Sonó el timbre.

_ Voy yo, sirve café para todas por favor.

_ A sus órdenes.

No había abierto la puerta cuando una muy sonriente Alice ya estaba en la entrada de la cocina. Edward en pantalón vaquero, sin camiseta y descalzo sirviendo tazas de café. Miró la cara de Bella, la cara embobada de Thelma y los ojos abiertos de Dana.


_ Creo que hoy no tendré que hacer ningún nudo de corbata. Edward, pienso que deberías ponerte algo por encima, las señoritas (dirigió su mirada a Thelma y a Dana), no se sientan la mesa con caballeros semidesnudos. Lo dijo riéndose y Edward se miró hasta los pies.

_ Claro enseguida, tienes razón.

Con un tono de ironía y humor preguntó a Bella.

_ Nena, ¿la rompiste entera anoche o quedó algo de ella?

Las tres miraron a Bella. Al pasar por su lado Edward le guiñó un ojo. El color de la cara d

Bella no era conocido. Subía y bajaba en una tonalidad de rojo, hasta convertirse en morado dando luego paso a un blanco marfil. Lo mataría sin duda alguna lo mataría, pero antes dejaría de piedra a las tres cotillas que los miraban esperando una respuesta.

_ Creo que sigue viva junto a retazos de mis braguitas, las mismas que arrancaste con tu boca.


Edward soltó una carcajada compulsiva. Esa era su mujer, era capaz de reponerse en medio de un huracán llamado verguenza y seguir de pie como si nada pudiera abatirla. Las otras tres no sabían donde mirar. Bella llevó su taza de café a la boca y sorbió mirando a Edward, haciendo uno de sus maravillosos ruíditos.

_ Humm, exquisito, como todo lo que haces.

Edward tragó en seco, entre el ruído y el mensaje lo había vuelto a vencer.

_ De acuerdo nena tu ganas. Haré todo lo que hemos hablado y esta noche volveré, preparara la cena para todas. Por favor, si vaís a llegar tarde, avísame, no quisiera estar esperando demasiado. Y otra vez lo sorprendió, en esta ocasión a su favor.

_ Edward, no nos perderíamos por nada del mundo algo preparado por tí, me gusta que me consientas.


Abrió su bolso, cogió sus llaves y se las entregó.

_ ¿Crees que te dará tiempo hacer una copia?. No tendrías que esperar nunca.

Se acercó a ella cerca muy cerca. Habló bajito muy bajito.

_ ¿Significa esto lo que creo que significa?

Bella habló en su oído más bajito aún.

_ No tengo ni idea de lo que tú quieres entender, pero si me dices “ahora y siempre” también “te amo”, así como “eres mía” y “soy tuyo”, depilas mis intimidades, cocinas para mi etcetera, etcetera.... ¿qué importancia tiene una llave?.Te interesa estar cerca de mí, soy la dueña de tu corazón ¿recuerdas?.

Si hubieran estado solos le habría hecho el amor sin descanso, sin parar, sin contar cuantas veces.

_ Ajam, Ajam. Edward coge las llaves y lárgate. Te prometo que la cuidaremos, pero eso sol podremos hacerlo sino te la comes antes.

Los ojos de ambos seguían conectados.

_ Espero que no te arrepientas cuando veas parte de mis cosas en tu armario.

_ No ocupes demasiado espacio, alejalas todo lo posible de los globos, y no te entusiasmes, es algo provisional, no hagas que me arrepienta.

La besó como un loco, invadiendo su boca, sin importar quien hubiera delante. Le había dado carta blanca para ocupar su espacio. Le había asegurado cada noche a su lado, cada desayuno momentos de gloria. Su mente solo hacía una cosa, pensar en hacer esos momentos únicos, de no darle cabida al arrepentimiento. “Ahora y siempre”, ella no se arrepentiría jamás.

Sintió una palmada en el hombro. Su hermana Alice sostenía su camiseta en la mano golpeaba el suelo con su tacón.

_ Vamos Edward nos estas retrasando. Si sigues besándola así vas a gastarla antes de que salgamos.

_ Alice devuélvemela entera toda tal y como está.

_ Bueno no pensaba ir repartiendo trocitos de Bella por ninguna parte.

Bella aún seguía mareada por ese último beso, ¿cómo podía Edward besarla así y seguir como si no hubiera pasado nada?. Esos besos la transportaban a sus caricias, y estas a recuerdo de hace tan solo horas, a imaginar nuevos castigos. Indiscutiblemente se estaba volviendo una golfa.

Vió a Edward colocarse la camiseta ir al dormitorio, calzarse y pasar delante de ella. Se detuvo, miró nuevamente su boca y sin dejar de hacerlo habló rápido.

_ Os espero a todas a la hora de cenar, lo tendré todo preparado. Ni un minuto más tarde de las ocho. ¿Lo has entendido Alice?

_ Perfectamente mi general. Ahora ¿podría dejar replegarse a las tropas?.

Se volvió y salió por la puerta sin mirar atrás, si lo hacia probablemente muy probablemente la besaría de nuevo.


Las chicas comenzaron a reírse y Bella se unió a ellas. Ese hombre era un brujo, un encantado un mago y ella estaba completamente hechizada.

… Dos horas después de aquello Bella tenía hasta ganas de vomitar. De tantas risas su hipo no la había abandonado casi ni un momento, la habían casi secuestrado y encerrado con ella en un probador de una lencería. Se había cambiado más de diez veces de conjunto interior algunos de ellos no dejaban nada a la imaginación, otros eran aburridos.

_ Ese no me gusta nada.

_ El color es de vieja.

_ Parece usada.

_ Prueba con este. Alice le extendió un body completo de color negro entero de rejilla elástica

_ Dios mio, ¿no pretenderás que me ponga esto, verdad?.

_ No solo pretendo que te lo pongas, sino que hagas que mi hermano se arrastre como un gusano, que cuando te vea se ahogue con su saliva y que después te lo arranque a ser posible igual que has dicho antes, con la boca. A Thelma se le cayeron algunos sujetadores de las manos, y Dana se sentó en la única banqueta vacia que había en el probador.


_ Oh vamos, ¿por qué me miraís así? Nos pasamos media vida buscando a nuestro hombre y la otra media quejándonos de que mira y desea lo que no tiene. Hagamos que eso cambie. Somos capaces de hacer todos sus sueños realidad, ofrecer tanto que teman que otros puedan desearlo también. Pasémonos al otro bando. ¿Por qué conformarnos con ser solo sus mujeres?, seamos en la intimidad las golfas por las que ellos se mueren.

_ Estoy contigo.

_ Yo también.

_ Votación mayoritaria.

Bella cogió la prensa en sus manos y miró detenidamente su precio. Rió a carcajadas. Tardaría más en pagarla que lo que Edward se la dejaría puesta, pero ser una golfa sería divertido. ¡Ahi estaba!, ja, su castigo un duro castigo. Siguieron eligiendo ropa interior, ahora para Thelma y Dana. Ellas no tenían muy clara para quien ni para cuando, pero había que estar preparadas, las ocasiones llegaban en los momentos más inesperados. Y llegó el momento de Alice. Bella le acercó un conjunto color visón. El sujetador completamente transparente, iba tupiendo su tejido en torno a sus pezones. Los tirantes finísimos de encaje algo más oscuros y la braguita a juego una verdadera obra de arte. Era un entramado de tiras muy delgadas, parecida a una tela de araña en su parte delantera, detrás nada, solo un elástico para introducir en su culo y terminar en la cinturilla. Alice se miraba en el espejo con cara de “maravilloso” ¿para quién me pongo ésto?

_ Si yo me llevo el body, tú te quedas con eso.

_ Claro que me lo llevo, pero es una pena que no tenga a nadie a quien enseñarle esta preciosidad. Podría ponerme enferma o fingir que me he caído en la calle, así iría al médico quejandome de dolor en las nalgas. Las notas de las risas las dieron las tres, Bella y su hipo las más altas.

_ Os lo digo en serio este pecado de braga tiene que ser mostrado.

Salieron del probador y sin dilaciones hacia la caja, tenían que seguir, aún no había encontrado nada para la fiesta. Se dirigieron hacia el norte de la avenida, a las grandes boutiques. Bella miraba todo aquello algo extrañada. Muy pocas veces había recorrido aquellas calles y nunca para ir de compras. Alice no paraba de hablar, era una cotorra infatigable repitiendo las mismas cosas en cuanto


moda para vestirlas como si fueran muñecas.Las empujó a las tres hacía el interior de una belleza de local, salundando al mismo tiempo a una chica algo mayor que ellas, que se acercó a besarla. Alice hizo las presentaciones comenzó la búsqueda. Cada una tiró para un lado y Bella quedó clavada al suelo. Desde donde estaba podía ver tantos vestidos de fiesta que su cabeza no reciclaba tanta información. Largos, cortos, abiertos, cerrados, de una pieza, de dos, mates, brillantes, escotados semitransparentes.

_ ¿Encuentras algo que te guste?

_ ¿Bromeas?, intento solo establecer un orden, clasificarlos. Jamás había bisto tanta belleza junta.

_ Si quieres puedo ayudarte. Tienes un cuerpo precioso y tu cara es muy bonita, muy limpia delicada. Tu piel es como la seda, así que creo que deberíamos buscar un tejido que hiciera honor a ella.

_ Si sigues poniendome flores terminaré creyendome cenicienta.

_ Y eso es precisamente lo que te hace más especial. Llevo mucho tiempo en este negocios mis padres se han dedicado siempre a la alta costura. Creeme, lo que hace que un traje se ve diferente es quien lo lleva puesto. Puedes tener un cuerpo perfecto, pero no saber llevar nada encima, no tener estilo, lucir todo como si fuera un saco, o por el contrario hacer que cualquier trozo de tela, sea un diseño exclusivo. Tu cara puede ser cálida, o fría o demasiado expresiva todo cambia.

Los trajes tienen vida y están deseosos de compartirla con quienes los eligen. Ven aquí. ¿Ven ese traje verde esmeralda?, es precioso

_ Sí, lo es.

_ Imaginate una historia, ¿quién piensas qué podría llevarlo?

_ No he hecho nunca ésto, creo que si te respondo te reirás de mí.

_ Nada de eso, y para que me creas empezaré yo. Me imagino a una chica dentro de él de pelo negro, muy delgada y bastante más alta que tú. Sus labios gruesos y su busto exhuberante. Con ese vestido iría diciendo “chicos aquí estoy, quien da mas”. Bella rompió a reir y se dirigieron hacia uno color plateado.

_ Y este, ¿qué te dice?

_ Con tantos borlones oigo música de navidad, solo me faltarían las luces.

_ Estoy completamente de acuerdo, pasemos a otro.


Tomó en sus manos uno negro, suave al tacto, con un magnífico escote y una caída pesada hasta los pies.

_ Demasiado serio para tí, puede que seas una Matahari, pero tu cara me dice que eres más estilo princesa. Bella se mordió los labios, “princesa”, así la llamaba Edward. Agachó su cabeza y se miró los pies, princesa con sandalias.

_ Bien creo que he acertado, sígueme.


Comenzó a buscar entre los percheros en alto y cuando se volvió para preguntar en qué color le gustaría, vió a una chica completamente seducida que miraba sin parpadear hacia un punto fijo. Lo siguió, y allí estaba, colgado en su percha, esperandola, mostrandose, los dos se habían elegido. La cogió de la mano y la acercó hacia el.

_ Estupenda elección si estás dispuesta a lucirlo como se merece.

_ Es... es ….(no podía hablar)

_ Si es un sueño. Es antiguo, muy antiguo y ha sido rediseñado. ¿ qué has visto en él?. Bella comenzó a hablar sin darse apenas cuenta que las chicas estaban justo detrás de ella.

_ He visto a mi madre, preciosa, sonriendo, acercándose a mí como un hada. Su cara perfecta su pelo recogido dando pequeños pasos con unos tacones casi de cristal. Era un sueño, creo que ha sido eso un sueño.

_ Bueno pues hagámoslo realidad. Este traje tiene aproximadamente 20 años. Se han quitado sus mangas y su cuello ha sido rectificado convirtiendolo en un palabra de honor. La costurera ha descosido su cola y la ha subido hasta su talle convirtiéndola en ese mágnifico volante apenas con el vuelo justo, para que al caminar parezcan olas. ¿Qué me dices de su tela?

_ No sabría decirte su nombre, pero su tacto es cálido, sería como ir abrazada. Es brillante pero no como una joya, sino más bien como una lágrima, y su blanco no es perfecto, parece tener historia, como algo tocado, algo.... (no supo continuar)

_ Especial, es así especial como tú. Pontelo. Espera dentro del probador. ¿Qué número calzas?

_ El 37

_ Buscaré algo parecido a lo que has descrito para tus pies.

Le colocó el vestido en sus manos extendidas, y pasó su mano por la mejilla de Bella.

_ ¿Comprendes lo que te decía?, los trajes también elijen a las personas.

Pasó al probador algo nerviosa por los instantes vividos. Recordar a su madre de esa manera verla tal hermosa, cuando se había negado tantas veces verla enferma, habían convulsionado su corazón. Se quedó desnuda, sólo con la braguita y colocó el vestido sobre su cuerpo Pequeños mechones de su cabello cayeron por su cara. Una voz interrumpió la inspección en el espejo de su imagen.

_ ¿Puedo pasar?

_ Sí por favor.

Unos labios sonrientes se añadieron junto a su reflejo. La ayudó a subir la cremallera de su espalda, colocó sobre el suelo unas altísimas sandalias de tiras transparentes que apenas se verían en sus pies. La calzó y elevó la vista hacia arriba.

_Tu madre ha elegido bien, yo diría que lo ha hecho a la perfección.

Salieron del probador y las chicas que estaban entretenidas hablando de sus vestidos se volvieron.

Thelma y Dana taparon su boca con la mano sin dejar de mirar a Bella. Alice llevó su mano al corazón. Lo que sus ojos estaban viendo era algo asombroso, como sacada de un cuento. Bella era la princesa más bonita que jamás había visto. Se hubiera deshecho en halagos hacia ella pero sabía de su timidez y que algo así la llenaría de dudas. Inteligentemente comenzó con su jerga divertida.

_ Bueno, bueno, bueno.Avisaré a mi hermano. Creo que deberá por un tiempo dejar de comprar acciones, e interesarse en un título nobiliario, tenemos a una princesa adorable entre nosotros.

_ Alice por favor.


_ Vamos Bella, mírate bien. No lo mataste el otro día, pero cuando te vea así caerá rendido tus pies. Señorita no te hará falta el body, lo destruirás con los entremeses.

_ No quiero matarlo.

_ Ya lo tienes medio muerto solo con los vaqueros. Jajaja, estoy deseando ver su cara primero blanco, luego marrón y luego negro imaginando como te miraran los demás hombres. Puede que te coloque una cadena a la muñeca y no te suelte ni un momento, y si tiene que separarse de tí por negocios, te pondrá un guardaespaldas tuerto para que no te vea bien. Jajaja, me encanta Bella, eres mi ejemplo a seguir. ¿Chicas vais a vomitar?, quitaos las mano de la boca.

_ Creo que me lo llevaré si no es demasiado caro.

_ Llegaremos a un acuerdo.

Entró nuevamente en el probador para volver a ponerse su ropa de siempre, ¡ojala a Edward le gustara con ese vestido!, puede que le gustara tanto que al final de la noche hubiera recuento de castigos.


La tarde sucedió entre risas, después de comer fueron a diferentes tiendas de moda consiguieron el resto de la ropa y montones de complementos. Por fin la hora de vuelta a casa. Se quedó parada, sobre la acera, era extraño que Edward no la hubiera llamado ni una sola vez.

_¿Qué ocurre?.

_ Nada, solo pensaba que tu hermano no ha llamado y me extraña.

_ Oh si claro que ha llamado, al menos unas ocho veces, pero descolgué.

_ Alice ahora estará muy enfadado.

_ Mejor, tarde de chicas es tarde de chicas, nada de hombres ni tan siquiera al telefóno. ¿Tú le llamarías en medio de una noche de pocker con sus amigos?. No ¿verdad?. Pues esto es algo parecido.

_ Alice, no quiero ni pensar como estará, probablemente como los dragones echando fuego ¿qué hora es?

_ Son solo las 8,30.

_ Llegaremos tarde, no pienso aguantar su mal humor por tu culpa.

_ Bueno ya se te ocurrirá algo para calmarlo. Un beso de esos que os daís, unas palabritas es clave, el body que te has comprado. Presiento que si lo usas, esta noche tendrás poco por lo que disculparte.

_ Calla esa boca de mujer de mundo.

_ Jajaja, mi mundo se reduce a mi imaginación. No he seducido jamás a un hombre. Mis últimas citas han sido con James un accionista de la Empresa amigo de Edward. ¡Qué cosa más aburrida de hombre!.

_ Y ¿por qué sales con él?

_ Quieres la verdad.

_ Claro.

_ Para fastidiar a Edward, pero no puedo aguantarlo más. Es un mal sueño hecho pesadilla además raro muy raro.

_ ¿Qué tiene de raro?


_ No sabría explicarte, es muy guapo, inteligente, médico, con buena posición económica y me trata muy bien, pero no es para mí. Estar con él es como estar muerta. No siento nada.

_ Jajaja, ¿muerta?

_ Si verás, cuando me habla no me entero de nada, no me cuenta cosas normales, solo habla de órganos y operaciones que me producen fatiga. Me lleva a cenar a sitios donde no puedo hablar sino es susurrando, o sea que mis risas no están incluídas en las citas. Lo más cerca que ha estado de mí es para abrirme la puerta del auto, nada de esas miradas o esos besoo que vosotros dos os daís. Creo que no le gusto mucho y que me considera un compromiso por ser hermana de Edward. Una vez quedamos para ir al cine, ya sabes de manera informal, cuando le dije que quería palomitas, me dijo eso es demasiado infantil.

_ Alice haces bien, no vuelvas a salir con él, alguién que no te deja comer palomitas en el cine es de otro planeta.

_ ¿Cómo es Edward contigo?, me refiero a las cosas que puedo saber, lo otro lo imagino. No quiero confesiones íntimas pero me gustaría saber.

_ Edward es increíble, me trata como si fuera la única. Cada segundo a su lado me hace sentia más grande, más especial. Cuando me mira puedo verlo todo, todo lo que está en nosotros y olvidarme del resto del mundo. Y algo muy importante, cuando me besa solo pienso en castigos.

_ ¿Castigos?

_ Sí Alice castigos, es muy compliado de explicar.

_ Vale, tú sabrás, a mí nunca me han gustado.

Bella rió sin medida, seguro que si Alice sospechara de que estaba hablando, se apuntaría todos ellos.

Llegaron a la puerta de casa, y Bella buscó en su bolso las llaves, recordando en ese momento que se las había dado a Edward. Levantó la cabeza mirando hacia la casa y vió las luces encendidas y oyó ruídos y risas en su interior, miró a Alice con curiosidad.

_ Tu hermano se cansó de esperar y está dando una fiesta.

_ Será para celebrar que se está mudando.

Thelma y Dana hablaron a la vez.

_ Oh intenta calmarse para no estallar de furia, llegamos casi una hora tarde.

_ Si no entramos no lo averiguaremos nunca.

_ Bella llamó al timbre.

Lo que vió la dejó sin habla, su hermano Emmet abría la puerta abriendo sus brazos para estrecharla en ellos. Dió vueltas en el aire con ella, la besó como si fuera una muñeca. Alice miraba a aquel hombre, grande muy grande, y a su hermano, esperaba la reacción de Edward ante aquel despliegue de besos. Nada, no pasaba nada, todo lo contrario, su hermano sonreía como un idiota, mientras aquel grandullón la estrujaba, manoseaba, volteaba por el aire.

_ Emmet, para para por dios, estoy mareada, jajajajaja

_ Estás preciosa, deseaba verte. El camino de vuelta se me ha hecho eterno pensando en como estarías.

_ Pues ya ves. Estoy estupenda, pero es cierto que te he extrañado mucho.


Thelma y Dana aprovecharon ese intermedio de muestras afectivas para engancharse Emmet.

_ Ya era hora de que te dejaras ver por aquí, esta vez ha sido mucho tiempo.

_ Lo sé, lo sé, pero prometo que estaré aquí durante un largo período. Esta vez os cansareís de verme.

_ Eso será imposible, además tienes que arreglame un montón de cosas en la tienda.

_ Jajaja, acabo de llegar y ya me pides reparaciones, tú no cambias nunca.

_ ¿Cómo está tu abuela?, ¿Sigue haciendo esas deliciosas galletas?

_ Está perfecta, y seguro que cuando vayas a verla, te hara un montón de ellas.

Alice seguía en el marco de la puerta, su mirada había pasado de curiosa a espectante. ¿Quién era aquel hombre, bueno mejor dicho, superhombre, que conocía a todo el mundo, y a quien supuestamente su hermano le brindaba el derecho de mostrar su afecto a Bella?

Si las cosas encajaban tendría que ser un familiar, no podía ser de otra manera. Un antiguo amigo, podría haber tratado a Bella así, pero Edward tendría cara de “como vuelvas a tocarla te estampo contra la pared”, un exnovio, no no eso imposible, entonces su hermano tendría cara de “si la tocas te mato”, un primo, bueno sería familiar, pero tanto beso también hubiera sido sospechoso. No quedaba otra, ¿su hermano?, Bella no le había dicho que tuviera uno, ¿tenía que ser ese?. ¿No podía haberse encontrado a ese hombre en urgencias en el hospital para enseñarle el juego nuevo de ropa interior?. La vida era muy cruel y definitivamente estaba contra ella. Bueno no había otra, tocaba ser correcta y no fijarse donde no debío hacerlo. Las amigas no desean cosas que pueden poner en peligro la amistad. Aunque, ¿por qué iba a poner en riesgo nada?, bueno mejor no pensar.

_ Y tú debes ser Alice. Tu hermano me ha estado hablando de tí y...

_ Seguro que no ha sido muy bien, lo he tenido privado de su amada más tiempo del previsto.

_ No suelo hacerle mucho caso a un hombre enamorado.

_ Pues me alegro porque él lo está y mucho.

_ No podría quejarme si de quien lo está es de Bella. Bueno ven aquí, al menos podríamos presentarnos como corresponde.

La tomo de la mano y se la estrechó para luego darle un beso en la cara. Alice se separo rápidamente. Notó su cuerpo como mantequilla, demasiado pronto para eso. Disimulo estirandose las arrugas del vestido y dirigiendose hacia Edward.

_ Si he tenido la culpa, como siempre, pero veo que has estado muy entretenido. De todas formas estoy dispuesta y preparada para uno de tus sermones. Pero te advierto, lo único que he hecho ha sido elegir cosas para que esté preciosa para tí.

_ Alice, no tienes que disculparte.

Seguía nerviosa, aquel hombre no dejaba de mirarla, insistente, con ojos de ¿águila?, bueno no sabía exactamente de qué animal eran sus ojos, pero la miraba demasiado.

_ Huele estupendamente, ¿lo has hecho tú Edward?. (lo dijo entrando hacia la cocina, habiendo dejado las bolsas sobre el baúl de la entrada) Justo fue a caerse el conjunto de lencería que se había comprado. Las chicas comenzaron reirse, y ella fue a recogerlas del suelo, justo cuando un Emmet muy dispuesto las tomó antes que ella.


_ Si ésto es tuyo tu hombre debe ser muy afortunado y dispuesto a volverse loco sin medida.
Tragó saliva, ¿ por qué le costaba tanto trabajo hablar?, ¿qué tenía él que no tuvieran los demás?. ¿Decirle no tengo hombre sería una insinuación?. ¿Y si lo era?, tenía que buscar una respuesta rápida.

_ Bueno puede que lo tenga, pero en realidad ésto es para ir al médico.

Las chicas rompieron a carcajadas, Edward se aproximó a Bella rodeando con su brazo su cintura y acercandola a su costado, besó su frente, luego se acercó a su boca.

_ Espero que la cita con el médico no sea para todas. ¿Has comprado tú algo parecido a eso?

_ ¿Te gustaría?

La besó en la boca con hambre de muchas horas, haciendo que el beso fuera de más presión

una lentitud tortuosa.

_ ¿Contesta esto a tu pregunta?

_ Ha sido una respuesta muy gráfica.

_ Creo que deberíamos cenar, ha sido un árduo trabajo el que hemos compartido Emmet y yo sólo con la intención de celebrar que ha vuelto. Hemos tenido tiempo de hablar de mucha cosas.

_ Eso está bien.

Alice dió un pequeño tirón de la ropa interior, que aún sujetaba Emmet entre sus manos, y que dejó en las de Alice con una sonrisa. Esa pequeña fierecilla le gustaba. Sería cuestión de saber que tenía dentro de ese precioso cuerpo y esa maravillosa cara, y por supuesto de descubrio porque le tenía tanto miedo.

…..

_ Bueno ya no puedo más, no me entra ni aire.

Dana reía tocandose el vientre y echandose hacia la espalda de su silla.

_ Sigues siendo un maestro en la cocina.

_ He tenido un magnífico ayudante.

_ La lasaña no es mi fuerte Emmet, casi todo lo has hecho tú, yo diría que esta tarde en la cocina he sido más como Bella, solo abrir bolsas de ensalada y dorar un poco el pan.

_ Nunca podrías ser como Bella, ella es el anticristo de las cocinas.

_ Si piensas que le estás descubriendo algo nuevo te equivocas, he puesto las cartas sobre la mesa, y lo he hecho desde el primer momento.

_ Es cierto, ese delantal con el que has cocinado lo decía todo. El que llegue tendrá la sartén por el mango.

_ Creo que aún no sabe diferenciar una sartén de un cazo.

_ Estupendo, pues como no mi difucltad para llevarme bien con la cocina y con esos objetos no identificados, es tan popular, creo que deberíais recoger la mesa, mientras que las chicas me ayudan a colocar todo lo que he comprado. ¿Por cierto?, ¿has dejado algo de espacio en el armario?

_ Aún no he colocado nada, he dejado junto a la puerta del dormitorio una pequeña bolsa d viaje, nena no inundaría tu espacio sin tu permiso. Se acerco a su silla, agachó la cabeza, y esta vez fue ella la que sin previo aviso lo besó en la boca.


_ Es cierto que sería una invasión, pero una invasión maravillosa y consentida

_ Ya estamos otra vez. ¿Besos, besos, no sabeís hacer otra cosa?

_ Creo que si saben hacer otras cosas Alice, pero no estoy seguro de que te las vayan a contar

Alice lo miró con los ojos completamente abiertos, ¿ya estaba otra vez?, ¿por qué tenía siempre que contestar a todas sus frases?. No se había dirigido a él casi en toda la cena, había estado hablando de los preparativos de la fiesta con su hermano casi toda la noche, y él no había perdido detalle de su conversación. Se había sentado frente a ella, y había observado como no dejaba de mirar todos sus movimientos. Se lo estaba poniendo muy difícil. ¿ Por qué?.

_ Bueno creo que es hora de que me vaya.

_ Emmet, ¿donde piensas dormir?.

Edward, cuando vuelvo a casa siempre me quedo con mi padre, no soporto los espacios pequeños. Estoy demasiado acostumbrado a tener un sitio para mí, Charli conserva sobre su taller una habitación con mis cosas. Es temprano no hay demasiado camino hasta allí, en apenas unos 40 minutos la moto me llevará a casa.

_ Edward siempre es así, no podrás convercerlo de lo contrario. Esta noche mi padre y él hablaran de las cosas que han pasado en estos últimos seis meses, mientras que batallan por ver quien hace más trampas en su partida de pocker.

_ Espero que me dejeis apuntarme alguna vez.

_ Será estupendo, y podría ser mañana. Es domingo, puedo preparar el almierzo. Charli se alegrará de tener compañía. ¿Desde cuando no vas a verlo?

_ Estuve allí a primeros de mes, estaba estupendo. Vimos un montón de videos de cuando celebrabamos los cumpleaños. Hice algunas compras para la casa, necesitaba algún que otro arreglo, es bueno que estés aquí.

_ Bien entonces, mañana podríais venir a casa, os gustará el lugar. Sin estar demasiado separado de la civilización, es tranquilo, no hay ruídos, sitios espectaculares para pasear todavía hace buen tiempo.

_ Por mí no hay ningún inconveniente.

_ Nosotras también estaríamos encantadas de ir y ver a Charli denuevo.

_ Y tú Alice, ¿Te apuntas?

Ya estaba otra vez, ¿qué podía decir?, no verás tengo problemas cuando te miro, me pone nerviosa que me observes, creo que estoy en peligro, no voy a la consulta del médico enseñarle ese conjunto que has visto. No había escapatoria.

_ Claro, será estupendo conocer a tu padre Bella y saber donde has vivido de niña. Creo que me gustará ver tu habitación, saber donde estudiaste, y conocer a la gente importante para tí

_ Creo que de eso puedo encargarme yo. Podría explicarte todas esas cosas y muchas más. Y dale, otra vez igual, o se armaba de valor y ponía las cosas en su sitio, o estaba perdida, de hecho ya se estaba medio perdiendo.

_ Sin duda alguna no dudo lo más mínimo de que podrías ser un maravilloso guía turístico pero soy más de ir por libre. Me aburre muchísimo ir escuchando a alguién hablar cuando son yo la que tiene la fama de cotorra.

_ Pues en la cena has estado bastante callada.


_ No la animes Emmet, no te garantizo las consecuencias

_ ¿Ves?, mi fama es casi tan espectacular como la de Bella en la cocina.

Se levantó, no podía seguir sentada ni un segundo más.

_ Puede que para vosotros no sea excesivamente tarde, pero mi padre casi ha perdido un hijo hoy, y yo no lo he visto en todo el día. Creo que es el momento justo de marcharme.

Se levantaron todos.

_ Dejad todo esto chicos, Edward y yo recogeremos en un momento.

Lo miró, la primera noche, todo se había quedado en su sitio, hasta el café. Edward sonrió, si entendían a la perfección. Se dirigieron hacia el vestíbulo y allí se sucedieron los besos. Acordaron encontrarse en casa de las niñas por la mañana temprano, había que aprovechar el día. Emmet estrechó la mano de Edward.

_ Cuidámela, tiene mucho valor para mí.

_ No lo dudes.

Bella besó a su hermano, era estupendo tenerlo de vuelta en casa. Habían compartido mucha cosas, era una persona excepcional. Emmet se acercó a Thelma y a Dana, dandoles un cachetón en las nalgas.

_ Os espero mañana preciosas, si teneís en casa me gustaría probar alguna de esas galletas. Se acercó a Alice, y ésta dió un paso atrás. Emmet sonrió. Por momentos le gustaba más

Cautelosa protegiéndose de lo que no conocía. Se adelantó a su despedida.

_ Hasta mañana Emmet, nos veremos en casa de Charli.

Tomó todas sus cosas y salió como un suspiro por la puerta, despidiéndose de todos lo demás.

No podía tenerlo cerca otra vez, desde que lo había visto,algo se había puesto en alerta en todo su cuerpo. Emmet miró a Edward buscando una respuesta, y la obtuvo, directa y clara.

_ No es nada fácil Emmet, piensatelo.

_ ¿Qué tendría que pensarse Edward?

Sonrieron los dos, por mucho tiempo que pasara, Bella seguiría siendo demasiado inocente e increíblemente honesta para juzgar a los demás. La tomó entre sus brazos,mirandola a los ojos.

_ Demasiadas preguntas, y yo no te he pedido explicaciones por tu tardanza.

La besó, esta vez empezando por sus ojos y deslizando sus labios suavemente por su cuello mordiendo y chupando el lóbulo de su oreja, sientiendo el rastro de seda de la piel de Bella sobre su lengua. Habían pasado demasiadas horas, estaba necesitado de ella. Levantó la cabeza y miró al vestíbulo. Vacio, completamente vacio. Se habían marchado y no había sentido nada. Podían haber entrado en la casa, desbalijarla y no se habrían enterado de nada. Así era Bella, sentirla y perder la cabeza siempre iban de la mano.

_ Creo que deberías enseñarme tus compras.

_ Y yo creo que deberíamos colocar tus cosas.

_ De acuerdo, tu me haces espacio y colocamos las cosas de los dos, así podré echar un vistazo.

_ Hay cosas que no quiero que veas.

_ Te prometo no mirar cuando me lo digas

_ Eres muy testarudo.

_ Tratandose de tí es más que eso.

_ Puesto que no vamos a discutir por haber llegado tarde, haré lo que me pides y algo más.

_ ¿Puedo saber de qué se trata?

_ A su debido tiempo. Vamos coloquemos las cosas.

_ Me manejas como quieres.

_ Puede que tu lo veas así, pero no es cierto, eres mi dueño, pero eso esta noche va a cambiar .La siguió como se siguen las huellas marcadas en la arena, ¿qué le tendría preparado?, ¿que podría esperar esa noche?, el no necesitaba más preparación, ya estaba muerto, solo quería tenerla entre sus brazos, hundirse en ella, oler su sexo, amarla sin límites, recuperar el tiempo perdido, poseerla y sentirse en el cielo, tenerla sobre su cuerpo vencida, satisfecha, saciada, luchar contra las horas hasta el amanecer.

_ Este cajón entero es para tí, y tambíén puedes usar la última puerta del armario. Date la vuelta, tengo algo que colocar en una percha.

_ Mejor voy al baño, necesito afeitarme y así colocas tus pequeños secretos, pero te advierto es peor que me los imagine.

_ Tu imaginación no ha llegado tan lejos jajajajajaja.

Se marchó al baño, Bella estaba demasiado segura de que lo sorprendería. Miedo le daba pensar que estaría preparando. Controlarse le estaba costando demasiado esfuerzo.

Entro en el baño y la vió con una pequeña bolsa en las manos.Abrió la ducha y comenzó desnudarse despacio muy despacio. Edward la miraba por el rabillo del ojo mientras seguía afeitandose. Cuando dejó caer su camisa al suelo junto a sus pantalones su polla respondio con un tirón que lo hizo cortarse la cara.

_ Eso te pasa por fisgon. Se acercó a mirarle la herida, cogió un poco de papel lo humedeció y limpió la sangre de su rostro.

_Sientate, puedo terminar de afeitarte yo, te prometo que puedo hacerlo sin herirte. Sere extremadamente cuidadosa y te devolveré el favor.

_ Este lavabo empieza a ser peligroso.

Acercó una banqueta pequeña, lo sentó despacio, deslizó sus manos por su espalda, quito su camiseta, llenó el lavabo de agua tibia, tomó la brocha de afeitar y la enjabonó, cogio una nueva cuchilla y abrió sus piernas para sentarse a horcajadas sobre Edward. Lo sintio duro, había estado anhelando esa sensación todo el día. Desde que habían estado juntos como uno solo, la sensación de tenerlo dentro se hacia más imperiosa, se había convertido en una necesidad. Tocarlo no era suficiente. Enjabonó su cara mirandolo a los ojos, ojos que le hablaban de deseos. Sintió las manos de Edward apoyarse sobre sus nalgas. Enroscó sus piernas a su cintura.

_ Necesito que te estes muy quieto, solo he hecho ésto una cuantas veces.

_ ¿A quién has afeitado así?

_ Jajajaja, no así Edward. He afeitado a mi padre cuando su pulso era tan poco preciso que apenas podía sostener la cuchilla en sus manos.


Comenzó a deslizarla suavemente por su cara, hablandole bajo, despacio, remolona calentandole la sangre, esa que aún goteaba por su cara hirbiendo por ella. Pasó uno de sus dedos por sus labios para quitar el jabón restante, mientras que la presión de sus piernas la acercaban mas a su cuerpo. Insoportable, la tortura era insorportable, estar así de cerca y no tocarla era insufrible. Arrastró una de sus manos por la cinturilla de su braga hasta llevarla entre sus piernas y noto su humedad. Gimió fuerte, se le escapó de su boca como un suspiro incontrolable. Ella estaba caliente igual que el, retrasando lo que estaba por llegar. Bendito juego. Introdujo una de sus manos entre el tejido y su cuerpo, buscando su cavidad, encontrando su clítoris firme, dispuesto para el, lo acarició con sus dedos que se deslizaban sin dificultad entre sus labios. Lista, siempre que la tocaba la encontraba preparada para él. Ni una sola palabra, solo miradas. Ahora fue ella la que gimió.

_ Ahh, Ahh, Edward, no quiero hacerte daño, si sigues así puedo cortarte.

_Es mucho más interesante lo que tengo entre mis manos, que mi barba.

_ Dejáme terminar, te prometo que no te arrepentirás.

_ No te muevas entonces sobre mí nena, este juego es para mayores y has aprendido muy pronto a jugar.

Siguió deslizando la cuchilla por los lugares donde quedaban restos de jabón, intentando concentrarse en el afeitado, aunque su centro de atención se encontraban en otros lugares muy lejos de su cara. La polla de Edward presionaba sin miramientos sobre su coño, y su mano, aunque quieta ahora, no dejaba de darle calor, de tomar posesión de lo que era suyo Pasó una toalla húmeda por su cara. Bajó de sus rodillas y limpió nuevamente los rastros de sagre.

_ Ha quedado perfecto, estas tan suave como un bebe. Lo besó en los labios humedeciendo los mismos en la boca de Edward, mordiendo con sus dientes su labio inferior, tirando y soltando suavente para volver a morderlo.

_ Dejame prepararme para tí. Dejáme sorprenderte. Deja que sea hoy yo la que te haga suspirar por mí.

_ Siempre lo haces princesa. Pero será como tú quieras siempre y cuando me asegures que luego no tendré que parar.

_ No habrá paradas, ni me quejaré de las consecuencias, recibiré todo lo que quieras darme con ansias, tengo demasiada ganas de tí.

_ No sabes lo que estás diciendo.

_ En un momento lo veremos, no suelo prometer nada que no pueda cumplir. La miró a la cara, verla por la mañana recién despierta era un espectáculo, verla en la intimidad como una mujer ardiente era la locura. Salió del baño, si Bella tardaba mucho en salir podría derretirse.

Bella se lavó, soltó su melena y se quedó desnuda, tomó de la bolsa el body y se lo colocó sobre su cuerpo, verdaderamente le iba a durar muy poco puesto. Dejó la luz de baño encendida, quería que la viese a media luz, que con el paso de los segundos fuera descubriendola. Abrió la puerta y se quedó en medio de ella, dejando que la luz atravesar su silueta desde la cabeza a los pies. Edward miraba la noche a través de la ventana, se volvió en el mismo instante en el que notó la luz sobre el dormitorio. Lo que vió no lo hubiera imaginado ni en sueños. Bella era una diosa de la lujuría. ¿Qué llevaba puesto?. Una de sus piernas a la altura de la rodilla se juntaba con la otra pierna, descalza, sobre su cuerpo una malla dejaba todo y nada a la imaginación, sus pezones atravesaban ¿una red?, eso era una red, que estrechaba todo su cuerpo, que lamía sus formas hasta enloquecerlo.Su pelo suelto liso acariciaba sus hombros y su espalda, casi como una brisa. Sus ojos intensos sin dejar de mirarlo, invitandolo a lo prohibido a todo lo que su mente había soñado e incluso a lo que no había imaginado nunca. Sus pies inmóviles pegados al suelo, su cuerpo duro desde los pies la cabeza, su piel caliente, sus manos, cerradas en puño para controlar a la fiera que llevaba dentro, sus dientes apretados, su garganta contraída, su sangre galopando a una velocidad desconocida. Esa mujer era suya, ofreciendose a él sin reservas, pidiéndole que la amara, que la poseyera como solo un hombre es capaz de hacerlo con la mujer que ama. No pensó más La alcanzó en tres zancadas, notando el sudor sobre su frente, tirando de una de sus manos y colocándola contra la pared más cercana a la puerta del baño. Se echó contra su cuerpo aprisionándola.

_ No sabes lo que estas haciendome nena, no sabes donde te has metido. Eres demasiado inocente para estos juegos, pero voy a demostrarte lo que te deseo, lo que quiero de tí, espero que no te arrepientas, porque me has llevado hasta el filo del precipicio, al filo del abismo y no tengo más remedio que saltar.

_ Quiero saltar contigo Edward .

Asaltó su boca, no necesitaba escuchar nada más porque sabìa que lo volvería loco antes d empezar, no pensó en fragilidades, ni en reservas, metía y sacaba su lengua haciendo el amor a su boca sin dejar que sus movimientos lo desconcentraran de otros deseos. Recorrió con sus manos los costados de Bella, parando a la altura de sus pechos, rozándolos sin llegar tomarlos, ahuecando sus manos, pellizcando con sus pulgares sus pezones que respondiero a sus caricias sobresaliendo como pequeñas montañas de la red. Buscaba a tientas con sus manos un cierre, no había ninguno y como ciego, llevó sus manos hasta sus muslos notando la suavidad de su piel. Una mano en cada pierna, por el interior de sus muslos hasta levantarla apoyandola contra la pared, elevandola hasta la altura de su boca y soportando sus piernas sobre sus hombros. Su cabeza se perdió entre ellas buscando su coño y lamiendolo por encima del body, con los dientes tirando de las redes, su deseo, romper todo lo que le impedía obtener su alimento. Insistiendo hasta conseguir romper y buscar un espacio por donde saciar su apetito, una lengua que sin detenerse arrasó su coño hasta sentir la suavidad de su flujo caer sobre su boca. Retiró su cabeza para mirarla. Colosal para la vista, endiablado para su cuerpo

Bella se retorcía haciendo olas con su cuerpo contra la pared, elevando sus brazos estirados sobre su cabeza. Nada podía igualar tanta belleza.

_ Eso es nena, mueve tu cuerpo para mí, baila para mí.

Volvió a introducir su lengua en su coño, esta vez como un esclavo, esclavo de su necesidad por ella, maldito por desear aún más.

_ Edward, no aguanto más, no puedo controlarlo más.

Mordió su clítoris presionandolo con sus dientes, sorbiendolo con sus labios hasta sentirla oler su climax en su boca. El cielo, sentir su placer era el cielo. Dejó caer un muslo, luego el otro enroscando sus piernas cansadas sobre su cintura.

_ Ves lo que me haces, me pierdes, sentirte así es morir si no te tengo, sino te hago mía. No quiero tener cuidado, no quiero acariciarte, ni mimarte, solo quiero estar dentro de tí y que me sientas tan dentro que no sepas hasta donde llego. ¿ lo entindes nena?, dime que lo entiendes porque me estoy muriendo.

_ Lo qué tu quieras Edward, cómo tú quieras cariño.

Sus manos subieron hasta el filo del body arañando con sus manos el tejido y su cuerpo tirando con fuerza del mismo hasta rajarlo por completo. Bella tembló como una espiga sonriendole, amándolo sin medida, pidiendole todo, todo lo que el deseaba darle.

_ Toma lo que quieras Edward es tuyo, solo tuyo.

Bajó la cremallera de sus pantalones y apartó hacia un lado el boxer, no había tiempo para más, no quería nada con medida, quería poseerla, allí, ahora en ese mismo momento. Enterro su polla en ella enfundandola en su coño caliente, húmedo de su placer, sintiendo como sus paredes lo acariciaban dandole la bienvenida. Una sola estocada fue suficiente para el delirio como quien golpea un muro que no le deja ver, como quien intenta ver en una tormenta de arena, como quien lucha contra fastasmas, entrando una y otra vez, una y otra vez. Colocó sus manos detras de la cabeza de Bella.

_ Agarrate a mis hombros nena, con fuerza.

Y siguió a galope el camino de su cuerpo para saciarlos, para que no quedara nada que pedir nada que desear, nada que exigir.

Sintió las paredes de su coño contraerse fuerte,muy fuertemente, Bella estaba tan cerca que lo estaba arrastrando con ella.

_ Eso es nena liberate, liberame contigo, sigue presionando así. Eres perfecta para mí, sigu nena, sigue.

Y Bella estrechó con fuerza ordeñando sin medida.

_ AhhAhh, Buff Buff, más más más, sigue sigue, Ahhhhhhh.

Y allí perdida en su repiración, oyendose asi misma gritar y pedir, escuchó a Edward llegar con ella, a ese lugar donde suelen ir los corazones a recobrar la calma.

_ Te quiero, te amo tanto que esto que siento por tí no me cabe en el pecho.

Mordió su hombro marcándola y busco su cuello para perderse unos instantes en su olor.Recuperó el aliento y sin salir de ella la tomó en brazos hasta llevarla a la cama. La depositó ahora si con cuidado, retiró el resto de la malla de su cuerpo.

_ Dime que no te he hecho daño, no podría soportarlo. Mirame nena, hablame.

Bella sonrió.

_ Prometeme que cada día habrá algo de ésto y te aseguro que seré tu esclava para siempre.

_ Cada día princesa, cada tarde, cada noche, cada vez que tu lo desees.

Se acostó a su lado, cobijandola en sus brazos, esos que a Bella le parecían el sitio más hermoso del mundo para estar, la balanceo, como se acuna a un bebe.

_ Descansa mi cielo, es tarde, duerme en mis brazos, no te soltaré.

Y Bella durmió como duerme un ángel, entre las nubes.,,,,,,,,,,,,,






8 comentarios:

  1. wow!! madre mia!! estos dos me encantan!! son tan dulces y a la vez tan apasionados!!!
    presiento que Alice y Emmett van a tener algo!! me encanta la pareja que hacen!!
    un besitooo! siguela :)

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  2. OMG ANITINA Q LINDO NO SE COMO LE ASE PERO ME ENCANTA COMO ESCRIBES Y COMO TT DIGO SIEMPRE QUIERO MAS CUIDATE ANNI NOS LEEMOS BYE CARI.

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  3. omggggggg. Calor calor calor!!! Sigue así, cada día mejor. :)

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  4. me tiro al precipicio de cabeza nena...

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  5. todas hablando de la escena de sexo jajajjaja que pervertidas de evrdad ,menos mal que estoy yo aqui oara comentar la buena descripcion que a hecho del trahe de bella ha estado genial

    entre emmet y e alice hay tomate?????ahi va caer pinchito.jajaja

    el resto ya te lo han dicho ellas esto deberiamoa leerlo en invierto porque con el calor que hace ahora me va a dar una bajon de tension ajjajajaj

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  6. Madre mía.
    A Alice le mola Emmett, y una vez que han hechado a la gente de ahí, vaya sesión que se han dado de sexo

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  7. este ya lo lei fue el culpable de mi enganche, pero no entendia bien el papel de cada personaje, ahora si ya se que papel juega cada uno, me gusta la pareja de emmett y alice, el vestido no me lo imagino y la salida de chicas estupenda, tambien ese momento en que le dice que se ira a vivir con ella, y como el sabe que ella lo ama a pesar de no decirlo porque no solo con las palabras se demuestra el amor, a joder que me gusta la historia y ani ese body me lo imagine jajajaja dios que cosas hacen estos dos, y presiento que ya falta poco para que se desarrolle el plan de la arpia, pero mi halcon es inteligente y tiene al ogro y a la srita fendon (creo) para defenderla, ani en sero que no le pase nada malo porfis me gusta asi como es, bueno me voy ahora si que mis ojos se cierran por si solos, besos guapa tq

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  8. Buuuuff que intensidad madre mia estos dos,me encanto lo del vestido,como la ropa tiene su propia historia fue un momento como magico,precioso.

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