Capítulo 57
... a escondidas...
La inestabilidad de las emociones del ser humano resulta confundiblemente hermosa en su imperfección.
Me gustan las sorpresas, los llamados cambios, esos que tan generosamente se dice, nos hacen renovarnos.
Sin embargo también viviría junto a la rutina, esa que me proporciona las cosas pequeñas de cada día, las que hacen que el aire que no veo me haga respirar, que la lluvia me cale o el sol me caliente, que los amigos estén para escucharme y que el trabajo sea de 8 a 3.
Si me escucho atentamente puedo oír a mis dudas tan insistentemente como al latido de mi corazón.
Al paciente le enseña a moderar su quietud, al insistente le muestra una nueva dimensión más relajada de vivir.
De cualquier forma éstas se suceden simultáneamente sobre nosotros sin que seamos capaces tan siquiera cuando se suceden una tras otra, de percibirlas más que a través de las sensaciones.
... La espera de entenderla es inquietante...
A mí me ha demostrado que tiene dos vertientes.Al paciente le enseña a moderar su quietud, al insistente le muestra una nueva dimensión más relajada de vivir.
De cualquier forma éstas se suceden simultáneamente sobre nosotros sin que seamos capaces tan siquiera cuando se suceden una tras otra, de percibirlas más que a través de las sensaciones.
... sentirlas una vez más, estar vivo....
_ Necesitaba estar a solas con vosotras.
_ Oírte decir eso Bella es esperar una bomba y estoy deseando escucharla.
_ Yo por el contrario creo que taparé mis oídos.
_ Lara por favor.
_ Bella nos conocemos lo suficiente para saber que algo estás tramando y que Edward no sabe nada de ello.
_ Eso lo hace aún más interesante. Soy toda oídos.
_ Sintiéndolo mucho estás en lo cierto.
_ Y llegados a este punto yo debería levantarme y no seguir escuchando.
_ Vamos Lara no seas cobarde. Si te gusta lo que escuchas formarás parte de ello, sino estás de acuerdo, solo tienes que guardar silencio.
_ ¿Y la lealtad Alice?, ¿dónde la dejas?.
_ No te estoy diciendo que no seas leal Lara, sólo que la aparques. Bella y Edward forman un equipo. Ninguno de los dos haría algo que pudiera perjudicar al otro, ni juntos ni separados.
_ Entonces no lo entiendo.
_ Lara escúchame, quizá a lo que no estés dispuesta es a enfrentarte a la decepción de Edward cuando se de cuenta que tú apoyabas mi plan, pero te advierto que la que más lo hará seré yo y estoy convencida de que todo acabará mucho antes si lo hacemos a mi manera.
_ Yo estoy contigo ya lo sabes, sea lo que sea que tengas en mente.
_ Pero es imprescindible la ayuda de Lara, sin ella no podríamos hacerlo.
_ Bien Bella voy a escucharte, de momento solo eso. Si no veo viabilidad posible y segura no cuentes conmigo, es todo lo que puedo prometerte.
_ ¿Guardarás silencio sino obtenemos tu colaboración?
_ Si Edward no llega a sospechar nada lo haré pero....
_ Vamos ahórrate el resto ya lo sabemos.
_ Alice tu hermano es la persona más honesta que conozco.
_ No vamos a engañarle Lara, solo a ocultarle la verdad.
_ ¿Acaso no es lo mismo?
_ Vamos vamos chicas, el tiempo se nos escapa. Creo que es el momento de conocer lo que estás pensando. Dispara Bella.
En mi cabeza lo tenía todo perfectamente organizado, sin embargo expresarlo con palabras nunca fue mi fuerte. La decisión de Lara sí como saber que cuando conociera todos los detalles, se negaría a ayudarnos me hacía titubear tanto que incluso antes de comenzar estaba dispuesta a renunciar. Mis manos se estrujaban una contra otra intentando poner algo de orden y calma al caos que se imponía en mi cerebro, sobre todo porque la imagen de Edward aparecía persistentemente delante de mí, como si su espíritu intentara decirme... abandona la idea....no lo hagas.... No sé como pero gemí. Un suspiro salió de mi vientre como si quisiera romper la incertidumbre de esos instantes. Y fue entonces cuando comencé a hablar sin detenerme.
_ El próximo martes tengo cita en el ginecólogo. La he adelantado unos días por lo que Edward no sabe nada aún. Será antes del mediodía, lo que significa que estará trabajando. Haremos que Alice ya tenga el alta, y será quien me acompañe. Mediante James Marlena sabrá que iremos las dos solas y la seguridad tendrá que hacer el mejor de sus trabajos, porque nada debe resultar sospechoso. Necesito encontrarme con ella, saber exactamente que pretende y con qué estaría dispuesta a negociar. Creo que para ella todo tiene un precio y estoy dispuesta a pagar lo que sea necesario.
_ Ya puedes olvidarlo. No cuentes conmigo.
_ Magnífica idea.
_ ¿Estás loca?
_ No pero me volveré eso es seguro si todo ésto no acaba pronto.
_ Si Edward llega a sospechar, óyeme bien, solo sospechar que quieres acercarte a Marlena, conocerás exactamente a ese ogro que lleva dentro.
_ Lara por favor cálmate.
_ ¿Calmarme?. Bella durante años muchos años he visto a Edward crecer, hacerse un hombre, ocupar el lugar de su madre, dar estabilidad al hogar, pensar, recapacitar y vivir una vida en gris, porque fue lo que heredó en su niñez. Llegaste Bella y su vida se llenó de colores. Se suavizó su carácter, calmaste a la bestia y le diste la esperanza de vivir una vida plena. Si algo te sucediera, si Marlena te...
_ Nada de eso ocurrirá, estaré vigilada Lara.
_ ¿Vigilada?, con ella decir eso es no conocerla. ¿Ya lo olvidaste?, cientos de invitados en una fiesta y casi consigue eliminarte.
_ No se atreverá a atacarla directamente.
_ ¿Crees que no lo hará?. Bella es todo lo que ella desea. Es la mujer de tu hermano, su esposa. Si pudiera la destruiría sin pensar si quiera en las consecuencias.
_ No creo que fuese tan valiente para eso.
_ Alice eso es precisamente cobardía, si fuese valiente asumiría la verdad que tiene delante de sus ojos. Durante años he visto a esa mujer acosar literalmente a Edward, acorralarlo con miles de estrategias, solo para llamar su atención. El no era ni consciente de ello, es que a veces ni se daba cuenta de su presencia. Para Edward Marlena era la hija de su socio.
_ Vale para Edward era invisible.
_ Al principio si Bella hasta que ella ya no tenía reparos y su forma de hacerse presente era más que evidente para él y para todo el mundo. Edward intentaba alejarse de ella todo lo que podía y cuando le era imposible, solo se limitaba a tratarla como un caballero.
_ ¿Y entonces cual es el problema?
_ No hay mayor desprecio para una mujer Alice que sentirse rechazada una y otra vez.
_ Lara solo te pido que lo pienses.
_ ¿Piensas que no lo hago?. Es precisamente por eso Bella, porque lo pienso, porque me gustaría poder ayudarte, porque cada vez que imagino como Edward pueda reaccionar si nos descubre, solo con eso la negativa es inmediata.
_ Lara nosotras también sentimos por Edward amor y respeto, quizá el vínculo sea diferente, pero no olvides que Bella es la que más unida está a él, son un matrimonio, uno solo y aún así ella está dispuesta a arriesgarse precisamente para que esta situación acabe cuanto antes. Mi hermano ha supuesto para mí un apoyo, ha sido la madre que no pude tener, de la que ella misma me privó.Cuando era una niña era mi cuentacuentos, la persona que hacía que no sintiera miedo y en la que me refugiaba cuando los truenos no me dejaban dormir. Fue mi confesor, la persona a quien contaba todo aquello que no era capaz de contar a nadie más. Contestó a mil preguntas que otros no fueron capaces de contestar y esclareció todas mis dudas. Fue el ogro y el ángel, el hermano el padre el amigo. ¿Cómo crees que puedo sentirme si él no conoce lo que estamos hablando aquí?. No me siento orgullosa de mentirle, pero sí satisfecha porque esta vez no conozca la verdad, porque todo saldrá bien y todo acabará antes de lo que espera. Intento verlo como una forma de devolverle de agradecerle todo lo que ha hecho siempre por mí.
Alice no era una inconsciente aunque a veces diera la imagen de parecerlo. Aquella chica risueña, alocada, de aspecto feliz era muy inteligente y tenía una capacidad para expresar sus sentimientos que siempre me conmovía. Cada gesto de su cara de muñeca, cada palabra que había pronunciado eran salidas de ese corazón enorme que la había llevado a ser quien era. Yo sí que me sentía orgullosa de estar a su lado, de tenerla como cuñada, deseando compartir con ella todo como si de mi hermana se tratara. No tenía dudas en cuales habían sido los motivos por los que Emmet se había enamorado de ella. Su aspecto frágil, de mujer coqueta y sensual envolvían una mente prodigiosa y un corazón a prueba de toda maldad. Ella también conocía las consecuencias de ocultar aquella verdad y se enfrentaba a ellas sin temor. Valiente, Alice era una valiente, intuitiva, instintiva, con el coraje suficiente de afrontar la respuesta a sus decisiones.
_ Perfecta tu declaración de principios Alice, pero mi vínculo a Edward no es de sangre. Yo no tendré el privilegio si algo no sale como lo planeamos de salir viva de ésto, mi responsabilidad es bien distinta a la tuya. Vengo de cometer un error que marcó mi vida. Me entregó su confianza, me extendió la mano, me permitió demostrar un valor que había perdido. Lo he visto niño recuperarse de una pérdida y hacer de todo lo que has dicho. Vivir interiormente en un infierno que no demostraba, crecer y hacerse un hombre. Ser capaz de hacer frente a situaciones que ni Petter llegaba a entender invadido de aquellas sombras del pasado que no le dejaban ser quien era. Se ha curtido a base de decepciones. Ha buscado y esperado unas veces pacientemente y otras con una desesperación sangrante que alguien llegara a su vida para clamar su angustia, sus carencia, su vacío. ¡Mírala Alice!, la tiene frente a tí. Bella es tu aire, su luz, su calor, su esperanza, su futuro y su continuación. No creo que puedas entender lo que siento al pensar que pueda vivir privado de todo lo que ella significa. No estoy pensando en mi futuro si eso ocurriera, lo que me asusta, lo que me paraliza es pensar que Edward subsistiera si Bella no estuviera junto a él.
_ Lara nadie va a separarme de Edward.
_ ¿Estás segura?, dime que estás segura al cien por cien, dime que no existen riesgos lo suficientemente peligrosos para que algo pueda no salir como presientes.
_ Quisiera hacerlo, pero no puedo. Es cierto que todo no depende de nosotros y perdóname si en algún momento he sido tan irresponsable que solo he pensado en resolver una situación sin tener en cuenta cuales son vuestros sentimientos.
_ Entiendo, comprendo los deseos que tienes porque acabe todo, por tener la vida que te mereces junto a Edward, junto a la familia y humildemente incluso que yo pueda verla aunque sea desde fuera, pero no puedo Bella, no puedo dejar que llegues tan lejos sin que Edward lo sepa.
_ Si tú no estás conforme no daré ni un solo paso.
_ Si tú no lo das, solo puedo prometerte que no repetiré esta conversación, que Edward no sabrá por mí nada de lo que hemos hablado.
Aunque veía frustrados mis planes, podía entenderla. Admiraba su lealtad e incluso me hacía sentir que era yo quien fallaba a la confianza de Edward. Nadie mejor que ella para luchar a nuestro lado. Estaba convencida, que por mucho que buscara no hubiera encontrado a nadie que llevara tan lejos su confianza, y sobre todo alguien que sin ser de la familia luchara por ella como Lara lo hacía.
Nos miramos las tres y el silencio se instaló entre nosotras como si nada de lo que hubiéramos hablado permaneciera en nuestra memoria, como si aquella situación hubiera sido solo un pensamiento que no se hubiera llegado a pronunciar, Respeto, era exactamente lo que sentíamos en esos momentos.
Tendría que esperar y era exactamente lo que me producía angustia. Edward tenía razón, mi fuerte no era la paciencia.
_ Te estoy escuchando y me cuesta dar crédito a tus palabras.
_ No son mías Emmet, son de Bella.
_ Nunca hubiera llegado a pensar que mi pequeña se convirtiera en una genia de esta magnitud.
_ Emmet pareces no entender nada. No es mi intención hacer realidad lo que Bella ha expuesto, al menos no exactamente.
_ Pues ahora si que me dejas fuera de juego Edward. ¿Qué problema existe para que nosotros obtengamos esas acciones?, creía que tu confianza en nosotros era igual a la nuestra. No encontrarías un lugar mejor donde depositarlas.
_ Emmet, las acciones, mi futuro, la empresa y mi vida ya están en manos de tu hermana. Todo lo que poseo, lo que pueda perder y obtener, lo que soy y lo que seré ya es suyo. No lo entiendes. No quiero que vuestro capital se pierda se vea mezclado con las intenciones de una mujer que no tiene ningún tipo de escrúpulos y llego aún más lejos. La idea es perfecta pero....
_ Ahora aún lo tengo menos claro. Dices que no pero es que sí, hablas de no llevarla a cabo pero en el camino cambias de opinión.
_ Esme solo quiere dinero, siempre fue así. Manejarlo a su antojo sin imposiciones, gastarlo en ocasiones incluso para dejar en jake a nuestra familia. Es y ha sido siempre igual de absurda y créeme si te digo que me costó tiempo entenderlo. Durante muchos años pensé desde el punto de vista de hijo, sin atender a las razones obvias de su descontrol. Luego entendí que no hay sentimientos responsables ni de valor dentro de ella. Vivir de las rentas le ha sido válido siempre, pero el afán de Marlena ahora por destruirnos ha sido para ella el trampolín que necesitaba, la excusa perfecta para conseguir lo que en realidad ambicionaba. Creer que puede competir en igualdad de condiciones con nosotros, ser parte en la misma medida que lo somos. Obtener la mitad de todo.
_ Pero sabe que no lo conseguirá.
_ Y es por ello que creo firmemente que Bella no se equivoca y que una vez que sea la esposa de Ruffus negociará con nosotros.
_ ¿Dónde falla Bella entonces?
_ Ella no falla, soy yo el que llega más lejos. Esme no obtendrá ni una sola libra. Su avaricia morirá con ella. Pienso utilizar su urgencia en la venta en su contra. Vuestro dinero comprará las acciones, pero ella no querrá ingresarlo en ninguna cuenta, no si el régimen de gananciales la ata de por vida a Ruffus. Nos pedirá una transacción en metálico.
_ ¿Piensas pintar el dinero?
_ Te asombrarías de lo que Lara y su equipo pueden hacer.
_ ¿Y cuando lo descubra?, ¿no temes las represalias?.
_ Sinceramente no. Ella no podrá nada contra nosotros una vez que no posea nada y si reclama legalmente como nula la venta, se presenta ante Ruffus habiendo firmado un documento sin autorización. Legalmente se condenaría
_ Y a nosotros nos acusaría de estafa.
_ Nosotros podríamos alegar que no pagamos con ese dinero, ¿quién podría ponerlo en duda cuando viera su firma estampada en un documento legal?. Estoy convencido de que huirá lo más lejos posible de las garras de los Brenan y comenzará una nueva captura, alguien que le permita vivir como ella desea. Y esta vez te aseguro que lo deseo con todas mis fuerzas. Alguien que le haga olvidar para siempre que existimos, que alguna vez formamos parte de su vida.
_ Es muy arriesgado Edward. ¿Lo has comentado ya con Lara?
_ Lara pondrá todas las pegas que existan y alguna más. Buscará hacerme difícil la operación de forma que todos los contratiempos que puedan surgir estén más que estudiados. Su personal vigilará a la perfección todos los movimientos de Esme e incluso te diré más, se encargaran de preparar la situación de tal forma que ella no tenga tiempo que perder, aceleraremos de alguna forma la entrega, no le daremos ni un segundo para que pueda pensar, incluso le facilitaré sin que sepa que lo hago, su huída.
_ ¿Qué piensa Bella de todo ésto?
_ No tengo intención de decirle nada, no quiero que altere el transcurso de su tranquilidad más aún de lo que ya lo está. Apenas si se da cuenta de que no vive como debería.
_ ¿Sabes lo que eso significa?
_ Significa que usará toda su fuerza contra mí y que me veré obligado a pedir disculpas por actuar a sus espaldas. Tendré que aceptar todas y cada una de las explicaciones que quiera darme porque serán ciertas. Es contundente con su manera de hacerte ver las cosas y también sé que tendrá razón, por lo que tengo que confiar ciegamente en el amor que compartimos porque sino estaría perdido.
_ Es algo que no voy a discutir ya que lo tienes tan claro. Haré lo que me pidas.
_ Contaba con ello. Ahora iremos a ver a Lara y nos enfrentaremos juntos a todos los obstáculos que ella crea oportunos hasta tener completamente segura la operación.
No podía creer lo que estaba ocurriendo, lo que Edward acababa de plantearme. No era por el plan en sí, hasta me pareció la jugada perfecta para Esme. Lo que verdaderamente me extrañaba era que no quisiera confiárselo a Bella.
Acababa de negarle a ella la ayuda que me estaba solicitando precisamente por la misma razón, el que Edward no conociera la verdad, y ahí delante tenía a otro conspirador magnífico cometiendo el mismo error.
Mi mente reaccionó todo lo deprisa que pudo. No me detendría en cuestionarme sus órdenes, Edward era mi jefe, le allanaría el camino para que todos los objetivos se cumplieran, pero no dejaría de exponerle mi rechazo ante el hecho de que Bella no conociera los planes.
Intenté que mi voz no me delatara.
_ ¿Qué opina Bella?, ¿está de acuerdo?
_ Bella quedará al margen Lara. No quiero que sepa, que sospeche lo más mínimo de lo que hemos hablado aquí.Personalmente me encargaré de darle las explicaciones necesarias cuando lo crea conveniente. No quiero que nada altere su estado más de lo que ya está ocurriendo.
... y las siguientes palabras me hicieron ver que estaban hechos de la misma pasta, que amaban con la misma pasión...
_ Lara no se trata de mentirle, solo de ocultarle la verdad, ¿podrás hacerlo?.
-Mi afirmación fue momentánea, pero también la aceptación del plan de Bella. Ambos luchaban en el mismo bando y ambos lo hacían con las mismas armas. No pensaba decepcionarla por aceptar una jugada del mismo calibre en Edward. No perdería ni un segundo. Cuando acabase la reunión le comunicaría a Bella que había cambiado de opinión y que estaría más que dispuesta a ayudarla. No pensaba darle ninguna explicación, solo ofrecerle mi total disposición. Siempre había pensado que las mujeres debíamos mantenernos unidas.
_ No tenemos demasiado tiempo Lara.-Su voz me interrumpió- Debemos actuar todo lo deprisa que podamos para estar preparados. Emmet le llevará los documentos del divorcio con la firma y el consentimiento de Petter y no creo que deje transcurrir demasiado tiempo para su próxima boda, y cuando te digo demasiado tiempo, estoy refiriéndome a mucho un par de semanas. Esme es rápida y no confía en nadie, no creo que se exponga durante más tiempo a los antojos de Marlena.
_ Procuraré que estemos preparados.
_ Lo dejó como siempre en tus manos, pero quiero estar informado permanentemente. Cualquier cambio, cada nuevo movimiento que tengamos que improvisar sobre la marcha, sin excusas y sin intermediarios.
_ Sabrás todo lo relacionado a este asunto. (- Y no mentía, todo lo relacionado a este asunto, aunque no conociera la verdad al completo. Dos movimientos en un solo tablero de ajedrez iban a producirse y esperaba que ciertamente Emmet no estuviera equivocado respecto a Bella, esperaba con todas mis fuerzas que Bella fuera la mejor estratega del mundo.-)
Estar al lado de Bella cuando sabía que no conocía mis nuevos planes, no era nada fácil. Ella sabía mirar a través de mis ojos, descifraba todas y cada una de mis emociones, mis preocupaciones, mi felicidad, mi placer. No podía negar que una parte de mí se sentía tremendamente culpable por negarle incluso el derecho de conocer lo que intentábamos llevar a cabo, sobre todo cuando había sido ella la que me ofreció la posibilidad de dar el golpe de gracia a mi madre.
Dicho de esa forma me hacía sentir como ella, pero no se trataba de venganza. No me consideraba apto para darle ninguna lección, pero tenía todo el derecho del mundo a alejarla de nuestras vidas para hacer que jamás pudiera volver, para proteger a Bella, a mi princesita, para conseguir que mi padre encontrara la paz que todo hombre necesita y si más tarde el cielo, mi cielo, mi Bella tenía que juzgarme, que lo hiciera.
Había aprendido desde muy joven que cada uno tiene que hacer frente a las consecuencias de sus actos. Confiaba plenamente en nuestro amor, en todo lo que compartíamos y tendría que empezar a confiar incluso en lo que no.
Cogí el teléfono para llamarla, necesitaba oír su voz. Era la primera mañana desde hacía mucho tiempo que no estaba junto a ella durante tantas horas. Sabía que estaba vigilada en todo momento y eso aligeraba algo mi necesidad de protegerla pero no la de cuidarla como yo quería. Nos estábamos perdiendo ambos una parte muy importante de nuestra relación, la posibilidad de disfrutar como cualquier pareja de un inicio como matrimonio con situaciones tan sencillas como la intimidad de un hogar para nosotros, el perdernos del resto del mundo, una luna de miel, la maravillosa sensación de ser dos personas libres para amarse. Todo lo que quería para ambos se posponía una y otra vez por diferentes motivos y esto estaba ocasionando que cada día estuviera más ansioso, más angustiado algo que sin pretender terminaba afectando mi estado de ánimo. Intuía que Bella podía percibirlo y además de ello le exigía que no estuviera nerviosa y que se cuidara.
Sabía que tenía que aflojar, necesitaba tiempo con ella a solas fuera de todo lo que rodeaba, un lugar para los dos lejos de todos los acontecimientos en los que nuestra vida se había visto envuelta. Pero por si fuera poco, no era momento para huir a ese ninguna parte, donde no pudiéramos discretamente ser protegidos.- Fue su voz, solo su voz la que me alejó de todo-
_ No he sentido tus besos al marcharte esta mañana temprano.
_ Pues los ha habido nena y muchos, pero no quería despertarte.
_ Significa que usará toda su fuerza contra mí y que me veré obligado a pedir disculpas por actuar a sus espaldas. Tendré que aceptar todas y cada una de las explicaciones que quiera darme porque serán ciertas. Es contundente con su manera de hacerte ver las cosas y también sé que tendrá razón, por lo que tengo que confiar ciegamente en el amor que compartimos porque sino estaría perdido.
_ Es algo que no voy a discutir ya que lo tienes tan claro. Haré lo que me pidas.
_ Contaba con ello. Ahora iremos a ver a Lara y nos enfrentaremos juntos a todos los obstáculos que ella crea oportunos hasta tener completamente segura la operación.
No podía creer lo que estaba ocurriendo, lo que Edward acababa de plantearme. No era por el plan en sí, hasta me pareció la jugada perfecta para Esme. Lo que verdaderamente me extrañaba era que no quisiera confiárselo a Bella.
Acababa de negarle a ella la ayuda que me estaba solicitando precisamente por la misma razón, el que Edward no conociera la verdad, y ahí delante tenía a otro conspirador magnífico cometiendo el mismo error.
Mi mente reaccionó todo lo deprisa que pudo. No me detendría en cuestionarme sus órdenes, Edward era mi jefe, le allanaría el camino para que todos los objetivos se cumplieran, pero no dejaría de exponerle mi rechazo ante el hecho de que Bella no conociera los planes.
Intenté que mi voz no me delatara.
_ ¿Qué opina Bella?, ¿está de acuerdo?
_ Bella quedará al margen Lara. No quiero que sepa, que sospeche lo más mínimo de lo que hemos hablado aquí.Personalmente me encargaré de darle las explicaciones necesarias cuando lo crea conveniente. No quiero que nada altere su estado más de lo que ya está ocurriendo.
... y las siguientes palabras me hicieron ver que estaban hechos de la misma pasta, que amaban con la misma pasión...
_ Lara no se trata de mentirle, solo de ocultarle la verdad, ¿podrás hacerlo?.
-Mi afirmación fue momentánea, pero también la aceptación del plan de Bella. Ambos luchaban en el mismo bando y ambos lo hacían con las mismas armas. No pensaba decepcionarla por aceptar una jugada del mismo calibre en Edward. No perdería ni un segundo. Cuando acabase la reunión le comunicaría a Bella que había cambiado de opinión y que estaría más que dispuesta a ayudarla. No pensaba darle ninguna explicación, solo ofrecerle mi total disposición. Siempre había pensado que las mujeres debíamos mantenernos unidas.
_ No tenemos demasiado tiempo Lara.-Su voz me interrumpió- Debemos actuar todo lo deprisa que podamos para estar preparados. Emmet le llevará los documentos del divorcio con la firma y el consentimiento de Petter y no creo que deje transcurrir demasiado tiempo para su próxima boda, y cuando te digo demasiado tiempo, estoy refiriéndome a mucho un par de semanas. Esme es rápida y no confía en nadie, no creo que se exponga durante más tiempo a los antojos de Marlena.
_ Procuraré que estemos preparados.
_ Lo dejó como siempre en tus manos, pero quiero estar informado permanentemente. Cualquier cambio, cada nuevo movimiento que tengamos que improvisar sobre la marcha, sin excusas y sin intermediarios.
_ Sabrás todo lo relacionado a este asunto. (- Y no mentía, todo lo relacionado a este asunto, aunque no conociera la verdad al completo. Dos movimientos en un solo tablero de ajedrez iban a producirse y esperaba que ciertamente Emmet no estuviera equivocado respecto a Bella, esperaba con todas mis fuerzas que Bella fuera la mejor estratega del mundo.-)
Estar al lado de Bella cuando sabía que no conocía mis nuevos planes, no era nada fácil. Ella sabía mirar a través de mis ojos, descifraba todas y cada una de mis emociones, mis preocupaciones, mi felicidad, mi placer. No podía negar que una parte de mí se sentía tremendamente culpable por negarle incluso el derecho de conocer lo que intentábamos llevar a cabo, sobre todo cuando había sido ella la que me ofreció la posibilidad de dar el golpe de gracia a mi madre.
Dicho de esa forma me hacía sentir como ella, pero no se trataba de venganza. No me consideraba apto para darle ninguna lección, pero tenía todo el derecho del mundo a alejarla de nuestras vidas para hacer que jamás pudiera volver, para proteger a Bella, a mi princesita, para conseguir que mi padre encontrara la paz que todo hombre necesita y si más tarde el cielo, mi cielo, mi Bella tenía que juzgarme, que lo hiciera.
Había aprendido desde muy joven que cada uno tiene que hacer frente a las consecuencias de sus actos. Confiaba plenamente en nuestro amor, en todo lo que compartíamos y tendría que empezar a confiar incluso en lo que no.
Cogí el teléfono para llamarla, necesitaba oír su voz. Era la primera mañana desde hacía mucho tiempo que no estaba junto a ella durante tantas horas. Sabía que estaba vigilada en todo momento y eso aligeraba algo mi necesidad de protegerla pero no la de cuidarla como yo quería. Nos estábamos perdiendo ambos una parte muy importante de nuestra relación, la posibilidad de disfrutar como cualquier pareja de un inicio como matrimonio con situaciones tan sencillas como la intimidad de un hogar para nosotros, el perdernos del resto del mundo, una luna de miel, la maravillosa sensación de ser dos personas libres para amarse. Todo lo que quería para ambos se posponía una y otra vez por diferentes motivos y esto estaba ocasionando que cada día estuviera más ansioso, más angustiado algo que sin pretender terminaba afectando mi estado de ánimo. Intuía que Bella podía percibirlo y además de ello le exigía que no estuviera nerviosa y que se cuidara.
Sabía que tenía que aflojar, necesitaba tiempo con ella a solas fuera de todo lo que rodeaba, un lugar para los dos lejos de todos los acontecimientos en los que nuestra vida se había visto envuelta. Pero por si fuera poco, no era momento para huir a ese ninguna parte, donde no pudiéramos discretamente ser protegidos.- Fue su voz, solo su voz la que me alejó de todo-
_ No he sentido tus besos al marcharte esta mañana temprano.
_ Pues los ha habido nena y muchos, pero no quería despertarte.
_ Sé que te hará feliz saber que he dormido hasta muy tarde y que Alice en la clínica ha hecho que mi desayuno durara casi una hora.
_ Le recompensaré por ello. ¿Cómo estás?, ¿te hice daño anoche?.
_ Tanto que quisiera repetir. (- Me sentí avergonzada por decirlo con tanta facilidad. Edward estaba consiguiendo que le diera vía libre a mi sexualidad de una forma tan liviana, tan ligera, que cada día pusiera de manifiesto aún más esa pequeña zorra que llevaba dentro y con la que poco a poco tenía más afinidad.Sus risas atravesaron la línea telefónica haciendo que vibrara toda por dentro.)
_ Jajajajajaja, repetiremos luego, cuando tú quieras no lo dudes. No podré ir a almorzar contigo. Me espera una reunión con Lara y terminaré tarde.
_ ¿No comerás hoy?
_ Tomaré algo en el despacho nena. Acabaré pronto te lo prometo y cenaremos juntos en casa.
_ ¿Tú y yo solos como ayer?
_ Jajajaja, me alegra que no lo hayas olvidado, pero había pensado en algo incluso más íntimo. Sorprendeme princesa.
Lo haría, por supuesto que lo haría, no sabía aún cómo. Se amontonaban mis ideas cuando Edward se mostraba relajado y canalla pidiéndome que diera todo de mí. No sabía a qué estaba dispuesta. Cada día más.
No había hecho más que colgar cuando otra llamada irrumpió en mi teléfono y ésta si que me extrañó.
_ Lara acabo de hablar con Edward y se que tienes una reunión con él, ¿qué ocurre?
_ Solo quería que supieras que he cambiado de opinión Bella,que he estado pensando detenidamente tu plan y que puedes contar conmigo.
_ ¿Puedo saber qué te ha hecho cambiar?, tenías muy claro esta mañana que no era viable, hablabas de lealtad.
_ Puedes preguntar lo que quieras Bella. Solo te diré que somos mujeres y que debemos permanecer unidas y apoyarnos. ¿Quién lo hará si no es así? Supongo que también me ha hecho cambiar saber que tú serás la máxima responsable de la reacción de Edward y que Alice no te ha fallado nunca. Digamos que no me habéis dejado otra alternativa.
_ No sé si algún día podré agradecerte lo suficiente todo lo que haces por nosotros.
_ Será suficiente el hecho de que no fallemos ¿no crees?.Quedará en un secreto nuestro, en algo que decidimos y ejecutamos porque nuestro sexto sentido nos decía que no podíamos actuar solo esperando de brazos cruzados.
_ Gracias Lara, pensaré en ello detenidamente y veremos como podemos solucionarlo todo sin que ocurra ningún desastre.
_ Más aún Bella, sin que tengamos que arrepentirnos.
Mi intuición me decía que algo importante, algo que afectaba realmente a nuestra situación había hecho dar la vuelta a la postura de Lara. Algo que presentía, Edward no me contaría. En esos momentos no me encontraba en situación de reprochar nada. De alguna forma yo misma estaba organizando algo a sus espaldas, y era consciente de que no lo hacía sola. Prestaría mucha atención y esperaría, quizá estuviera adelantando acontecimientos y Edward me comunicase lo que yo creía ignorar, lo que estaba comenzando a imaginar.
De momento centraría todo mi esfuerzo en sorprenderlo. Prepararía la cena solo para dos y nuestro dormitorio se convertiría en ese lugar inexistente para los demás. Arreglada para él, pero no depilaría esa zona tan afecta, tan propiedad de Edward. Tenía tiempo y lo emplearía, por dios que lo emplearía en pensar todos esos momentos que hacían nuestros encuentros únicos, especiales, solo nuestros.
Horas más tarde había terminado de ducharme, repartido algo de crema sobre mi cuerpo y mi pelo se secaba al aire,no podía perder ni un minuto de tiempo más en mis cuidados ya que pretendía preparar algo de cena y cuanto más lo pensaba, en peor disposición me encontraba.
Había acomodado sobre el pequeño baúl a los pies de la cama un mantel blanco y sobre éste una velas que encendería llegado el momento. En el resto de la habitación había esparcido velas redondas de diferentes tamaños, todas con olor a vainilla, canela y azahar y las había encendido hacía escasamente unos minutos.
Sobre la cama había dejado un camisón corto, demasiado corto, al menos eso me parecía, totalmente transparente y de color de mi piel, que me pondría cuando lo que quiera que fuera lo que preparara para cenas estuviera listo.
Edward se estaba retrasando. Me había enviado un mensaje para hacerme saber que llegaría tarde, pero que aún así lo esperase y afortunadamente eso me había proporcionado algo más de tiempo, porque pensaba llevar a cabo una seducción en toda regla. Y como siempre en mi cabeza se agolpaban todas las ideas sin saber poner orden sobre ellas, hasta el punto en el que decidí que sería mejor sumergirme en la improvisación. De todas formas cuando Edward estuviera delante de mí, las sensaciones tomarían forma propia.
Estaba en la cocina sin ropa interior y con una camisa blanca de Edwarrd sin terminar de abotonar y sin haber escuchado sus pisadas, Pude percibir su olor.
_Esa camisa me resulta familiar nena, pero te aseguro que sobre ti queda mucho mejor.
Su voz era envolvente y todos mis sentidos lo absorvieron para vibrar por él. El bello de mi cuerpo se escalpó ante sus palabras para volver pausadamente a posarse sobre mi piel. Era una caricia y estábamos separados aún más de dos metros. Enderecé los hombros y me dispuse a girarme cuando sus dedos largos recorrieron mi garganta, para terminar acorralándola sin ejercer demasiado presión.
_ Llevo horas pensando en estar a solas contigo. No sabes la agonía que supone desear besarte, tocarte, comerte y esperar y esperar.
Dejó resbalar una de sus manos bajo el escote abierto de la camisa hasta mi pecho y a su tacto mis rodillas cedieron teniendo que usar su torso como soporte, ¿y yo iba a sorprender?. Tuve que depositar despacio la pequeña bandeja sobre el mármol de la cocina y abrazarme a mí misma. Pequeños estremecimientos de placer sorprendían a mi cuerpo una y otra vez, mientras que mi corazón no encontraba un sonido al que unirse para latir pausadamente.
Sus dedos estiraban mi pezón hasta el punto justo del placer y del comienzo de un dolor que quedaba extinguido en sus manos, mientas su boca no dejaba de hablar a mi oído para que cada palabra fuera parte de mi sangre.
_ Nunca dejas de sorprenderme, da igual lo que hagas, como lo hagas. Toda tú estás dentro de mí. Tu olor me incendia quemando mis sentidos... su mano bajaba sinuosa hacia mi coño... el roce de tu piel eriza y levanta mi carne... su polla presionaba mi culo al que sin enviar ninguna orden se contrajo al igual que mi vientre... tu pulso retumba de tal forma en mis dedos que puedo sentir como el mío galopa hacia él para perderse contigo. Nunca habrá nada que me pidas que no me muera por darte, y aunque tu boca no lo pronuncie, yo sabré adivinarlo. Eres el misterio que siempre querré redescubrir.
Ahora eran las dos manos las que se sucedían en caricias sobre mi vientre, abultado muy ligeramente, pero presente, recordándonos una y otra vez que un precioso milagro crecía dentro en señal de nuestro amor.
No podía pronunciar ni una sola palabra, pero mi cuerpo contestaba inteligentemente dejando hacer al instinto, a la necesidad darle todas las que él quisiera escuchar . Mis piernas se abrieron dejando mi coño expuesto, y su mano jugueteó con algunos bellos que nacían incipientes y que deseaba el podara como mi fiel jardinero. Subí mis brazos para aún de espaldas a él enredarlos sobre su cuello y dejar que mis dedos tocaran su pelo. Muy lentamente fue desabrochando los pocos botones que aún no lo estaban y pasó como una ráfaga de viento su aliento desde mi escote hasta mi ombligo. Me sentí temblar como una espiga en el campo y él mi aire que conseguía que me bamboleara a su antojo. Mordió el centro de mi cuello y me volteó lentamente, de frente a sus ojos, tomándome por las caderas y subiéndome muy cerca de los fregaderos. Comenzó a desnudarse tan pausadamente que reconocía mi impaciencia, pero esta vez estaba dispuesta a esperar todo lo que él deseara, todo lo que me pidiera. Sus zapatos fueron alejados y sacados del escenario, sus pantalones cayeron al suelo y los botones de su camisa corrieron peor suerte, creo que ninguno sobrevivió. ¿Quién era el impaciente ahora?. Mordí mis labios de la misma forma que hubiera mordido los suyos en ese instante, de forma golosa, envalentonada por lo que mi hombre me estaba regalando. Acerqué mis manos para enmarcar su cara y la acerqué para besarlo mientras aquel precioso espectáculo me era brindado. Perdida en sus ojos sentí como su miembro entraba en su casa como a mí me gustaba, sin prisa, pero con tal intensidad que podía sentir como era separada en dos. Y allí con todo Edward dentro de mí, con mis talones buscando sus nalgas para estrecharnos aún más, con mis brazos rodeándolo y sus manos apretando mi culo, comenzó un sueño de amor.
No pude contener el fuego devastador que ardía por todo mi cuerpo, quemando cualquier vestigio de frío, vacío o desolación. Nada era igual a sentirlo dentro, como si yo misma creciera, como si fuera una prolongación de mis sentidos, de mis emociones, de mis sentimientos, como si el amor pudiera multiplicarse.
No sé si alguna vez habéis sentido la sensación de la embriaguez, yo solo equivocadamente cuando consumía algún alimento que sin ser consciente llevaba algo de alcohol, pero la primera sensación de estar en otra dimensión de sentir y palpar con mis manos sedientas de tocar de descubrir, como si al cerrar los ojos, los colores se volvieran más brillantes, las voces ecos, las sombras luz. Así era como yo me sentía... borracha de amor, borracha de Edward...
Sus manos en todas partes, mi cintura, mi espalda, sediento de mi cuerpo, demostrándome con cada uno de sus toques su necesidad de mí. Sus manos firmes ahora en mis nalgas concediéndole espacio a nuestros cuerpos para encontrarnos en el impacto nuevamente en cada estocada. Su amor al mando, todo su amor, haciéndome sentir como el sol que puede iluminar su mundo, calentarlo todo.
Mi sangre un volcán.
Mi piel una fogata desprendiendo sudor y calor por todas partes.
Una de sus manos tomó el grifo para dejar caer el agua y vaciarla sobre mis pechos de donde bebió para calmar su sed. Agua sobre mi rostro, sobre mi pelo, sobre mi vientre, consumiéndose al mismo tiempo que crecía nuestra pasión.
Apreté todo lo que pude mi vagina, no estaba segura muy bien si para retener mi orgasmo o acelerar el suyo, mi cuerpo iba como siempre por delante de mis pensamientos.
_ Eso es cielo, eso es. Es tuya. Hazlo otra vez, otra vez y otra, hasta que no me quede nada.
Solo pude contestar... amor mío...
Sus ojos me miraron entonces y una de esas preciosas sonrisas suyas me atravesó. Sus manos subieron a mi rostro, a ambos lados de mis mejillas y sus pulgares dibujaban a trazos mis cejas, mis ojos, mi nariz y mi boca.
_ Soy tuyo nena, ahora y siempre, todo en cualquier lugar. Estoy ciego de amor por tí, tanto que podría pintarte sin verte, podría reconocer tu olor en cualquier parte.
No pude evitar gemir y entonces se abrazó a mí y me comió la boca como si en aquellos besos encontrara la única razón para vivir.
_ Nena no lo resisto más, vente en mí ahoraaaaaaa.
Grandiosa la petición, hermoso su rostro, bendita esa boca que suplicaba por algo que yo deseaba darle por encima de todo. Solo pude decir tímidamente... gracias...., porque así era.
Gracias por lo que me daba, por lo que me regalaba, por cómo me hacia sentir, por existir, por elegirme, por querer hacerme su esposa, por llenarme de él y hacerme madre, por explicarme su pasado, querer compartir su presente y contar conmigo para su futuro. Pero sobre todo, por encima de todo por hacerme ver que yo era capaz de hacerlo feliz. Era el único regalo que yo esperaría siempre, hacerlo feliz.
Y si el alma estaba preparada para transportarnos a otro mundo, atravesar el firmamento y tocar el más allá, los cuerpos no fueron menos y juntos emprendieron el maravilloso viaje de volar sin dejar de mirarse por dentro, entendiendo ambos que había que ir despacio, muy despacio para prolongarlo aún más.
Nos quedamos abrazados adorando aquel silencio que solo nos pertenecía a ambos, aquel que le habíamos ganado a nuestra locura, aquel que siempre precedía a los mimos y los te quieros, el que surgía como una caricia, como el descanso de los guerreros.
Permaneció dentro no se alejó como si aún tuviera ganas de mí. Le alcé la cara y de forma curiosa con una ceja levantada le interrogué con la mirada. Expulsó aire de sus pulmones y me dedicó nuevamente una sonrisa suavemente sonora.
_ Abrázame con tus piernas nena, no quiero salir de tí.
No había nada que pudiera negarle, lo amaba con toda mi alma.Y mis piernas lo atenazaron a mi cuerpo y mi boca como siempre fue más rápida.
_ No tenemos remedio. Había preparado una noche romántica. Hay montones de velas encendidas en el dormitorio... Y mientras le hablaba notaba su sonrisa sobre mi pelo...
Un precioso camisón se ha quedado acostado en nuestra cama y la cena ya era fría pero estará helada y tiesa. Una cuchilla perfectamente colocada en el baño esperaba ser utilizada ahí, ya sabes, en ese lugar del que no quieres salir, y....
_ Después nena después. Aún no hemos acabado. Demasiadas horas esperando estar dentro de tí. Esta noche seré el culpable absoluto de que no duermas.
Y con un beso suave en mis labios, sintiendo como lentamente se retiraba de mí y me tomaba en brazos, continuamos aquella noche cargada como siempre de más y más promesas.
_ Le recompensaré por ello. ¿Cómo estás?, ¿te hice daño anoche?.
_ Tanto que quisiera repetir. (- Me sentí avergonzada por decirlo con tanta facilidad. Edward estaba consiguiendo que le diera vía libre a mi sexualidad de una forma tan liviana, tan ligera, que cada día pusiera de manifiesto aún más esa pequeña zorra que llevaba dentro y con la que poco a poco tenía más afinidad.Sus risas atravesaron la línea telefónica haciendo que vibrara toda por dentro.)
_ Jajajajajaja, repetiremos luego, cuando tú quieras no lo dudes. No podré ir a almorzar contigo. Me espera una reunión con Lara y terminaré tarde.
_ ¿No comerás hoy?
_ Tomaré algo en el despacho nena. Acabaré pronto te lo prometo y cenaremos juntos en casa.
_ ¿Tú y yo solos como ayer?
_ Jajajaja, me alegra que no lo hayas olvidado, pero había pensado en algo incluso más íntimo. Sorprendeme princesa.
Lo haría, por supuesto que lo haría, no sabía aún cómo. Se amontonaban mis ideas cuando Edward se mostraba relajado y canalla pidiéndome que diera todo de mí. No sabía a qué estaba dispuesta. Cada día más.
No había hecho más que colgar cuando otra llamada irrumpió en mi teléfono y ésta si que me extrañó.
_ Lara acabo de hablar con Edward y se que tienes una reunión con él, ¿qué ocurre?
_ Solo quería que supieras que he cambiado de opinión Bella,que he estado pensando detenidamente tu plan y que puedes contar conmigo.
_ ¿Puedo saber qué te ha hecho cambiar?, tenías muy claro esta mañana que no era viable, hablabas de lealtad.
_ Puedes preguntar lo que quieras Bella. Solo te diré que somos mujeres y que debemos permanecer unidas y apoyarnos. ¿Quién lo hará si no es así? Supongo que también me ha hecho cambiar saber que tú serás la máxima responsable de la reacción de Edward y que Alice no te ha fallado nunca. Digamos que no me habéis dejado otra alternativa.
_ No sé si algún día podré agradecerte lo suficiente todo lo que haces por nosotros.
_ Será suficiente el hecho de que no fallemos ¿no crees?.Quedará en un secreto nuestro, en algo que decidimos y ejecutamos porque nuestro sexto sentido nos decía que no podíamos actuar solo esperando de brazos cruzados.
_ Gracias Lara, pensaré en ello detenidamente y veremos como podemos solucionarlo todo sin que ocurra ningún desastre.
_ Más aún Bella, sin que tengamos que arrepentirnos.
Mi intuición me decía que algo importante, algo que afectaba realmente a nuestra situación había hecho dar la vuelta a la postura de Lara. Algo que presentía, Edward no me contaría. En esos momentos no me encontraba en situación de reprochar nada. De alguna forma yo misma estaba organizando algo a sus espaldas, y era consciente de que no lo hacía sola. Prestaría mucha atención y esperaría, quizá estuviera adelantando acontecimientos y Edward me comunicase lo que yo creía ignorar, lo que estaba comenzando a imaginar.
De momento centraría todo mi esfuerzo en sorprenderlo. Prepararía la cena solo para dos y nuestro dormitorio se convertiría en ese lugar inexistente para los demás. Arreglada para él, pero no depilaría esa zona tan afecta, tan propiedad de Edward. Tenía tiempo y lo emplearía, por dios que lo emplearía en pensar todos esos momentos que hacían nuestros encuentros únicos, especiales, solo nuestros.
Horas más tarde había terminado de ducharme, repartido algo de crema sobre mi cuerpo y mi pelo se secaba al aire,no podía perder ni un minuto de tiempo más en mis cuidados ya que pretendía preparar algo de cena y cuanto más lo pensaba, en peor disposición me encontraba.
Había acomodado sobre el pequeño baúl a los pies de la cama un mantel blanco y sobre éste una velas que encendería llegado el momento. En el resto de la habitación había esparcido velas redondas de diferentes tamaños, todas con olor a vainilla, canela y azahar y las había encendido hacía escasamente unos minutos.
Sobre la cama había dejado un camisón corto, demasiado corto, al menos eso me parecía, totalmente transparente y de color de mi piel, que me pondría cuando lo que quiera que fuera lo que preparara para cenas estuviera listo.
Edward se estaba retrasando. Me había enviado un mensaje para hacerme saber que llegaría tarde, pero que aún así lo esperase y afortunadamente eso me había proporcionado algo más de tiempo, porque pensaba llevar a cabo una seducción en toda regla. Y como siempre en mi cabeza se agolpaban todas las ideas sin saber poner orden sobre ellas, hasta el punto en el que decidí que sería mejor sumergirme en la improvisación. De todas formas cuando Edward estuviera delante de mí, las sensaciones tomarían forma propia.
Estaba en la cocina sin ropa interior y con una camisa blanca de Edwarrd sin terminar de abotonar y sin haber escuchado sus pisadas, Pude percibir su olor.
_Esa camisa me resulta familiar nena, pero te aseguro que sobre ti queda mucho mejor.
Su voz era envolvente y todos mis sentidos lo absorvieron para vibrar por él. El bello de mi cuerpo se escalpó ante sus palabras para volver pausadamente a posarse sobre mi piel. Era una caricia y estábamos separados aún más de dos metros. Enderecé los hombros y me dispuse a girarme cuando sus dedos largos recorrieron mi garganta, para terminar acorralándola sin ejercer demasiado presión.
_ Llevo horas pensando en estar a solas contigo. No sabes la agonía que supone desear besarte, tocarte, comerte y esperar y esperar.
Dejó resbalar una de sus manos bajo el escote abierto de la camisa hasta mi pecho y a su tacto mis rodillas cedieron teniendo que usar su torso como soporte, ¿y yo iba a sorprender?. Tuve que depositar despacio la pequeña bandeja sobre el mármol de la cocina y abrazarme a mí misma. Pequeños estremecimientos de placer sorprendían a mi cuerpo una y otra vez, mientras que mi corazón no encontraba un sonido al que unirse para latir pausadamente.
Sus dedos estiraban mi pezón hasta el punto justo del placer y del comienzo de un dolor que quedaba extinguido en sus manos, mientas su boca no dejaba de hablar a mi oído para que cada palabra fuera parte de mi sangre.
_ Nunca dejas de sorprenderme, da igual lo que hagas, como lo hagas. Toda tú estás dentro de mí. Tu olor me incendia quemando mis sentidos... su mano bajaba sinuosa hacia mi coño... el roce de tu piel eriza y levanta mi carne... su polla presionaba mi culo al que sin enviar ninguna orden se contrajo al igual que mi vientre... tu pulso retumba de tal forma en mis dedos que puedo sentir como el mío galopa hacia él para perderse contigo. Nunca habrá nada que me pidas que no me muera por darte, y aunque tu boca no lo pronuncie, yo sabré adivinarlo. Eres el misterio que siempre querré redescubrir.
Ahora eran las dos manos las que se sucedían en caricias sobre mi vientre, abultado muy ligeramente, pero presente, recordándonos una y otra vez que un precioso milagro crecía dentro en señal de nuestro amor.
No podía pronunciar ni una sola palabra, pero mi cuerpo contestaba inteligentemente dejando hacer al instinto, a la necesidad darle todas las que él quisiera escuchar . Mis piernas se abrieron dejando mi coño expuesto, y su mano jugueteó con algunos bellos que nacían incipientes y que deseaba el podara como mi fiel jardinero. Subí mis brazos para aún de espaldas a él enredarlos sobre su cuello y dejar que mis dedos tocaran su pelo. Muy lentamente fue desabrochando los pocos botones que aún no lo estaban y pasó como una ráfaga de viento su aliento desde mi escote hasta mi ombligo. Me sentí temblar como una espiga en el campo y él mi aire que conseguía que me bamboleara a su antojo. Mordió el centro de mi cuello y me volteó lentamente, de frente a sus ojos, tomándome por las caderas y subiéndome muy cerca de los fregaderos. Comenzó a desnudarse tan pausadamente que reconocía mi impaciencia, pero esta vez estaba dispuesta a esperar todo lo que él deseara, todo lo que me pidiera. Sus zapatos fueron alejados y sacados del escenario, sus pantalones cayeron al suelo y los botones de su camisa corrieron peor suerte, creo que ninguno sobrevivió. ¿Quién era el impaciente ahora?. Mordí mis labios de la misma forma que hubiera mordido los suyos en ese instante, de forma golosa, envalentonada por lo que mi hombre me estaba regalando. Acerqué mis manos para enmarcar su cara y la acerqué para besarlo mientras aquel precioso espectáculo me era brindado. Perdida en sus ojos sentí como su miembro entraba en su casa como a mí me gustaba, sin prisa, pero con tal intensidad que podía sentir como era separada en dos. Y allí con todo Edward dentro de mí, con mis talones buscando sus nalgas para estrecharnos aún más, con mis brazos rodeándolo y sus manos apretando mi culo, comenzó un sueño de amor.
No pude contener el fuego devastador que ardía por todo mi cuerpo, quemando cualquier vestigio de frío, vacío o desolación. Nada era igual a sentirlo dentro, como si yo misma creciera, como si fuera una prolongación de mis sentidos, de mis emociones, de mis sentimientos, como si el amor pudiera multiplicarse.
No sé si alguna vez habéis sentido la sensación de la embriaguez, yo solo equivocadamente cuando consumía algún alimento que sin ser consciente llevaba algo de alcohol, pero la primera sensación de estar en otra dimensión de sentir y palpar con mis manos sedientas de tocar de descubrir, como si al cerrar los ojos, los colores se volvieran más brillantes, las voces ecos, las sombras luz. Así era como yo me sentía... borracha de amor, borracha de Edward...
Sus manos en todas partes, mi cintura, mi espalda, sediento de mi cuerpo, demostrándome con cada uno de sus toques su necesidad de mí. Sus manos firmes ahora en mis nalgas concediéndole espacio a nuestros cuerpos para encontrarnos en el impacto nuevamente en cada estocada. Su amor al mando, todo su amor, haciéndome sentir como el sol que puede iluminar su mundo, calentarlo todo.
Mi sangre un volcán.
Mi piel una fogata desprendiendo sudor y calor por todas partes.
Una de sus manos tomó el grifo para dejar caer el agua y vaciarla sobre mis pechos de donde bebió para calmar su sed. Agua sobre mi rostro, sobre mi pelo, sobre mi vientre, consumiéndose al mismo tiempo que crecía nuestra pasión.
Apreté todo lo que pude mi vagina, no estaba segura muy bien si para retener mi orgasmo o acelerar el suyo, mi cuerpo iba como siempre por delante de mis pensamientos.
_ Eso es cielo, eso es. Es tuya. Hazlo otra vez, otra vez y otra, hasta que no me quede nada.
Solo pude contestar... amor mío...
Sus ojos me miraron entonces y una de esas preciosas sonrisas suyas me atravesó. Sus manos subieron a mi rostro, a ambos lados de mis mejillas y sus pulgares dibujaban a trazos mis cejas, mis ojos, mi nariz y mi boca.
_ Soy tuyo nena, ahora y siempre, todo en cualquier lugar. Estoy ciego de amor por tí, tanto que podría pintarte sin verte, podría reconocer tu olor en cualquier parte.
No pude evitar gemir y entonces se abrazó a mí y me comió la boca como si en aquellos besos encontrara la única razón para vivir.
_ Nena no lo resisto más, vente en mí ahoraaaaaaa.
Grandiosa la petición, hermoso su rostro, bendita esa boca que suplicaba por algo que yo deseaba darle por encima de todo. Solo pude decir tímidamente... gracias...., porque así era.
Gracias por lo que me daba, por lo que me regalaba, por cómo me hacia sentir, por existir, por elegirme, por querer hacerme su esposa, por llenarme de él y hacerme madre, por explicarme su pasado, querer compartir su presente y contar conmigo para su futuro. Pero sobre todo, por encima de todo por hacerme ver que yo era capaz de hacerlo feliz. Era el único regalo que yo esperaría siempre, hacerlo feliz.
Y si el alma estaba preparada para transportarnos a otro mundo, atravesar el firmamento y tocar el más allá, los cuerpos no fueron menos y juntos emprendieron el maravilloso viaje de volar sin dejar de mirarse por dentro, entendiendo ambos que había que ir despacio, muy despacio para prolongarlo aún más.
Nos quedamos abrazados adorando aquel silencio que solo nos pertenecía a ambos, aquel que le habíamos ganado a nuestra locura, aquel que siempre precedía a los mimos y los te quieros, el que surgía como una caricia, como el descanso de los guerreros.
Permaneció dentro no se alejó como si aún tuviera ganas de mí. Le alcé la cara y de forma curiosa con una ceja levantada le interrogué con la mirada. Expulsó aire de sus pulmones y me dedicó nuevamente una sonrisa suavemente sonora.
_ Abrázame con tus piernas nena, no quiero salir de tí.
No había nada que pudiera negarle, lo amaba con toda mi alma.Y mis piernas lo atenazaron a mi cuerpo y mi boca como siempre fue más rápida.
_ No tenemos remedio. Había preparado una noche romántica. Hay montones de velas encendidas en el dormitorio... Y mientras le hablaba notaba su sonrisa sobre mi pelo...
Un precioso camisón se ha quedado acostado en nuestra cama y la cena ya era fría pero estará helada y tiesa. Una cuchilla perfectamente colocada en el baño esperaba ser utilizada ahí, ya sabes, en ese lugar del que no quieres salir, y....
_ Después nena después. Aún no hemos acabado. Demasiadas horas esperando estar dentro de tí. Esta noche seré el culpable absoluto de que no duermas.
Y con un beso suave en mis labios, sintiendo como lentamente se retiraba de mí y me tomaba en brazos, continuamos aquella noche cargada como siempre de más y más promesas.