domingo, 28 de agosto de 2011

CAPITULO 16°

NOTA IMPORTANTE :



 Sorry por la tardanza pero es que he andado ocupada con mis tareas prometo subir los capitulos los sabados jejeje. Bueno las dejo leerrr grrrrrrrr.
 ATTE. Hanvry




Para Annyfiorella, la niña del segundo nombre bonito, a la que una noche como un topito, leí en una conversación con Andy decir, que espera a su príncipe azul. Nena estoy segura que con ese nombre y siendo tan dulce como eres, encontraras lo que buscas. 



…..Llegó al despacho casi sin respiración, 20 minutos pasaban de las 9. 

_¿Cómo está? 

_ Ha preguntado cuatro veces si habías llegado. 

_ ¿Cada 5 minutos? 

_ Más o menos. Date prisa o veremos a Edward enfadado. Ha llamado Marlena, quiere hablar con vosotros, con los dos. Eso lo ha puesto de un humor de perros. Cálmalo un poquito, me imagino que sabes como hacerlo. 

_ No soy domadora en el circo, pero lo intentaré. 

_ No te costará mucho trabajo vestida así. 

_ Pero ¿qué le pasa a mí ropa?. Otra con la misma canción. 




Dejó el bolso en su escritorio, encendió el ordenador y se encaminó al despacho de Edward. Recordó el primer día. Bueno si quería guerra la tendría. Abrió la puerta y allí viéndolo nuevamente mirando hacia la ventana, de espaldas a ella, concentrado y en silencio, supo que no había nada que hacer. Ese hombre fuerte, inquietante,magnífico, dulce y tierno, el mismo que respondía a sus juegos verbales, que dormía con ella, abrazado a ella, que acariciaba su cuerpo con pasión, que adoraba sus palabras sucias, era su amante, el único hombre que la había hecho volar, el único que conocía parte de su alma. Se acercó a él sin hacer ruído y lo abrazó desde atrás. 


_ No estés enfadado, ni triste, ni pensativo. Prefiero al hombre que aguanta mis guerras, que corre tras de mí para atraparme, que me exige que le hable con palabras sucias. 


Edward sonrió dándose la vuelta, estaba seguro que sería siempre imposible reñir con ella, no tendría motivos, utilizaría esas frases para conseguir derretirlo. A fin de cuentas, cual era el problema, ¿haber esperado 20 minutos para verla?, llevaba esperando toda la vida. En sus manos, estaba en sus manos. 

Fue mirarla y sin mediar palabra soltarle el cabello. Bien la cosa prometía, primera predicción de Alice cumplida. ¿Cual sería la segunda? 

La besó en la mejilla,muy cerca de la boca, tan lento y tan pausado que Bella deseaba más. 

¿Qué tendría ese despacho que siempre la hacía pedir más? 

Siguió acercándose a su boca, tanteando con la lengua, tendiendo una alfombra húmeda a su paso hasta llegar a sus labios, quería enseñarla, mostrarle que hace una lengua cuando acaricia, cuando besa, cuando hace temblar. Habló sobre la de ella de forma sensual, provocadora, posesiva. 


_No a los pantalones no significa desafiante. Podría hacerte pedazos la ropa ahora mismo, tumbarte en el sofá, saciarme contigo y luego encerrarte en el baño. 


Alice no se había equivocado ni un poquito, ¿por qué no la dejó continuar?, se hubiera enterado de lo que vendría. 

_ Bueno no te preocupes, no me queda mucho más ¡desafiante! que ponerme que no hayas visto ya, lo demás son pantalones y les he dedicado un sitio especial en el armario, desterrados, fuera de juego. 

_Me importa una mierda la ropa, quisiera tenerte desnuda siempre solo para mi. Comer sobre tu vientre, beber de tu boca, que me acaricies con tu pelo, sentir tus manos en cualquier parte de mi cuerpo. 


Bella anotó en su memoria todos sus deseos,( _armándose con un poquito de valor, la noche sería muy larga_). 

_ Te deseo tanto nena que no tengo descanso y mi polla no encuentra ni un solo segundo de paz. 


Bella sabía de lo que le hablaba; cada vez que estaban abrazados la sentía contra su cuerpo dura y poderosa, excitándola, comunicándole su fuerza, incitándola a pensar lo que sería sentirla dentro. 

Edward la estrechó un poco más provocándola. Bella mordió entonces su boca y un gemido emergió de su interior; a ella también le encantaban sus sonidos, le hablaban de habilidad y no de torpezas, le confirmaban que cualquiera de sus caricias eran deseadas. Llevó sus manos pequeñas y abiertas al pecho de Edward, arrastrándolas lentas sobre su camisa extendiéndolas por todo su torso. Sintió su calor, un calor que hacía cálido su cuerpo sin medida. Junto a Edward, jamás tendría frío. 

Edward comenzó a subir su falda hasta colocarla toda sobre su cintura. 


_ Dejame mirarte. 

Se separó de ella que en ese momento, agachaba la cabeza aturdida, como una niña que cree no estar haciendo algo bueno. 

En dos zancadas alcanzó la puerta del despacho y echo la llave, no más interrupciones. 

Se volvió y lo que vió lo dejó sin respiración. Piernas rectas juntas, como columnas perfectas enfundadas en medias brillantes sujetas a la mitad del muslo por un precioso encaje negro. Sus nalgas al aire, pavoneándose ante él, mostrándose como melocotones suaves y aterciopelados. Una pequeña tirilla de color de su piel se escondía por la línea separatoria de su culo, invitándolo, seduciéndolo. 

Se aproximó hacia ella. 

_ No te muevas princesa, ni un solo milímetro. Se agachó en el suelo, se agarró con sus manos a las caderas de Bella y comenzó a mordisquear su culo, sintiendo como ella contraía los músculos, los mismos que su polla movía con cada pequeña mordida. 

Si eso era el preludio de lo que vendría esa noche, necesitaría mucho, mucho control. 

Fue lavantando muy despacio la pequeña tela, un cordoncillo con elástico que se introducía entre sus nalgas, apartandola hacia un lado, acercando su lengua y lamiendo, dibujando con ella su trazo. 

Se levantó despacio, recorriendo con sus manos sus costados. Bella tembló y se abrazó así misma, sintiendo sobre los suyos los brazos de Edward. 


_ Esto era lo que yo pretendía desayunar esta mañana, ésto era lo que hubiera pasado luego en la habitación cuando pronunciabas palabras sucias, esto es con lo que continuaría ahora hasta caer rendidos y lo que seguiría haciendo esta noche después de cenar. 

Fue abriendo los brazos de Bella para acariciar sus pechos.Su polla ahora, reclamando su cueva, empujaba contra su culo, palpitando impertinentemente, sus manos sopesando sus pechos, abarcandolos, su aliendo, su respiración, sus palabras, en su oído sonando melosas, tan ardientes que quemaban. Bella volvió a temblar, le volvía loco sentirla indefensa, rendida, le gustaba protegerla, amarla como solo un hombre ama a una mujer cuando es la única, con locura. 


_ Edward, esta noche quiero ser yo la que lleve la iniciativa. Puede que sea torpe, pero quiero hacerlo, quiero lanzarme al océano sin salvavidas, quiero aprender a nadar o ahogarme contigo. Necesito saber que puedo llevarte al cielo, al infierno, a ese precipicio que tu me lanzas. Deseo sentirme mujer, grande, aunque debo decirte que ese poder solo me lo das tu. ¿Me dejarás hacer las mismas cosas que tú me haces a mi? 

Desde que Bella comenzó a hablar Edward se tensó entero. Saber que ella lo deseaba al completo, que era capaz de pedírselo, lo hizo enorme, un gigante enorme. ¿y ella hablaba de sentirse pequeña?. Bella era poderosa, increiblemente poderosa. 

_Aquí estoy nena, entero tuyo,siempre tuyo. 

Le dió bruscamente la vuelta,comió de su boca, bebió en ella,mordió su lengua. Sin darle tiempo a reaccionar, sin avisar, como un pirata que inicia un abordaje salvaje, metió la mano entre sus braguitas e introdujo dos dedos en su coño húmedo ya, húmedo por y para él. 

El ataque arrasador, la respuesta demencial. Las piernas de Bella ahora algo más abiertas facilitando sus caricias, su vientre pidiendo socorro desde sus entrañas, su garganta pidiendo auxilio, aire, su mente en cualquier parte del universo perdida, sus manos aferradas a Edward para no caer, su cabeza levemente hacia atrás, pedía a gritos que chupara su cuello, que lo mordiera, pero su voz estrangulada se había perdido también. 

_ Eso es nena, entregate a mi por completo, dejame sentir tu placer sobre mis dedos, no tengas prisa, estoy aquí, dentro de tí, pidemelo Bella, pidemelo, lo estoy sintiendo, se lo que quieres, pidemelo. 

_ Más ràpido Edward, más rapido. 

_ Eso es princesa, ¿ qué más?, estoy aquí para darte lo que necesitas, lo que ansias, lo que sueñas, todo lo que quieras. 

_ Más fuerte, más fuerte. 

Y Edward lo hizo, imaginando una y otra vez, que lo hacía con su polla, cuerpo contra cuerpo, formando uno solo, siendo uno solo. Sería así, estaba seguro que llegaría, que no faltaba mucho para que ese momento llegase. 

Bella se agarró a su cuello, suspiró en su oído, mordió el lóbulo de su oreja. 

_ Aguanta nena, aguanta, espera un poco, disfrutalo, no corras, sigo aquí. 

Era fácil decirlo, imposible conseguir soportar esa tortura,mantenerla latente, Edward no tenía ni idea de lo que le estaba pidiendo. 

Acercó su boca a su pecho, mordió su pezón por encima de su blusa empapandola de su saliva igual que ella le empapaba sus dedos. 

La sintió romperse,mientras luchaba por conseguir algo de aire. Primer asalto hasta la noche, al menos tendría algo de su sabor de su olor en sus manos. Demasiadas horas en ayuno hasta la noche. 

La abrazó con dulzura, esperando que recuperase el aliento. Estaban hechos para sentir, para caer una y otra vez en el pecado original. Era lógico que Adán nos hubiera condenado sin paraíso, el también lo habría hecho. 

La separó unos centimetros de su cuerpo, y ahí estaba, la misma belleza en su cara que esa mañana, las mismas mejillas rosadas, el mismo olor, la misma boca hinchada. Bajó sus manos hasta su cintura, bajo su falda rozando la tela y sus manos por las piernas de Bella, se detuvo en el elástico de las medias, jugó con él tirando suavemente, siguió hasta colocarla en su lugar. Como se viste a una muñeca, con cuidado de no romperla, le fue recomponiendo la ropa, viendo la humedad en su blusa donde había estado su boca. Sopló durante unos segundos sobre ella. Si pretendía secarla, solo obtuvo por respuesta que los pezones de Bella, gritaran una vez más. Subió la mirada y se encontró con sus ojos, le sonrió, adoraba la reacción de su cuerpo con solo acercarse a ella. Bendita noche. 

_ Siempre recibo más de lo que doy. No es justo para tí. Arremetes contra mí sin avisar, sin darme tiempo a reaccionar. Me siento esclava de tus caricias, de tus deseos. 

_ Eso es lo que quiero princesa, que seas mi esclava, hacer contigo lo que solo soy capaz de soñar, lo que no tiene nombre. 

_ No me asustas, ya no. 

_ Ya veremos luego si eso es cierto. 

_ Esta noche eres mio. 

_ Lo estoy deseando. 
Llevó los dedos a su boca oliendo primero, chupando después. Bella lo miró cautelosa, pero lo pidió. 





_ Quiero probar, quiero saber que es lo que tu boca sabe de mí que yo no se. 





Edward acercó sus dedos a la boca de Bella, sabía lo que estaba por llegar, los introdujo en su boca, despacio muy despacio, mirando su boca, sus ojos, viendola acariciarlos dentro de sus labios, probando, saboreando su propio sabor. Tragó saliva, la imagen de Bella agachada en el suelo, llenando su boca con su polla, lo volvía frenético. Mil vidas que tuviera las viviría esperando lo que Bella quisiera darle. En sus ojos asomando un brillo de agonía y contención, en los ojos de ella, la comprensión de sus emociones. Ella le daría todo, haría todo lo que el le pidiera, sin reservas, sin ninguna duda. Andarían juntos ese camino, descubrirían lo que sus cuerpos exigían, lo que pedían a gritos para estar satisfechos. 

Y Edward la entendió, sacó los dedos de su boca, la besó en la frente. 


_ Si nena juntos, lo haremos juntos. 

Bella pensó que ningún momento podría igualar aquél, que no habría entre ellos nunca tanta complicidad, tanto dicho con tan pocas palabras. Se equivocaba, estaba lejos de imaginar cuantas cosas restaban por vivir. 


…..Llamaron a la puerta, Edward se quejó, no era posible que ese momento también fuera 

roto, el día había nacido para las interrupciones. Arregló el pelo de Bella, y le indicó el baño. Esperó hasta verla entrar, abrió la puerta. La persona menos indicada, la que nunca sería invitada, apareció ante él con una sonrisa amiga. ¿Marlena con una sonrisa?. Estaba claro que estaba soñando, que todo lo sucedido había sido un sueño. 

Bella salió del baño mirando con asombro, había olvidado por completo que Lara la había avisado de esa cita tan ¿cómo llamarla?, ¿inesperada?, no era mejor no deseada. Seguro que le dedicaba una frase envenenada de las suyas, retandola a contestar, haciendo que su día se viera enturbiado. Era imposible enturbiar lo que acababa de vivir. Marlena podía decir lo que quisiera, hoy era fiesta, daba igual la dejaría ladrar todo lo que quisiera. 

Miró a Edward y lo oyó 
_ Marlena, ¿qué se te ofrece?. 

_ Oh Edward cuanto lo siento, no querría pecar una vez más de intrusa, esta vez no. Buenos días Bella. Mi visita tiene hoy otra intención. En realidad deseaba hablar con Bella, pero no he conseguido localizarla, pero ya que estas aquí no importa que lo escuches Edward, es más me alegro de ello. Bella siento mi forma de comportarme contigo estos días. Me resultaba difícil, muy difícil aceptarte de repente, sobre todo cuando Edward, a quien conozco desde hace tiempo y aprecio, ha mostrado tanto interés por ti. Espero que al menos me entiendas, si es que no consigo que comencemos nuevamente a tratarnos. Deseo que podamos tener ocasión de conocernos. Alguién que resulta tan importante para Edward lo es para mí también. Me gustaría que lo pensases, que me dieras la oportunidad de demostrarte que estaba equivocada. 

En cuanto a tí Edward, lo siento, de veras que lo siento, ahora que veo como os tratais, quiero que sepas que estoy de vuestra parte. 

Edward arrugó sus cejas, no daba crédito a lo que estaba escuchando, ¿Marlena estaba de su parte?, ¿quién le había dado permiso para estar de su lado?. Mejor que advirtiera a Bella que aquello eran solo palabras, pero no le dió tiempo. Bella se acercó a Marlena sonriendole abiertamente, extendiendole la mano, estrechandosela. 

_ Marlena no tienes que decir ni una palabra más, no te disculpes por favor, no sé si yo no habría reaccionado de la misma manera. Te pido disculpas por mis respuestas, no intentaba herirte solo defenderme. 

Su mujer era inocente, demasiado inocente, ya la pondría al corriente de que las víboras solo atacan sin ser vistas. 

Bella le dedicó una mirada y salió con Marlena des despacho de Edward. No estaba tranquilo, Bella era demasiado confiada y el no se permitiría que le hiciera daño, ni tan siquiera con el pensamiento. 

Llamó por el intercomunicador a Lara. 

_ Srta. Fendon, pase a mi despacho por favor. 

Lara se levantó inmediatamente acudiendo a la llamada de Edward. 

_ Lara, no pierdas de vista a Marlena. 

_¿Qué ocurre Edward? 

_ No puedo creer lo que acaba de suceder, conociendo a Marlena algo trama. Nadie puede ser satanas y un ángel en tan poco tiempo. Presiento que quiere acercarse a Bella, pero no para ayudarla o aceptarla sino para herirla o lo más probable vengarse de mí. Informame de cualquier cosa que te parezca inusual. 

_ Todo en ella es inusual Edward, podrías puntualizarme un poco más_ 

_Contrata a quien sea necesario, haz que la sigan, que sepamos con quien va, quien la visita, donde come, cena o duerme. Qué compra, en que gasta su dinero. Todo, lo quiero saber todo. 

_ Está bien Edward, creo que ya es hora de ponerla en su lugar. Esta orden va a ser para mí un placer que he esperado por años. ¿Debe estar informado tu padre? 

_ No de momento, si lo creo necesario más adelante lo haré yo mismo. 

Sin decir nada más Lara salió del despacho de Edward firmemente dispuesta a cumplir todas y cada una de sus órdenes. Sería un placer, un verdadero placer. 

… El día fue sucediéndose sin ningún conflicto digno de mención. Lara fue enviando correos, muchos años en el cuerpo de policía antes de trabajar para los Cullem, le habían dado los contactos necesarios, los lugares precisos, para encontrar profesionales suficientes e información necesaria para que todo fuera como la seda. En menos de dos horas, había conseguido dar las instrucciones necesarias a un investigador privado,montando un equipo digno de incluir en las fuerzas especiales. Una hora después había repartido teléfonos nuevos a todo el personal contratado, con el número privado de Edward y el suyo, para que comunicaran con ellos a cualquier hora del día o de la noche. Mandó dicho informe al ordenador de Edward, quien seguía en el despacho, consiguiendode esta manera, que Bella no tuviera sospechas de ningún tipo. Bien todo controlado, no obstante ella no dejaría nada al azar, con o sin permiso de Edward, contrataría a un profesional que protegiera a Bella, alguién capaz de estar siempre sin ser visto, un sombra, así los llamaban en su equipo cuando formaba parte del cuerpo secreto de policia. 

Bella parecía ajena a todos los movimientos en cubierto que se estaban desplegando en torno a ella. Se encontraba satisfecha, las miradas de Edward, así como verlo permanentemente mirando el reloj le hablaban de horas que se sucedían, restando tiempo a su cita nocturna. 

A las 7 de la tarde la llamó Alice, 

_ Bella, menos mal que te encuentro. No te preocupes, solo quiero recordarte que mañana nos vemos temprano, pasaré a recogerte sobre las 10. Dile a ese hermano mío que no se enfade, que tenemos que hacer cosas de chicas, que no sea un tirano, que necesitas algo de tiempo para estar preciosa el día de la fiesta. 

_ Alice, ¿donde iremos? 

_ Primero resolveremos dos pequeños incidentes relativos a la fiesta, nada importante, ya verás como lo arreglamos rapidamente. Después he quedado con Thelma y Dana y aquí está lo mejor del día ¡ vamos de compras !, ya sabes, tiendas,ropa, complementos, zapatos, todas esas cosas que necesitamos urgentemente las mujeres. En tu caso además, ya que estás tan ocupada con mi hermano, pues algo interesante de ropa interior, no sé, un conjunto especial, un corse, un..... 

_ Alice,Alice, para,no sigas. 

_ Ja Ja Ja, Bella no tienes que tener verguenza de mí, te envidio, desearía estar en tu lugar, tener alguien a quien fastidiar todo el día un poquito, provocarlo, excitarlo y luego obtener los beneficios de haber sido mala. En el caso de mi hermano, por favor, si eres mi amiga, hazlo sufrir un poco más, siempre anda fastidiandome, espiando con quien entro o salgo, nadie es demasiado bueno para mí. Dejame disfrutar esta mínima venganza. Además de 

¿qué te quejas?, luego vas a agradecermelo. 

Su risa se perdió en la línea telefónica. Alice no tenía remedio, era como una niña grande, 
con un corazón más grande aún, sentir afecto por ella había resultado tan sencillo como respirar. Tenerla cerca era agradable muy agradable. 

No había tiempo de mucho más, tendría que enviarle un mensaje a Edward. Se había marchado una hora antes, una llamada urgente lo había sacado del despacho. 

Bella a Edward 

Me marcho a casa. 
Necesito cambiarme para nuestra cita. 

Ponte ropa casual. A mí si me vuelves loca con vaqueros. 
Edward recibió el mensaje, justo en el momento en que acababa de lidiar con un cliente algo impertinente, al menos había solucionado los problemas derivados de su separación conyugal. No tenía que estar llevando ese caso justo cuando su estado de ánimo le hacía pensar en vida en común con Bella. 

Le gustaban los vaqueros, pues tendría que cambiar su forma de vestir, estaba dispuesto a presentarse cada mañana en el despacho con ellos, si conseguía desatar a la Bella que sabía que existía. Una sonrisa maliciosa se dibujó en sus labios. Dos horas, solo quedaban dos horas para verla, eternas como siempre. 

Edward a Bella 

¿Quieres vaqueros?, vaqueros tendrás. 
¿Algo más nena?, pide por esa boca que estoy deseando besar. 

Bella leyó el mensaje entre risas y como no con su hipo de siempre. La noche prometía, claro que prometía, y ella no sería nunca más una mojigata, dejaría a Edward de piedra, no tendría experiencia, pero era intuitiva, había visto películas, leído libros, y lo más importante estaba hambrienta, el ogro había despertado sus ganas. Ella esa noche también lo haría rogar. 


CAPITULO 15°


Super son pocos los ratitos que hemos coincidido en el chat, siempre vas demasiado deprisa, me gustaría que a partir de ahora fueran algunos más. 

Bien distinto era el ambiente y el decorado de un apartamento de lujo en el centro de Londres. 

Encendiendo un cigarrillo sentada en la cama de una habitación usada como un burdel, Marlena exhalaba el humo, al mismo tiempo que su boca lanzaba frases venenosas hacia Bella. 

_ Cruel, eso es lo que voy a ser a partir de ahora, ella no sabe aún el significado de esa palabra, pero yo se lo enseñaré. La acorralaré de tal manera que suplicará para que la olvide. Huirá de Edward, para que la deje vivir, para que no la destruya. 


Su aliado al otro lado de la cama, como amante esporádico y consentido, escuchaba atentamente mirando sus rasgos duros, fríos, llenos de ira, era una lástima que esa mujer no averiguara el por qué de su compañía. Jamás se daría cuenta, de que su asentimiento, el cumplir todos sus caprichos, escucharla, todo era por estar enamorado de ella , soportar que nombrara a otro, que lo comparara con otro, a no tener tanta inteligencia, tanto poder como el otro, ¡Edward!, siempre Edward. 

_Espero que me hayas escuchado atentamente, tiene que ser el preparado adecuado, en la proporción exacta, en el momento justo, ¿entendiste?. Un susto, solo eso de momento, solo crear en ella miedo, algo que le haga bajar los humos de señorita de la clase alta, cuando es una donnadie.Quiero verla atemorizada por su vida, irla consumiendo, acorralarla, quiero que piense que todo lo malo que le ocurre, es por estar cerca de él, que Edward se convierta en un maleficio para ella. Deseo que él la vea marcharse de su lado, negarle lo que quiere. Voy a apoderarme de su valor, de su arrogancia, voy a conseguir que esa gata de la calle, con aires de trigresa, se convierta en un ratón asustado. 

Sabes ya lo que hay que hacer, cinco días, la fiesta de celebración de los 30 años de la Empresa. Precioso escenario, la familia Cullem y los Brenan y el resto de la élite de Londres. Todos veran como cae, como arruína la fiesta. No sé como no podré aplaudir cuando la vea, será tan divertido que tendré que hacer una buena interpretación para que nadie sospeche. En cuanto a tí, ni se te ocurra dar un paso en falso, ¿me estás escuchando?, ¿por qué me miras así? 

_ ¿Estás segura Marlena?. Todo ésto es ir demasiado lejos. Quizás Edward se canse de ella antes de lo que piensas. Por lo que me cuentas es casi una niña, una estudiante, de familia humilde respondona y atrevida. Edward es un hombre maduro y con mucho mundo, puede que solo sea un capricho, que su interés no dure demasiado. 


_No tienes ni idea de como la mira, de como la toca, de como la defiende. 

El cree haber encontrado a su alma gemela, el eslabon perdido en su vida aburrida; si ella lo sigue engatusando, nada podrá apartarlo de ella.En unos meses comerá de su mano. El no la dejará, tendrá que ser ella la que lo abandone. El dolor de Edward será mi triunfo, la marcha de ella mi oportunidad para consolarlo. 


_ Está bien, como quieras, a fin de cuentas si tu consigues tu objetivo, yo conseguiré los mios. No olvides tampoco lo que pretendo, ésto te costará la mitad de las acciones de tu padre. Quiero más participación en esa Empresa. Mi trabajo es un entretenimiento, los lujos me los permito con los beneficios de Cullem y Asociados. 


_Elegirás un camarero, en una zona no muy iluminada y le entregarás la copa con el compuesto que elijas. En cuanto salga a los jardines, le dirás al camarero que un admirador la invita y que espera poder encontrarse allí con ella. Bella pensará que es Edward con uno de sus juegos románticos y beberá. Estoy deseando verla caer, jajajajaja, como Blancanieves después de morder la manzana envenenada. 


_ Tendrás que darme a conocer con exactitud su peso, cualquier fallo podría traer consecuencias nefastas, estó podría dejar de ser un juego para ser algo mortalmente peligroso. No voy a discutirte una vez más tus razonamientos para asustarla, pero no quiero verme involucrado en ningún asesinato, a fin de cuentas soy médico. 

_ Y como tal serás quien la asista, tendrás que actuar con un extraordinario dramatismo. Estoy deseando entrar en acción. Lo verdaderamente difícil para mí, será mentir hasta ese momento, pedirle disculpas por mi comportamiento, hacerlo delante de Edward para que no sospeche. Fingir que me interesa su amistad, que estoy de su parte, ¡solo pensarlo me dan naúseas! 


Se acercó para besarla, deseaba demostrarle que lo que había habido entre ellos antes de la conversación que mantenían era real, quería hacerle ver que se entendían, al menos en la cama. 


_ ¿Se puede saber qué estás haciendo? 

_ Repetir nuestros juegos, han estado bastante bien, pero puedo esmerarme si lo deseas. 

_ No necesito más por hoy, ni que te esfuerces en complacerme aqui en la cama. No estoy para filigranas. Esto no era un encuentro para satisfacer necesidades primarias. 

Se levantó de la cama sin pudor alguno, como quien lo ha hecho demasiadas veces, se colocó la ropa interior, de espaldas a él; ni una palabra, ni un gesto. 

El la observaba pensando que desprovista de su odio, de su maquinación, de esa mente hecha para el mal, Marlena podría ser una mujer extraordinaria. Aún así, la amaba, demasiados años de desorbitado amor en secreto avalaban esa locura. 

Ni un adios, ni un hasta pronto, ni un gesto con la mano, solo lo sacó de sus pensamientos el golpe de la puerta al cerrarse. 




…....Salió de la ducha, el torso descubierto, una toalla envolviendo su cintura, el pelo húmedo, revuelto, el olor en su cuerpo del jabón de Bella. Podría acostumbrarse a todo ésto, ¿podría?, sonrió en silencio , ansiaba todo ésto, era todo lo que quería , compartir ese viaje que era vivir, y hacerlo con la mujer que se lo haría más fácil. 

La vió dormir, como una preciosa muñeca, las piernas y sus cortes al aire, boca abajo; una pequeña porción de sábana blanca, cubría parte de sus nalgas dejando su cadera al descubierto. Su cintura al desnudo, su espalda, sus hombros, su cuello, su pelo alborotado y extendido en la almohada, parecía un dibujo de un pintor dedicado a plasmar la belleza de un cuerpo semidesnudo. 

Su boca rosa, como pintada, había tomado un tono más rojo debido a sus besos, esos de los que habían perdido la cuenta. Se detuvo para mirarla extasiado, deseoso de tocarla otra vez, jamás se cansaría de hacerlo, era parte de su mundo, de su aire, de sus sueños..... Sueños, ¿estaría soñando con él?. Quería formar parte de ellos, de su mente, su halcón, su ave, como compañeros compartiendo el cielo. Bella se lo había dicho “hace un momento también he volado contigo”. La llevaría a lugares que solo ellos conocerían. 

Se acercó a ella como solo los amantes saber hacerlo, como sombras, como aire. Apartó el cabello que tapaba su cara, la misma que se había aprendido de memoria, la única que su mente sabría dibujar siempre sin modelo. La besó en la sien, en la cabeza, en la nuca, en el centro de la espalda bajando por ella hasta la sábana, descubriendola, desnudando entero el cuerpo que le había sentirse un hombre completo. 

Bella se movió contra la cama, arrugó su pequeña nariz, abrazó más fuerte la almohada, restregó suavemente su cara por ella y abrió los ojos.Dos lagunas de aguas turbulentas en medio de la luz. 


_ ¿Edward? 

_ Si lo preguntas tendré que enfadarme. ¿Qué otro hombre podría estar en tus sueños y en tu habitación? 

_ No me has dejado terminar, quería preguntarte que haces levantado. 

Sonrió traviesa dandose la vuelta. Sus pechos apretados le dieron una visión perfecta de ese cuerpo que su polla no dejaba de reclamar. Extendió los brazos para recibirlo buscando un beso de buenos días, una caricia merecida tras tantas horas de descanso. 

Edward fue hacia ellos colocandose sobre su cuerpo caliente aún del letargo, apoyándose en sus brazos para verla, para mirar su cara, para oler a su mujer, a su mitad. 

La besó despacio en los labios notando su calidez. 


_ Hueles a azúcar, a pan recién hecho. Debes tener cuidado, siempre tengo hambre a estas horas. 


Hora de calmarlo, de jugar verbalmente. Si comenzaban otra vez con caricias no saldrían de la habitación. 



_ Pues demuestrame todo lo que podrías comerte. Mientras me ducho, prepara tostadas, o huevos revueltos y zumo, el café lo haré yo, anoche obtuve buenos resultados. 


_ Mala 

_ Listo 

_ Algún día con tiempo te demostraré lo que me gusta comer por las mañanas 

_ Algún día te dejaré que lo hagas. 

_ ¿Siempre tienes que quedar la última en contestar? 

_ No me des cuerda. 

_¿Cuántas tostadas? 

_ Dos, zumo y cereales. 

_ ¿Algo más? 

_ Las tostadas con mermelada, el zumo pequeño, los cereales con poca leche. Me estás aplastando. 

La risa de Edward mientras se incorporaba estaba llena de lujuría, la misma que le duraría todo el día. 

Bajó las escaleras pensando en lo fácil que era vivir con ella, en como serían sus mañanas, todas las mañanas a su lado. El concepto de trabajo, reuniones, comida, viajes, todo cambiaba cuando estaba con ella. 

La oyó abrir la puerta del dormitorio, cuando se encontraba a mitad de la escalera, sin asomarse .

_ Te echo una carrera, yo terminaré antes. 


Volvió a reirse, era competitiva, audaz, provocadora, su niña sería un huracán, uno tremendo. 

Se animó así mismo, ¡vamos Edward, hazla sudar!, ¡a correr!. Bajó las escaleras a toda prisa, entró en la cocina, miró el reloj, ¿cuanto tiempo tarda una mujer en ducharse?. Seguro que ganaba él. En su cabeza sonó uno, dos, tres, a empezar. 

Bella ya debajo del agua concentrada, no quería perder tiempo, frotaba su cuerpo a una rapidez asombrosa, las duchas de los últimos días habían sido una tortura. Los ojos cerrados, el cabello enjabonado, la espuma cayendo por su cuerpo. Frotó su cuerpo, sus brazos, sus axilas, su pecho, ese al que casi nunca le había prestado atención, y ahora tenía tantos recuerdos y tantas cosas que celebrar. Recorrió su vientre, su pubis, entre sus piernas, ¿cómo era posible que ahí se encontrara el centro de operaciones reactivas más grande del universo?. Ser tocada por Edward y su cuerpo la traicionaba sin control alguno. Sonrió, tragó agua y espuma, al paso que iba se ahogaría en la ducha solo con pensar en él. Salió del agua, se enrrolló en una toalla, secó con otra su pelo, lo cepilló, hoy tocaba recogerlo, no había tiempo para secador. Lavó sus dientes, desodorante, un poquito de crema. Lista, a por las bragas, bien puestas, sujetador no era su día, hoy no lo llevaría, 

¿y su camiseta de dormir?, ¡ja!, la noche anterior no la usó. Dios cuantas cosas estaban cambiando. Cogió una limpia del armario, le llegaba hasta el muslo, su hermano era muy grande. Recogió su ropa del suelo, colocó las de Edward en la cama, entre sus manos sus boxers, esos que ella había decidido dejar fuera de combate, al menos estaban vivos, sus bragas habían corrido peor suerte. 

Bajó corriendo las escaleras, casi a trompicones llegó a la mesa de la cocina. 

_Lista, gané. 

Miró y vió la mesa puesta, todo colocado, Edward de espaldas se volvió, en sus manos lo último, dos tazas de café. 

_Princesa creo que no. 

_ No las has puesto en la mesa. 

_Tienes el pelo mojado. 

_ Tú lo tienes corto y yo largo. 

_ Me he afeitado sin asesinar mi cara. 

_ He recogido tu ropa. 

_ La cocina es casi nueva para mí, tengo que buscarlo todo. 

_ He recogido tu cuchilla de afeitar. 


_ He preparado el café. 

_ Me he puesto cremita en el cuerpo para tí. Batalla perdida, como siempre vencía. 

_ Ven aquí nena. 

Bella fue hacia sus brazos, ese nena quería decir muchas cosas. Pensaba que la abrazaría, pero él alargó su brazo y le dio el café con una sonrisa burlona. (Se había ganado el empate sin una sola palabra)..... Rieron los dos.... 

Bella se sentó a la mesa, probó el zumo, Hummm, primer ruídito, modió la tostada, Hummm, segundo ruídito, volvió al zumo, Hummm, tercer ruídito. 

No pudo más. 

_ O dejas de hacer esos ruídos o te aseguro que te ato a la cama y te acaricio hasta que olvides quien eres, luego te dejo encerrada y vuelvo esta noche para encontrarte en la misma posición. Sorbió de su taza de café. 

_¿ Quieres convertirme en una meretriz?. 

Edward de la risa casi se ahoga con el café. 

_ ¿Meretriz?. ya decía yo que tú no eras real, ¿de donde sales ?. 

Seguía riendose de ella, con ella. Quería saber hasta donde era capaz de llegar. 

_ Bueno tiene muchos sinónimos, puedo emplear cualquiera. Empezó a pronunciarlos 

_ Concubina, loba, gamberra, ramera 

_ Palabras sucias no 

_ ¿Por qué? 

_ Porque me excitan 

Bella se levantó, quería provocarlo, miró hacia la puerta y salió corriendo hacia las escaleras. Edward detrás, ella riendo, el concentrado en atraparla, en que le dijera todas aquellas palabras que quería escuchar en su boca. Llegó hasta ella en la puerta del dormitorio, la apoyó contra la pared. 

_ Dímelas 

_ Zorra, golfa, puta, (lento, lo dijo muy lento, casi deletreandolo) 

Y ahí cayó, su boca fue invadida sin previo aviso, sin preámbulos, sin besos tiernos, sin consentir protestas, sin miramientos. Una boca con sabor a café, con sabor a Edward, tan reconocido ya, tan asimilado por su lengua que hacia el camino al encuentro de la suya a ciegas. 

Sus manos contra la pared en alto sobre su cabeza, agarradas por una de Edward, firme como una esposa. Su cuerpo apoyado por completo en todo su peso, aprisionándola, estrechandola sin salida alguna, ¿quién quería escapar?. Para ser sincera, ella no. 

Edward sintió su descontrol, aquella mujer lo volvía loco, “despacio”, “despacio”, “dale tiempo”, “deja que sea ella”. 

Se separó para mirarla, sus ojos provocándolo, chupandose su beso. Lo mataría, cualquier día lo mataría. 

_ Algo muy duro me oprime el vientre. 

Lo dijo levantando las cejas, como preguntado ¿qué es? 

_ Dí su nombre, dímelo princesa. 

_ Pene (besó en los labios), Falo (besó en los labios), Verga (mordió sus labios), Polla (volvió a invadir su boca) 

Definitivamente su chica sinónimos acabaría con él. Lo dijo en su boca. 


_ ¿Qué es eso? 

_ El timbre, la puerta, las chicas. 

_ No puede pasarme ésto. 

_ Creo que es lo mejor, no habríamos llegado al despacho. Yo abro, tú te vistes. 

_ De acuerdo, pero ésto solo ha hecho empezar. 

_ Bien porque esta noche quiero probarte, saborearte como tú me lo haces a mí. 

Se dió la vuelta y bajó las escaleras. 

Muerto, lo había aniquilado. ¿saborearlo?, ¿probarlo?, ¿su polla en la boca de Bella?, si seguía pensando en eso terminaría arrasado, asolado, desarmado, siguió repitiendo sinónimos mientras se vestía...... vencido, derruído, destrozado, hundido, abatido.... 

Tomó las llaves del coche y el móvil, estupendo seis llamadas de Alice, seguro le estaría esperando con la corbata en la mano y le haría 1000 preguntas. 

Las vió a las tres en la entrada, dos cabezas se volvieron hacía él la de Bella mirando hacia el suelo, ¿avergonzada?, ¿le habrían regañado sus amigas?. Eso él no estaba dispuesto a permitirlo. 

_ Buenos días chicas. 

_ Hola Edward, (las dos a la vez) 

_ Nena,voy a cambiarme a casa, no tardaré. 

_ Por lo que veo habeís empleado toda la noche en recoger la mesa. (Lo dijo con acento burlón y sonrisa en los labios). 

_ No, no nos hemos dedicado a recoger nada, había otras cosas más importantes qué hacer. Curar heridas de guerra, (la miró a los ojos, la quería valiente, guerrera.... vamos le estaba dando pie), hablar de cosas importantes, atar cabos. 

_ Ya veo ¿y habeís terminado? 


Bella no era cobarde, contestaría, le daría a Edward lo que estaba pidiendo. Le había dicho en el dormitorio que quería probarlo y eso había sido más difícil, así que ésto lo haría con los ojos cerrados. 

_ No, acababamos de empezar otra conversación, justo antes que pulsaraís el timbre, pero lo hemos emplazado para esta noche. Ninguna de las dos está invitada hoy. Cenaremos fuera. 

Miró a Edward orgullosa y felíz. Edward le dedicó una sonrisa que hablaba de lo que sentía por ella ¡Adoración!. 

_ Chicas, siempre es un placer encontrarme con vosotras, sobre todo cuando no sois unas aguafiestas. 


Y dicho esto agarró a Bella de la nuca y le estampó un beso duro, fuerte y corto en los labios. 

_ No tardes nena. Enseguida estaré contigo. Por favor nada de pantalones, princesa accesible, algo accesible. 

Se dió la vuelta, salió a la calle, entró en el coche y se alejó en él. Bella cerró la puerta. 

_ ¿Estás enfadada? 

_ No, pero os mereceís ésto. ¿A qué vienen tantas preguntas? 


_ Queremos saber, ¿cómo es?, ¿eres felíz?, ¿va todo esto en serio?, ¿vive aquí?. Vamos Bella contesta a esas preguntas, dinos algo aunque solo sean migajas. 

Bella las miró, ¿qué les contara algo? Ja, listas estaban, no sabría por donde empezar, pero comprendió que eran amigas desde siempre, y que las amigas se cuentan las cosas, bueno algunas cosas, otras Bella no las podría ni repetir. 

_ Estoy feliz, muy felíz. No vive aquí, solo se quedó a dormir, como él dice, a velar mi sueño, y lo ha hecho muy bien ¿sabeís?es sanador, sabe curar las heridas, las externas diría que fantasticamente bien, y las internas empiezo a dudar que se le resistan. 

Y dicho esto subió a vestirse para ir al trabajo. 

La posibilidad de que Bella curara esas heridas, esos daños que le habían dejado la muerte de su madre, era motivo suficiente para que Thelma y Dana adoraran a Edward. Demasiados años habían transcurrido sin que Bella pensara en el amor, todo por miedo a perder a la persona amada 

¿Ella había pensado eso? ¿Qué Edward podía curar sus heridas internas?. Un segundo fue suficiente para abrir la jaula de los malos recuerdos, de los fantasmas de los miedos, del pasado... 


(Renee había fallecido a los 33 años de edad de una enfermedad degenerativa, teniendo Bella entonces tan solo 8 años. Los recuerdos que tenía de su madre, los que llegaba a alcanzar su memoria, eran a la vez felices y tristes muy tristes, demasiado para compartirlos, para desenterrarlos, para volver a darles rienda suelta y dejar que perturbaran su mente y su corazón, pero al mismo tiempo no se daba cuenta, que al tenerlos encerrados en esa jaula del olvido, tampoco los alejaba de ella, no los dejaba escapar, huir, marcharse o ser aceptados como una parte de su vida. 

Había amado tanto a su madre, le había dedicado, todo lo que una niña de 8 años puede dar, horas de compañía, historias contadas, noches durmiendo en su regazo solo para poder escucharla decirle cada noche, con mucho esfuerzo “te quiero”, “esté donde esté no te dejaré jamás” 

Un año antes de que la enfermedad hubiera alcanzado su etapa más violenta, todavía mantenia conversaciones con Bella; desde la cama podía ayudarla con sus tarea escolares y la corregía en la lectura enseñandole a deletrear bien las palabras. 

Un tiempo en qué aún era su madre la que contaba cuentos, historias sobre reyes venidos de Oriente o palacios de espejo y cristal desde donde se podían ver millones de estrellas. Días, tardes y noches que se sucedieron, que se acababan como la vida de su madre. 

Los tres últimos meses de aquella batalla entre Renee y su enfermedad, enseñaron a pelear a Bella, su madre no se rindió jamás porque quería cumplir su promesa, “esté donde esté no te dejaré jamás”. 

Para una niña de aquella edad fue muy difícil aceptar que su madre la seguiría amando pero que jamás volvería a verla, no habría más cuentos, ni reyes, ni estrellas, ni palacios ni princesas, no se repetirían las noches de abrazos y de risas juntas. 

Amar con tanta intensidad para perder a quien amas, era más de lo que ella podía soportar otra vez. Abrir su corazón, dejar libre el alma era demasiado costoso, sobre todo porque lo que quedaba después eran remiendos de un corazón roto, todavía tan pequeño que apenas si había empezado a vivir. 

No quería sufrir otra vez, no deseaba llorar por dentro, bastante lo hacía ya Charli por fuera, o demasiadas veces tuvo que ver contenerse a su hermano Emmet que con trece años hacía las veces de padre. 

No, ella no amaría otra vez, el amor era algo que dolía demasiado, un sentimiento que sonaba a promersas rotas, a noches sin dormir, a lágrimas de otros. 

Fueron muchas las veces que tuvo que escuchar en la boca de amigos de su padre “pobre niña”. Ella no sería eso nuevamente. La niña sería fuerte, como lo había sido su madre, valiente hasta el final. 

Vería pasar el amor de lejos, en otros, y se alegraría por ellos. No había más que pensar.) 

Oyó el timbre nuevamente, ¿quién era ahora? 

Bajó las escaleras ya vestida (falda negra abierta en los dos laterales y blusa blanca y negra a rayas, cerrada en cuello redondo, con la sisa endida hasta el mismo cuello, hombros al aire, algo ahuecada en el cuerpo, recogida en frunce con lazada a la cadera.Bragas negras, el sujetador lo dejó en el banquillo, baja sin jugar; medias negras muy muy transparentes sujetas al muslo, tacones de escándalo. ¿Sería ésta la idea de Edward de ir accesible? 

_¿ Piensas matarlo a las 9 de la mañana? 

Alice caminó a su alrededor con cara de risa. Su hermano no estaba preparado para eso. 

_ Me gustaría que me durara al menos hasta esta noche. 

_ Bella en cuanto llegues al despacho, te empujará a su despacho, te quitará ese precioso recogido del pelo, te inspeccionara como si fueras su presa. Cuando llegue a la altura del pecho y note la ausencia de esa prenda tan incómoda para él, se atragantará, y cuando descubra, (levantó la falda de Bella hasta la altura del muslo, donde vió el final de sus medias), aquí dejará de respirar. 

Esa cosa que tienen entre las piernas, con la que todos los hombres piensan, se despertará con mucho apetito y aullará. Pueden a partir de ese momento ocurrir varias cosas: 

primero... Que se muera.- No me queda nada bien el negro. 

segundo... Que te empuje como un animal hasta el sofá y te haga cosas no inventadas aún. 

tercero... Que te cargue sobre el hombro como un cavernícola y te saque del despacho. 

cuarto... Que te encierre en el cuarto de baño y no te deje salir para no verte y que nadie te vea tampoco. 

Fue a decir el quinta, Bella la interrumpió 

_ Alice, para para, no va a pasar nada de eso. 

Thelma y Dana las observaban a las dos como en un partido de tenis. 

_ Edward es civilizado Alice. 

_ Edward es un hombre Bella y muy,muy.... enamorado y loco por tí. Dejemoslo ahí. Digamos que no voy a preguntar nada de lo que ha ocurrido aquí esta noche, entre otras cosas porque jamás lo había visto asi de feliz. Pero ¿puedo saber que le has hecho para que estuviera sudando cuando ha llegado a casa? 

_ ¿Se lo has preguntado? 

_ Pues claro. 

_ ¿Te ha contestado? 

_ Sí, pero no he entendido nada. 

_ ¿Qué te ha dicho? 

_ Asuntos pendientes con Bella, terminar un trabajo muy largo. 

Bella comenzó a tirar de la mano de Alice riéndose ruidosamente. Asuntos pendientes, ya se encargaría ella de que no se le olvidaran esos asuntos. Esta noche le tocaba a ella “probar cosas nuevas” 

Ya en el coche las cuatro, Alice empezó a relatar un programa. Por lo que Bella entendió en 

5 días se celebraría la fiesta de la empresa, 30 años de su constitución y Alice necesitaba ayuda. Iría a recogerla a las 5 de la tarde y juntas escogerían los adornos para las mesas, las flores del salon donde se llevaría a cabo el acto, contabilizar los asistentes, comunicarlo al hotel, ayudarla a elegir su traje. 

Hasta ahí todo era muy rápido pero bien, lo iba asimilando. Pero cuando oyó el nombre de 

Marlena, la cosa cambió. 

_ ¿Marlena?, ¿por qué ella? 

_ Lleva ayudandome durante tres años. No me hace gracia, pero si le digo ahora que no es necesaria, aún te tendrá más recelo. Ella hará su parte, la música, los discursos y todo lo relativo al catering. 

_ Osea, que no tendremos que coincidir mucho. 

_ Eso dejalo de mi cuenta. Por cierto, vosotras dos, las calladas de atrás. Teneís que preparaos, no pienso pasar esta velada entre hombres hablando de acciones. 

¿Por qué estaís tan calladas? 

_ Edward las llamó aguafiestas? 

_ Bella ¿qué se estaba cociendo aquí esta mañana temprano? 

_ Alice, calla y mira al frente, tu hermano no morirá al verme, porque si sigues conduciendo así, moriremos nosotras. 

Las cuatro estallaron en risas a la vez. Alice era una cotorra, Bella sabía esquivar todas las preguntas, y Thelma y Dana tendrían que conformarse con acudir a la fiesta, no había alternativa, si eran amigas, eso era lo que tocaba. 

Bueno ya sonsacarían a Bella las tres dentro de cinco días en la fiesta. 

Nota: Loly hay frases maravillosas y adecuadamente dichas que merecen la pena ser subrayadas.

domingo, 21 de agosto de 2011

CAPITULO 14°



Para Dani-Meneses, la niña de las admiraciones en los renglones, la efusiva y feliz...nena no cambies nunca 



Y llegó el primer mensaje

Edward para Bella



En 30 minutos estoy contigo.
¿Qué cenamos hoy?



Bella lo leyó y se incorporó como un rayo

_ Bueno chicas en media hora está aquí. Tengo que arreglarme un poco; os dejo al mando de la situación. Hay que recoger y recibir la cocina china. Poner la mesa. Haced que esto parezca un lugar decente.

Subió las escaleras a toda prisa.Había pensado sorprenderlo, ponerse algo un poco atrevido, pero claro las cosas habían cambiado. Al estar las niñas con ella, era demasiado evidente si aparecía con ropa provocativa, hoy las chicas estaban …. ¿cómo llamarlo? de más, como cirios, no la mejor manera era como intrusas, se habían invitado por sorpresa. Ya en la ducha pensaría que ponerse. Dejó caer el agua y se enjabonó rápidamente, las duchas de ese día habían sido todas igual, a la carrera, nada relajantes. Se enjuagó y se secó como si de una competición se tratara y miró sus piernas, hacía falta un retoque; cogió una cuchilla de afeitar y crema de cuerpo, y comenzó la tarea. Apoyó la pierna en el borde de la bañera y de abajo arriba, de abajo arriba, mientras en su cabeza repetía...vamos Bella no hay tiempo que perder......¡Auch!, primera baja, un herido. Bueno no era nada solo tenía un corte.

Para cuando terminó de depilarse sus piernas habían pasado por una guerra y deberían ser asistidas en urgencias o de lo contrario necesitaíia muy pronto una transfusión de sangre.

Maldiciendo cogió una caja de tiritas y empezó a colocarlas sobre cada una de las heridas. Como en un cuartel su mente procesó …. NOVEDADES: CUATRO BAJAS EN LA PIERNA IZQUIERDA, OCHO EN LA DERECHA. Eduardo manos tijeras lo hubiera hecho sin conflictos.... ¿Eduardo? oh madre mía ¡Edward!, cuando viera ese desastre prensaría algo más que apuntar a la lista de sus torpezas. Ya no había nada que pensar. Pantalones, indiscutiblemente serían pantalones.

Secó su pelo, se lo dejaría suelto, así al menos no le quitaría la gomilla nada más llegar. Lo cepilló y alisó, luego se lo echaría a un lado. Se colocó unas braguitas negras muy pequeñas a juego con un sujetador sin tirantes.

¡par lo que le duraría puesto!,Dios Bella estas hecha una pervertida, se dijo a sí misma.

Pantalón vaquero ceñido y oscuro y ¿blusa o jersey?, otro dilema. Jersey, decidido, azul intenso, escote en V grande demasiado grande el escote, muy estrecho,manga francesa. ¿y los zapatos?, tacón no, con Edward tenía que estar bien apoyada en el suelo. Bien zapatillas de deportes blancas y azules, sin calcetines, esa prenda siempre discutía con ella.

Oyó el timbre, Edward estaba allí, corrió escaleras abajo, la casa estaba en silencio, ¿y las niñas?. En ese momento asomaron tres cabezas en la puerta del salon.

_ Todo listo, …....se oyó decir a Thelma.

_ Recíbelo en condiciones, …...reclamó Alice.

_ Pero date prisa , tengo hambre, …..oyó a Dana.

¿Cómo iba a recibirlo en condiciones si tenía que darse prisa porque tenía hambre?,mejor no pensar. Se dirigió a la puerta, controlando la respiración

y la abrió.... Y allí estaba el nuevo Edward, pantalón vaquero, camiseta negra, naúticos en los pies, ¿sin calcetines?, definitivamente ese era su hombre ¡y menudo hombre!.

Se dedicaron una sonrisa de cuento, la de Edward de oreja a oreja, la de Bella con hipo, ya estaba otra vez ese fenómeno nervioso en su boca.

Edward se acercó a ella y cerró la puerta con el pié.

_ Nena tu hipo es mi aliado, te hace abrir la boca para mí.

Y sin pensar nada más apretó su boca a la de Bella. Todo el día esperando ese momento. Como un soldado atacó su boca, mientras que sus manos repasaban su espalda, su cadera, hasta la mitad de sus muslos y luego subían buscando sus manos, manos que tomó el mismo y las enredó en su cuello. Ahora eran besos cortos, húmedos, pausados, escuchando como el hipo de Bella moría y emergía su respiración entrelazándose a la suya. Esa boca siempre lo llevaba directamente a los cielos, la comida no importaba, había hambre de otras cosas. Bajó la boca hacia su cuello, justo a su pulso, quería sentirlo latir en sus labios y alzó los ojos.

_ Princesa tres cabezas, seis ojos y tres bocas en forma de O, nos miran sin respirar. Bella soltó una risa cortada en su oído.

_ Preciosa no sabía que tendríamos a la corte pretoriana con nosotros espiando.

_ Se han invitado ellas solas.

_ Las otras dos chicas no sé, pero Alice me las va a pagar.

_ No seas cruel, ha encargado comida para que no tengas que cocinar para todas.

_ Eso solo aminorará su castigo.

Se separaron mirándose a los ojos, cómplices, amigos, espejos el uno del otro.

_ Bien Alice, en tu caso las presentaciones no son necesarias. Thelma, Dana, este es Edward Cullem.... es hermano de Alice

¿Qué más podía decir? amigo, novio, amante,su hombre.

Edward se separó levemente de ella para estrechar las manos que se estiraban hacia él y luego besó a Alice, a quien aprovechó para decirle al oído.

_¿Estabas aburrida?, ¿no tenías nada mejor que hacer? Estalló como la pólvora.

_ Hermanito, Bella no es propiedad privada tuya aunque eso sea lo que desees. Tiene amigas ¿nos estas viendo? tres y siempre vamos a estar a su lado. Además, debo informarte que Thelma y Dana son estupendas y que debes acostumbrarte a irnos viendo juntas.

_ Tú siempre tan discreta.

_ La discreción es una palabra de la que no entiendo muy bien su significado. Y ahora a cenar tengo hambre.

Los cinco comenzaron a reírse a la vez, la sargento había dado la orden. ¿De qué podía extrañarse en relación al carácter de Bella, si su hermana era del mismo regimiento?

La cena transcurrió en un ambiente relajado, divertido y exquisito, hubo bromas y recuerdos de la infancia, Edward no se sintió en ningún momento atropellado por charla demasiado femenina. Pero probablemente fue porque a su lado tenía a una mujer preciosa que llenaba todo su mundo, que cumplía todas sus espectativas, con quién cruzó miradas que hablaban de estar a solas, de seguir conociéndose, de preguntas íntimas, de respuestas aún más íntimas, de secretos, de magia, esa que ellos estaban conociendo poco a poco.

Se sintió felíz, nunca ni tan siquiera cuando era adolescente la sensualidad le había parecido tan especial. Su primera experiencia había sido con 16 años y su compañera de entonces, una chica mayor que él seis años. En los encuentros que tuvieron en aquel verano lo había puesto al corriente de la estrategia del sexo demasiado deprisa, solo tuvo tiempo de aprender,como si fueran lecciones que usaría el resto de su vida.

Más adelante en la universidad, sólo había estado con una compañera de estudios, la cual se dedicó al día siguente a contar con pelos y señales las intimidades que habían compartido, lo que hizo que sus siguientes encuentros fueran citas externas, incluso en algunos caso programadas e incluso pagando por ellas.

Cuando comenzó a trabajar con su padre era un hombre de 26 años que venía de vuelta de muchas cosas, pero que no había amado jamás a ninguna mujer. Todas con las que había estado hasta este momento solo había buscado en él un estatus, una manera de lucir a un hombre como un trofeo; mujeres con las lecciones demasiado aprendidas, con estrategias bien planeadas queriendo manipular, su vida y su dinero, y de paso obtener la seguridad de un esclavo a su lado.

Sonrió para sus adentros, por una vez él había elegido, ¿o sería al contrario?

Mientras pensaba todo ésto Bella sirvió café, ese que aún no había probado, y con malicia erótica y provocadora, tiró despacio del brazo de Bella.....

_ Por fin voy a probarlo, ayer se quedó esperando.

Bella agachó la vista y su cara se encendió como una amapola

Thelma, Dana y Alice se miraron, aunque tuvieran que quemarse la lengua, se tomarían el café a toda prisa. El aire estaba cargado de mensajes, frases que suplicaban ¿podeis marcharos ya?, por favor largaos queremos estar un rato a solas.Alice fue la primera en hablar.

_ Bueno chicas hagamos honor al café y tomemoslo como indican sus letras, CALIENTE, AMARGO, FUERTE Y ESPESO, y lo de rápido lo añado yo.

He traíido el coche y puedo llevaros donde me digais, o mejor aún, podemos ir a cualquier sitio a tomar una copa.

Thelma se levantó con intención de ayudar a recoger y una Dana más intuitiva, le indicó con la mirada que dejara las cosas como estaban.

Esta vez Edward al despedirse besó a las chicas, no sin antes expresarles que había sido un placer y que le gustaría volver a repetirlo.

Guiñó un ojo a su hermana, si al principio la hubiera castigado por estar alli, le dió a entender con ese gesto, que su reacción rápida para levantar vuelo, había sido suficiente para perdonarla.

La puerta se cerró y al fin solos.

_ Hubiera querido que esto fuera de otra manera, incluso había pensado en preparar algo que se hubiera convertido en comida quemada para tí, pero las chicas llamaron sin darme opción si quiera a posponer esta cena para otro día.

Si la oyó o no Bella no lo supo porque Edward se acercó a ella, empezaba el juego. Tomó su mano y la notó fría, Bella estaba nerviosa. Habría que jugar antes de empezar con el plato fuerte.

_ No pasa de esta noche que pruebe ese estupendo cafe.

Bella suspiró aliviada, le horrorizaba pensar en sus piernas, ¿cómo estarían sus heridas de guerra?.

Edward se sentó en el sillón con su taza y se palmeó la pierna para que Bella se sentara en su regazo. Ella no tomó café, demasiado alterada estaba ya, para tomarse una sobredosis de cafeína.

Edward saboreó el café lentamente, dejándolo reposar en su lengua. Bella lo vió bajar por su garganta y mordió sus labios. Llevó las yemas de los dedos al cuello de Edward y notó bajar el líquido en su recorrido, el mismo que hicieron sus manos, tan sutilmente que fue una caricia.

_ Si pretendes excitarme, lo haces bastante mejor que el café.

_ ¿No te gusta como lo preparo?

_ Está estupendo, pero prefiero a la cocinera.

Fue Bella esta vez la que inició el enfrentamiento, quitó la taza de sus manos y la apoyó en el suelo. Comenzó un lento recorrido por su cara, deslizando sus manos en suaves caricias por su frente, deteniéndose en sus sienes, masajeando suave y lento, perfiló su cara, su nariz, su boca,su barbilla, como quien pretende aprender un rostro para no olvidarlo jamás. Lo oyó suspirar despacio al ritmo de sus caricias, mientras sentía como Edward llevaba las manos a su cintura e introducía una de ellas en la parte trasera de su pantalón.

_ No me gustan los pantalones, son demasiado complicados para mí.

Bella bajó su boca a la de Edward, mordió sus labios despacio, rozó su lengua en ellos....

_ Puedo ayudarte si prometes no reirte de lo que vas a encontrar debajo.

_ Te aseguro nena que recuerdo muy bien lo que hay, y lo último que me causa es risa

Bella tomó su mano y la llevó hasta la cremallera de sus pantalones.

Edward retiró la mano y la pasó por debajo de sus muslos, la cogió en brazos y la levantó sin ningún esfuerzo.

_ Más que un halcón eres un gorrión. Me gusta mucho tu salón, tu sofá y este sillón, pero aún no conozco tu cama, solo hicimos las presentaciones anoche.

La besó en la boca como un loco, como quien sabe el placer y la tortura que le esperan. Los juegos había terminado.

_ Hoy serán una niña buena , si quieres dormirás a las 12, pero no pienso marcharme nena. Me quedaré a dormir a tu lado, vigilando tu sueño. Dejame ser tu ángel de la guarda.

Bella asintió sabiendo que en ese consentimiento iban implícitas muchas cosas. La depositó sobre la cama, y se quitó la camiseta. Los ojos de Bella lo miraron con curiosidad, luego con admiración. Era tan grande, en Edward todo era hermoso.

_ Este momento princesa consiste en estar vestidos con la misma ropa.

Se sentó en la cama la incorporó hasta dejarla sentada y tiró de su camiseta hacia arriba. Magnífico el espectáculo. Una piel suave, un sujetador sin tirantes negro, trago saliva.

Se acercó mirándola a los ojos, besó sus hombros, su cuello, detrás de sus pequeñas orejas, las chupó suavemente y con su lengua trazó un camino de fuego hasta llegar al centro de su pecho.

_ Preciosas vistas y mucho mejor sabor que el café aunque te ofenda.

Vio su sonrisa, esa que Bella dedicaba cuando le gustaban las cosas, pero que a la vez era tierna y tímida. Era increíble como iba conociendo sus gestos.

Miró el sujetador nuevamente y vió su cierre frontal, lo examinó detenidamente y con un movimiento de sus dientes lo desabrochó. El día anterior, solo había probado, no pudo ver nada, todo lo que se exhibía ante sus ojos., Sus pechos medianos, perfectos, duros, redondos, firmes, si seguía poniendole calificativos no podría probarlos esta noche.

Le agarró la nuca y la fue inclinando para recostarla sin dejar de mirar sus ojos, besó su frente, su nariz, se paro ante su boca, se lamió los labios, besó su cara y no esperó más. Introdujo uno de sus pezones en su boca, tierno, pequeño, notando como éste crecía ante su dedicación. Su lengua lo lamió como un niño hace con un helado antes de derretirse, Acariciaba en otro con sus dedos, no quería pérdidas, no pensaba más que en Bella en darle todo a la vez.

La oyó gemir, la sintió moverse,mecerse contra las sábanas, hundirse y elevarse buscando más contacto con su boca.

Su lengua desatendió un pezón ahora duro, por sus caricias, para bajar por su torax, su vientre, su ombligo, introduciendo la lengua en él. Notó en ese momento a Bella contraer su estómago, y sus gemidos se volvieron continuos. La vio mirarlo con ojos oscurecidos. Se mordía los labios una y otra vez intentando no hacer ruído. Llevó sus manos hasta el botón de sus pantalones, lo desabrochó en un solo gesto y bajó su cremallera de un tirón; colocó sus manos en los laterales y comenzó a bajarlos, indicando con la mano a Bella que levantara sus nalgas. No hubo palabras, solo el movimiento de Bella incorporándose para que el cumpliera su cometido. Los bajó como unas medias, sin dejar de mirarla y los sacó por sus pies arrastrando a su paso con las zapatillas.

Miró sus piernas y una sonrisa tan tierna como la de un niño se dibujó en su cara.....Su princesa tampoco dominaba las armas blancas....... Había cometido un precioso desastre. No se reiría de ella, tenía trabajo por hacer.

Bella hizo intención de hablar y él calló su boca con la suya metiendo esta vez su lengua hasta el fondo, uniendola a su lengua en una danza rítmica y acordada.

Sus manos tanteando los pequeños desastres.

Volvió a bajar hasta sus piernas y fue humedeciendo cada de las tiritas, quitándolas con su boca, curándolas con su lengua, lamiendolas como un loco.

El ritual se volvió pasional, las piernas de Bella brillaban con su saliva y las manos de Edward viajaron hasta masajear su vientre, indicandole que Bella estaba tan excitada como el.

Su respiración era rápida, su ritmo desacompasado. Bella llevó una mano a su boca, queriendo tapar sus sonidos y Edward se la quitó y lamió cada una de sus dedos...

_ Esos ruíditos de tu boca me hacen sentir poderoso, me repiten que soy tu hombre, que ahora y siempre desearás lo que te doy. No los calles nena, gime para mi, gime por mí.

Bella soltó un gemido que fué casi un grito, de socorro.

Edward se levantó y se quitó los pantalones. Bella tembló ante aquel espectáculo. Detrás de sus boxer había un animalque sin sonar, rugía por salir. Estupendo pues ella estaba preparada para enfrentarse a él, por muy fiero que fuese. Podría hacerlo, claro que podría.

Edward estiró su brazo en señal de aviso para que se levantara de la cama y tiró de ella, colocándola en el suelo delante de él a escasa distancia.

Bajó sus manos hacia sus braguitas las notó húmedas. Ahí entre sus piernas su alimento, su paraíso, tiró de ambos lados y de un tirón las arrancó haciendo que Bella se tambalease y se callera contra él. Así apretada contra su cuerpo, apoyó su frente contra la suya mientras sus manos acariciaban sus nalgas, pellizcaban de forma delicada, amasaban sus cachetes, dibujaban sus curvas.

_ Ahora quiero que me digas si debo continuar o si estas asustada.

Bella lo miró a los ojos y vio el mismo desea que había en ella, un deseo reprimido por respuesta. Si ella decía que no lo estaba, Edward pararía, ¿había mayor entrega en un hombre que por complacer a su mujer renunciar a sus propios deseos?.

No contestó, bajó sus manos por los costados de Edward hasta rozar sus boxers y los bajó despacio, muy despaccio, quizás así no despertaría a la bestia. Fue arrodillándose hasta llevarlos al suelo y sacarlos de los pies de Edward, primero uno, luego el otro y los dejó en el suelo junto a sus braguitas muertas.



Edward la tomó por los hombros y la subió rozando su cuerpo contra el suyo, un roce de chispas, de escándalo, de miedo por no saber hasta donde podría continuar. Sus miradas volvieron a encontrarse, Edward tan profundamente que veía su imagen, su necesidad, su recelo, su ansia, su inquietud. Ella viendo su anhelo, su seguridad, su hambre, su protección.

Introdujo su mano en su entrepierna y sus dedos se introdujeron en lava ardiendo, quemandolo vivo; sin espera, uno de sus dedos buscó su entrada enterrandose en ella. Su boca conquistando la de Bella, rendida a sus caricias, un cuerpo dispuesto a sus asaltos.

Bella bajó sus manos por sus brazos fuertes,musculosos, esos que siempre la sostenías, esos que jamás la dejarían caer y metió una de ellas entre sus cuerpos. Era hora de tocar, de palpar de conocer esa parte de Edward desconocida para ella. Ella sería inexperta pero era curiosa, muy curiosa. Su mano como un guante de terciopelo acarició su polla,, no sabía si podía hacerlo más fuerte, no quería hacer daño. La sostuvo con los cinco dedos, meciéndola en su puño, abrazándola en su mano. Suavidad, era todo suavidad y dureza; su tamaño la sorprendió y más cuando Edward rugió en su boca y le llegó hasta su vientre.

Estaba frente a dos animales hambrientos, la mente de uno queriendo conquistar, la fuerza del otro deseando atacar. Comenzó a deslizar su mano haciendo los mismos movimientos que Edward le hacía a ella, arriba luego abajo, arriba luego abajo, lentos muy lentos, rozando con uno de sus dedos la punta de la polla que ahora se encontraba lubricada.

_ Nena, no intentes acelerar los movimientos ni un poquito o seré un reo en tus manos. Te deseo tanto, que podría terminar con todo ésto antes de empezar.

La separó de su cuerpo y vio la mano pequeña de Bella sostener su polla,.... ¡grandiosa la imagen!, más que todo lo que había imaginado.

Quitó la mano, la acercó y la sentó en la cama, empujó su cuerpo hacía atras, separó sus piernas, y bajó la cabeza hasta su coño para enterrarse en él. Bella gritó su nombre, una, dos veces, para luego seguir con el intento de respirar.

Dio mordiscos leves en los labios de su coño, lamió su clítoris, sin dejar de mover su dedo en su interior, uno más, un dedo más y Bella comenzó a convulsionar. Pequeños temblores recorrían su cuerpo, un cuerpo que parecía no ser suyo. La lengua de Edward no descansaba un solo segundo y su mundo se volvía cada vez más oscuro.

_ Edward por favor, dejame acariciarte, dejame tocarte por favor, por favor, no me hagas ésto, no quiero lanzarme sola.

Edward subió su cara por su vientre, dejando restos de su placer a su paso hasta llegar a su boca y sintió la mano de Bella asir nuevamente su polla, esta vez más fuerte,más segura. Retiró su mano de su miembro, la miró, Bella parecía confusa, pasó la mano de ella por su coño, la empapó de su licor y la volvió a su polla.

_ Así nena, tómala ahora como antes, eso es, un poco más fuerte, más rápido cielo, asi, así …...

Su voz se iba resquebrajando ante las caricias de Bella. Aumentó el ritmo en la invasión a Bella hasta que notó como su vagina se contraía de manera brusca, inequívoca, y ahí estaba, reconocería ese gesto en cualquier parte, su niña estaba a punto de tocar el cielo con las manos y él la había llevado hasta allí. Bella temblaba en sus brazos, suspirando sin compás, sudando contra su cuerpo y notó como seguía moviendo sus mano en su polla en un intento de hacerlo alcanzar la gloria. Unió su mano sobre la de Bella para ayudarla a alcanzar el ritmo que ya requería ese momento y a una velocidad y precisión que él y su cuerpo conocían, iniciando la carrera hacia el éxtasis juntos, así sería esta vez los dos juntos. Sintió como Bella mordía su hombro y elevaba su cuerpo, esta vez para concluir el gran viaje, y eso fue todo, su polla no aguantó más, las venas dilatadas y su semen se estrelló contra el vientre de Bella caliente y espeso como su ansia.

Levantó la cara de Bella y la vio aún más hermosa, sus ojos cerrados, sus mejillas sonrosadas, su boca en una media sonrisa, su sudor en la cara dándole un brillo perlado, un sueño, su princesa era un sueño hecho a su medida.

Bella abrió los ojos despacio, lento como sube un telón en el teatro, como sube el sol al amanecer escondiendo la noche. A través de sus pestañas Edward pudo ver su pudor. No podría respirar por dos razones, una el cansancio, la otra el amor que sentía por ella. nada en esta vida lo había preparado para algo tan grande.

¿Desde cuando se merecía él algo tan hermoso?

Los ojos de Bella llegaron hasta los suyos como un cielo cargado de estrellas, su brillo hubiera podido iluminar cualquier apagon. Ojos remolones, ojos curiosos, ojos que esperaban una aceptación.

_ Edward, ¿ésto será siempre así?.

_ Te prometo que será muchísimo mejor, princesa solo estamos entrenando.

Pues si esto era el entrenamiento no quería pensar en el día que fueran a las Olimpiadas ganarían la medalla de oro seguro.

_ Espera un momento, no te muevas de aquí.

Edward se levantó y fue al baño, había que limpiar todo el caos. Tomó una toalla en sus manos, la humedeció un poco y fue hacia Bella, se inclinó y limpió su vientre despacio, una y otra vez pasando la toalla por su pubis, por su entrepierna, su entrada, luego su ombligo. Dejó la toalla junto a las prendas esparcidas por el suelo y se recostó a su lado. Los dos de costado mirándose, muy juntos, los brazos de Edward envolviéndola. Una mano de él fue hasta la pierna de Bella, cargandola sobre su cadera. Era perfecto estar enredada en ella. Era hora de otras intimidades, de aprender, de conocerla, de saber que llevaba dentro.

_ ¿Por qué halcón?

Bella tragó saliva y sonrió.

_ Mi padre se llama Charli, tiene un pequeño taller de mecánica a las afueras, no está lejos de aquí. Cerca de nuestra casa, cuando era pequeña vivía, Paul Disart, un francés, capitán retirado de las fuerzas especiales. era un experto en cetrería. Desde su jubilación adiestraba halcones y me los enseñaba. Siendo muy niña iba todas las tardes a su casa, me dejó ponerle nombre a sus aves. Olimpia una hembra preciosa con un plumaje claro era la más mayor, Magno era el más grande, cuando volaba en el cielo con sus alas abiertas era inmenso, Azor, el más pequeño y también el más complicado. Costó mucho trabajo adiestrarlo, era revoltoso como yo. Enfermó y se arrancaba las plumas, no quería estar encerrado, así que tuve que dedicarles muchas horas de atención. Cada tarde cuando salía del colegio, llegaba a casa, cogía algo par merendar y unos pequeños trocitos de carne que Charli me dejaba preparados. Corría como una loca a casa de Paul, le pedía permiso, tomaba mi guante y sacaba con cuidado a Azor de su jaula. Mientras yo merendaba iba dándole a él los trozos de carne muy muy pequeñitos de esa forma podía ir acariciando su garganta, su cabecita. Fue un año muy largo. Aprendí sus silbidos, los imitaba casi a la perfección, establecimos un lenguaje y nos hicimos inseparables. Las tardes de invierno, Paul lo dejaba suelto, yo estudiaba en la mesa de su cocina, y mientras yo hacía las tareas, el se apoyaba sobre mi hombro mirando como corrigiéndome, parecía saber si estaba mal o bien.

Como premio a mi esfuerzo Paul me enseño a manejarlo, a lanzarlo a su primer vuelo, a ser su adiestradora. Me enseñó todo lo que debería saber. T llegó el gran día. Aunque no lo creas los halcones son muy intutitivos, muy perceptivos y Azor podía sentir mis ansias, mis nervios aquel día; pero nos enteniímos. Cuando alcé mi brazo al cielo y lo impulsé al vuelo, el salió como una estrella fugaz alzando sus alas, conquistando el cielo; no había visto hasta entonces nada más hermoso. Con una fuerza inmensa fue cogiendo altura, debetiendose en lo grande del azul, girando las alas, aprovechando las corrientes de aire. Era como tener una cometa gigante en las manos y no temer a que se caiga jamás, todo el mundo en sus alas; su cabeza gacha oteando la tierra, me gustaba pensar que desde ese trozo de cielo, del que era el dueño podía verme, quería verme y contarme como se sentía, porque mi corazón en esos momentos estaba allí arriba, con él, sintiéndome igual de libre. Hubo muchas tardes como aguella, y todas absolutamente todas podría jurarte que yo volé con Azor.

Edward no había visto nunca una cara tan expresiva en su vida. No sabía donde mirar, qué parte de sus ojos, de su boca, de su nariz, con sus aletitas abiertas, estaba adorándola entera, y entonces la escuchó decirle algo que lo hizo estremecerse....

_ Edward hace un momento también he volado contigo.

Si el alma está cerca del corazón y de la garganta, si tienen alguna conexión, si entre ellas se hablan y son capaces de comunicarse y explotar, ese fue el momento, porque la suya lo hizo contra su pecho en respuesta a una fiesta de alegría incontenible. Bella creía que no podía decir “te quiero”, y acababa de hacerlo de una forma grandiosa. La voz le tembló pero consiguió decirlo de una sola vez.

_ Te prometo princesa que volaremos tan alto que recorreremos el universo, tú y yo,solos tú y yo.

Selló su boca con la suya en un beso infinito, tan suave como las alas de Azor, tan poderoso como su vuelo, y el juego sensual comenzó denuevo en caricias que se volvieron ruegos, en peticiones urgentes, en momentos perdidos sin aire, su cansancio en sueño, algunas horas de sueño.......