Ok chicas se que querrán matarme pero es que he tenido mucha tarea y en la universidad no dan chance de hacer nada mas que puras practicas y ademas el blogger me dio algunos problemitas, pero ya los solucione y por fin ya hoy les publico el 46 y a mas tardar el viernes o sabado ya les subo el 47. Gracias por su comprension...
Atte. Hanvry
Bueno Yanina te tocó también a tí, es lo justo ¿no crees?. Se que disfrutarás con el capítulo, me lo has demostrado muchas veces en tus comentarios y espero que sigas haciendolo. Empieza la cuenta atrás y con ello el desenlace de la historia y casi al final hemos tenido la oportunidad de conocernos un poco mejor. Siempre es un placer compartir cosas contigo. No tengo mucho que ofrecer, tomalo como una bienvenida. Besos.
Los invitados habían ido llegando en un orden equilibrado, tanto que a Bella le pareció casi establecido. No estaba acostumbrada a recepciones donde el número de asistentes era tan elevado, pero la fuerza en el agarre de Edward, sus sonrisas y la presentación que fue haciendo a cada uno de ellos, la hizo sentirse cada vez más segura.
Pero sabía que llegaría el momento. Ella no era Alice,no confiaba en que la suerte estuviera de su parte esa noche.Sabía que Esme se presentaría como minutos antes lo habían hecho Marlena y Dorothy. Algo llamó su atención cuando vio a ésta última y miró a Edward con ojos interrogantes. Más tarde tendría la oportunidad de preguntarle, por qué ella era considerada peligrosa.
Pero sin duda a quienes todos esperaban y no había llegado aún era a Ruffus acompañando a sus hijas, lo que Bella no dejó en olvido y su mente ágil y despierta le decía que Esme vendría con él. Una entrada triunfal que no dejaría descansar al pasado, en ese que había sido su hogar.
Y ocurrió. Esbelta y erguida Bella se estiró separando su cuerpo del de Edward para dar a entender que, aunque suyo, no necesitaba apoyo para luchar.
La admiró por ello, ninguna mujer de las que había conocido tendría jamás el valor, el empuje y la inteligencia para defender todo lo que le pertenecía.
No había vuelta atrás. Dos mujeres que cruzaron sus miradas midiendo sus fuerzas y ambas dispuestas a demostrar todo lo que tenían para la batalla. Bella supo en ese mismo instante que tenía ventaja, estaba en su territorio, rodeada de todos los suyos.
Miró a Edward con una sonrisa tranquila, quería transmitirle no solo que era capaz de enfrentarse a ella, sino que no tuviera nada que temer.
Llegó el momento...
- No me hubiera perdido por nada del mundo conocer a la mujer que ha llenado tu mundo hijo.
Hijo era una palabra que en su boca ofendía y el rostro de Edward se tensó. Pero Bella no era una rival débil y no dejó tiempo a ninguna respuesta fuera de lugar. Los juegos de estrategia eran lo suyo, no sabía por qué, tendría que descubrirlo. Esos requerían mucha concentración y ella estaba preparada para cualquier jugada.
- Bienvenida a mi casa.
Tan breve y tan clara. La frase de Bella había cambiado el curso del juego. “Su casa”.
Esme se volvió a mirarla no sin antes arrastrar sus ojos ante los de Edward. Aquella rival no era vulnerable, lo pudo comprobar en su expresión. Esa chiquilla era una belleza fuerte y serena que mostraba un interés desmedido por presentar contienda.
-Alguien al menos me da la bienvenida.
- No soy exactamente alguien Esme, mi nombre es Bella y soy la dueña de esta casa. Espero que disfrutes durante unas horas y que lo encuentres todo de tu agrado. Cualquier cosa que necesites solo tienes que pedirla.
Ni una palabra más. Se aferró al brazo de Edward y lo miró con toda la complicidad del mundo, encaminándose con él para atender al resto de los invitados.
- No conocía esa faceta de tí.
- ¿A cual te refieres?
- A la de soy una leona, cuidado que muerdo.
- Elige el animal que quieras cariño, hoy podría ser cualquiera de ellos.
- Jajajajajaja, no tengo la menor duda.
Las risas de Edward calmaron su alma. No muy lejos de la tranquilidad que demostraba, incluso sobre aquellos tacones, estaba temblando.
Buscó la mirada de Alice quien se encontraba acompañada por Emmet, y su vista rápida recorrió el salón para situar a Petter, Lara a su lado y Charli junto a ambos. No dejó ningún espacio sin inspeccionar. Todos y cada uno de los miembros del personal de seguridad, de quienes había estudiado detenidamente los rostros, estaban en su lugar.
- Estamos haciendo los dos el mismo trabajo, creo que uno debería dedicarse a disfrutar y el otro a supervisar, y ese trabajo es mío nena. No quiero que te preocupes por nada.
- Bien disfruta tú, ésto es nuevo para mí y creo que me está gustando.
- ¿Me estás pidiendo tomar el mando?.
- No simplemente que me gusta, es como tener las piezas de un ajedrez dispuestas en el tablero y saber donde piensas moverlas una vez que tu contrincante haya dado sus pasos.
- No es un juego cielo.
- Dejáme disfrutar aguafiestas.
- Jajajaja. Estás siempre preciosa, pero así vestida como Matahari, armada hasta los dientes y dando órdenes, (mordió sus labios), se me harán las horas eternas.
- Si tanto te excita guardaré algo para cuando estemos a solas.
- Espero que lo hagas.
- Ahora atento y no me hagas perder la concentración.
- No he hecho nada aún.
- Yo diría que tu mano se dirige a una zona prohibida cuando hay espectadores.
- Es solo tu espalda.
- Empiezo a pensar que no prestabas demasiada atención en las clases de anatomía.
La sonrisa de Edward le mostró sus dientes perfectos. Indiscutiblemente esa boca sería su perdición.
No todo era tan relajado. La mayor parte de los invitados se encontraban en pequeños grupos donde se mantenían conversaciones livianas, mientras que otros se apresuraban a tomar alguna bebida.
Tres miradas se cruzaron en un momento de lado a lado atravesando el espacio que los separaba.
Marlena observaba como James miraba hacia el lugar donde se encontraba sin dejar de caminar acercándose a Charli. Pero aquella mirada... no iba dirigida a ella.
El cruce de sus ojos fue fulminante, había calentado su cuerpo en un segundo. Tenía a toda costa que salir del marco del enfoque o Marlena lo percibiría. Dos pasos para situarse detrás de su hermana fueron suficientes y James entendió el mensaje. Su chica era muy rápida y él un loco que si no tenía cuidado pondría todo en peligro.
La llegada de Esme junto a Ruffus detuvo el escrutinio de Marlena.
- Querida la fiesta es maravillosa, ¿qué haces pasmada aquí junto al pequeño ratón?.
- Perdón soy la causa de que Marlena no haya comenzado a divertirse aún. Si me disculpáis iré a saludar a algunos conocidos.
Se retiró despacio, no sin antes escuchar el comentario de Esme.
- Ruffus, tu querida hija está diferente, no sabría como explicarlo pero es como se si hubiera convertido en una golosina muy apetecible.
- Se lo que me dices, lleva unos días distinta, rara.
- Definitivamente los hombres no tenéis ningún instinto para diferenciar conceptos. Es como una flor deseando abrirse, ha empezado a mostrar sus encantos y te aseguro que no son pocos. Cualquier hombre podría corroborarte lo que digo.
Los ojos de Marlena se estrecharon siguiendo los pasos de Dorothy. No había prestado atención hasta ese mismo instante del significado de las palabras de Esme, pero podía darse cuenta que estaba en lo cierto. Algo estaba ocurriendo y ella no sería la última en enterarse. La vio dirigirse hacia la terraza y desaparecer en segundos.
Tenía que salir de allí, sabía que estaba siendo observada y que James no tardaría en acercarse a ella sino salía de su línea de visión.Por muchos deseos que tuviera de cruzarse nuevamente con su mirada, eso les delataría. Al terminar de bajar los escalones que conducían hacia el exterior levantó la vista y a escasa distancia Edward y Bella habían iniciado un baile lento para dos. Pudo comprobar gratamente como dos cuerpos sin música pueden componer la más hermosas de las melodías. Se abrazó así misma sintiendo los brazos de James solo en su recuerdo.
Se quedó inmóvil no queriendo perturbar aquellos momentos que ella desearía estar viviendo.
Bella alzó sus ojos y la vio con total indecisión, reflejando en su rostro un halo de nostalgia que la emocionó.
- Hola,eres Dorothy ¿verdad?.
Edward se tensó ligeramente.
- Perdón no se como lo hago pero siempre interrumpo. No debería estar aquí. Solo quería tomar un poco de aire.
-No tienes por qué disculparte. Cuando has llegado no he tenido tiempo de saludarte.
Interrumpió con mucha imprecisión las palabras de Bella.
- Edward, Bella, no tengo mucho tiempo y espero que nadie oiga lo que tengo que decir. No soy el enemigo y si me está permitido os avisaré de todo lo que pueda haceros daño. Edward, cuida de ella.
Se dio la vuelta rápidamente para estrellarse en los brazos de James. Dos mujeres miraban los ojos de sus amantes, mientras que ambos establecían una contienda visual. Uno de advertencia el otro de capitulación. Ambos mensajes habían sido lanzados.
James agarraba las manos temblorosas de Dorothy que en esos momentos necesitaban más que un soporte.
- James, sueltame por favor.
- No.
- James, Marlena puede estar viendonos.
- No pienso negarte más preciosa, no ahora.
Alzó la vista hacia Edward nuevamente y mantuvo su mirada antes de comenzar a hablar.
- Es cierto cuanto te dice, ninguno de nosotros hará nada que pueda perjudicaros.
- Ya lo has hecho James.
Las palabras fueron escupidas de su boca. Rabia y mucho control ejercido cuando lo único que sentía era deseos de dirigirse hacía él y descargar toda su furia.
- Edward, necesitamos hablar, pero este no es el momento ni el lugar. Dejame aclararte todo. Si no eres capaz de aceptar mi ayuda, la que estoy dispuesto a ofrecerte de manera incondicional, al menos no te niegues a recibir la información que puedo darte.
Tomó con sus dedos la barbilla de Dorothy y en un solo gesto quiso mostrar todos sus sentimientos. Quería demostrarle a Edward que ahora, él también tenía por lo que luchar. Besó sus labios de forma ligera, tierna y sensual.
- Vuelve al salón e intenta mezclarte con los invitados, atenta a mi llamada cariño.
Lo hizo sin detenerse en mirar hacia atrás. Su corazón galopaba demasiado deprisa. No quería pensar que podía ocurrir desde ese momento. Su única pretensión, que Marlena no presenciaba lo que estaba ocurriendo.
La voz de Edward sonó grave.
- James, creo que hemos hablado todo lo que deberíamos.
- Esta vez estás equivocado. Solo te pido una oportunidad para explicarme. No intentaré que disculpes mis acciones, pero lo que sé te servirá de ayuda.
- Lo hará James, lo hará. Gracias.
Lo vio retirarse.Si algo conocía a James después de tantos años, las miradas que habían cruzado y su forma de caminar al abandonar el jardín le dijeron muchas cosas. Aquel hombre no era en esos momentos su enemigo, pero quedaba mucho por demostrar.
Alice miraba el reflejo de su rostro divertida mientras retocaba sus labios. Como le había prometido a Emmet, le había indicado que necesitaba retirarse y éste le había marcado los minutos en el reloj con el ceño fruncido. Sin dudarlo, los hombres de su familia estaban más que pendientes de sus mujeres y Emmet era demasiado parecido a Edward.
Su rostro cambió al ver la cara conocida pero no familiar, que se asomaba junto a la suya en el espejo.
- Buenas noches querida. No he tenido oportunidad de hablar contigo aún. Ya no eres ninguna niña, muy al contrario te has convertido en una extraordinaria jovencita, preciosa por cierto.
- Buenas noches, espero que estés disfrutando de la fiesta.
- Tu padre no ha cambiado, solía hacer las cosas siempre a lo grande.
- Mi padre, sí es cierto aunque no biológico lo es en cualquier otro sentido. No es necesario que sigas mintiendo Esme, en esta familia ya no existen secretos. Edward ha sido el encargado de todo como siempre, ¿no crees?. Lo ha hecho para Bella, para su mujer, es parte de nuestra familia ahora y se merece lo mejor.
- Tus palabras suenan a reproche, sin embargo me siento muy orgullosa de mis hijos.
- Es curioso que nos llames así, dicho en tu boca parece una palabra insignificante y sin sentido que empleas para adquirir el derecho de ser madre, pero no lo eres.
- Parece que todos habéis aprendido a defenderos en mi ausencia, como si fuera el enemigo.
- No te equivoques, ¿defendernos?, ¿de quién?, ¿de tí?. Esme no se con que intenciones has vuelto, pero te aseguro que si no alcanzan la medida de lo razonable, no tienes la más mínima posibilidad de presentar frente a esta familia. Escuchame bien, consideralo amenaza o advertencia, tú sabrás elegir el término. Edward no es el niño que abandonaste, es un hombre fuerte, honesto, con poder, y lo más importante enamorado. Toca el aire que respira su esposa y no tendrá ningún escrúpulo en hacerte desaparecer sin pensarlo un segundo. Intenta atentar contra la felicidad de esta familia y será lo último que hagas.
- Por lo que veo tú héroe, algo ha heredado de mí.
- No en absoluto, él es único, tú una cualquiera.
No dió más explicaciones y pasó sin rozarla para salir de aquella asfixiante habitación. Exteriormente valiente y temblando en su interior. Buscó la mirada de Emmet que no dejaba de buscarla hasta llegar a refugiarse en sus brazos.
- ¿Qué paso preciosa?
- Nada que quisiera evitar. Sabía que sucedería.
- ¿Has hablado con ella?
- Le he dicho cosas que no pensé que sería jamás capaz de pronunciar.
- Estás temblando
- Abrázame Emmet, fuerte.
Y lo hizo con todo el calor, el amor que tenía para darle. Esa pequeña mujer sacudía su cuerpo entre sus brazos como consigue un volcan hacerlo desde el centro de la tierra. Esa niña revoltosa que siempre le hacía reír y lo llevaba a una pasión incontrolada, era ahora una mujer guerrera que había librado sola su primera batalla.
- Edward solo quiero que lo pienses detenidamente.
- No tengo nada que pensar nena. Ese hombre ha atentado contra tu vida, o al menos ha participado en que sea posible que lo haga otro. Es médico ¿sabes lo que eso significa?
- Ahora no lo entiendes, eres un huracán de sentimientos. Te puede y te ciega la furia interna, pero eres inteligente y comprenderás con algo de tiempo lo que intento explicarte. Tanto si lo crees o no deberías hablar de él, ¿por qué dejar un flanco sin reconocer?. Edward en el amor y la guerra todo está permitido, y te aseguro que lo que he visto, que ese beso que he presenciado, era de amor y de miedo. Amor por Dorothy, miedo a perderla. Esto lo hace vulnerable y muy probablemente ya no sea el enemigo.
- Me gustaría verlo como tú lo ves. He considerado a James un amigo durante mucho tiempo.
- Eso es otro punto a nuestro favor. Eres fuerte, tu vida está basada en proteger la de los demás, de llegar donde otros no han sido capaces tan siquiera de acercarse. El mundo de los negocios en los que te mueves no te permite ningún fallo, pero cariño, el mundo real es otro donde existen las segundas oportunidades. El te está tendiendo una mano. Se prudente pero no la rechaces.
Sus ojos fijos en ella parecían escuchar al mismo tiempo que sus oídos. Su mujer era un baño de bálsamo con sus palabras en cualquier ocasión. Ella si hubiera sido buena en los negocios. Por mucho que apretaran su espacio, que presionaran su mundo, conseguía mantener el equilibrio, buscar opciones, escuchar, entender y lo que era aún más importante, no aparentar incertidumbre.
Acarició su rostro con las manos suavemente, haciendo un recorrido lento por su barbilla, sus labios, su garganta. Si escucharla lo relajaba, tocarla era entrar en un mundo del que ya no podía prescindir. Sentirse comprendido, amado, necesitado y deseado, pero además sentirse el mismo. Bella era una sombra de su persona, una sombra blanca, una luz donde mirarse no era caer sorprendido por el reflejo de lo que era y no quería ser.
Donde él revolvía, Bella ponía orden; cuando no había tiempo, Bella era capaz de detenerlo para ambos; si la preocupación llegaba, ella siempre conseguía disuadirla; cuanto más pedía, más encontraba.
Bajo sus dedos hacia su escote con un roce casi impercptible, viendo como la piel de Bella se erizaba a su toque y sus pezones respondían a éste.
- Nena, ardes y me quemas.
Se pegó al cuerpo de su hombre. El no podría comprender jamás, que toda su fuerza la conseguía de él. Todo lo que le daba era aquello que no esperó nunca.
- Tú, solo tú eres mi fuego Edward.
La besó con locura, con desesperación la misma que sentía cuando pensaba en ponerla en peligro con cualquier paso tomado en falso.
No muy lejos de allí, otro espacio también para dos era compartido por James y Dorothy, pero ambos no tenían la misma suerte.
Marlena observaba bien protegida por las sombras y la distancia una escena, que si bien no era de su agrado, si era muy reveladora. No podía dar crédito a lo que sus ojos le mostraban. Ni más ni menos que la amante de James era su hermana. Incluso repitiendolo en su interior varias veces, le costaba trabajo entender que podía haber visto James en Dorothy y mucho menos asimilar el descubrimiento.
¿Cómo debería actuar ahora?. Era algo que tendría que pensar detenidamente. Reaccionar como deseaba no le estaba permitido. Indiscutiblemente era mejor ignorar lo que había visto. No debía ser descubierta, eso le proporcionaría ventaja. ¿Pero como ignorarlo?. Quizá la jugada perfecta sería aparentar cercanía, esperar que Dorothy se abriera con ella, la hiciera partícipe de su secreto y de esa forma poder aconsejarla en su propio beneficio. Pero ¿y si esa opción no era posible?.
Sus gestos se endurecieron cuando vio a James acariciar su espalda y mirarla como jamás lo había hecho con ella. En sus ojos podría leerse con total nitidez un sentimiento desconocido para ella. No solo había deseo, sino necesidad de ser deseado.
Y llegó el beso y algo se encogió dentro de ella. Un beso prohibido, un beso cómplice, bravo y a la vez tierno, sosegado y hambriento. Un beso que antes de acabar ya estaba pidiendo por más.
Ni había lugar a dudas. James había cambiado de rumbo la partida. Había elegido permanecer neutral para estar junto a Dorothy y ésta le había traicionado.
No podía escuchar sus palabras, ambos parecían hablar en secreto, midiendo cada uno de sus gestos para no ser delatados. Pero no era necesaria demasiada imaginación para saber que tendrían un encuentro después de la fiesta. Si eso ocurría, sería la prueba que necesitaba para incluirse, sin ser invitada en su relación. Su hermana siempre había sido muy manejable.
-Alice ¿Has visto a Edward?.
-Pensé que estaba contigo.
- Y así fue hasta hace unos minutos. Conversabamos con Charli y antes de marcharse me indicó que se dirigía a ver a Lara, pero no está junto a ella y no consigo localizarlo.
En ese justo momento la música se paró y las luces se acentuaron en algunas localizaciones del salón para reducirse en otras y su voz sonó.
- Buenas noches.
Bella se giró hacia esa voz tan conocida, que en ese momento no solo saludaba a los invitados,sino que la acariciaba única y exclusivamente a ella.
- Espero que todo sea de vuestro agrado y no creo encontrar mejor momento que éste, para dirigirme a vosotros ya que veo que estáis todos relajados.
Las risas se sucedieron y fue motivo suficiente para que los que no prestaban atención, la enfocaran hacia Edward.
- El motivo de esta reunión de amigos, (lo dijo pasando una vista rápida por la sala), y así haré que se acaben los comentarios curiosos, (tosió sonriendo), es anunciar ante todos mi compromiso, para siempre, con esta preciosa mujer.
Las luces se prendieron sobre la figura de Bella, a quien fueron dirigidas todas las miradas. Algo aturdida, pero no por ello mermada,dirigió sus ojos hacia Edward, esperando ver en ellos como siempre, lo que esperaba de ella.
Hubo un intento de muchos para aplaudir, en respuesta al anuncio de aquel compromiso, pero Edward lo detuvo alzando levemente la mano en petición de silencio.
- Una vez más creo que cuando se trata de hablar de mi preciosa esposa, me quedo corto.
“Su esposa”, eso aclararía completamente sus palabras, para quienes no lo habían entendido confundiéndolo con el anuncio de un próximo enlace.
- Ahora si creo haberlo explicado correctamente. Nos casamos hace tan solo unas semanas y para quienes no déis crédito por lo precipitado de nuestra decisión, es simple muy simple. El corazón ha veces no da otra opción, la respuesta solo es una e inevitable.
Ninguna de las palabras pronunciadas por Edward se dirigía fuera de la línea encaminada hacia Bella. Aquellos votos que nadie escuchó, aquella promesas que fueron dichas en un hospital solo para familiares, aquellos momentos que deberían haber sido únicos para ambos, Edward los estaba reproduciendo solo para su mujer en aquellos insntantes, y Bella lo sabía. Sabía que todas y cada una de aquellas palabras pretendían llegar a su corazón en línea recta, para dar a conocer delante de todos el alcance de su amor.
- Supongo que sin saberlo, estuve 32 años esperandote y no estaba dispuesto a demorarlo más.
Le sonrió solo a ella. Y una frase nacido por y para ellos voló en el aire, pero esta vez ante todos.
- Ahora y siempre,todo en cualquier lugar es lo que tú eres para mí.
Extendió su brazo hacia ella esperandola.
Y Bella no se hizo rogar. Nerviosda pero decidia a responder a su compañero, a un hombre orgulloso de tenerla junto a él, se acercó con pasos decididos sin desenfocar su mirada.
Los aplausos al igual que los murmurllos de muchos, los silbidos de otros y esparcidos aquellos enhorabuena que los acompañarían siempre, se intercalaban con la sonrisa fiel y leal de su familia que entendían mejor que nadie, que aquel momento era de los dos.
La tomó por la cintura en un abrazo firme deseoso de tenerla en sus brazos y besó su frente, diciéndole bajito.
- Aguanta un poquito más, no he terminado aún, nuestra pequeña princesa necesita también su acto de presencia.
- Ambos estamos muy agradecidos por vuestra felicidad, no dudéis que en este momento es eco de la nuestra, pero hay algo más.
Tomó su mano y la besó lentamente al mismo tiempo que le guiñaba un ojo pidiendole un poquito de paciencia para darle lo que sabía Bella estaba esperando, esconderse en el refugio de sus brazos.
- Hace tan solo unos días, hemos conocido la respuesta que esperábamos, que imaginábamos y soñábamos para que nuestra vida fuera aún más completa. Quizá sea demasiado pronto para anunciarlo, pero hay un pequeño miembro más de nuestra familia creciendo en su vientre,(la mano que la envolvía se acercó suave y tiernamente hasta el mismo), y que sin duda me hace más feliz de lo que nunca pude haber imaginado.
Ya no hubo más palabras para el resto de los presentes. La volvió despacio para tenerla frente a sí. Dos sonrisas se cruzaron entre ambos, en las que no cabía otra respuesta más “que todo está dicho”, y ese mundo que ambos conocían para dos, los envolvió sin prestar atención al resto. Sus labios se unieron para sellar aquel compromiso eterno ante todos, y esos momentos de ausencia del resto que solo comparten, quienes alcazan con sus manos a tocar el amor, los envolvió una vez más.
Lejos,muy lejos podían quedar las felicitaciones y nuevamente los aplausos, la música, esa que siempre los acompañaba cuando sus cuerpos tomaban la iniciativa de bailar en silencio, volvía a hacerse presente para ambos. Y sin duda sonaba, porque Esme tiró de la mano de Ruffus para hacerse espacio entre ellos, tomar protagonismo como madre de Edward Cullem. Pero la mano veloz sobre su espalda de Lara no permitió que consiguiera su objetivo.
-Ni un solo paso zorra, o ese precioso tocado que llevas en tu pelo quedará prendido en mi mano. Bonita forma de mostrar que no hay nada real en tí, ¿no crees?.
Fue ahora la mano de Petter la que se precipitó sobre los hombros de Lara para alejarla ligeramente de aquel lugar.
- ¿Cómo la has llamado?
Su cara no podía ser más cómica.
- Algo que ella debe entender a la perfección. Lo siento Petter, ha sido superior a mí.
- Jajajajaja, no te estoy recriminando Lara, creo que nadie mejor que tú para hacerle llegar mis pensamientos.
Con su cara hundida en el hueco de su cuello, oliendo aquel aroma que conocería en cualquier parte, estrechada entre sus brazos de acero,cobijada por su calor, apoyadas sus manos sobre el pecho de Edward y meciendose al ritmo que marcaban sus piernas fuertes, Bella descansaba feliz tras aquellos momentos de tensión y felicidad.
- Ya pasó amor mío. Ahora todos saben lo que significas para mí. Esto te hará más vulnerable a veces, pero también conoceran que eres intocable, que estaré dispuesto a cualquier cosa por protegerte, por defender lo que sentimos.
No contestaba,solo se sumergía más en aquel abrazo bajo el que jamás sentía frío, miedo o soledad. Y Edward la acogía cada vez más, enredandola en sus brazos para sentirla más fuertemente.
No muy lejos de allí, dos amantes separados físicamente, conectados con sus miradas bailaban lentos y abrazados con sus ojos, sintiendose, deseandose, contando los minutos para volver a encontrarse en la intimidad. Conocían aquel sentimiento que Edward y Bella sentían y el miedo a perderlo.
Las manos de Dorothy se abrazaron inconscientemente y las piernas de James se separaron levemente anclándose al suelo mientras sus manos disiparon sus ansias escondiéndose en los bolsillos de sus pantalones.
Hay momentos que no debería ser interrumpidos jamás, y son precisamente esos los que sin querer son sometidos al antojo de quienes no deseamos.
- Pareces con tantos deseos de bailar como yo James.
Se vio envuelto en el torbellino de unos brazos rodeando su cuello, unos brazos que no eran los que necesitaba en ese momento, mientras sus pies seguían un compás muy diferente al que llevaba instantes compartiendo con otra persona.
- Tu estilo no cambia Marlena, siempre sin avisar o sin ser invitada a ello.
- Antes estos pequeños gestos conseguían sorprenderte, agradarte e incluso excitarte.
- Todo cambia, nada permanece inalterable Marlena.
- No dejo de pensar quien es la criatura que además de enredar tu corazón hace que te hayas vuelto filósofo.
- Alguién muy especial, eso debería ser más que suficiente para tí.
La buscaba con la vista, no podía haber desaparecido tan rapidamente del lugar donde momentos antes habían estado conectados. Sin éxito, Dorothy no estaba. Como una hada o como un fantasma había desaparecido. Debía pensar con algo de calma y escuchar a su interior. Su preciosa muñeca era muy inteligente, sabía conservar la calma y sin duda ya habría tomado el camino que los llevaría a su fiesta particular esa noche. Un lugar donde bailar solos, amarse y descubrirse un poco más.
- Podrías prestarme algo de atención.
- Lo siento Marlena, pero mi tiempo se agota.
- No es nada halagador James.
- Puede serlo, utiliza tu imaginación Marlena. Hazte a la idea de que eres cenicienta, y tu hora se acerca, deberás abandonar toda la magia a las doce,tan solo te quedan unos minutos. ¿Acaso tampoco conoces el cuento?.
- Es solo eso James, un cuento.
- En mi caso, es real, creeme, muy real.
La música terminó y con ello los brazos de James cayeron hacia sus costados. Una sonrisa cortés apareció en su rostro para luego despedirse con un gesto de su mano y añadir.
- No te preocupes, tu coche no se habrá vuelto una calabaza cuando decidas usarlo, pero ten cuidado con los hombres a los que te acercas, puede que alguno antes de darte cuenta sea un roedor.
Y se marchó. Andando elegantemente entre la gente, saludando sin llamar la atención, fue dirigiendose hacia la salida hasta el camino que lo llevaría al único encuentro que deseaba, Dorothy...
La noche seguía y muchos momentos estaban aún en el aire...
No puedo creerlo, Marlena los descubrió! Me encantó, no puedo esperar para el próximo capítulo. Aww Edward siempre tan dulce ♥
ResponderEliminarwow!! me ha encantadooo! me encantan james y dorothy!! espero que todo les vaya bien y que a marlena le vaya fatal, que mal me cae! jajajaja! espero que edward escuche a james y puedan acabar con marlena! y bella y edward son geniales!!! estoy deseando leer el siguiente capitulo!
ResponderEliminarun besitooooo :)
fascinante ,me encantooooo .me dejo con ganas de massssssssssss...
ResponderEliminarQue emoción, es un capitulazo, espectacular, cada vez soy una adicta más, no puedo dejar de leero y cuando se me acaba quiero más, pleaseeeee otraq capitúlo más.
ResponderEliminarGracias por compartir este fics con tus lectoras.
Besos Nena.