Capítulo 56
“de principio a fin”
...Son mágicos. ..
Porque a veces muestran el camino, nos enseñan, motivan, emocionan o entusiasman;
porque se rebelan, enardecen, hacen pequeño o agigantan; también los hay que hieren.
Qué fácil es dañar a un corazón o complacerlo sólo con vivirlos.
Entretejerlos con amor o enredarlos.
A veces incluso disfrazados y más que reales nos matan.
… guardo mejor silencio...
Es entonces y sólo entonces cuando cierro los ojos y me olvido, inmersa en un universo que sólo me pertenece a mí, donde el todo es muy pequeño y la nada no tiene principio ni fin, donde sin aromas puedo percibir olores, donde soy capaz de hacer música o volar, donde la oscuridad se oculta para dar paso a la luz blanca más hermosa, donde no existen abismos, donde no puedo caer, flotar, simplemente flotar, resguardada de una perfecta red.
… un lugar llamado sueño...
Quisiera agradecer a Clarisse sus preciosos comentarios.
Gracias de corazón, no tengo palabras suficientes
para agradecer lo que me haces sentir.
Anitina
…
_ Marlena, he intentado localizarte durante horas.
_ Sigo sin moverme de casa de James, pero creo que me quedé dormida. ¿Has estado allí?, ¿Cómo ha ido todo?.
_ De momento sigue ingresada y no han comenzado con las pruebas aún. James hace su trabajo de doctor entregado.
_ ¿Has visto a Edward y a Bella?.
_ No, pero supongo que no tardarán en llegar. Toda la familia se concentrará en torno a Alice.
_ Interesante.
_ ¿Por qué lo dices?.
_ Jajajaja, esta vez te llevo ventaja.
_ No lo creo, pero podrías explicarme que estás pensando.
_ Si toda la atención recae sobre Alice, más vulnerable será Bella. Ella es el primer objetivo en mi lista.
_ No voy a intervenir en tu orden de preferencias, ni tampoco te regalaré un consejo, creo que eres lo suficientemente adulta para saber lo que haces, pero querida, no centres todo el foco de atención en algo o en alguien. De esa forma el resto no lo verás venir. Mantén los ojos abiertos y la mente despejada, es la única forma de no sufrir un ataque sorpresa.
_ Al igual que tú Esme tengo un colaborador que tampoco conoce completamente mis planes. James ahora es mis ojos y mis oídos. Sin esforzarme demasiado lograré estar informada. Dentro de un momento le llamaré para que almorcemos juntos. Volveré a pedirle que localice a aquel individuo que colaboró con nosotros.
_ ¿Crees que lo hará?.
_ Ahora más que nunca es un títere que puedo mover a mi antojo. No se negará.
_ Nos vendría bien algo de ayuda externa.
_ Pienso rematar lo que no pudo ser. Si acabo con Bella destruiré a Edward sin mover una sola pieza más.
_ Es mi hijo Marlena.
_ Ohhh vamos, ¿maternalismos ahora?. Obtendrás todo lo que siempre has soñado Esme, manejar a tu antojo la empresa y acabar definitivamente con Petter. No podrá ver a su hijo sumido en el caos. Cada una de nosotras debe saber lo que quiere ¿no te parece?
_ Estoy de acuerdo contigo, pero no te ciegues, no te dejes piezas atrás que puedan ser fundamentales.
_ ¿A qué te refieres?
_ Dorothy, ¿sabes dónde está?.
_ James solo me ha dicho que después de intentar retenerla a su lado, ella se marcho, lo abandonó, así de simple. ¿Quién me iba a decir que esa mosquita muerta jugaría con un hombre de esa forma?.
_ Creo que deberías contarle a tu padre lo que sabes sobre ella. Ahora más que nunca te conviene que se posicione de tu lado, ganarte su confianza, que busque tu apoyo.
_ Siempre ha sido así, pero sé lo que intentas decirme y ya había pensado en ello.
_ Solo espero que no empañes mis días venideros. De momento podías comunicarle que ella se ha marchado con una amiga de viaje. Cuando contraiga matrimonio con tu padre, te ayudaré a darle la noticia. Juntas y a nuestro antojo crearemos una historia.
_ No quiero que James aparezca como el culpable.
_ No querida, jajajajajajajaja, haremos que sea el héroe que intentó retenerla sin éxito.
_ Me parece perfecto.
_ Querida tengo que colgar. Tengo millones de cosas pendientes por hacer.
_ Espera un segundo. ¿Cómo te ha ido con Petter?, ¿lo has visto?
-La sorpresa ante tal pregunta me hizo pensar en silencio. Petter no había reaccionado como esperaba. Su indiferencia inmensa y fría sobre mí por primera vez me había hecho daño, aunque no era exactamente herida como me sentía, sino decepcionada conmigo misma, con rabia. Siempre lo había dominado, había conseguido doblegar su voluntad hasta el punto de conseguir mis fines y dejarlo sin valor alguno. No había nada más importante además del dinero, que verlo rendido. Era mi venganza por todos aquellos meses que me tuvo presa a su lado hasta que Alice nació. Tendría que utilizar nuevas estrategias con él. Ahora era un zorro y su mirada sobre mí me decía que la lucha sería implacable-
_ ¿Sigues ahí?. Tu silencio me dice que algo no anda bien.
_ Sigo aquí, pero solo se trata de modificar la forma de juego. Parece que Petter lucha constantemente por hacerse inmune a mí, pero es algo que jamás ha conseguido.
_ Los hombres son así, tan increíblemente volátiles. James hace unos días parecía odiarme y de repente todo vuelve a estar en su lugar. Las cosas cambian Esme y a nosotras nos sonríe la fortuna.
- Colgué el teléfono. No tenía ganas de escuchar palabras que no me conducían a nada.
Ella no podría imaginar ni en un millón de años el fin de mis planes y eso es lo que me hacía más fuerte. Nadie conocía aún mis verdaderas intenciones. Las acciones de Ruffus, el objetivo; la venganza de Marlena, el escenario perfecto para cubrir mis movimientos; mi único fin, desaparecer después de destrozar la empresa y arruinar a Petter -
Habíamos llegado por fin a casa, no sin antes haber almorzado con Emmet. En realidad yo solo había jugado un poco con mi ensalada por evitar que Edward se saliera fuera de sí. Entendía su preocupación pero no podía evitar querer estar en todas partes, como un general mantenerme al frente de todas mis tropas.
Mi madre me enseñó que nadie es imprescindible, pero también me dejó muy claro que hay que estar atenta, que la vida puede cambiar en un segundo.
Y llegados a este punto, le pedía a todos los dioses del Olimpo que Edward no sospechara lo que estaba planeando, que por supuesto no compartiría con él. Tenía a Alice y a Lara, ellas serían mis cómplices. Durante siglos las mujeres hemos hecho mucho más que soportar las inmundicias de la guerra, el dolor y la pérdida de los que más amamos. Somos las más fuertes guerreras, aunque nos mantengamos en segunda línea.
Oía la respiración de Edward alterada, no era exactamente furiosa sino desquiciada, como intentando mantener las formas para no perder el control. Parecía que otra batalla se avecinaba y sinceramente para ésta, para luchar con él nunca estaba preparada. Sabía que vencería, siempre lo hacía. Esperaba suavizar las cosas, él era paciente conmigo. Me volví esperando ver algún gesto que me indicara su verdadero estado.
Edward estaba enfadado.
Creía conocer los motivos. Era más que evidente que no le había pasado desapercibido mi falta de apetito. Otra cuestión era el descanso. No podía engañarle cuando en las noches me abrazaba siendo consciente de que no dormía, aunque intentaba controlar mi respiración y no hablar, me conocía demasiado. Pero no sólo se trataba de eso.
Conociéndolo, sabía que mi decisión, llegado el caso si se presentaba, de entregar mi patrimonio a Esme, le había parecido una decisión descabellada.
Era cierto que yo aún no conocía el verdadero sentido del mundo de las finanzas, pero tampoco había necesitado jamás vivir con lujos o excesos. Me era indiferente moverme entre cifras con muchos ceros, porque vivir para mí era tener lo suficiente y era poseedora de mucho más teniendo a Edward a mi lado.
Tenía que encontrar la forma de hacerle entender que no estaba equivocada.
Esme obtendría lo que siempre buscó. Vivir de una forma indecente, gastando un dinero indecente y manchando su corazón de fines indecentes.
En cuanto a Marlena no conseguiría nada. Al conocer la situación en la que los había dejado, su interés se centraría en la búsqueda de paliar su ruína.
La vuelta de Dorothy junto a James, darían un respiro a Ruffus y más al conocer que permanecería al lado de la única persona que podría seguir ligado a la Empresa.
Edward, Emmet y yo habíamos hablado y sus acciones le serían devueltas una vez que todo el peligro hubiera desaparecido.
Mis pensamientos no me dejaron ver la cercanía de Edward que se encontraba a escasos centímetros de mí.
_ Eso que haces es precisamente lo que me tiene enfadado nena.
_ Por favor, no puedo entenderte.
_ Pensar nena, pensar. Podrías dejar de hacerlo por una horas. Comer bien, descansar, dormir. ¿Crees que no me doy cuenta de lo que haces?
_ ¡Edward!
-mi voz sonó melosa, intentando explicarle que en ocasiones no dormíamos demasiado, agotando las horas, exprimiéndolas, amándonos y que eso era precisamente lo que me proporcionaba las fuerzas necesarias para luchar contra todo, pero no sólo no lo conseguí, sino que su respuesta fue aún mucho menos esperada.
_ ¿Intentas decirme que hacer el amor durante toda la noche supone un quebradero de cabeza para tí?, ¿qué te quita el hambre?, ¿qué el cansancio que te produce es igual al que estás sintiendo por todos los acontecimientos que hay a nuestro alrededor?
- Había caído en mi propia trampa.Su estdo de ánimo no le dejaba ver, que era precisamente ese cansancio, esas miles de sensaciones que él y sólo él me proporcionaba las que conseguían evadirme del resto del mundo.
Miré hacia el suelo y volvía a ver mis pies descalzos. Tocando el suelo, esa era la forma en la que yo podía pensar y más vale que me diera prisa porque Edward parecía enojarse más con cada segundo que transcurría.
Las mujeres somos diferentes, sentimos de forma diferente y poseemos un radar especial para detectar cuándo y cómo debemos actuar.-
_ No has entendido nada cariño.
_ Eso estoy esperando Bella, que me expliques que más puedo darte, que más necesitas de mí. Por mucho que intento demostrarte que te protegeré con mi vida, no parece ser suficiente.
-Mi hombre había sustituido a nena, a princesa por mi nombre, y nunca me supo más amargo.
No había comido nada era cierto, pero también estaba deseando llegar a casa, a nuestro dormitorio y estar a solas. Deseaba que sus brazos acariciaran por completo mi cuerpo, que sus brazos me sujetaran diciéndome sin palabras que no me dejaría caer, que sus labios besaran los míos hasta dejarme sin aliento y que me hiciera el amor hasta olvidarme de todo.
Cualquier palabra dicha en ese momento no hubiera tenido el significado correcto, excepto aquellas que construímos juntos. … Ahora y siempre, todo en cualquier lugar...- y las pronuncié bajito, casi ahogándome en ellas.
_ Siempre te lo doy todo nena siempre.
-Ahí estaba...nena... Su enfado iba remitiendo como lo hace la tormenta después de hacer que una noche se vuelva una locura, como la galerna desaparece después de haber destruído todo a su paso. Un poquito más y conseguiría que Edward volviera a ser el hombre amante y amoroso que siempre era conmigo. Algo me decía que él también necesitaba de mí aunque no me lo pidiera.
Tomé su mano, me calcé sus zapatos grandes muy grandes para mis pies y comencé a andar como un pequeño pato separando las piernas y arrastrandolos por el suelo para no
caer. Eso hizo que una sonrisa se dibujara en sus labios. Dios como lo amaba. Sin decir nada seguía mis pasos. Salí del cuarto y bajamos las escaleras. Entramos en la cocina, busqué en uno de los cajones una vela y alargué mi mano para entregársela.
_¿Puedes encenderla?, prometo comer todo lo que tú me des.
- Tiró de mi mano para acercarme a su cuerpo y yo me dejé llevar deseando ese contacto-
_ ¿Me lo prometes princesa?
_ Sólo si tú me prometes no volver a utilizar mi nombre para mostrarme tu enfado.
- Su cuerpo estaba caliente y a través de su camisa despedía toda la calidez del mundo.
Su corazón calmado y sonando fuerte junto a mi pecho. Bajó su boca hasta la mía para depositar un beso lento y suave mojando mis labios con su lengua.
_ ¿Qué quieres comer?
_ A tí, sólo a ti.
_ Después nena. Y su boca invadió la mía consciente de que aquello no había hecho más que empezar, que lo mejor vendría después, pero antes tenía que demostrarle que estaba dispuesta a cuidarme.
Se separó de mí dejándome con los ojos cerrados y el sabor de su boca deliciosa. No había en el mundo nada mejor que comer. Una risa sonora hizo que abriera los párpados para contemplar su cara.
_ Eres una bruja canalla, pero esta vez tus artes no podrán convencerme.
- Se dirigió a la nevera con una pequeña fuente y comenzó a colocar sobre ella pequeñas cantidades de comida preparada, muy surtida, variada. Carnes frías, queso, zanahorias, algunas fresas, chocolate. Me apoyé en su espalda para mirar por encima de su hombro y volvió su cara-
_ ¿Qué más?.
- señalé unas uvas y un trozo de tarta de crema que me volvía loca.
_ ¿Qué me darías si me comiera todo eso?
- dejó la bandeja sobre la mesa y envolvió sus brazos en mi cintura. Retiró unos mechones de cabello de mi cara, dibujó mis labios con sus dedos y me besó en la frente.
_ Lo que me pidas, todo lo que me pidas.
_ Pues prepárate amor, tienes mucho trabajo por hacer.
_ Cualquier cosa que te haga feliz.
- Sinceramente, no me había dado cuenta del hambre que tenía a esas horas.
Me descalcé nuevamente y subí una de mis piernas en la silla mientras la otra colgaba sin tocar el suelo y comencé a comer despacio, saboreando pequeñas porciones de todo lo que Edward había dispuesto para mí. Lo ví encender la vela y tomar un frasco de miel de una repisa de la cocina. Se sentó frente a mí y volcó una pequeña cantidad sobre un trozo diminuto de queso y lo acompañó con una uva. Abrí mi boca despacio y sus dedos penetraron en ella. Su cara prometía muchas cosas, las mismas que mi lengua adelantaba chupando, lamiendo sus dedos. Sus ojos sobre los míos, como si su cuerpo que cubriera por completo envolviéndome suavemente. La luz de la vela tintineó con el aire de su aliento, y sus ojos seguían en mí. Hubiera llorado de emoción solo por sentir como podíamos conectar sin palabras, como éramos capaces de ser uno, de entendernos, de comunicarnos.
Sacó los dedos de mi boca y juraría que por una fracción de segundo Edward tembló y mi corazón dio saltos de alegría porque ese estremecimiento era por mí.
Ahora fueron las fresas llevándolas a mi boca una a una, esperando a que mis dientes las mordiesen, que mi lengua saboreara su jugo. Tomó una entre sus labios y se acercó hasta
mí. Comer así me estaba gustando mucho más de lo que pensaba-
_ No volveremos a ir a ningún restaurante princesa, comes mucho mejor en casa.
- Su voz sonaba profunda al igual que su mirada se hacía cada mes más intensa y sus palabras un elixir para mí.
_ Cada día te daré de comer, lo que tú quieras, lo que desees. Siento el mismo placer que cuando hacemos el amor nena.
-mis ojos dos lagunas perdidas en los suyos- juro que si hubiera depositado un veneno en mi boca, lo hubiera tomado con completa felicidad.
_ Llegaré a casa, te besaré en la boca, te degustaré, te abrazaré para que sientas lo que te amo, te sujetaré corazón, te alimentaré y te dormirás entre mis brazos. Te cubriré con mi cuerpo, no dejaré que pases frío, haré de tu temblor el mío, vigilaré tu sueño, alejaré tus pesadillas, me tragaré tus fantasmas y cuando despiertes, cuando abras tus ojos, allí estaré
yo para seguir haciéndote el amor.
-no pude controlar mis lágrimas, no se puede controlar al mar, y eso eran mis ojos, puro mar perdido en una tempestad de amor que solo Edward era capaz de darme. Una de sus manos tomaba una de las mías y acariciaba lánguidamente mi pulso, me sentía hipnotizada, como si un sueño llamado para la ocasión se apoderara de mi cuerpo. No esperó. Me tomó en brazos y subió las escaleras para llevarme hasta el dormitorio y dejarme reposar sobre la cama. Se recostó a mi lado, a mi espalda sin dejar de hablarme.
_ Duerme ahora tesoro, no me moveré de aquí. Nadie interrumpirá tu sueño, excepto mis caricias.
- Y aunque las deseaba con todas mis fuerzas, aunque mi cuerpo pedía y pedía sus manos por todas partes, su voz era aún más poderosa-
_ Shhhhhh, todo lo que deseas, todo lo que necesitas y más vendrá después nena, después.
- Edward cumplía todas sus promesas, así que mis ojos se cerraron sin miedo, sabiendo que más tarde, algo más tarde lo sentiría dentro de mí.
La había visto llegar y mi primer impulso había sido levantarme para desaparecer sin ser visto, pero la responsabilidad, el compromiso, la confianza que habían depositado en mí no me lo permitía.
Sin lugar a dudas había acudido para que le informara de la situación de Alice, pero sobre todo para que no quedara la menor duda de que yo le pertenecía. El término posesión para Marlena adquiría un significado exagerado, como todo lo era en su vida.
_ ¿Cómo va todo querido?, ¿Algún resultado ya?
_ Aún no. Hemos hecho los análisis hace muy poco.
_ Imagino que no estaría bien visto hacerle una visita.
_ Creo que no sería una buena idea.
_ ¿Quién está con ella?
_ Emmet y Petter no se despegan de su lado.
_ ¿Y Edward?
_ Con Bella, se marcharon hace unas horas.
_ Pensé que ella estaría con Alice gran parte del tiempo.
_ Por mucho que así lo deseara Edward no sería partidario de que estuviera demasiado tiempo aquí en su estado.
_ Está de pocas semanas aún, no creo que fuese un impedimento.
_ Marlena, una clínica no es un lugar recomendable para una embarazada a no ser que ella sea la paciente.
- Sabía que estaba siendo demasiado frío, pero era impensable actuar de otra forma-
_ Pensé que te alegraría verme.
- tenía que ser rápido en contestar. Marlena no era inteligente, pero sí intuitiva.
_ ¿Crees que no me alegra?. No se trata de eso, lo que ocurre es que trabajando no puedo atenderte como me gustaría, como quisiera.
_ Pobre James. No te sientas culpable querido, en realidad solo quería pedirte algo.
_ Lo que quieras.
- Comenzaba el espectáculo y tenía que mantenerla contenta.
_ ¿Crees que podrías volver a localizar a tu contacto?, me sería de gran ayuda saber que podemos contar con él.
_ Puedo intentarlo. Lo llamaré a los números que me indicó, seguro que a estas alturas vuelve a estar escaso de liquidez.
_ Algo más James. Esta vez las órdenes las daré yo directamente, no quiero más equivocaciones.
_ Como quieras, esta vez no te llevaré la contraria, sabes que he vuelto para quedarme.
- Su sonrisa me dijo que mi respuesta había sido acertada, que era todo lo que deseaba en esos momentos de mí. No dejaba de ser otro esclavo más a su servicio, o al menos eso era lo que ella pensaba.-
_ Ohhhhh se me olvidaba. He vuelto a recuperar mi vieja llave, espero que no te moleste.
_ En absoluto, nunca debió dejar de estar en tus manos.
-Su sonrisa fue amplia entonces. Sabía lo que significaba. Volvía a sentirse la dueña, la puta dominante de mi vida, la única mujer capaz de dirigir el mundo.
Se acercó a mí de forma insinuante y besó mis labios. Nunca pensé que la conocía tan a fondo. Se separó rápidamente de mí poniendo en sus ojos esas palabras que querían decir... no te emociones cariño, luego calentaras mi cama...
_ Te esperaré despierta, procura no tardar demasiado.
-tomé su mano y la besé de forma correcta como un perfecto caballero que contempla la posibilidad de esa cita como el regalo más esperado-
_ No tardaré.
-pero lo que venía a continuación a esa frase no era lo que ella imaginaba. No tardaría en informar a Lara, que el nuevo miembro no podría tardar demasiado en hacer acto de presencia, que comenzaba a ser necesaria su aparición y que al mismo tiempo le rogaría desesperadamente que idearan algún plan para no tener que acudir aquella noche a su lado. Habían prometido no abandonarme y yo esperaba que esas promesas fueran ciertas.-
Como un hilo de seda la humedad de su lengua recorría mi muñeca y el interior de mi brazo. Con una lentitud exquisita y desesperante sus besos despertaban a mi cuerpo que había permanecido dormido durante no sabía cuánto tiempo.
Su pierna cubría las mías abrigándolas y su boca soplaba sobre mi nuca proporcionándome unos escalofríos más que agradables.
Era el despertar en diferentes dimensiones.
La parte superior de mi cuerpo temblaba,mientras que la inferior permanecía cálida y mi pulso latía para bombear sangre a todo mi cuerpo.
Gemí inconscientemente muy bajito. Aquel gemido sustituía a cualquier palabra que pudiera pronunciar.
Refugio de deseo, ese era mi estado.
_ ¿Estás bien?
-me moví para acercarme aún más a su cuerpo y sentí su boca en mi cuello mientras su barba incipiente rascaba mi hombro. Su mano ahora acarició mi vientre.
_ No hables demasiado fuerte, no quisiera despertarla. Es una sesión para adultos y pretendo que sea muy golfa.
-no pude contener la risa. Edward me daba todo y me dejaba con ganas de más. Era un don particular que ejercía a la perfección sobre mí.-
_ ¿Por dónde quieres que empiece?
-no sentí ningún pudor y tan siquiera creo que llegara a pensarlo. Mi mano tomó la suya y la bajó descaradamente hasta mi entrepierna que ya comenzaba a palpitar.
Su mano abierta hizo un recorrido completo sin hacer paradas demasiado prolongadas que solo aumentaron mis ganas-
_ Edward por favor.
_ No tengo ninguna prisa princesa, tú has elegido dónde, creo que me toca elegir cómo.
- la próxima vez sería más inteligente, le dejaría elegir dónde pero yo diría cómo-
_ Edward no me gusta esperar.
_ Eres demasiado impaciente y la mayoría de las veces no me dejas disfrutar de tí. Princesa relájate, no pienses en el fin, dejate llevar por mis caricias, haz solo eso.
-besó mi boca para dejar como ese siempre ese sabor que me volvía loca, que me recordaba lo que quería, lo que necesitaba, lo que deseaba. Bajó a mi entrepierna arañando suavemente con su barba mi vientre, besándolo y pasó su barbilla ligeramente por el monte de venus sin dejar que sus ojos se escaparan de los míos. Su lengua comenzó a recorrer mi clítoris sin prisa y sus labios chupaban los de mi coño sin piedad. Mis caderas comenzaron a moverse buscando ese ritmo establecido de antemano por mi cuerpo que me permitía perderme en esas caricias. Sus manos se posicionaron sobre mis pechos jugando con mis pezones, para luego ordeñarlos con una delicadeza infernal. Su lengua entro en mi coño de forma súbita y mis caderas se elevaron buscando aún más su profundidad.
Edward pretendía que me relajara pero él no contribuía en que lo consiguiera, más bien se esforzaba por hacerme perder la cabeza. Subió hasta mí y besó mi boca, introduciendo su lengua y dándome a probar mi sabor. Sus brazos sostenían la mayor parte de su cuerpo, pero dejaba lo justo para que el roce de su pecho violara de una forma deliciosa mis senos, que a esas alturas buscaban alocadamente otras cotas mucho más altas de placer.
_ Cuando te dejas hacer eres una locura.
_ ¿Y cuando no lo hago?
_ Un torbellino en el que me encanta perderme. Sigue así princesa, dejame llevarte despacito.
-se tumbó sobre la cama-
_ Ven aquí, sobre mí.
-me abrí de piernas apoyando mis rodillas a cada lado de sus caderas dejando caer mi pelvis sobre su polla, mientras mis manos acariciaban su torso, mordiendo mis labios
intentado disimular mis deseos de sentirlo dentro-
_ Sube y abre tus piernas sobre mi boca, quiero comer de tu coño.
- Oh dios, oh dios, ¿y él me pedía que me relajara?. Aún no había terminado de pronunciar la frase y mis piernas habían tomado la iniciativa de caminar directamente hacia su boca.
Sus manos se apoderaron directamente de mis nalgas para bajarme hasta su boca a su antojo. La calidez de sus labios sobre mi coño hizo que temblara entera. Y a continuación lo que sentí fue el estremecimiento de mi cuerpo cuando noté como mi coño era follado por su lengua sin piedad alguna. Tuve que agarrarme al cabezal de la cama, mis piernas incapaces de sostener mi propio peso se abrían más y más. Una de sus manos dejó mi culo y se dirigió a mi pecho, acariciando lánguidamente cada parte de mi cuerpo por donde iba transcurriendo. Mi torso se estiraba y se encogía, mi cabeza se ladeaba hacia ambos lados, notaba como mi cabello rozaba su vientre al echar la cabeza hacia atrás y luego tocaba su pecho al inclinarla hacia delante. Me sentía inmersa en sensaciones que provocaba su boca y mis movimientos, juntos, como si uno preguntara y el otro fuera capaz de dar la respuesta acertada.
Sentía mis brazos tensos y mis manos ejercer demasiado presión sobre la madera del cabezal, por lo que las baje hasta la almohada.
Y santo dios. Debía tener al mismo satán comiendome viva, porque en esa posición aún sentía su boca devorarme de tal forma, que pareciera que Edward no hubiese comido jamás.
Me repetía en mi cabeza para, para, tranquila, pero era imposible detenerme en aquella posición. Los latigazos de placer se sucedían sin que entre medias hubiera la más mínima
posibilidad de recuperación.
Solo sé que temblé enganchando una corriente con otra y chillé hasta que fue consciente y agaché la cabeza hasta la almohada para morderla y ahogar mis gritos.
Salió de debajo de mí para continuar chupandome, ahora la espalda los hombros, los brazos.
¿Qué pretendía?. Quizá no se fuera consciente de que yo me encontraba intentando buscar algo de oxígeno, algo con lo que seguir manteniéndome viva a ser posible, saborear un poco, durante unos segundos más aquel estado entre maravilloso y catatónico que me mantenía como idiotizada-
_ Eso es, descansa unos segundos y volvamos a empezar.
-no se como pude controlar la carcajada que se dibujó en mis labios. ¿volvamos a empezar?. Estaba más que claro que Edward tenía un concepto del principio y el final bien distinto al mío, por no pensar en que ordenar a mi cuerpo para que volviera a funcionar-
_ Voy a seguir lamiéndote nena.
- su cuerpo se rozaba con el mío, subiendo y bajando por mi espalda, dejando apoyada su polla sobre mi culo y bajando hasta mi coño escondido. Una y otra vez repitió la misma operación mientras sus dientes iban mordisqueando mi espalda y la punta de su lengua trazaba una línea perfecta sobre el centro de mi espalda hasta llegar a mi nuca. Mis pezones aprisionados contra la sábana comenzaron a despertarse nuevamente y justo en ese momento yo me pregunté si en el cielo habría un lugar donde pudiéramos hacer el amor de la misma forma. Definitivamente no y si nos dejaban hacerlo una vez nos echarían de allí a patadas.
Tomó mi cuerpo como si fuera de algodón entre sus manos y lo volteó para que lo mirara.
_ Ahora nena vamos a iniciar el mismo juego, pero yo comeré de tí y tú lo harás de mí.
-¿quién dijo que estaba cansada?, psssssssss, para cuando oí lo que tenía pensado fue como si todos mis miembros se hubieran puesto en marcha y me encontraba de rodillas en la cama frente a él-
_ Una recuperación inminente.
- su preciosa sonrisa conseguía someterme una y otra vez y su lengua degustando mi sabor en sus labios, era una serpiente que conseguía hechizarme cada vez que recorría su boca.
No se como pude contener el decirle, ¿vamos a qué esperas?, pero con Edward no podía disimular, ni esconder,siempre adivinaba mis deseos.
_ ¿Otra vez impaciente?
-allí los dos de rodillas uno frente a otro bajó su boca para morder mis pechos usando una técnica perfecta que hizo que mi cuerpo se arqueara hacia atrás sosteniendo el equilibrio apoyando mis manos sobre mis tobillos.-
_ Eres mía princesa, de nadie más.
-¿y de quién pretendía que fuese cuando mi cuerpo se derretía en sus manos?. No había órdenes verbales o tácitas que éste no aceptase. tomó mi cabeza y la alzó para estar a su altura y besó mi boca dejando que los ruidos de nuestros besos se oyeran sin reservas en toda la habitación. Nada de contenciones.-
_ Ven aquí golfa y volvamos a empezar. Date la vuelta y comeme la polla.
- ¡ya era hora! fue todo lo que mi mente me mostró en un letrero de tamaño indecente.
Esperaba poder devolverle con creces su dedicación y mi éxtasis. Quería y necesitaba verlo sometido a mis caricias, que me rogara por más, con la misma impaciencia que yo no conseguía ocultar.
Mis piernas se abrieron sobre su boca, al mismo tiempo que la mía hacía desaparecer su polla casi sin rozarla.
Pude oír su gemido antes de cerrar mis labios y saborear la piel suave de su verga inflamada de deseo.
Mi lengua lamía despacio pero insistente arriba y abajo para después de tragarla por entero y repetir este acto conocedora del placer que a Edward le proporcionaba y sintiendo como su lengua insistía en repetir movimientos parecidos sobre mi coño.
Dos personas que se aman dejando el privilegio de la inteligencia a merced del instinto, dos animales amándose sin pensamiento alguno que turbase el deseo de sentir de satisfacer de dar y alcanzar.
Edward no pude contener demasiado tiempo su orgasmo, sobre todo cuando mis manos acariciaron lentamente sus testículos y bajaron por la parte interna de sus muslos, enrollando las yemas de mis dedos en sus bellos.
Pude oírlo rugir sobre mi coño y morder mi clítoris al mismo tiempo que regaba mi boca con su semen.
No retiré mi boca de su polla, pero mis labios se volvieron parásitos de su palpitar solo soltando y aprisionandola, hasta conseguir tragarlo todo.
Sus piernas temblaron una, dos, tres veces bajo mis manos hasta dejarse caer irresistiblemente sobre el colchón. Y yo me abracé a ellas como si mi vida dependiera de ello mientras Edward continuaba follándome el coño con su lengua.
Todo el placer que me proporcionaba me hacía convertirme en una ¿degenerada?,¿ansiosa?, porque quería más. No lograba entenderlo pero si conseguía recordar la frase de Edward, … todo lo que quieras...-
_ ¡Edward!, Edwardddd....
-Estoy convencida que los amantes se entienden aunque una torre de Babel se interponga entre ellos y les modifique los lenguajes, porque Edward me volvió para seguir follandome con su lengua mientras una de sus manos acariciaba mi clítoris y su otra mano se preparaba para una incursión en mi culo.
Fue tan intenso y tan rápido que casi me fulminó por completo. Solo pude dejarme caer sobre él y cubrirlo con mis temblores.
Dicen que el universo se hizo de la nada, que antes al principio de todo no existía ningún elemento, que estaba carente de todo. Y así fue como me quedé yo, nada, en la nada,
carente de todo porque todo lo tenía él. El era mi principio y mi fin. Ahora era la noche y en pocas horas, muy pocas horas, sería mi luz y mi día.
Tremenda suerte la mía haberme tropezado con esta Guerra… Eres muy generosa, Ani...
ResponderEliminarInterpreto la introducción referiéndose a los sentimientos… ;-)
Bastantes veces nuestros sentimientos están condicionados por todas las creencias, el entorno, las pautas familiares a las que estuvimos expuestas desde pequeñas… y puede pasar mucho tiempo antes que seamos conscientes de ello.
Sin embargo, tenemos el poder de decidir sobre “cómo nos sentimos al respecto”… Por suerte, no es simple como apagar la luz o encender el automóvil… no se trata de someter nuestros sentimientos, se trata de fluir a través de ellos… es una suerte de campo interno de batalla que es necesario conquistar, paso a paso, cada día; la recompensa, ser más feliz.
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La historia: la escena de "las malucas" buena, buena. ¡Confiadas en sus artes oscuras! James, sumando al lado bueno...
Me encanta la parte de la cena, de la conexión emocionante, chispeante entre Edward y Bella. Es una escena de amor preciosa… te felicito, Ani. Es una de las escenas de amor más lindas, sensuales (y castas, jejeje) que he leído. Super bien lograda... y luego, el estallido lento e impresionante del amor cómplice.
Este capítulo está requetebueno.
Edward todavía no acciona respecto al negocio y allí es que anticipo su jugada... :-D
Un abrazo, Ani...
Ani: que capitulo wao, me dejas sin palabras, que bien narras, este es mi fics favorito.
ResponderEliminarGracias